Una nueva operación mediática con base en los Estados Unidos y en los comandos de la OTAN se ha comenzado a desarrollar a una velocidad inédita. Hoy jueves, las revelaciones de un funcionario de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), confirmando la participación militar de Moscú en Ucrania, han desatado una nueva histeria guerrerista veinte veces superior a la caída del avión de la Malaysia Airlines en julio pasado. Acto seguido, Kiev condenó lo que describió como "invasión rusa sin disfraz" y ha pedido a la Unión Europea una "ayuda militar importante".
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se va a reunir en las próximas horas.Toda esta nueva escalada retórica sigue a una difícil situación el terreno para las fuerzas ucranianas que a diferencia de lo que dejaba traslucir la prensa occidental (sin la menor objetividad y totalmente intoxicada por la propaganda anglosajona al servicio de los EEUU) están a punto de perder varios puntos estratégicos. Ya no pudiendo ocultar lo que se conocía desde hace días, los ucranios reconocieron hoy la pérdida de la estratégica ciudad de Novoazovsk que abre el camino de los separatistas hacia Mariúpol, la segunda ciudad en importancia de la provincia de Donetsk y su principal puerto en el mar de Azov. A su vez, esta nueva escala se desarrolla a unos escasos días de la reunión entre Putin y el presidente ucranio, Petró Poroshenko en Minsk, Bielorrusia.
Mientras es difícil que se alcance un compromiso político a la crisis ucraniana en el corto plazo, es significativo que la reunión se haya podido desarrollar y en la cual Poroshenko se comprometió a presentar un plan para una desescalada [1], a la vez que se abrieron vías para alcanzar un acuerdo temporario energético en las próximas semanas entre Ucrania y Rusia para evitar una escasez de gas en el primero y una crisis energética más grande en Europa. Es de notar que de esta reunión no participó ningún representante de los EEUU, aunque sí estuvo presente como ya en otras ocasiones los representantes de la UE (Unión Europea). El sábado por su parte, la poderosa canciller alemana, Angela Merkel, había viajado personalmente a Kiev y a la vez que se pronunciaba por la integridad territorial de Ucrania, en los bastidores pugnaba a Poroshenko a hacer ciertas concesiones, en especial una descentralización del poder, mientras públicamente repitió en varios medios alemanes a propósito de su visita que “Yo quiero encontrar una vía que no perjudique a Rusia”.
Reuniones claves
Seria cualquier cosa menos una casualidad que esta escala de EEUU se da a días de una nueva reunión del Consejo Europeo el próximo fin de semana en Bruselas y la semana que viene la Cumbre de la OTAN en Gales. En este marco, Ivo H. Daalder, representante permanente de EEUU en la OTAN entre 2009 y 2013 y cercano a la administración de Obama, dice claramente lo que busca EEUU con la misma. Después de decir que es un hecho inaceptable esta invasión y que EEUU, la UE y la OTAN deben responder, afirma que “En este punto, los llamados a un cese del fuego, por un desescalada, o el retorno a la mesa de negociaciones caen directamente en las manos de Putin”. Por su parte, el actual jefe de la OTAN que está promoviendo una política agresiva con Rusia plantea “La OTAN tiene que cambiar y mejorar su guardia al Este”, lo que implica una significativa presencia de las fuerzas áreas, marítimas y terrestre de la OTAN en Europa del Este, incluida Polonia y los países Bálticos. Medidas que la supuesta invasión rusa transformaría en inevitables, al menos ese es su deseo. Digamos que este personaje Anders Fogh Rasmussen, cuyos altos mandos afirman hoy la invasión rusa como un hecho incontrovertible, dijo que hace 11 años: "Irak tiene armas de destrucción masiva, no es algo que nos parece, es algo que sabemos".
EEUU juega con fuego para evitar una entente Ruso/Alemana
Aunque analistas superficiales vieron en la adopción a fines de julio de una tanda de nuevas sanciones contra Moscú por la UE una sorprendente capitulación sin retorno de Alemania a sus intereses en la región, la realidad es que contra toda escalada belicista Angela Merkel está tratando de revivir un acuerdo entre Rusia y Ucrania. Un acuerdo que casi se había sellado, cuando un misil destruyó el avión en vuelo de Malaysia Airlines. Estados Unidos por su parte hace todo lo posible por evitar tal acuerdo. Los EEUU tienen un enorme interés en despegar a Alemania de sus lazos con Rusia y de poner definitivamente a Europa bajo su liderazgo. Por eso cada tanto reaviva tensiones y provocaciones, una especie de clima de “guerra fría”, pero a la vez no puede oponerse abiertamente. La realidad es que si Angela Mertkel y la diplomacia alemana lograran a pesar de los obstáculos norteamericanos y la difícil situación en el terreno bajar las tensiones en Ucrania, Berlín se impondrá no solo como el líder económico en Europa, sino como líder político. Nada de esto gusta a Washington que nunca se ha olvidado del bloque del NO a la Guerra de Irak en 2003 que tenía entre sus miembros a Paris, Moscú y sorpresivamente después de años de subordinación geopolítica a EEUU, a Alemania.
En conclusión: el conflicto ucraniano se está convirtiendo en una pieza cardinal de la geopolítica mundial y es el acontecimiento más importante después del fin de la Guerra Fría y la implosión de la ex URSS que va a determinar las características del orden mundial y las relaciones entre las grandes potencias en los años a venir. Por lo que está en juego y por las características del mismo la situación es bien incierta ya que el enfrentamiento entre Rusia y los EEUU se da a través de terceros: las milicias pro rusas de un lado (seguramente con voluntarios rusos luchando del lado de los separatistas, a la vez que es probable que una cierta cantidad de municiones lleguen de Rusia, aunque por lo que se ve en las fotos el arsenal de estos es el viejo equipamiento de la era soviética igual al que por su parte está usando La Guardia Nacional Ucraniana y los extremistas que lo apoyan), con lo cual el riesgo de descarrilamiento es alto, a la vez que detrás del enfrentamiento más visible hay una brecha creciente entre EE.UU. y Alemania en relación a las relaciones con Rusia y más en general.
A 100 años de la primera guerra mundial, un escenario negro y olvidado para Europa que se había acostumbrado a que la posibilidad de guerras era una cuestión que no la concernía.
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