A fines de junio Tony Blair dejó el gobierno de Gran Bretaña. El Blair que se presentaba como abanderado de la “tercera vía”, terminó siendo el mejor aliado del George W. Bush, tan impopular como Margaret Thatcher y odiado por las masas árabes. Sin embargo, con el fin de su mandato llegó también el nombramiento nada menos que de enviado especial del Cuarteto para Medio Oriente (integrado por la ONU, EE.UU., la Unión Europea y Rusia) para la “búsqueda de diálogo en la región”.
Luego de diez años de “neo” laborismo, Blair se ha ganado dos apodos que lo pintan de cuerpo entero: “Thatcher con pantalones” (en referencia a la conservadora Margaret Tatcher que gobernó de 1979 a 1990) y “perrito faldero” de Bush. Así, aquel primer ministro que asumió en 1997 con un discurso “modernizador” de dar “trabajo a quien pueda trabajar y seguridad (social) al que no pueda”, acabó siendo una continuidad de los planes neoliberales de Thatcher y manteniendo intactas sus leyes anti-sindicales, al tiempo que profundizó su alianza con EE.UU. El nuevo primer ministro Gordon Brown, aunque mantuvo un perfil bajo como ministro de Finanzas, no mantiene diferencias esenciales en las políticas centrales de Blair.
En Gran Bretaña continúa la oposición a la guerra en Irak y una gran parte de la población sigue viendo esa política como la causa del sentimiento de “inseguridad” que existe en el país (en la última semana hubo dos nuevos intentos de atentados).
No es ningún secreto que Blair ha tenido que presentar su renuncia y dejar el gobierno, evitando así una crisis.
La juventud y los trabajadoras/es que se opusieron y se oponen a la guerra imperialista en Irak, Afganistán, al boicot criminal al pueblo palestino, desearían ver a Blair condenado como criminal de guerra. Pero a pesar de su pasado como carnicero aliado a Bush siendo parte de todas las intervenciones imperialistas, Blair será encargado de implementar la “hoja de ruta” acordada en 2003 y “movilizar la ayuda internacional al pueblo palestino y el respaldo a sus instituciones de gobierno (...) deberá elaborar planes que impulsen el desarrollo económico palestino” (El País, 27/6/07).
Blair, socio primero del engaño de las armas de destrucción masiva en Irak, que según varias fuentes ya se cobró la vida de 700.000 iraquíes, es quien dio luz verde para que Israel bombardee a los civiles que huían de la guerra del Líbano en 2006, negándose a llamar a un cese el fuego... Sería cómico, si no fuera tan cínico, ver a Tony Blair como enviado para “el diálogo y la paz”, a una región donde las masas sufren las consecuencias de su propia política imperialista. Pero qué otra cosa podría esperarse de estos gobiernos que a pesar de sus matices, vienen sosteniendo en lo esencial el ahogo al pueblo palestino y la ocupación de Afganistán y Líbano.
El nombramiento de Blair al frente del Cuarteto de Medio Oriente no hace más que ratificar la continuidad de la política imperialista en la región. Hoy, es una necesidad imperiosa terminar con la ocupación de Irak, y echar a todas las tropas imperialistas de Medio Oriente.
|