MIENTRAS EL GOBIERNO DICE QUE ES “OBRERISTA”, ENFRENTA A OBREROS DESARMADOS CON LA INTIMIDACIÓN DE MILITARES APERTRECHADOS CON ARMAS DE GUERRA
Escandaloso, el Gobierno de Maduro obliga a los trabajadores en huelga a la vuelta al trabajo mediante los cuerpos represivos militares y los servicios de inteligencia. Es que desde el Gobierno nacional se han empeñado a como dé lugar en derrotar esta importante pelea por un elemental derecho de tener un acuerdo laboral justo. No han faltado todo tipo de maniobras, acusaciones, amenazas, imposiciones, llegando al extremo de usar las fuerzas de represión del Estado, la Guardia Nacional, el SEBIN,que dependen de la Presidencia de la República, para obligar a los trabajadores la vuelta al trabajo. Al cierre de este artículo tres trabajadores de Sidor han sido detenidos según denuncia la presidencia del Sindicato (Sutiss).
Por primera vez se ha visto la imposición arbitraria de un convenio colectivo, pactado entre gallos y medianoche, entre el Gobierno y varios directivos sindicales el pasado 14 de agosto, a la que se fueron sumando otros directivos, siempre a espaldas de los trabajadores. Un convenio colectivo del que los trabajadores sidoristas no saben ni su contenido, alcances, beneficios, actas, es decir, un silencio ensordecedor, y en base a un total desconocimiento, tanto el Gobierno como los traidores dirigentes sindicales, pretenden que los trabajadores vuelvan al trabajo. Pero lo que ha resultado ser extremadanamente escandaloso, es que además de imponerles un contrato colectivo a la fuerza, el Gobierno ha hecho uso de destacamentos armados que, a punta de pistolas y armas largas, y bajo amenazas, han obligado a los trabajadores a volver al trabajo.
Se busca aplastar una huelga con lo más reaccionario y crudo del poder estatal burgués: sus fuerzas militares
El sector sindical dirigido por el Presidente del sindicato José Luis Hernández, entre otros, no ha firmado el convenio, pero esto no significa que no se haya reunido a espaldas de los obreros, como fue el caso en el que, junto al Ministro de Industrias, David Cabello, recorrió la empresa para ponerla nuevamente a producir, luego de un encuentro a solas con el ministro en la ciudad de Maturín, el 16 de agosto. Es decir, también llamó a levantar la lucha, pero la presión de las bases obreras al pasar tanto tiempo sin saber sobre el contenido del convenio, mientras otros dirigentes sindicales iban poniendo la firma en secreto, lo obligó nuevamente a llamar a un paro el 4 de septiembre, que rápidamente fue secundado por los trabajadores frente a la inconformidad y rabia existente. Se le exigía al Gobierno que muestre las actas suscritas con los otros dirigentes sindicales al que calificaban de traidores, en un proceso de negociación arbitrario y en rechazo a la imposición de un contrato del que poco y nada se sabía.
Pero tras 12 días de la nueva huelga que mantenía paralizada a Sidor para presionar la discusión de las últimas cláusulas y la divulgación de las actas originales del contrato colectivo impuesto, en la noche del lunes 15 los trabajadores se depararon con una gran sorpresa: el gobierno les había montado una alcabala (retén policial de control y vigilancia) del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) a la salida del portón III, el principal de la siderúrgica. En respuesta, los obreros trancaron el portón principal en rechazo a la intimidación y como medida preventiva ante una posible entrada de la policía a la empresa, y denunciaban que personal militar encapuchado y con armas largas, alumbraban con linternas a los vehículos y requisaban los autobuses. Descaradamente el Gobierno lanzaba en los medios que no había conflicto laboral, y lo vinculaba a una “conspiración de la derecha” para justificar su accionar antiobrero y represivo.
Para el día martes 17 por la tarde, se produce una nueva ofensiva pero esta vez dentro de la empresa. Destacamentos de la Guardiana Nacional Bolivariana (GNB), órgano de represión estatal dependiente de la Presidencia de la República, se movilizan centralmente hacia las acerías de Palanquillas y Planchones que son las áreas neurálgicas de la empresa y que estaban paralizadas, para, amenazando a los trabajadores que se manifestaban, ponerlas a producir. Las intimidaciones de los cuerpos de represión armados, incluyeron increíblemente hasta amenazas de despido por los propios militares. Pero en el cambio de turno de las 11 de la noche, los trabajadores que ingresaban, volvieron a desactivar las acerías sosteniendo que no había condiciones de seguridad para reactivarlas y que se ponía en riesgo no solo la seguridad de los trabajadores sino una situación de peligro aún mayor, y responsabilizando a los militares de cualquier catástrofe que viniera a ocurrir por violar las normas de seguridad industrial.
En la mañana del miércoles, una vez más, la Guardia Nacional volvió a arremeter en las acerías para obligar a los trabajadores a reactivarlas nuevamente. Esta vez llegaron más ofensivamente, estableciendo cordones militares, centralmente en la acería de Planchones, para evitar que llegaran trabajadores en solidaridad, y dejando pasar nada más a aquellos obreros que estaban dispuestos a trabajar, y dejando fuera a aquellos que pudieran impedir el funcionamiento amenazando con despedirlos. ¿Por qué tienen que utilizar cuerpos combatientes, del Sebin, grupos de inteligencia de la Guardia Nacional para amedrentar a los trabajadores?, es la pregunta que se hacen los trabajadores que resisten la imposición del Estado.
La burocracia sindical avalando la política del gobierno nacional
Es importante recalcar que todos estos operativos del gobierno y de la Guardia Nacional, vienen siendo avalados por la corriente Alianza Sindical que dirige José Meléndez, Secretario de Organización del Sindicato, y que está ligado a la corriente Marea Socialista, el mismo que se reunió con el Gobierno en la madrugada del jueves 14 de agosto para pactar un acuerdo sobre el contrato colectivo a espalda de los obreros sidoristas .
Y no solamente ha avalado este accionar sino que se ha dedicado en estos tensos días a impedir que los trabajadores realicen sus asambleas en el tradicional Portón III de Sidor. Esto se observó el jueves 18/9 cuando directivos sindicales ligados al Presidente del Sutiss, se dispusieron a realizar una asamblea informativa, actuaron como fuerza de choque para impedir que la misma se realizara, generándose una trifulca que terminó con 10 heridos como relataron los obreros presentes. Están impidiendo que los trabajadores más activos deliberen, sabiendo que ese lugar es el sitio tradicional de asambleas, para resolver los pasos a seguir en sus luchas, pues saben que si los obreros están más desarticulados es más fácil imponerles las políticas del Gobierno nacional.
Pero a este sector se suman también otras corrientes sindicales y/o dirigentes del Sutiss, como el secretario general, Julio López, los directivos Alexander Ramírez y Tomás Molina, entre otros, que han venido también avalando todo el accionar del Gobierno, desde traicionar a los trabajadores firmando a sus espaldas convenios secretos, hasta el atropello que vienen sufriendo los sidoristas. A pesar de contar con toda esta burocracia sindical en su contra, los trabajadores no se han doblegado, y es por esto que el Estado ha recurrido abiertamente a las fuerzas de la represión para buscar reactivar Sidor.
Basta del uso de las fuerzas militares en las luchas obreras. ¡Fuera la GNB, el SEBIN y el CICPC de las fábricas y conflictos obreros!
Mientras todo esto transcurre, las amenazas en todas las áreas son constantes en Sidor, desde las calificaciones directas de despidos en las Inspectorías del Trabajo, amedrentamientos, y hasta corte en los salarios de algunos trabajadores. Las acerías pueden estar reactivadas, a punta de violentas amenazas, y presencia de los órganos de represión, pero esto no significa aún que la lucha esté desactivada completamente, que en cualquier momento puede volver a reventar frente a estas imposiciones y de un contrato que sigue siendo un total secreto, incluso también porque un sector de la directiva sindical, como el de José Luis Hernández, presidente del Sutiss, aún se resiste. Es que la fuerza y decisión de las bases obreras son las que han venido dándole fuerza a la lucha por el convenio colectivo en la Siderúrgica del Orinoco.
El accionar contra los trabajadores de Sidor por parte del Gobierno nacional no es un caso aislado. Ya lo habíamos denunciado también en el caso de los trabajadores y trabajadoras de Café Fama de América, donde sosteníamos que “hay toda una política sistemática del gobierno nacional de usar los cuerpos represivos y de ‘inteligencia’ para amedrentar a trabajadores en lucha, tanto en empresas estatales o mixtas, como incluso en la privadas”, enumerando todos los casos donde esto ha venido ocurriendo. Recalcamos que este accionar del Gobierno nacional es congruente con la política de acuerdo con los capitalistas y las nuevas medidas de ajuste que prepara, lo que se traduce en descargar un programa de ajuste contra la clase obrera, haciéndola pagar los costos de la crisis, y manteniendo las ganancias de los capitalistas.
Desde la LTS expresamos nuestro más enérgico repudio a este accionar represivo contra la clase obrera, y nuestra entera solidaridad con todos los trabajadores que la vienen sufriendo en carne propia, como no hace poco los obreros y las obreras de Café Fama de América, y ahora los y las sidoristas que luchan por su convenio colectivo. E insistimos nuevamente en que está a la orden del día sumar fuerzas para desarrollar una gran campaña nacional contra la criminalización de la protesta obrera y por la expulsión de las fuerzas de seguridad de las fábricas. Una vez más: ¡Fuera la GNB, el SEBIN, y el CICPC de las fábricas y conflictos obreros!
|