Frente a los ataques de Dilma y Aécio, Marina se muestra como “tercera vía”. Sin embargo, debido a un programa cercano al de los tucanos (PSDB) y por la necesidad de ganarle votos en un eventual segundo turno electoral, la candidata aparecerá cada vez más como un centro-derecha renovado, un “tucanismo pos-lulista”.
El “fenómeno Marina” es complejo porque su programa cambia diariamente. Cambia por su propia decisión, por la acción de los otros candidatos, por la percepción de las masas sobre ella. El factor Marina desestabilizó estas elecciones y genera imprevisibilidad sobre los resultados y nos obliga a pensar este fenómeno particular, como parte del proceso electoral como un todo.
La complejidad del fenómeno es mucho mayor que el crecimiento de su votación entre 2010 y el nivel que las encuestas le dan hoy. El enigma del fenómeno radica en lo que ella defiende, cómo es vista y cómo estas cosas encajan o no con la situación abierta en Junio de 2013. No agotaremos esta reflexión en este breve artículo.
¿En qué difiere la Marina Silva actual de la del año 2010?
Con el 19,33% de los votos en 2010, Marina Silva se presentaba más claramente como una “tercera vía” que en la actualidad. Tanto porque era más marginal, como por el énfasis puesto en cuestiones ambientales, con una agenda diferenciada frente a los dos principales competidores. Ahora no. Se ubica más como una “presidenciable de verdad”, impone agendas y discute la agenda de los otros candidatos (y para sellar acuerdos con el agro negocio, sin el cual es muy difícil gobernar, no habla de cuestiones ambientales). Ser una candidata tan importante es una gran evolución para quien ni siquiera logró legalizar su partido (La Red) meses atrás y tenía como función ser “sumadora” de votos como vice del fallecido Eduardo Campos.
La dificultad para comprender el “fenómeno Marina” se da porque el aumento del 10-15% de los votos entre 2010 y 2014 es algo mucho más cualitativo que los números a secas. En 2010 el papel que cumplió en las elecciones fue centralmente quitarle votos a Serra y al PSDB, con gran concentración de los votos de clase media y en los centros urbanos del centro-sur, incluso habiéndole sacado votos también a Dilma. Sus votos en el segundo turno migraron tanto a Serra como a Dilma. En esta elección está sacando votos ya en el primer turno tanto de Dilma como de Aécio. Ella crece a la “izquierda” y a la “derecha”, y en cuestiones como el derecho al aborto, el casamiento igualitario, se ubica a la derecha tanto del PT como del PSDB. Y en el caso de un segundo turno con Dilma, los votos de Aécio migrarían, según las encuestas, casi completamente hacia Marina.
Cuánto le saca Marina a Dilma, cuánto a Aécio, y cuánto de los votos nulos, es un fenómeno dinámico. De lo único que podemos estar seguros es que desinfló completamente la candidatura del evangélico y privatista Pastor Everaldo (del Partido Social Cristiano de Feliciano) que tenía hasta el 5% de intención de voto y ahora tiene sólo el 1%.
Sin embargo, independientemente de su expresión electoral, del discurso en los debates y en la TV, queda claro que aún le queda camino para crecer y hacia el lado de los tucanos.
Un “tucanismo pos-lulista”
En primer lugar sus declaraciones sobre la independencia del Banco Central, la forma de sus críticas sobre la Petrobras y el pre-sal, su política externa menos pro-Mercosur, la ubican en una ruta común con los tucanos, buscando influenciar a este sector del electorado (por convicción o conveniencia, da lo mismo).
Con demostraciones neoliberales en algunos planos de la política, el PT y Dilma vienen atacando a Marina, lo que puede consolidar el voto petista como anti-Marina y cerrarle el camino hacia ese lado. Esto la empuja hacia el otro extremo, para crecer y vencer en el segundo turno. Por otro lado, Aécio también necesita atacar a Marina como ex petista, vincularla al máximo con el PT, al mensalào y la corrupción, para retomar la votación histórica del PSDB y así intentar suplantarla en el segundo turno.
En cuanto Dilma y Aécio la empiezan a atacar, Marina aparece más como la “tercera vía”. Pero si la tendencia de las encuestas se mantiene, emergerá en el segundo turno apoyada por el PSDB, si no es por Aécio directamente, por Fernando Henrique Cardoso y por el partido. El aspecto de “tercera vía” y contra la “vieja política” se debilitará. Aún está por verse si este debilitamiento será suficiente para revivir la vieja disputa PT vs PSDB (hoy travestida de PT vs Marina), y si el PT prevalecerá con el mismo discurso demagógico anti-neoliberal que consiguió en 2006 y 2010 (demagógico pues el PT remató el mayor campo de petróleo del país y privatizó los tres mayores aeropuertos, ni hablar de la continuidad religiosa, o de transferir el 41% del presupuesto a los detentores de la deuda).
Pero lo que sí podemos señalar es que a diferencia del PSDB, Marina puede ofrecer algo a los sectores neoliberales insatisfechos con el PT (aquellos que quieren más de lo que el PT ya les cedió en este mismo terreno). Aún con un perfil renovado, con Aécio en lugar de los tradicionales Serra y Alckmin, el PSDB se presentaba como “anti-lulista” y “pre-lulista”, como una oposición de retorno al neolibealismo de los 90, por más que sus exponentes jurasen que no pretendían privatizar todo (en 2006 Alckmin llegó al ridículo de posar con un mono con los símbolos de todas las empresas estatales), o eliminar la Bolsa Familia.
Marina, puede, por más que defienda muchas cosas en común con el PSDB, presentarse como un “tucanismo pos-lulista” y no anti-lulista. Es que viene del PT y tal como Lula, nació pobre. Sectores de masas pueden confiar más en su palabra que en la de Aécio pues no sería tanto una negación del lulismo y de lo que estos mismos sectores ven como conquistas logradas bajo los gobiernos del PT. O sea, si este camino se consolida, Marina puede ser al mismo tiempo alguien que ayude a debilitar, y mucho, al PSDB. Puede ser alguien que finalmente ofrezca una cara renovada al centro y a la derecha anti-petista.
|