El pasado jueves 18 de setiembre se llevó a cabo el paro general parcial con movilización. En un acto claramente oficialista, creemos importante poner de relieve algunos aspectos que hacen a las tareas que quedaron planteadas para quienes nos reivindicamos parte de la izquierda clasista y combativa.
Un paro burocrático para subordinarse al gobierno
Todo paro general es una demostración de fuerzas de la clase obrera organizada. En el caso de este paro se dio la contradicción de que nuevamente se mostró la fuerza social de los trabajadores como clase, pero con el objetivo de subordinarlos al gobierno frenteamplista por medio de la burocracia sindical, la cual actúa una vez más como correa de transmisión de los intereses del gobierno (y por ende, de los capitalistas) en el movimiento obrero. Es decir, la dirección mayoritaria del PIT-CNT utiliza un método de lucha histórico de la clase trabajadora (la huelga general) al servicio de “empujar” la candidatura de Tabaré Vázquez. Para esos fines, los dirigentes oficialistas se empeñan en mostrar algunas conquistas que se dieron con la lucha obrera, como concesiones logradas a partir del advenimiento del Frente Amplio en el gobierno. Claramente asistimos una vez más a un nuevo episodio del proceso de estatización de los sindicatos comenzado en 2005, donde la central obrera termina de perder la independencia relativa que mantenía respecto al Estado.
Lejos de ser un paro discutido y votado desde las bases, la dirección del PIT-CNT se arrogó una vez más el derecho a imponer de forma burocrática la medida y el pliego programático. De hecho, es posible palpar la ausencia de las bases en la elaboración programática del paro, ya que en la previa no se hizo mención a ninguno de los conflictos ocurridos este año. En cambio, aparecen consignas como “Avancemos”, o “Nos movilizamos para que los cambios no se detengan”, guiños hacia el gobierno frenteamplista que paga religiosamente la deuda externa y exonera de impuestos al gran capital, mientras en todo 2013 imponía los topes salariales y el 0% de aumento en el presupuesto educativo. Esto demuestra el carácter burocrático de la dirección mayoritaria del PIT-CNT, que impuso el contenido del paro sin permitir que la base se expresara en asambleas y decidiera democráticamente el programa a levantar en el paro propuesto.
Sin embargo, la política de la burocracia sindical se da de frente con la línea económica del gobierno que es de apertura total al capital trasnacional mediante exoneraciones impositivas, y rienda suelta a proyectos extractivistas (no industrializadores), como Aratirí, el Puerto de Aguas Profundas, la regasificadora de Puntas de Sayago, o plantas de celulosa.
Sobraban los motivos para parar
Como planteamos en el título de este apartado, claramente los trabajadores y el movimiento estudiantil teníamos motivos de sobra para parar. En nuestro país, 800 mil trabajadores percibimos un salario inferior a 14 mil pesos, el 50% de la fuerza de trabajo. Los niveles de precarización laboral llegan al 35% del total de asalariados, y en su mayoría son los jóvenes los más perjudicados. Otro sector importante de la clase trabajadora tiene que pagar el mal llamado Impuesto a la Renta, el cual no es más que la confiscación del salario de los trabajadores. La inflación que el gobierno viene conteniendo mediante planes extraordinarios en 9% licúa los aumentos salariales, perdiendo salario real. A nivel macroeconómico, el gobierno tomó medidas bancarias para frenar la caída del dólar, devaluando el peso más del 20%, lo que constituye un ataque indirecto que recae sobre el bolsillo de los trabajadores. Además, este año tuvimos importantes conflictos que han sido tratados de forma aislada por la dirección del PIT-CNT. Tales son los casos de Tanaka, Acodike, Megal, Zenda, o Gramón Bagó; todos conflictos por persecución sindical. O el conflicto de los trabajadores del Taxi (SUATT) ante la amenaza de Oscar Dourado (ahora amigo del gobierno) de enviar trabajadores al seguro de paro.
A nivel de la educación pública, ninguno de los oradores en el acto criticó mínimamente la línea del gobierno que va en el sentido de introducir planes mercantilizadores en todos los niveles educativos. Esto lo vemos en la Reforma Universitaria encabezada por Arocena en UDELAR (y que no tendrá en sus puntos centrales un cuestionamiento por parte del nuevo rectorado de Markarian), y los planes Pro-Fime - Pro-Mejora que dan vía libre a las empresas a participar del financiamiento educativo. Ninguno de los dirigentes del PIT-CNT que votaron este paro cuestionan en lo más mínimo el proyecto de Sistema Nacional de Educación que propone Vázquez y que ya la oposición anunció que acuerda con el mismo.
En lo que respecta a la impunidad del régimen, los gobiernos frenteamplistas han respetado los viejos pactos con los militares y civiles cómplices de la dictadura, asegurando que no habrá juicio y castigo para todos los responsables, con el objetivo de preservar a la institución militar. Como contrapartida de esto, desde 2010 a esta parte hay una clara escalada represiva con medidas como la nacionalización de la Guardia Republicana, la compra de dispositivos para la represión de última generación, y la consecuente triplicación del presupuesto para la represión interna. Las razzias que estigmatizan a los pobres y los jóvenes, sumado a todo el dispositivo de cámaras en espacios céntricos, y la actuación del DOE en la persecución de militantes junto a jueces y fiscales fascistoides como Merialdo y Zubía, son parte del nuevo entramado represivo dirigido por Bonomi.
El paro del PIT-CNT lejos de cuestionar al gobierno frenteamplista, se ha dedicado a abonar su falsa polarización con la oposición derechista. Una impostura por parte de la burocracia sindical que parece no haber visto los anuncios de Tabaré Vázquez frente a la oligarquía rural en la ExpoPrado, donde una vez más asegura que garantizará la rentabilidad de sus negocios (lo que en los hechos, no lo separa en nada de los candidatos derechistas).
En el acto se expresó claramente la intención de la burocracia de levantar posturas como el No a la Baja de la edad de imputabilidad, polarizando con la derecha partidaria que busca encarcelar y criminalizar a la juventud. Que el PIT-CNT levante una postura contraria a estos intentos derechistas es correcto, como así también que desde la clase trabajadora se piense una propuesta para evitar que los gurises caigan en la delincuencia (exigiendo educación para todos, vivienda, trabajo y salud para las familias trabajadoras), pero lo que oculta conscientemente la dirección del PIT-CNT es que el mismo gobierno frenteamplista que defiende es el que criminaliza a nuestra juventud, que la hostiga en los mega operativos y en las esquinas de los barrios pobres a través de la policía de Bonomi. Así planteada, la lucha contra la baja de la edad de imputabilidad pierde independencia política al ocultar las violaciones a los derechos humanos que hoy se cometen desde el oficialismo. Todo lo contrario a organizar a la clase trabajadora de forma independiente, que se manifieste en las calles y que se una con los estudiantes para enfrentar esta política.
Una oportunidad que se deja pasar
Con todas estas contradicciones, y pese al carácter progubernamental que la dirección del PIT-CNT le quiso imprimir, el paro también podía ser utilizado para que se exprese una voz distinta al discurso hegemónico de la dirección oficialista. Los sectores combativos, antiburocráticos y no oficialistas podrían haber llamado a realizar (y exigir en todos los gremios) asambleas de base para decidir una postura diferenciada, que partiera de ver las limitaciones del paro en cuanto a su programa y al método en que fue convocado, pero que fuera aprovechado para mostrar que no hay una sola postura en el movimiento sindical, y que se le puede oponer un programa y una dirección alternativa a la mayoría que compone la dirección burocrática del PIT-CNT. Gremios como ADES Montevideo, el sindicato SUATT, o los municipales de Montevideo, por solo nombrar algunos ejemplos, podrían haber convocado a instancias de coordinación previas al paro, para fijar una postura en común y definir qué medidas se toman dialogar con los miles de trabajadores que pararon para defender sus conquistas, y proponerles una pelea contra el gobierno amigo de los patrones. Organizaciones como la Tendencia Clasista y Combativa (TCC) podrían haber convocado a marchar en columnas diferenciadas de la burocracia sindical, o bien hasta la realización de un acto alternativo, con micrófono abierto para que se expresen todos los conflictos actuales.
Creemos que esto era totalmente posible, y hasta necesario, ya que lo que terminó sucediendo es que los gremios combativos pararon pero sin participar de la movilización, postura que se abstiene de disputar la base obrera a la burocracia. Humildemente consideramos esta postura como abstencionista, porque no da la pelea por ganarse a los trabajadores de los distintos gremios, en el camino de recuperar los sindicatos para la lucha de los trabajadores, arrancándoselos de manos de la burocracia sindical oficialista.
Un programa para la clase trabajadora
Luego del paro, los trabajadores y los estudiantes tenemos que organizarnos y retomar nuestra capacidad de movilización para luchar por nuestras consignas:
Aumento general de salarios al nivel de media canasta básica
Contra la carestía, comités populares de control de precios
Reapertura de los Consejos Salariales y ajuste automático por la inflación actual
Aumento del presupuesto para la Educación en base al no pago de la deuda externa e impuestos progresivos al capital.
Contra la entrega de los recursos naturales y la explotación extractivista. Por una industria siderúrgica nacional estatal y bajo control obrero, que minimice el impacto ambiental.
Contra la impunidad, juicio y castigo a los responsables civiles y militares de la dictadura. Abajo la Ley de Caducidad.
No a la Baja de la edad de imputabilidad y basta de abusos policiales.
Basta de criminalizar la protesta. Desprocesamiento de todos los luchadores sociales.
Recuperemos los sindicatos para la lucha por nuestros derechos. Por la independencia política del PIT-CNT y de todas las organizaciones sindicales respecto del gobierno y de todos los partidos patronales.
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