Después del revuelo que significó el ingreso de Marina Silva en la disputa electoral luego de la muerte de Eduardo Campos, la recta final de la contienda vuelve a plantear un alto grado de indefinición. Desde 1989, cuando el PT de Lula amenazó ganarle a Collor, no se ve una competencia tan “caliente” entre los candidatos.
En una de las encuestas más recientes, además de que Dilma sigue con tendencia en alta consolidando su puesto como favorita, Marina mantiene la tendencia a la baja y Aécio sigue recuperándose. A pesar de que Dilma parece ser la principal ganadora de los votos que Marina ha perdido, la subida de Aécio lo ubica en una zona de casi empate técnico con el segundo.
El índice Band, que hace un promedio de votos válidos medidos en las encuestas de los institutos más reconocidos, pone a Dilma Rousseff subiendo de 41% a 45% en las últimas semanas, Marina cayendo de 39% a 30% y Aécio subiendo de 16% a 21%. Según los resultados del instituto Sensus, Dilma sube de 36% a 39%, Marina desciende de 33% a 25% y Aécio avanza de 15% a 19%.
El índice Band es el que plantea la posibilidad de que la contienda sea resuelta en el primer turno a favor de la actual presidenta. Aunque es el resultado menos probable ya que en elecciones anteriores, donde Lula y el PT estaban mejor ubicados y el PSDB más dividido, la disputa llegó al segundo turno.
Los resultados de Sensus son los que dan base a que Aécio pueda superar a Marina en la recta final. Esta indefinición vuelve a poner las cartas en la mesa, ya que hasta la semana pasada se consideraba a Aécio prácticamente derrotado.
Marina siente los golpes
La caída de Marina está íntimamente relacionada con la ofensiva de Dilma y del PT de “deconstrucción” de su imagen. Dilma atacó duramente el discurso neoliberal de Marina en el plano económico y agitó el fantasma de que la adversaria acabaría con los programas asistenciales desarrollados por Lula y promovería el fin de los derechos laborales. Estos días lanzó un nuevo ataque donde vincula a Marina con personajes siniestros de la dictadura militar. No deja de ser un discurso demagógico, ya que tras bambalinas se sabe que Dilma también prepara un duro ajuste para después de las elecciones, además de haber acordado con los militares una “Comisión de la Verdad” absolutamente limitada e impedida de avanzar en el castigo a los militares.
Marina, por ser un personaje “outsider”, tuvo que ser “más realista que el rey” para ganar la confianza de sectores empresarios. De lo contrario, no tendría dinero para competir mínimamente con la maquinaria petista y no inspiraría capacidad para gobernar el país.
Pero este es uno de los casos clásicos en que “el hechizo se vuelve contra el hechicero”. La subida meteórica de Marina al inicio de la campaña con su planteo de una “nueva política” tuvo dos fundamentos importantes. Uno es que ocupó un espacio vacío de descontento con la casta política, tanto contra el PT como el PSDB. Y otro fue el “voto útil” de sectores históricamente “tucanos” (PSDB) que vieron en ella una mayor posibilidad de sacar al PT del poder.
A partir de los ataques que pusieron en evidencia el perfil derechista de Marina, muchos descontentos con el PT, volvieron a creer que es mejor no correr el riesgo de perder lo poco que mejoraron bajo el lulismo que apostar a una incógnita que puede ser tan de derecha como el PSDB. La migración de estos sectores hacia Dilma hizo que el sector de los electores “tucanos” que habían migrado hacia un “voto útil” a Marina volvieran a su puerto original.
La expectativa ante el último debate televisivo del jueves a la noche
La estrategia de Marina era intentar contener los golpes en la defensiva, victimizándose. Con esto pretendía ganar tiempo hasta el segundo turno, donde tendría un tiempo televisivo similar al de Dilma (hoy Dilma tiene 11 minutos diarios mientras Marina tiene 2). Pero el resultado de las últimas encuestas la obligó a rever su estrategia de campaña antes de la primera contienda.
En sus últimos pronunciamientos Marina empieza a ensayar un discurso más ofensivo para preparar contra ataques. Sin embargo, este no parece ser su punto fuerte, y su discurso va tomando un tono mesiánico: “Mis amigos, vamos a luchar, vamos a la victoria, vamos a demostrar aquí que podemos hacer lo imposible, detener la niebla, eclipsar el sol, secar las aguas del mar y pescar una ballena con un anzuelo.”
El jueves 2 de octubre a la noche la TV Globo transmitirá el último debate televisivo entre los candidatos presidenciales. A diferencia de las elecciones anteriores el debate puede ser decisivo para el resultado de las elecciones que se realizarán el domingo 5. Y se verá en qué medida es cierto el pronóstico de varios analistas que anticipan una noche “caliente”.
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