La Izquierda Diario entrevistó a Diana Assunção y Marcelo "Pablito", dirigentes del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Pablo y de la Liga Estrategia Revolucionaria de Brasil.
Cobertura completa de las elecciones en Brasil en La Izquierda Diario
ID: ¿Cómo se expresan las manifestaciones de junio del año pasado en las elecciones?
Las manifestaciones de junio de 2013 significaron en los hechos un profundo cuestionamiento a las bases estructurales del país. Las demandas por más derechos sociales chocaron de frente con un Estado que destina el 42% de su presupuesto a pagar a los inversores internacionales de la deuda pública todos los años. Esto estrangula cualquier posibilidad de atender las necesidades más sentidas de salud, educación, transporte y vivienda, con pésimos y carísimos servicios públicos. Impide incluso resolver el gravísimo problema de las inundaciones que año tras año generan decenas de miles de víctimas, con sucesivas tragedias anunciadas. Esta en una de las principales características del proyecto de país implementado por el PSDB en los años 90 y que el PT continuó en lo esencial, abandonando sus antiguas banderas más elementales de derechos sociales que deberían ser universales reemplazándolas por masivas políticas asistenciales.
Otro aspecto fundamental de "junio" fue el cuestionamiento de toda la casta de políticos que dominan el país. Todas las instituciones del régimen fueron cuestionadas. El PT, después de casi tres mandatos, abrazó los mismos métodos de corrupción y alianzas con las oligarquías más reacionarias para gobernar, tirando por la borda el discurso ético que tenía, fue uno de los blancos de las protestas.
El carácter completamente antidemocrático y proscriptivo del régimen brasilero impide que los jóvenes que salieron a las calles en "junio" o los trabajadores que protagonizaron la mayor oleada de huelgas desde los años ’80 puedan tener expresión política propia en las elecciones.
Incluso Marina Silva, aún con el apoyo y el dinero de grandes empresarios, no logró legalizar su proprio partido, teniendo que salir candidata en un partido que no era el suyo.
Junio se expresa en las elecciones en la medida que no genera ningún entusiasmo. El voto en Dilma es predominantemente un “voto útil” en el “mal menor” ante la posibilidad de que Aécio o Marina hagan volver el neoliberalismo más abierto de los años ’90.
ID: ¿Marina Silva es una alternativa por la izquierda al PT?
Al principio muchos confundieron la propuesta de una "nueva política" que levantó Marina como algo de izquierda. Pero luego se vió que era una truchada. Marina mostró que tiene un programa económico tan o más neoliberal que el PSDB, se niega a defender las demandas democráticas más elementales como el derecho al aborto y el matrimonio igualitario. Defendió el rol de los militares y ya empezó a aliarse con parte de la "vieja política" brasilera para obtener apoyos y mostrarse "viable".
ID: ¿Qué hay de alternativa a la izquierda del PT entonces?
Los dos partidos más conocidos de la izquierda tradicional en Brasil son el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU), que son corrientes políticas que existen desde la fundación del PT en los 80. Ninguna de estas corrientes fue capaz de aprovechar la enorme posibilidad que significó para la izquierda las jornadas de junio de 2013.
El PSOL es un partido electoralista que sólo se preocupa por conquistar posiciones en el régimen actual y busca patronales que estén dispuestas a apoyar una suerte de desarrollismo. En la capital que gobierna, no lo hace muy distinto del PT, mandando la policía a reprimir docentes en huelga. Esto porque su perspectiva no es la de desarrollar la movilización que pudiera servir como alternativa para la juventud que salió a las calles.
El PSTU no ha logrado sopesar la potencialidad del movimiento abierto en "junio" y los profundos cuestionamientos que, con sus contradicciones, expresa el movimiento, no solo democráticos sino también sociales y estructurales, así como tampoco la necesidad de que la clase obrera tome en sus manos estas demandas, cuestión que de ser así conmocionaría las bases mismas del capitalismo brasilero. A pesar de tener tradicionalmente un peso importante en un sector minoritario de sindicatos, su práctica sindicalista, no logró transformar ese peso sindical en fuerza política para pelear más allá de los problemas económicos de cada gremio, desarrollando una práctica rutinaria que no está puesta en función de la lucha de clases. Por eso en junio de 2013 fue incapaz de movilizar sus sindicatos para unirse a la juventud y plantear una salida más de fondo a las demandas que estaban planteadas.
A lo largo de toda la oleada de huelgas obreras que se ha desarrollado en el último período, estos dos partidos no fueron capaces de fusionarse con la combatividad y la creatividad que los trabajadores pusieron en escena.
En cada uno de estos procesos, nosotros de la Liga Estrategia Revolucionaria, con nuestras pequeñas fuerzas, trabajamos para que se desarrollaran las tendencias a la autoorganizacion de las masas y para que sectores de masas de la clase trabajadora se pusieran la tarea de ir más allá de las luchas corporativas salariales y luchar también por las demandas del conjunto del pueblo explotado y oprimido.
ID: ¿Pero cuál sería una alternativa de los trabajadores hoy?
Para nosotros la huelga victoriosa de los trabajadores de la USP es un pequeño ejemplo del camino a seguir. En esta huelga, no luchamos solo por salario. Ligamos la lucha económica a la lucha por la salud y la educación, que son dos de las principales demandas de "junio". Somos concientes de que esto fue clave para su triunfo. Esto solo fue posible porque creamos una organización democrática en la que los trabajadores decidimos todo en asambleas y reuniones de base, eligiendo un organismo de representantes revocables que mostró un enorme poder de pelear y realizar acciones que van más allá del gremio y de la universidad.
Mostraron que los trabajadores pueden hacer política, una política distinta que se hace desde sus lugares de trabajo, sus huelgas, sus manifestaciones.
Esta práctica política impulsada hace años por la dirección del sindicato, el Sintusp, es similar a la que impulsan los obreros del PTS en sus luchas, como en su momento en Zanón, en Kraft o más recientemente en Lear o Madygraf. De lo que se trata es de lograr una inserción en la clase trabajadora que transcienda al sindicalismo y que emerja como alternativa política. Si la izquierda tradicional pusiera su peso en los sindicatos y en la juventud al servicio de una práctica como esta, podría emerger una alternativa mucho más fuerte para competir con las alternativas burguesas en el escenario nacional, pues se apoyaría en la fuerza de la clase trabajadora y en los métodos de la lucha de clases.
Para nosotros, la construcción de un verdadero partido revolucionario pasa por esta combinación, este tipo de práctica en el movimiento obrero con una actuación en el parlamento que fortalezca las luchas de los trabajadores y la juventud, y la constitución de una amplia camada de intelectuales y estudiandes que entregen su vida a esta causa. Por esto nos referenciamos mucho en lo que hacen los deputados Nicolás del Caño y Christian Castillo, y en cómo el PTS fusiona todos estos aspectos para ayudar a triunfar los grandes combates.
ID: ¿Y cómo expresar esto en las elecciones?
En el marco de la crisis de representación que está abierta en el país desde las jornadas de "junio", no hay una alternativa en estas elecciones que pueda expresar y profundizar su "espíritu". A pesar de la crisis política del régimen, van a votar al PT como mal menor (lo que incluso podría darle la victoria en primera vuelta). Por esto creemos que es necesario luchar por la construcción de un partido obrero revolucionario sobre las bases planteamos acá.
Como el régimen en Brasil es muy restrictivo y la izquierda tradicional cierra los espacios para que una política de este tipo pueda competir con su electoralismo y su sindicalismo, los que peleamos por este nuevo partido llamamos a votar al candidato presidencial del PSTU, Zé Maria, con las críticas que hemos planteado, para demarcar claramente un posicionamiento de clase en las elecciones. Los trabajadores no pueden votar a los partidos capitalistas ni tampoco a los que defienden la conciliación con los patrones, como el PSOL. El voto crítico a Zé Maria es un voto a un obrero, y es al mismo tiempo la pelea por la construcción de una nueva alternativa que pueda superar la carencia de la izquierda tradicional.
|