Uno de los epicentros de las grandes protestas en junio, el estado de San Pablo, reeligió al gobernador Geraldo Alckmin en el primer turno y votó ampliamente a Aécio Neves, ambos del PSDB. La derrota del PT fue tan fuerte que obligó a Dilma a reconocer el fracaso y prometer un diálogo específico con el estado.
La militancia petista culpa a la clase media conservadora del estado por su derrota. Con eso pretenden dar por comprobada su tesis, a la que tardíamente han adherido sectores de la izquierda, de que las manifestaciones de junio de 2013 tuvieron un carácter conservador. Sin embargo, un análisis atento de los resultados electorales del estado de San Pablo señalan un escenario más complejo.
El PT fue el gran derrotado en las elecciones. La candidatura presidencial perdió 2,8 millones de votos. La caída en los votos a gobernador del estado, con un candidato más débil, fue aún mayor: de 4,1 millones de votos. Perdió un senador por San Pablo y diputados federales y estaduales. El resto de las candidaturas crecieron y también lo hicieron los votos nulos y en blancos. Sería un análisis ciego creer que la caída del PT se traduce en un crecimiento del PSDB, lo que no se condice con los números ya que el crecimiento del PSDB fue ínfimo comparado con la caída del PT.
El triunfo tucano no está exento de contradicciones. A lo largo de la campaña electoral en San Pablo hubo una gran oscilación en las intenciones de voto a presidente. Primero con el descenso de Aécio y el crecimiento de Marina Silva; luego el movimiento contrario. Al mismo tiempo que terminó arrastrando una porción de votos desilusionados con el PT en las clases medias, perdió votos hacia alternativas más conservadoras y menos expresivas como el evangélico Pastor Everaldo o el candidato de extrema derecha Levi Fidelix. En la juventud, principalmente, fue expresivo el aumento de la votación al PSOL, aunque muy por debajo del aumento de los votos blancos y nulos y de la abstención.
El voto a gobernador expresa en forma acentuada esa característica de la elección, de incapacidad de las variantes del régimen de San Pablo de absorber el fuerte desgaste del PT. El voto blanco y nulo pasó del 10% al 17%. En la capital del estado, Aécio amplió muy poco la votación que tuvo Serra en 2010, mientras que la caída del PT fue grande.
En la elección a gobernador no fue solo el PT el que bajó su votación. Geraldo Alckmin también perdió votos en la capital en comparación con 2010. La ciudad de San Pablo, que fue uno de los centros de las manifestaciones de junio de 2013, mostró el desgaste electoral tanto del PSDB como del PT, aunque de este último en una escala mucho mayor.
La necesidad de una nueva alternativa
Partiendo de este cuadro un poco más detallado que los datos porcentuales brutos que el PT utiliza en forma interesada, podemos ver que no hubo un fortalecimiento de la derecha en San Pablo. Más aún, no es exagerado afirmar que en medio de muchas crisis, el PSDB se mantiene gracias a la debilidad aún mayor de sus adversarios.
La fuerza que tuvo la candidatura de Marina Silva en el estado, antes de que el PT le adjudicara la etiqueta de neoliberal, es una demostración del desgaste tanto del PT como del PSDB. No es imposible que el PT recupere parte de los votos que perdió en el estado cuando retome su campaña de denuncias contra Aécio Neves y le adjudique la mancha impopular de neoliberal y privatizador. Pero esto no significaría que el PT haya logrado recomponer su base social en el estado.
El gran rechazo hacia el PT es consecuencia directa de las manifestaciones de junio de 2013 y de la crisis de representación que golpea al PT doblemente, en el aparato estatal y en el sindical. La votación del PSOL, que en la recta final del primer turno hizo una campaña centrada en las banderas democráticas contra la homofobia y el machismo, en alguna medida es expresión del sentimiento de "junio". Es una pequeña muestra de que el desgaste del PT puede ser traducido en el crecimiento de las banderas de la izquierda en el terreno electoral.
Ahora, en el segundo turno, el PSOL se suma al apoyo implícito o explícito al PT con el pretexto del peligro de la derecha. Como saben muchos trabajadores y jóvenes que dejaron de votar al PT, este partido hace mucho tiempo está aliado a la derecha más retrógrada. El único camino consecuente para combatir a la derecha es construir una alternativa de masas al PT, que no repita los errores del pasado.
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