El 4 de octubre más de un millón de trabajadores se movilizaron en toda Francia manifestando por « el empleo y el salario », y más en general contra la política económica del gobierno de la derecha. Pese a que el primer ministro Dominique de Villepin se jacta de defender un « modelo social francés », los trabajadores parecen no pensar que eso significa que los defiende a ellos. Al tiempo que las manifestaciones desbordaban en toda Francia, el presidente Chirac acusó a la Comisión de la Unión Europea de « no defender los intereses de los que tienen problemas sociales ». Los obreros y empleados en las calles hacían notar con canciones y pancartas que Chirac tampoco los defiende, sino que además aplica planes de precarización de las condiciones del trabajo y ayuda a los patrones a despedir más fácil.

La manifestación más grande fue la parisina, de la que participaron cerca de 100.000 trabajadores, y hubo movilizaciones destacadas como las de Marsella, que tuvo varias decenas de miles de manifestantes. Si bien la mayor parte de los manifestantes provenían del sector público (al cual también pertenecen los ferroviarios, choferes de autobuses, trabajadores portuarios y marineros, entre otros), hubo nutridas delegaciones del sector privado, perticularmente los sectores que están en lucha como Hewlett Packard, British Airways, Peugeot-Citroen, etc. La « jornada de lucha » no fue una convocatoria a un paro general (las centrales sindicales se negaron a convocarla), pero sin embargo un alto número de trabajadores paró sus actividades. Las de los trabajadores del Estado, que sí habían convocado a huelgas, tuvieron un alto acatamiento, particularmente en el transporte, que paró aproximadamente un 50%, con puntas como la ciudad de Lyon en la que no hubo transporte.

La principal lucha que se viene desarrollando en este momento es la lucha contra la privatización de la empresa SNCM, de transporte marítimo entre Córcega y Marsella. La privatización no sólo implicaría el despido de centenares de trabajadores, sino que además es escandalosa en términos económicos : se vende la empresa por menos de lo que vale uno solo de los barcos. Todo esto se realizaba ante el silencio cómplice de los sindicatos (la CGT tiene gran influencia en los puertos), pero las asambleas hicieron estallar el conflicto. (Ver « Importante conflicto... »).

Los trabajadores franceses han dado la enésima muestra de un hartazgo generalizado con la política económica de Chirac y de Villepin. Esta fue la tercera manifestación obrera a nivel nacional en lo que va del año y la más grande. Tanto el gobierno como la « oposición » socialista se han visto desautorizados el 29 de mayo con el voto NO al Tratado Constitucional Europeo (al cual ellos habían apoyado y promovido), con lo cual hoy no hay una « oposición » legitimada que pueda canalizar este importante movimiento de lucha. También sería contraproducente una unión de los trabajadores con burgueses oportunistas, como el « socialista » Fabius, o con los ex ministros del PCF, como M G Buffet, que han demostrado largamente durante el gobierno del « socialista » Jospin, que sus intereses son antagónicos a los de la clase obrera. Los trabajadores han demostrado en las calles que pueden jugar un rol independiente y decisivo en la escena política francesa : es la hora de iniciar la pelea por un gran partido revolucionario, trotskista, independiente de la burocracia sindical y de los funcionarios « socialistas » y « comunistas ».