Pese al posicionamiento del Frente Amplio (FA) como primera fuerza a nivel nacional con el 47,8% de los votos, todavía restan definirse algunas cuestiones cruciales para el próximo período como la composición del legislativo y si finalmente el FA obtendrá las mayorías en ambas cámaras.
El Frente Amplio al borde de retener las mayorías parlamentarias
Con el 99,6% de las mesas escrutadas por la Corte Electoral, el FA aventaja por 150 votos al Partido Nacional en la competencia por la banca "50" lo que le daría la mayoría en la Cámara de Diputados. En la Cámara de Senadores el Frente Amplio está reteniendo sus 15 bancas (con la posibilidad algo remota de alcanzar otra banca), lo que de ganar en segunda vuelta le aseguraría la mayoría en esta cámara.
El Partido Nacional alcanza el 30,9% lo que le otorga 32 diputados y 10 senadores. Por su parte, el Partido Colorado tuvo su segunda peor derrota de la historia con números que no superan el 13%, y la consecuente pérdida de 4 diputados y un senador. Las dos novedades son el ingreso del Partido Independiente al senado, y la entrada de la coalición Unidad Popular al parlamento con un diputado.
Se fortalece el centro político
En un escenario donde la marcha de la economía está en lenta desaceleración pero aún no se perciben grandes impactos en las condiciones de vida del pueblo trabajador, se manifiesta una fuerte tendencia al fortalecimiento del centro del espectro político. En este sentido el candidato oficialista utilizó las últimas semanas para dar muestras de un "rumbo seguro" tanto a los empresarios como a la clase media; así como también apelar a los "logros de gestión" en lo que respecta a mejoras en los trabajadores, en polarización con las políticas neoliberales de blancos y colorados en décadas pasadas. Este discurso tuvo como objetivo "ganar" el centro político que por el caso Pluna el Frente Liber Seregni de Astori se vio con algunos problemas para disputar. La formula frenteamplista freno el ascenso del Partido Independiente, logrando combinar esto con un discurso de entusiasmo hacia la base histórica del FA, y una fuerte apuesta al poder territorial en el interior del país.
De conjunto si comparamos los resultados electorales de 2014 y 2009 podemos ver que la coalición de gobierno prácticamente retiene el mismo porcentaje de votos, aunque con una leve pérdida de medio punto porcentual. Alrededor de 1,5% va a opciones a la izquierda del FA (Unidad Popular y PT), lo que no termina de ser una expresión política de las grandes luchas que ha llevado a cabo la clase trabajadora como la huelga docente de 2013 o la lucha bancaria de 2011-12, y la lucha contra la entrega de los recursos naturales y el saqueo imperialista. Las luchas de los trabajadores si no tienen su expresión hoy es porque en su dinámica general no trascendieron de "luchas de presión" al gobierno, aunque con algunos importantes rasgos de cuestionamientos al modelo frenteamplista. Además, la izquierda clasista no estuvo a la altura de las tareas planteadas, siendo impotentes política y programáticamente en la lucha contra la burocracia sindical oficialista. En el caso de la Unidad Popular sectores como el 26 de Marzo siguen manteniendo su política de ruptura con el PIT-CNT.
El voto a PERI en parte también expresa un voto contra los proyectos de saqueo medioambiental, aunque con una composición del voto que seguramente exprese otros planteos programáticos reaccionarios de este partido como el acuerdo con la cadena perpetua o la castración para los violadores.
De conjunto podemos decir que hay un fortalecimiento de las variantes del centro hacia la izquierda con el Partido Independiente votando en 3%, lo que también expresa la ilusión de sectores medios de mejorar gradualmente sus condiciones de vida, apostando a la continuidad con algunos cambios que garantizaría un gobierno Vazquez-Astori. A su vez, el Frente Amplio sigue conservando fuertes rasgos de progresismo en su discurso, y a diferencia de otros gobiernos posneoliberales de la región como los de CFK en Argentina, o Dilma en Brasil que no pueden prescindir de la relación con el Vaticano y el lobby evangélico, en nuestro país el FA fue capaz de dar concesiones democráticas elementales pero muy sentidas como el derecho al aborto, el matrimonio igualitario, y la legalización de la marihuana.
Un FA fuerte en el interior y con poder territorial
En Montevideo el FA obtiene 53%, una cifra importante pero que muestra la pérdida de cuatro puntos. Además obtiene resonantes triunfos en 14 de los 19 departamentos a nivel nacional con una fuerte caída del Partido Colorado (pierde casi 5%), lo que hace pensar que un pequeño porcentaje históricamente Colorado puede haberse volcado al Frente Amplio. Las razones son diversas: 1) el malestar en el ala batllista colorada por la no inclusión de alguien de ese sector en la fórmula presidencial junto a Bordaberry, lo que dejaba al partido con una candidatura muy a la derecha sin llegada al centro político; 2) escándalos de corrupción y tráfico de influencias en las intendencias de Rivera y Salto, y el déficit millonario de la gestión de Coutinho, candidato a la vicepresidencia; y 3) la captación de una nueva "clientela" política por parte de sectores del Frente Amplio (Movimiento de Participación Popular centralmente), función que históricamente cumplía el Partido Colorado por ser el "partido de estado".
En lo que respecta a la dinámica de clases en el voto, podemos afirmar entonces que el Frente Amplio pese a perder un puñado significativo de votos por izquierda se amplía hacia el centro, combinando su hegemonía sobre el voto obrero (que ve en el FA una herramienta para conservar algunas conquistas) en las grandes concentraciones, con un voto de clase media en parte progresista y en parte conformista de la actual situación económica, y un fuerte apoyo en el interior basado en el poder territorial que le da ser el nuevo “partido de la gestión estatal”, sustituyendo al Partido Colorado.
La derecha retrocede
De conjunto los partidos derechistas sumados caen 3% (aunque el Partido Nacional aumenta 2%) y en la sumatoria la relación de fuerzas con el Frente Amplio les sigue siendo negativa con 47,8 y 44% aproximadamente. El candidato colorado tiene la contradicción de haber dominado durante mucho tiempo la "agenda de seguridad" siendo el impulsor del plebiscito para la baja de edad de imputabilidad, pero como decíamos antes, con una candidatura muy a la derecha que no era capaz de convencer al centro del electorado, además de sufrir la condena del "voto útil" al candidato mejor posicionado para desbancar al Frente Amplio (Lacalle Pou).
Además sufre un importante revés en el plebiscito por el SI a la baja de edad de imputabilidad, aunque con un caudal de apoyos importante que será base de apoyo para futuras maniobras. En este punto Bordaberry reconoce que "sintoniza" con el 46% de los uruguayos, pero contradictoriamente caen los votos hacia su candidatura. Esto se da en parte porque el FA en el gobierno ha tomado parte de la agenda represiva con el Ministro Eduardo Bonomi, una de las confirmaciones anticipadas de Vázquez para el futuro período. Uno de los asesores del candidato oficialista en materia de seguridad es Eduardo Borrelli, ex-Vice Ministro del Interior en el gobierno colorado de Jorge Batlle y un apasionado defensor de la "doctrina Giuliani" para la seguridad ciudadana.
En lo que respecta al candidato blanco Luis Lacalle Pou la elección de ayer fue la confirmación del estancamiento y relativo retroceso del fenómeno surgido alrededor de su candidatura desde su sorpresivo triunfo en las elecciones internas. Un candidato forjado a base de marketing y muchos millones de dólares, que hacía de su juventud una bandera de "renovación" y planteaba una gestión "desideologizada" y eficiente del estado; el discurso de un CEO de cualquier multinacional. Su perfil "fresco" y la apuesta por una "nueva derecha" en las elecciones internas llegó a sectores medios montevideanos, que combinado con su anclaje en el tradicional aparato herrerista del Partido Nacional en el interior del país, fue lo que a la postre le dio el triunfo frente a Larrañaga en Junio.
Pero el ascenso de LP y su slogan "por la positiva" en la recta final hacia octubre sufrió varios traspiés. Desde desencuentros con sus asesores en materia de economía y seguridad, equivocaciones en cifras y desconocimiento de políticas ya aplicadas en entrevistas televisivas, hasta las polémicas y la polarización generada con el PIT-CNT por la manifiesta oposición a leyes obreras como la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial, o la ley de 8 horas de los trabajadores rurales, fueron factores que mostraron su verdadero programa neoliberal erosionando su credibilidad y frenando su ascenso.
La agenda de los empresarios y la organización de los trabajadores
A partir del día posterior a las elecciones los bloques mayoritarios comenzaron a tejer alianzas rumbo al balotaje. Ni bien se confirmó el resultado adverso para Bordaberry, el candidato colorado salió corriendo a los brazos de Lacalle para votar juntos en segunda vuelta. Es lógico, ya que ambos partidos son los fieles representantes de la oligarquía terrateniente y financiera. Por su parte el FA espera cauteloso la confirmación de la obtención de las mayorías parlamentarias que le permitan maniobrar con las manos libres y sin depender de una coalición de centro con Partido Independiente de Pablo Mieres. En todos los casos el FA larga como claro favorito hacia noviembre.
Los trabajadores deberán organizarse de forma independiente para luchar contra medidas ya insinuadas por Vázquez como el aumento de la edad de jubilación o la instrumentación de "vouchers" educativos, una reforma privatista por donde se la mire. Ante la caída de los precios de las materias primas y la desaceleración económica, más allá de la demagogia del candidato oficialista, el equipo económico ya ha anunciado la necesidad de equilibrar las cuentas estatales, lo cual significa un escenario de ajuste sobre algunas variables económicas que repercutirán en las condiciones de vida del pueblo trabajador. Los ritmos del ajuste (gradual o directo) lo dictará la dinámica económica internacional y regional.
Si bien la elección muestra que la clase trabajadora masivamente sigue apoyando al FA, en sectores minoritarios pero importantes ya se trata de un voto escéptico o “prestado”, más que un voto con ilusiones de cambios profundos. Cuando en el próximo período colisionen las expectativas del pueblo trabajador de mantener lo conquistado e ir por más, con los problemas estructurales y la agenda del nuevo gobierno, será la gran tarea de la izquierda revolucionaria transformar ese desencanto en conclusiones políticas y organización.
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