El papel del gobierno y de la Compañía de Saneamiento Básico del Estado de San Pablo (Sabesp) en el desenlace de la crisis fue decisivo. Más que un problema de sequía, la crisis es del gobierno y de la burocracia de la Sabesp. Gilson Dantas
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Profundamente privatizada e históricamente deshuazada y manipulada por la política dominante, la Sabesp no estuvo a la altura de la crisis. Peor aún, fue inoperante, fracasó completamente en anticiparse, prevenir y administrar la crisis. ¿Qué papel cumple la naturaleza en esta situación? Nada tiene que ver la sequía y sí el robo y la privatización los recursos públicos.
Sabesp: un negocio altamente lucrativo
La Sabesp era una empresa pública, que no era prioritaria como servicio público y que pasó a ser controlada por el capital privado, especialmente el imperialista, desde la Bolsa de Nueva York. En diez años despidió, recortó gastos y aumentó las tarifas, convirtiéndose en una empresa que rápidamente aumentó su valor bursátil. Actualmente es el cuarto negocio más lucrativo en el ramo del agua en el mundo. Factura 11 mil millones de reales al año (más de 4 mil millones de dólares).
De esta manera, los gobiernos tucanos (del PSDB), actuando del mismo modo que ha actuado el petismo (PT) en aeropuertos y carreteras. Privatizó la Sabesp cometiendo el crimen de transformar el agua en una mercancía. El agua es un derecho universal de los pueblos pero el gobierno de San Pablo malgastó ese derecho en la Bolsa de Valores. En lugar de un bien público, el agua se convirtió en un medio de acumulación de capital para media docena de grandes inversores. Toda una casta de políticos y de inversores se enriqueció rápidamente especulando con el agua de San Pablo en la Bolsa mientras la Sabesp, para reducir costos, no invertía en infraestructura que permitiera aumentar la oferta de agua para una población en crecimiento. Este fue el "shock de gestión" y de "modernidad" neoliberal que recibió la empresa, en el marco de la ofensiva del capital en la esfera de los servicios públicos como la salud y la educación durante las últimas décadas.
Por lo tanto, no es casual que no haya ni la menor condición de lidiar con la crisis hídrica. Los intereses que se esconden detrás de la Sabesp son los del hidronegocio y no los de la clase trabajadora. Es un problema vinculado a quién dirige la empresa y para qué fines. Y bajo estos moldes, los fines terminan siendo la privatización de un bien público como el agua y por esa vía jamás cumpliría ni cumplirá su papel público.
Crónica de una crisis anunciada
Al mismo tiempo, la verdad es que la Sabesp siempre supo de esta crisis anunciada. Y nada hizo para evitar la catástrofe de racionamiento que sufre la población. Supo con anticipación de la actual sequía y trató de avisar a los inversores norteamericanos; en 2012 envió un informe a la Bolsa de NY anunciando que la sequía vendría para ayudar a posicionarse con el fin de para evitar pérdidas, considerando que la mayor parte de sus ganancias derivan del sistema Cantareira, uno de los mayores sistemas de tratamiento del agua del mundo, que se secaría. La población no fue alertada, los inversores sí y con dos años de anticipación. Esto fue denunciado recientemente por el Ministerio Público.
Pero aún peor: en 2004, es decir hace diez años, en el acta de creación del planeamiento regional sobre el uso de los manantiales, la empresa asumió el acuerdo formal de ampliar las obras a nuevos manantiales de agua para no continuar dependiendo del sistema de Cantareira. Sería un camino razonable. Pero desde entonces, no se hizo nada serio. Diez años pasaron y el sistema de Cantareira, sin contar con refuerzos, no aguantó y desembocó en la actual crisis. Es un caso para un tribunal popular contra esta "hidroburocracia". No ejecutaron desde el 2004 ni la más mínima medida anti-crisis.
Más que gestores públicos son gestores de las ganancias empresarias y cómplices de la actual falta de agua para el pueblo pobre. En vez de trabajar para que la catástrofe hídrica no ocurriera, todo lo que el gobierno hizo fue entregar la compañía a manos privadas. Hubo constantes alertas sobre la crisis actual pero la empresa las ignoró completamente. Un ejemplo: el documento de la Fundación de Apoyo a la USP del 2009, entregó al gobernador (José Serra del PSDB, en ese momento), que alertaba el riesgo de colapso del sistema de Cantareira y aconsejaba tomar medidas urgentes. Nada.
Otro ejemplo: desde 1960 existe un proyecto para la construcción de siete reservorios en la región del Vale da Ribeira, al sur del Estado. Nunca fueron construidos. Según el cálculo de un especialista, Francisco Lahoz, del PCJ, si hubiesen sido construidos solo tres de ellos, ya tendríamos un nuevo sistema de Cantareira, con 35 mil litros por segundo (C. Capital, 25/9/14). No sacaron del papel ese proyecto ni 54 años después de planificado. En 2014 están violentando el viejo sistema de Cantareira hasta la última gota. Esta es la historia real de una calamidad construida.
¿La población gasta mucha agua?
Si quisiéramos ir más lejos, basta hacer una simple pregunta y que cada trabajador consciente debería hacerse y poner a discusión en su lugar de trabajo: ¿quién desperdicia el agua de red en San Pablo?
El gobierno responde que es la población. Pero la respuesta correcta es: la Sabesp. La empresa es responsable directa por un desperdicio anual del orden de una Cantareira. Exactamente: a través de las pérdidas que no son reparados para reducir gastos, para no afectar las ganancias de los accionistas en gastos de mantenimiento, se deja escurrir hacia los suelos casi un billón de litros de agua.
En 2004 la empresa Sabesp había firmado un compromiso de combatir estas brutales pérdidas de agua; desde entonces hizo lo contrario, despidió trabajadores y redujo el servicio de mantenimiento. Además, apenas trata el 64% de los desagües bajo su responsabilidad (pues no son lucrativos...)
La empresa llega a perder el 40% de su producción de agua, según el profesor Antonio Suffo, de la Unicamp (Carta Capital, 10/10/14). Se va por el desgaste de las juntas causando pérdidas. El fiscal M. Daneluzzi, a cargo de la investigación civil contra la empresa Sabesp, informa que sólo el año pasado, en 2013 se perdieron 924 mil millones de litros por pérdidas, lo que equivale a la capacidad máxima del sistema de Cantareira (Carta Capital, 21/05/14).
La ONU indica que en los países europeos no se pierde más que 1% de agua a través de la red de canalización. Además es gravísimo en términos de salud pública pues cada derramamiento en el suelo de San Pablo, uno de los más poluídos y contaminados de Brasil, implica ensuciar el agua que ya fue tratada. La consecuencia es que además de la pérdida, se contaminará el agua que será bebida en el futuro. En decir, privan al pueblo pobre de agua y abastecen la ciudad con enfermedades. ¿Cómo es posible confiar en la administración de la burguesía?
Es decir, la Sabesp que habla de premios para quien ahorre un litro de agua, que afirma que la población debe aprender a racionar el agua, es la misma que arroja una Cantareira por año.
Lo que debe ser dicho con toda firmeza es que Sabesp no se anticipó, está entre las responsables de la crisis actual y no tiene autoridad para exigir que el pueblo racione el agua cuando ella misma desperdicia en toneladas. Ni ella ni este gobierno tienen autoridad para dirigir ningún "comité de crisis".
La conclusión lógica de toda esta situación es que no es posible hablar seriamente de ningún comité anticrisis que no cuente con la intervención directa y consciente de la clase trabajadora a partir de sus sindicatos y su organización independiente en los barrios, comenzando por los trabajadores de la Sabesp.
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