Después del anuncio gubernamental presentando declaraciones de sicarios en torno al asesinato de gran número de personas -cuyos restos no son aún identificables como los de los 43 normalistas- los padres de familia y sus compañeros de la Normal de Ayotzinapa llamaron a continuar las movilizaciones, descreyendo del discurso del gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN).
En este contexto, el gobierno endurece su discurso contra los manifestantes y los hechos recientes desnudan la descomposición que corroe al estado mexicano, al calor de la dominación imperialista que se agravó las últimas dos décadas.
Movimiento en ascenso y respuesta gubernamental
El movimiento que comenzó a inicios de octubre, catalizó una profunda crisis política del “régimen de la Alternancia” del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN), y el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En ese contexto, en las últimas semanas, las movilizaciones masivas se combinan con acciones radicales en distintos estados. En Guerrero, la indignación popular incendió la sede del PRI y al mismo Congreso estatal. El 20/11, aniversario de la Revolución Mexicana, se prepara una gran movilización y un paro nacional al que se sumarán varios sindicatos, como los telefonistas.
Los empresarios exigen frenar a “los violentos”, por lo que EPN exigió “orden” amenazando con lanzar la represión; el adelanto de esto se vio con la provocación e incursión de la policía en Ciudad Universitaria (violando la autonomía universitaria) y en el encarcelamiento de activistas de la UNAM con un operativo descomunal de 2.500 efectivos. Busca amedrentar y desalentar las movilizaciones, y en su agenda está el utilizar métodos “legales” o “extralegales” contra sectores del movimiento.
Huelga General Política para echar a Peña Nieto
Ante esto se requiere una perspectiva política a la altura del enemigo a vencer. Para hacer real la demanda de Fuera Peña Nieto y los partidos de esta democracia asesina, el movimiento debe lograr mayor masividad y extensión nacional, y luchar hasta el final para echar abajo sus instituciones.
En ese sentido, la postura de López Obrador y su Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que el 26/10 realizó un acto ante 100.000 personas donde exigió la renuncia de EPN, elecciones anticipadas y poner fin a las Reformas Estructurales (fiscal, laboral, educativa y energética), deja la suerte del movimiento en manos de las mismas instituciones responsables de la desaparición de los normalistas. Y supone que las mismas –responsables también del fraude del 2006 y 2012- pueden democratizarse y convocar a elecciones “limpias”. Esto desarma al movimiento limitándolo en el mejor de los casos a un cambio del personal político en el Estado.
Por el contrario, desde el Movimiento de los Trabajadores Socialistas decimos que hay que preparar el camino para una gran Huelga General Política que ponga contra las cuerdas y derrote al gobierno. Es fundamental que los trabajadores y sus organizaciones entren a escena, al frente de una gran alianza obrera, campesina y popular, haciendo propia la “agenda” de la movilización.
La clase obrera mexicana sufrió importantes golpes –como la liquidación de Luz y Fuerza del Centro en 2009–, con direcciones traidoras como el charrismo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). Pero también viene de duras peleas, como el magisterio en 2013, que hoy vuelve a luchar en Guerrero y otros estados. La crisis actual puede ser la grieta por donde salgan a la lucha nuevos sectores de trabajadores.
Acciones como el paro del 20/11 puede ser un paso en ese sentido. La acción de los trabajadores daría a la movilización la fuerza que requiere acumular para lograr -mediante la Huelga General Política-, la caída del gobierno, imponiendo un gobierno provisional de las organizaciones obreras, campesinas y populares en lucha.
Gobierno provisional y Asamblea Constituyente
La primera medida de este gobierno provisional debería ser la convocatoria a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sin restricciones y con acceso igualitario a los medios de comunicación para las organizaciones obreras, campesinas, populares y de izquierda, con representantes electos por sufragio universal cada 50.000 habitantes, revocables y que cobren lo mismo que un maestro, donde voten todos los mayores de 16 años, en la cual la agenda de discusión sean las demandas de las grandes mayorías. Entre ellas, el fin de la represión, la militarización, la trata y los feminicidios, la legalización de las drogas para atacar el negocio del narco, la expropiación de los grandes capos de la droga y un conjunto de medidas para acabar con el flagelo de los cárteles coludidos con las fuerzas represivas y los políticos del régimen, lo cual incluye la autodefensa, a cargo de las organizaciones obreras y populares.
Y donde se resuelva tanto la demanda de tierra y autodeterminación para los campesinos e indígenas, como enfrentar el saqueo que convirtió al país en una estrella de la bandera norteamericana, rompiendo todos los pactos como el Tratado de Libre Comercio, a la par que un programa obrero de emergencia contra la explotación capitalista.
Para imponer esta Asamblea y sus resoluciones, debemos echar abajo las instituciones de esta democracia asesina, desarrollando la movilización revolucionaria y el impulso de los organismos de democracia directa de los trabajadores.
En esta lucha, los socialistas del MTS plantearíamos que es necesario ir hasta el final en atacar a los capitalistas, los terratenientes y las transnacionales, expropiándolos y acabando con las bases de este sistema de explotación, opresión y barbarie.
|