Después de las acciones multitudinarias de octubre y noviembre de 2014, el movimiento realizó nuevas acciones por la aparición con vida de los normalistas, como las movilizaciones del 26 de diciembre y las que lleva adelante el magisterio de Guerrero, junto a los padres de los desaparecidos y los normalistas de Ayotzinapa.
Ahora se suman otros sectores –como los trabajadores y estudiantes de enfermería–, que pueden alentar la salida de otros sindicatos y trabajadores que están resintiendo los duros planes reaccionarios de este Gobierno, como es el caso de los trabajadores petroleros, donde se anunciaron 10.000 despidos, o del magisterio de Oaxaca contra la federalización de los pagos.
Por su parte, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación votó un plan nacional de lucha en solidaridad con las demandas de los normalistas de Ayotzinapa y los padres de los desaparecidos, junto a otras demandas sociales y laborales.
El desprestigio del Gobierno y las instituciones se profundizó. La denuncia de la participación del ejército en la desaparición de los normalistas, y las amenazas represivas –concretadas contra quienes se movilizaron al Batallón 27 de Infantería de Iguala– demuestran el verdadero carácter de las instituciones del estado.
La tendencia a la crisis política –en un contexto de fuertes nubarrones en la economía – es alimentada con nuevas crisis en distintos estados del país –como Guerrero–, donde el Gobierno evidencia la dificultad para estabilizar y garantizar la gobernabilidad. Distintos sectores están planteando, frente a las elecciones intermedias de este año, la propuesta de boicotear por distintas vias las elecciones.
Ante eso, es necesario fortalecer y masificar la lucha contra Peña Nieto y esta democracia bárbara del PRI, PAN y PRD.
Por una gran movilización nacional
Es por eso que, desde el Movimiento de los Trabajadores Socialistas, como puede seguirse en nuestra pagina web www.mtsmexico.org, proponemos impulsar una nueva y gran movilización nacional que golpee al gobierno de Peña Nieto y muestre que el movimiento continúa en ascenso.
Los sindicatos y organizaciones populares tienen que poner toda su fuerza, convirtiendo el octavo Día de Acción Global convocado para este 26 de enero, en una jornada que agrupe a millones en las calles de todo el país, y que retome lo que iniciamos el 20N con el paro de los telefonistas y otros sectores.
Impulsemos un encuentro nacional de lucha
Para fortalecer y ampliar el movimiento, es menester construir una coordinación nacional basada en delegados de base. Recientemente, la Asamblea Nacional Popular resolvió una próxima “reunión de las representaciones de los referentes unitarios, sindicatos, organizaciones sociales y colectivos”. Eso puede ser un paso adelante: pero es esencial que los grandes sindicatos se sumen activamente a esta coordinación.
En ese sentido, hay que tomar medidas concretas, como sería realizar un gran Encuentro Nacional de Lucha, con delegados revocables y con mandato de base, donde se discuta un Plan Nacional unificado.
Deben ser parte de esta coordinación nacional –entre otros– la Unión Nacional de Trabajadores (que nuclea a los telefonistas, trabajadores universitarios y otros sectores), el magisterio democrático organizado en la CNTE y el Sindicato Mexicano de Electricistas, pero también los estudiantes y trabajadores de enfermería en lucha y organizaciones estudiantiles como la Asamblea Interuniversitaria.
Una necesidad que surge de las actuales movilizaciones es un pliego unificado que –partiendo de la lucha contra Peña Nieto y el PRI-PAN-PRD y por la aparición con vida de los normalistas–, integre las demandas de los demás sectores: como la libertad de los presos políticos, el alto a los asesinatos de periodistas, y contra las reformas en el sector salud.
Los trabajadores deben encabezar la lucha
Es imprescindible sumar a la lucha a los sectores más amplios del movimiento obrero: desde los sindicatos que se reclaman opositores, hasta los millones que no tienen sindicatos, o que sufren la opresión de los charros oficialistas.
Desde octubre, en el Movimiento de los Trabajadores Socialistas, en distintos foros, asambleas y movilizaciones callejeras, propusimos preparar las condiciones para una verdadera Huelga General Política, hasta que se vaya Peña Nieto y el PRI-PAN-PRD, e imponer un gobierno provisional de las organizaciones obreras campesinas y populares en lucha.
En contra de cualquier ilusión en que es posible reformar las instituciones, hay que luchar hasta el final para acabar con las instituciones de esta democracia barbara, que es irreformable y está al servicio de los patrones y el gobierno de los Estados Unidos.
Este gobierno provisional de las organizaciones en lucha podría convocar a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, para discutir y resolver las demandas largamente postergadas.
Por una Asamblea Constituyente realmente libre y soberana
Pero esta no puede ser convocada por este régimen político ni realizarse mientras Peña Nieto se mantenga en el poder. Impulsémosla sobre las ruinas de estas instituciones –como el Congreso, la Justicia, los gobiernos estatales y municipales coludidos con el narcotráfico–, organizada de forma independiente de los partidos de esta democracia asesina, sin ninguna restricción y con acceso igualitario a los medios de comunicación para las organizaciones obreras, campesinas, populares y de izquierda, con representantes electos por sufragio universal cada 50 mil habitantes, que sean revocables y cobren lo mismo que un maestro, donde voten todos los mayores de 16 años.
Allí deberemos discutir –junto a la aparición con vida de nuestros compañeros, la libertad de los presos políticos, contra la militarización y los feminicidios– como enfrentamos el Tratado de Libre Comercio y todos los pactos que nos atan al imperialismo.
Así como echar abajo todas las reformas reaccionarias –como la energética, educativa y laboral–, resolver la demanda de tierra para los campesinos y la autodeterminación para los pueblos indígenas, y poner un alto a la entrega de los recursos naturales a las trasnacionales.
Para imponer esta perspectiva, será necesaria la movilización revolucionaria de los trabajadores y el pueblo y el desarrollo de sus organismos de democracia directa. En esta lucha, los socialistas del MTS plantearíamos que hay que ir hasta el final, expropiando a los capitalistas y las trasnacionales y acabando con este sistema de explotación y barbarie.
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