La crisis económica venezolana es, sin duda, grave. El país sufre una recesión económica, precios arreciados por una alta inflación y una aguda escasez que se ha agravado en los primeros días de enero, obligando a miles de personas a hacer colas en busca de bienes básicos. La escasez de productos, desde leche hasta papel higiénico, empeoró, al tiempo que la inflación continúa una dinámica creciente. En cuanto esto, los precios de la cesta venezolana tocaron su menor nivel en casi seis años, y al momento de escribir este artículo el barril del petróleo se cotizaba en 39,44 dólares. Según diversas encuestadoras, la situación ha golpeado la popularidad de Maduro, mientras analistas han recomendado impopulares medidas como una unificación cambiaria, un alza más de la gasolina y de los precios de bienes regulados. Es decir, le recomiendan medidas que afectarán directamente al pueblo, pues a ellos no les importa quien pague la crisis.
Los inciertos resultados de una larga gira internacional
El presidente Nicolás Maduro continúa realizando un largo viaje que ha cubierto en los últimos días Irán, Arabia Saudita, Qatar, Argelia, Rusia, y al momento de escribir este artículo se negocia una visita imprevista a México. Además de buscar financiamiento para la delicada economía, uno de los objetivos es para reunir apoyo en su iniciativa diplomática destinada a impulsar la recuperación del mercado petrolero, buscando persuadir a las grandes naciones petroleras de recortar su producción para frenar la acentuada caída de los precios.
Pero las cosas al parecer no van muy bien, según la amplia mayoría de las agencias noticiosas, el presidente venezolano recibió una fría respuesta a su pedido por parte de los principales productores del Golfo Pérsico, que ha visitado. Las perspectivas de Venezuela con Rusia tampoco se ven alentadoras. El ministro de Energía ruso, Alexander Novak, manifestó antes de reunirse con Maduro que muchas naciones consideran que es imposible regular artificialmente los precios del petróleo y que la actual volatilidad es una condición del mercado, según señaló la agencia Reuters.
Por otra parte, desde Rusia, Maduro manifestó que "He conseguido los recursos necesarios para que el país mantenga su ritmo de inversiones, de importación, la estabilidad económica", agregando que son "cuantiosos recursos". Pero al no ser claro con respecto a estos “recursos”, muchos han puesto en duda si realmente los ha obtenido luego de su viaje, es decir, dinero sonante y constante. Por ejemplo, los 20 mil millones de dólares de China, se trataría solamente de inversiones pero no de dinero líquido, lo mismo con acuerdo con otros países.
Otro ejemplo, con respecto a lo dicho sobre Qatar donde el presidente Nicolás Maduro, con el fin de darle oxígeno al país para cubrir la caída de los precios y tener los recursos para el presupuesto nacional de divisas, había anunciado una alianza financiera con importantes bancos cataríes. Sosteniendo Maduro que "esto le permitiría cubrir las pérdidas derivadas de la caída de los precios del petróleo". Según la agencia Reuters, fuentes de la industria en Qatar han manifestado que el país todavía estaba estudiando la posibilidad de invertir en los sectores de energía, bienes raíces y turismo de Venezuela. "No se está inyectando dinero de Qatar todavía. Estamos en la fase de estudio que puede incluir la construcción de una refinería en Venezuela en el transcurso de dos años", según estas fuentes señaladas por esta agencia.
En este marco, las agencias calificadoras de riesgo se apresuran a descalificar a Venezuela, complicando más el panorama externo. Así, la agencia Moody’s Investors Service dijo el martes que había un alto riesgo de que Venezuela caiga en moratoria de pagos, y recortó la calificación de deuda venezolana al nivel de "basura”. Para analistas del Financial Time “la amenaza de la creciente situación deja el gobierno en Caracas con una elección: ¿debe utilizar sus escasos recursos para pagar los tenedores de bonos, o llenar de comestibles las estanterías del país? Cada vez es más difícil hacer las dos cosas”. Aunque Maduro ha prometido pagar a los acreedores y muchos economistas dudan de que una moratoria se produzca pronto, la situación no es nada fácil al Gobierno nacional.
Es por todo esto que el regreso del Presidente Maduro de su larga gira es de las más esperadas en el país, aún cuando su agenda del viaje no termina de definirse. El segundo viaje a Rusia en la gira no estaba previsto como tampoco el de México si es que llega a concretarse, razón por la cual, su presencia en la Asamblea Nacional para hacer la rendición de la Memoria y Cuenta que constitucionalmente tenía que hacer este 15 de enero, fue postergado para el día 20. En dicho discurso están puestas todas las expectativas, donde además de que detalle los resultados concretos de su viaje, se espera que anuncie las nuevas medidas económicas que desde diversos ángulos se le reclama.
Mientras tanto, las largas colas para la compra en los supermercados se acrecientan, al compás de la propia paciencia del pueblo. Maduro habla que le han declarado “una guerra económica”. Si así fuera, no está actuando en consecuencia: empresario que boicotea, empresario expropiado sin indemnización y que la empresa pase al control de sus trabajadores. El gobierno está haciendo lo opuesto, busca una tabla de salvación en los acuerdos con los sectores empresariales, haciéndoles más y más concesiones, y en acuerdos con sectores externos que comprometen al país.
La derecha venezolana se prepara
En medio de todo este panorama, no causa sorpresa las conversaciones y supuestos acuerdos alcanzados entre las organizaciones y personalidades que conviven dentro de la derechista Mesa de Unidad Democrática (MUD), que viene de estar fuertemente divida, acuerdos sobre todo entre la facción representada por los dirigentes Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, y el bloqie encabezado por el excandidato presidencial y gobernador del estado Miranda Henrique Capriles. En una conferencia de prensa realizada el miércoles 14, Capriles Radonski declaró que: Éste es el momento perfecto para cambiar el Gobierno… Va a volver la unidad perfecta. Se va a reorganizar, a reaglutinar”. Para agregar demagógicamente que “Hace un año dijimos que la situación no estaba en sintonía con los más humildes. Eso hoy cambió 180 grados.
Las condiciones de hoy son muy distintas a las de hace un año”. Capriles también anunciaba que tiene “un conjunto de acciones que le voy a presentar a todos los partidos y a todo el liderazgo”, anunciando reuniones en “las próximas horas” con otros factores de la oposición de derecha “para consolidar acciones de movilización” y que "en las próximas horas" será el secretario ejecutivo de la coalición de partidos de la derecha, Jesús Torrealba, “quién anunciará las acciones en las calles”.
Por su parte, en una declaración de este miércoles 14, María Corina Machado, Antonio Ledesma, y Leopoldo López han declarado que “A comienzos del 2014 el cambio político era urgente. A comienzos del 2015 es impostergable”, “la salida del régimen es impostergable”, en clara alusión a una política de forzar la salida de Maduro. Estos tres conspicuos dirigentes radicales derechistas se mueven también en la búsqueda del apoyo externo.
De conjunto, la MUD ya recibió el empujón que le diera Obama con la aprobación de posibles sanciones a Venezuela y a miembros del Gobierno de Maduro. Pero esta facción más recalcitrante quiere más presión, y trae al país a tres importantes ex presidentes de la derecha continental latinoamericana, como Sebastián Piñera de Chile, Andrés Pastrana de Colombia, Felipe Calderón de México, en lo que se da en llamar Foro Poder Ciudadano para que hablen de “democracia”. No es casualidad el momento político en que vuelven, y que estos ex presidentes de peso se hagan presentes en el país, connotados derechistas, nada más y nada menos, se trata de personajes que tienen sus manos comprometidas con ataques al pueblo, además de escándalos de corrupción como es el caso de Piñera y Calderón.
Se trata de un empujón muy fuerte a la derecha venezolana, dándole legitimidad y respaldo internacional para que tome fuerza en el plano nacional; “No estamos solos. Líderes mundiales vienen a Venezuela! Gracias, Presidentes”, declaró María Corina Machado.
Por su parte Iglesia Católica, que se ha caracterizado por su alineamiento derechista, no se queda atrás en el momento actual. En su reciente declaración de su Conferencia Episcopal declaró: “Esta crisis se acrecienta… por la ineficacia de las medidas y planes que está aplicando el Gobierno Nacional para enfrentarla”. Enfatizando que “El mayor problema y la causa de esta crisis general, como hemos señalado en otras ocasiones, es la decisión del Gobierno Nacional y de otros órganos del Poder Público de imponer un sistema político–económico de corte socialista marxista o comunista”. Para rematar con que “Los líderes de la oposición están en la obligación de presentar un proyecto común…”, en claro llamado a fortalecer el bloque derechista, del cual el grueso de las sotanas venezolanas se sienten parte.
La clase trabajadora tiene que prepararse
Como vemos, tanto desde el Gobierno de Maduro, como desde el bloque de la derecha de la MUD, se preparan cada uno con sus distintas políticas y propuestas de medidas económicas, donde tanto unas como otras terminarán recayendo sobre el pueblo, más allá de las diferencias en los proyectos políticos. Por eso la clase trabajadora tiene que prepararse si no quiere ver que la crisis del chavismo la capitalice una derecha recalcitrante antiobrera y proimperialista.
El pueblo trabajador es el que sufre los problemas de escases, las largas colas para la compra de los alimentos básicos, la carestía de la vida, la fuerte caída de los ingresos, la devaluación de los salarios, los despidos, y es sobre el que cae y caerá con más fuerza lo peor de la crisis. Por eso hoy más que nunca se hace urgente la mayor unidad de las filas obreras y del pueblo pobre, discutir en asambleas en las fábricas y lugares de trabajo. La clave es la realización de encuentros de trabajadores y trabajadoras regionales que prepare un gran Encuentro Nacional de la clase trabajadora para discutir un programa de salida obrera frente a la crisis. No hay tiempo que perder.
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