Llamado en defensa de Petrobras, de los derechos laborales, por la reforma política y la democracia, los actos que lograron alcance nacional fueron en verdad una demostración de fuerzas en defensa del gobierno de Dilma.
Este viernes la Central Única de los Trabajadores (CUT), la Federación Única de los Petroleros (FUP), la Central de los Trabajadores de Brasil (CTB), el Movimiento Sin Tierra (MST), la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) y otros movimientos, realizaron actos en diferentes capitales del país, especialmente en San Pablo que reunió a 40 mil personas.
Llamado en defensa de Petrobras, de los derechos laborales, por la reforma política y la democracia, los actos que lograron alcance nacional, fueron en verdad una demostración de fuerzas en defensa del gobierno de Dilma. Las manifestaciones se desarrollaron en contraposición al acto convocado por la oposición de derecha, el próximo 15/3 por el impeachment de Dilma.
En San Pablo, las entidades ligadas al gobierno lograron reunir a más de 40 mil personas en la Avenida Paulista (según la DataFolha). A pesar de la clara defensa del gobierno de Dilma, los actos estuvieron cruzados por críticas a las Medidas Provisorias (decretos) que atacan los derechos laborales y previsionales, al aumento de las tasas de interés y los recortes presupuestarios de servicios esenciales para la población. En Río de Janeiro, donde el acto reunió a casi 3 mil personas, la principal bandera fue la defensa de Petrobras frente a los intentos de avanzar en su privatización y la reforma política como respuesta a los escándalos de corrupción.
Este programa defendido en los actos busca lidiar con el desgaste que el gobierno petista sufre en las bases de las organizaciones que lo apoyan. Sin eso, seguramente contarían con más dificultades para movilizar al acto y aglutinar apoyos ya que la insatisfacción por Dilma es general al estar aplicando el programa de ajustes que afirmó rechazar en las elecciones.
Aun así, para lograr una marcha de 40 mil en San Pablo, tuvieron que recurrir a los métodos propios de la burocracia subordinada al gobierno. Maniobraron para unificarlo con el acto/asamblea de profesores organizado en función de los ataques que el sector viene sufriendo por parte del gobernador Geraldo Alckmin; pusieron todo el aparato de la intendencia del PT en movimiento e incluso llevaron personas pagas de forma clientelar.
Vagner Feitas, presidente nacional de la CUT, aprovechó el acto para defender un programa desarrollista de cambio de política económica (enfocando los problemas del gobierno en el Ministro de Hacienda Joaquim Levy), pues la próxima semana presentarán un Manifiesto de coalición Capital/Trabajo junto a las principales entidades patronales del país, en defensa del cambio de política económica. “Tenemos una clase trabajadora organizada y una clase empresarial fuerte, si tuviéramos condiciones de elaborar una política económica centrada en el crecimiento sería bueno para todo el mundo” (site de la CUT), destacó Vagner en su discurso durante el acto.
Las manifestaciones defendieron también a la estatal Petrobras. Los discursos iban en el sentido de que no entregarían este enorme patrimonio brasilero a su privatización, refiriéndose al escándalo de corrupción como antesala para que los sectores de la oposición de derecha avancen hacia la completa privatización de la empresa. Sin embargo, ocultan que Dilma ya viene implementando la agenda de Aécio y del PSDB de privatización de la Petrobras, aunque en cuotas, además de los ajustes económicos.
En otras ciudades del país, cubriendo todas las regiones y ganando dimensión nacional, se dieron manifestaciones convocadas por las mismas entidades sindicales y populares. En Salvador, Recife, Campo Grande, Belo Horizonte, Brasilia y otras capitales, los actos reunieron casi 2 mil personas cada uno. Además la FUP junto a los sindicatos regionales, organizaron desde temprano el retraso en el ingreso de los trabajadores del primer turno de las refinerías de Petrobras, en todo el país, por casi dos horas como parte de la jornada de luchas.
La real importancia de estas manifestaciones del pasado 13/3 solo podrá medirse en comparación con la dimensión que adquieran las manifestaciones convocadas para este domingo 15/03 contra el gobierno.
El discurso de las centrales sindicales y los movimientos populares en defensa de “más derechos”, oponiéndose a las medidas draconianas de ajustes por parte de Dilma, oculta en la práctica que fueron estas mismas organizaciones las que se han negado a poner en pie un verdadero plan de lucha para enfrentar los ataques con la fuerza de la movilización de sectores, cada vez más amplios, descontentos de la población. Se niegan no solo a poner en pie una lucha firme contra los ajustes sino también a defender que los sindicatos y movimientos sociales se movilicen en forma independiente para garantizar que este escándalo de corrupción no quede impune.
Por el contrario, subordinan las críticas a los ataques al gobierno a la defensa de Dilma, imposibilitando cualquier lucha seria. Y proponen una alternativa a la política económica de ajustes junto a las centrales patronales, que buscan estímulos económicos por parte del gobierno y quieren que los trabajadores paguen la crisis, a través de la desvalorización de los salarios, el desempleo y el fin de los derechos laborales. Son parte de las negociaciones entre la CUT y la Fiesp, por ejemplo, la ofensiva de despidos y retiro de derechos en la industria que los grandes empresarios actualmente están implementando.
Los sindicatos y centrales sindícales, movimientos sociales antigubernamentales y clasistas necesitan pasar al frente organizando asambleas de base y coordinadoras regionales democráticas que pongan en pie un plan de movilización capaz de enfrenar los ajustes e impedir que este escándalo de corrupción quede impune. Llamando a las bases de la CUT y del MST a la unidad en esta pelea, exigiendo a sus direcciones que abandonen su política pasiva de conciliación con el gobierno y la patronal. Este es el camino para construir una tercera fuerza política independiente que no deje a los trabajadores rehenes ni del gobierno ni de la oposición de derecha.
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