Los trabajadores debemos participar del paro del 15 de abril, organizándonos desde las bases, para que sea un efectivo paro nacional como parte de un plan de lucha que tenga continuidad con actos, movilizaciones, paros y huelgas nacionales para derrotar la ley de precarización y los decretos del gobierno y de la casta política en el Congreso.
Después de las movilizaciones de marzo, todas las organizaciones de la izquierda y movimientos sociales de Brasil hablan sobre la necesidad de construir una “tercera vía” o una “alternativa de izquierda”. Esto porque el comienzo de 2015 está signado tanto por el plan de ajustes del gobierno Dilma (y de toda la clase dominante) como por una nueva articulación de direcciones de la derecha, ancladas en la insatisfacción frente a los incontables casos de corrupción y al descontento social. Aun los que dieron su voto “útil” a Dilma, como sectores mayoritarios del PSOL, tuvieron que admitir “un agotamiento del gobierno y del PT” y al mismo tiempo muchos levantan la bandera contra un supuesto “golpismo” e impeachment (destitución).
El avance de los ataques del gobierno se nota con la aprobación del Proyecto de Ley 4330. La presidenta Dilma intentó hacer demagogia para aparecer “a favor de los trabajadores”, declarando que “La posición del gobierno va en sentido de que la tercerización no puede comprometer los derechos de los trabajadores”. No es más que demagogia de una presidenta impopular, porque sigue defendiendo la tercerización, solo pretende asegurar para las “arcas” del gobierno la garantía de que “las empresas contratadas aseguren el pago de salarios, de contribuciones previsionales y, al mismo tiempo, también paguen sus impuestos”.
Este ataque ha obligado a las centrales sindicales oficialistas a responder, con el llamado a un paro nacional para el próximo día 15 de abril. Este paro nacional tendría como única demanda la lucha contra el Proyecto de Ley precarizador (PL4330) y los decretos del ajuste previsional (MP 664 y 665). No se puede esconder que las centrales sindicales también son responsables por el aumento de las tercerizaciones y de las pésimas condiciones de trabajo, porque impidieron la movilización de los trabajadores para mantener sus acuerdos con los gobiernos y los empresarios. Desde la asunción de la presidenta Dilma y del ministro Joaquim Levy, esas centrales sindicales no han hecho nada para organizar, unir y movilizar a los trabajadores contra los decretos del gobierno del PT y del PSDB, sin embargo esas luchas siguen aisladas y abandonadas por esa burocracia sindical.
A pesar de esto, todos los trabajadores debemos participar, organizándonos desde las bases, para que el 15A sea un efectivo paro nacional como parte de un plan de lucha que tenga continuidad con actos, movilizaciones, paros y huelgas nacionales para derrotar el PL 4330 y los decretos del gobierno y de la casta política en el Congreso.
En esta unidad, sin ninguna confianza en los dirigentes de la CUT, CTB y demás centrales oficialistas y pro patronales, tenemos que debatir cómo construir una “alternativa” o una “tercera vía” independiente del gobierno y los patrones, retomando la idea de que no estamos ni con el gobierno ni con la derecha.
La izquierda frente al paro y la situación nacional
Si analizamos la política de las organizaciones de la izquierda, como por ejemplo el PSOL, veremos algunos límites. La Dirección nacional del PSOL antes de las manifestaciones de los días 13 y 15 de marzo publicó la llamada “Carta de Brasilia” que reunía una serie de propuestas para enfrentar la crisis, un documento crítico al gobierno de Dilma. Sin embargo, luego de los actos contra el gobierno Dilma y la corrupción del 15 de marzo, importantes figuras del PSOL, como el diputado federal Ivan Valente, reunido con André Singer (PT) y Guilherme Boulos (MTST) defendió la formación de un “frente social” o “frente popular” para, en teoría, combatir el “avance de la derecha”: “Se formó, entre los participantes, un consenso de que es posible unificar a la izquierda. No contra el gobierno Dilma, que en ningún momento fue citado como el enemigo principal. Sino contra el ajuste de la derecha –que significa el secuestro, por la derecha, de un gobierno elegido con discurso de izquierda. Y especialmente contra la derecha que llena de odio las calles y el Congreso”, según un site ligado al oficialismo.
En este debate queda claro, al menos de parte de una de las alas del PSOL, liderada por Ivan Valente y Randolfe Rodrigues, la vuelta de aquella idea de defender el “mal menor”. La bandera “contra la derecha” cuando no está delimitada claramente del gobierno Dilma, termina en la práctica siendo una defensa del gobierno como “mal menor”. Otras organizaciones de izquierda, como el PCO, ni intentan ya esconderlo: es la defensa enfática del gobierno Dilma contra un pretenso “golpe de estado”.
El líder del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST), Guilherme Boulos, es crítico del gobierno Dilma pero “se encuentra con frecuencia con el ex presidente Lula” según la noticia mencionada. En una convocatoria compartida, entre otras organizaciones, con la CUT, el PSOL, la juventud Juntos (del MES de Luciana Genro), el MTST convoca para el 15 de abril a un acto a las 17 horas con el lema “Contra la derecha, más derechos”. Este acto, a pesar de críticas al “gobierno federal” (sin citar el nombre de la presidenta Dilma) en realidad pretende enmascarar su apoyo a la presidenta y al PT como si estuviésemos frente a una real amenaza de “golpismo” de la derecha, como si el gobierno federal y el PT –con Lula a la cabeza– no estuviesen cada vez más girando a la derecha, entregando mayores poderes políticos al PMDB como garantía de “gobernabilidad”, es decir, recuperar las condiciones políticas para implementar los ajustes económicos y sociales que preserven los intereses de los capitalistas y de la casta política contra los derechos laborales y sociales de la clase trabajadora y de la antes aliada “clase C”.
En este escenario, Luciana Genro, principal figura del PSOL, ha agitado las consignas de que “la salida es por izquierda” pero ahora, cuando se alía al MTST y el proyecto de “frente social”, agita en forma más enfática la consigna “más derechos”, y no “contra los ajustes de Dilma-Levy”. En las últimas reuniones de la CSP-Conlutas se abrió un debate sobre la formación de una unidad de la izquierda, donde todas las corrientes del PSOL defendieron acríticamente la unidad con el MTST, incluso dividiendo la propia CSP-Conlutas, donde el PSTU correctamente ha denunciado que este frente (que el año pasado tenía el nombre “frente por las reformas populares”) terminaba sirviendo de apoyo, aunque velado, al gobierno Dilma.
Este 15 de abril tenemos que llevar hasta el final la lucha contra el PL 4330 y los ajustes. Por eso, el acto convocado a las 17 horas debería ser expresión directa de la entrada en escena de los trabajadores, tomando para sí las demandas del paro nacional que debe ser efectiva y construida en asambleas de base, con piquetes y cortes de ruta que sean una demostración de fuerza unitaria de los trabajadores.
En una manifestación como esta, está planteado que la izquierda, sus sindicatos y los movimiento sociales combativos formen un bloque antigubernamental, impidiendo que la CUT y el MTST utilicen las movilizaciones para “blindar” – aun cuando indirectamente – al gobierno de Dilma y el PT. Solo así podremos avanzar en una unidad de la izquierda que señale hacia una tercera fuerza, ni con el gobierno (y el PT) ni con la derecha.
(*) La autora es dirigente de la Liga Estrategia Revolucionaria de Brasil y del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Pablo (SINTUSP)
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