Tsipras cede a los acreedores y plantea un nuevo ajuste contra el pueblo
25 JUN 2015 | Luego de prometer una y otra vez que no permitiría nuevos ajustes, el gobierno griego terminó proponiendo aumentar la edad jubilatoria a 67 años y el IVA al 23%. Esta nueva claudicación abrió una crisis política en el partido gobernante Syriza (Coalición de la Izquierda Radical) y no es seguro que la propuesta sea refrendada por el Congreso. A pesar de las concesiones, el FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea (Troika) no cierran el acuerdo y exigen más ajustes.
Tsipras cede a los acreedores y plantea un nuevo ajuste contra el pueblo
El lunes 22 de junio el gobierno griego presentó una nueva propuesta ante la Troika para destrabar el último tramo del “rescate” financiero que negoció el anterior gobierno conservador de Antonis Samarás (memorándum). Ese dinero es necesario para evitar un default de la deuda que podría darse el próximo 30/6 cuando vence un pago al FMI por 1.500 millones de euros.
El acuerdo que está negociando Tsipras con la Troika hace cinco meses, y que ahora se encuentra más cerca de concretarse, implica la aceptación por parte de Grecia de la mayoría de las exigencias de esta, abandonando casi todas sus promesas electorales.
El 20 de febrero fue la primera gran concesión, al aceptar la prórroga del rescate, el control de la Troika sobre las cuentas griegas y el compromiso de no tomar “medidas unilaterales”. A este primer retroceso, le siguió un aumento de las presiones del Eurogrupo y el FMI para imponer la continuidad de las políticas de recortes y “austeridad”, en el marco asfixiante del pago de la deuda.
El gobierno de Tsipras se ubicó en una posición absolutamente defensiva, retrocediendo con cada nueva propuesta. Las últimas semanas, las negociaciones se han desarrollado en medio de un constante chantaje desde el BCE, el Eurogrupo y el FMI, amenazando con el fantasma del “Grexit” (salida de Grecia de la Zona Euro) y la quiebra económica del país que podría llevar al temido “corralito” y una fuerte devaluación que genere una espiral inflacionaria similar a la situación que vivió Argentina entre 2001 y 2003.
La última propuesta de Tsipras, presentada por muchos como un “buen acuerdo” frente al escenario catastrófico, acepta finalmente una reforma en el sistema de pensiones, con una eliminación paulatina de las prejubilaciones, aumento de la edad jubilatoria y mayores cargas en las contribuciones sociales para los pensionistas. También se aplicarán aumentos en impuestos regresivos como el IVA (que afectan especialmente a la población trabajadora y de menos recursos).
Crisis en Syriza
Uno de los referentes de la Plataforma de Izquierda de Syriza (el ala ubicada más a la izquierda dentro de la coalición), Stathis Kouvelakis, aseguró que “la lista de medidas del nuevo paquete de austeridad propuesto por el gobierno es absolutamente deprimente”. El vicepresidente del Parlamento e integrante de Syriza, Alexis Mitrópulos, dijo a su vez que estas propuestas “no se pueden votar, porque son extremas y antisociales”.
Esto puso en duda la posibilidad de que el gobierno logre una votación favorable en el Parlamento. Sin embargo, Tsipras cuenta con otras opciones. La primera, el apoyo que pueden dar al acuerdo otros partidos, como los diputados de To Potami, un partido liberal de centro.
Otra, que no puede descartarse, es que el gobierno se vea obligado a llamar a un referéndum, o incluso a elecciones anticipadas, para ratificar el acuerdo. Si bien esto abriría un período de incertidumbre política, el gobierno cuenta a su favor con un importante grado de apoyo entre la población.
¿Está planteada la ruptura de Syriza en lo inmediato? No está claro todavía, aunque es una posibilidad. Lo que es indudable es que los sectores críticos de Syriza han desperdiciado un tiempo valioso en “debates parlamentarios” dentro del irrelevante Comité Central de Syriza, durante el cual no solo se negaron a impulsar la movilización en las calles, sino que llamaron a confiar en el gobierno, del que siguen formando parte.
Lo que hacía falta eran menos declaraciones a la prensa y más acciones para desarrollar la organización de los trabajadores y la lucha de clases. Pero para ello, la “izquierda” de Syriza debería haber roto hace tiempo con el Gobierno y con su propio partido, que es justamente lo que no está dispuesta a hacer.
Por una salida obrera y popular
En estos primeros 150 días de gobierno, el gobierno de Syriza ha demostrado la impotencia de su estrategia reformista de conciliación con la Troika y los acreedores imperialistas europeos. Es imposible pagar la deuda externa y acabar con los ajustes que ahogan al pueblo en el marco de la recesión económica que atraviesa el país. La crisis la pagan los trabajadores o la pagan los capitalistas. No hay posibilidad de “salidas intermedias”.
En Argentina la política de los gobiernos kirchneristas de ser “pagadores seriales” de la deuda externa, demostró su completo fracaso. Pese a los miles de millones de dólares entregados a los buitres acreedores, la deuda en términos absolutos sigue aumentando (aunque haya disminuido en relación al PBI) y prepara nuevas crisis y ajustes en el futuro.
Para evitar que el pueblo griego sea condenado a la miseria por generaciones, se hace más urgente que nunca la necesidad de imponer mediante la lucha de clases un programa que enfrente a la Troika, planteando la ruptura de todos los acuerdos y el memorándum. Es imprescindible dejar de pagar la deuda externa para poner esos recursos al servicio de los trabajadores y el pueblo. Nacionalizar la banca para frenar la fuga de capitales y reinvertir en el país, por ejemplo, con planes de obra pública. Anular todas las privatizaciones que entregaron activos del estado a los capitalistas nacionales y extranjeros. Establecer el control obrero en las empresas estatales para terminar con el derroche de recursos y la corrupción. Nacionalizar y poner bajo control de sus trabajadores a toda empresa que cierre o despida.
Una salida de este tipo sólo se podrá imponer con la movilización revolucionaria de las masas obreras y populares que deberán romper con cualquier ilusión en el gobierno conciliador de Tsipras y Syriza. En ese camino, es fundamental desarrollar la solidaridad y la movilización a nivel europeo e internacional con el pueblo griego y contra la Troika, comenzando por exigir la anulación de la deuda externa y el fin de los chantajes e intromisiones en la economía y la política griegas.
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