Luego de esperar durante un mes (desde las elecciones del 9 de agosto) reflexiones serias sobre el resultado de las PASO en la izquierda y propuestas para la campaña electoral hacia octubre, hemos visto decenas de artículos y declaraciones de dirigentes del PO y de IS intentando desprestigiar la campaña de Nicolás del Caño, Myriam Bregman y el PTS. Nos vemos así obligados a volver sobre el balance de aquella campaña, dado que es la base para proponernos crecer. Como decía el nombre de nuestra lista, nuestro objetivo fue (y es) “Renovar y fortalecer el Frente”. PO e IS se han empeñado en construir un “relato” que oculta que fueron sus direcciones quienes optaron por rechazar toda propuesta unitaria e ir a las PASO con dos listas. Pretenden justificar su derrota sosteniendo que el PTS ganó en base a una campaña donde la “renovación” tuvo un contenido “juvenilista” y “democratizante” [1] Si así fuera, el FIT llegaría debilitado a las elecciones generales. No se atreven a decirlo porque obviamente no es el caso. El FIT está fortalecido en su carácter político y en sus candidatos y candidatas, y peleará en forma unitaria por el voto masivo para la fórmula presidencial y para lograr el ingreso de nuevos diputados y nuevas diputadas.
Una “renovación” revolucionaria frente a una política reaccionaria
Nuestro planteo de “renovación” en el FIT fue la culminación de un proceso que arrancó con las propuestas de candidaturas que planteamos como PTS luego de nuestro XIV Congreso en junio del 2014, sin aceptar como “natural” la candidatura de Jorge Altamira. Su contenido no tenía que ver con la juventud de nuestros candidatos, sino con expresar el carácter político que queríamos (y queremos) darle al FIT: defender su claro programa obrero y socialista, de independencia política de los trabajadores, y apostar a su desarrollo no electoralista-agitativista (forma de construcción que prioriza el PO), sino sólidamente basado en la lucha de clases, profundizando lo que ya muchos reconocen como una de sus características distintivas: expresar en la superestructura política la inserción y las luchas que damos “por abajo”. La práctica política de Nicolás del Caño como diputado nacional durante el 2014, así como las de Christian Castillo, Raúl Godoy o Noelia Barbeito, combinando las intervenciones en el Congreso con su participación en los piquetes de los paros generales y de la heroica lucha de los obreros de Lear, expresó claramente ese contenido, y por esto lo propusimos luego como nuestro precandidato a presidente. Nunca fue un ultimátum, sino siempre como propuesta para discutir de conjunto en el FIT.
Mientras, el PO junto a IS proclamaron la candidatura de Altamira en el Luna Park y se encaminaron a buscar acuerdos con corrientes simpatizantes del chavismo o de Evo Morales, que manifestaban su apoyo al FIT, pero manteniendo claras diferencias con su programa y con la práctica política de las organizaciones que lo integramos. Recordemos que Jorge Altamira viajó para entrevistarse con el Perro Santillán a Jujuy sin cruzar una palabra con el destacado referente del FIT en la provincia, el compañero Alejandro Vilca del PTS, delegado de base del SEOM, crítico de la dirección del sindicato (y ahora categórico ganador de las PASO). Otras corrientes, como Pueblo en Marcha, apoyaron a listas de centroizquierda competidoras del FIT en Santa Fe. Por todo esto, nosotros planteamos iniciar un proceso de experiencia común y discusión antes de incorporar a estas corrientes al FIT. Incluso estaba en debate la posibilidad de incorporar candidatos del SEOM en Jujuy a pesar de las diferencias con la corriente de Santillán.
La gravedad de la opción política de ampliar al FIT licuando los límites de la más estricta independencia de clase quizá pueda comprenderse ahora más cabalmente a la luz de la experiencia de Grecia, donde una “coalición de izquierda”, Syriza, que venía de triunfar en las elecciones con un programa “antiausteridad”, pero con la ilusión de lograr esto bajo el mando de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI (la llamada Troika), convocó a un plebiscito donde triunfó el “No” al memorándum de ajuste, para luego traicionar esos mandatos y convertirse en el Gobierno que aplica el plan de austeridad. El proceso muestra a los ojos de todos los sectores de izquierda de todo el globo el fracaso de los proyectos reformistas, y reactualiza la alternativa de “reforma o revolución” que planteara Rosa Luxemburg hace más de cien años. La crisis que sacude Venezuela, con el Gobierno de Maduro descargando sobre los trabajadores y el pueblo sus costos mediante inflación, tarifazos, devaluaciones, escasez de productos, impuestos al salario, etc., es otra muestra del fracaso de esos proyectos de colaboración de clases y reforma del capitalismo (del que se aprovechan las oposiciones que intentan imponer salidas por derecha) con los que el FIT no puede conciliar.
Frente a estos debates que recorrían al FIT, la opción que tomaron los dirigentes del PO y de IS fue cortarlos de cuajo y lanzar la fórmula Altamira-Giordano a comienzos de mayo, cuando faltaba un mes y medio para el vencimiento del plazo legal y cuando ningún candidato presidencial había definido su candidato a vice. Su objetivo explícito fue derrotar políticamente al PTS y marginarlo de las principales candidaturas del FIT. Por esto rechazaron todas las propuestas unitarias que les formulamos, incluso la de la fórmula Altamira-Del Caño, que explicamos como una posibilidad de síntesis (lo contrario de contraposición) entre dirigentes “históricos” y nuevos referentes jóvenes del FIT. Ahora, tanto PO como IS quieren ocultar que fueron ellos los que tomaron la opción de ir a las PASO (aunque nosotros nunca las descartamos como recurso “en última instancia”). Fueron ellos quienes pretendieron “derrotar” a la corriente política (y a sus representantes) que es identificada con sectores claves de la vanguardia obrera por el Gobierno, las patronales y la burocracia sindical; que resistió las represiones de la Gendarmería; que impulsa consecuentemente el frente único obrero en cada conflicto y organizó junto a otras corrientes un reagrupamiento de los sectores combativos del movimiento obrero como polo alternativo a todas las alas de la burocracia sindical (Encuentro Sindical Combativo); que defiende consecuentemente el carácter de independencia de clase del FIT, en los dichos y en los hechos; que lanzó y sostiene con gran esfuerzo militante el único diario digital de la izquierda (obrera, socialista y “partidista”) de Argentina y Latinoamérica, La Izquierda Diario, como parte de una red internacionalista de diarios digitales impulsados por las organizaciones integrantes de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional; que organiza la agrupación de mujeres socialistas más fuerte del país, Pan y Rosas; que organizó a fin de año un acto partidario llenando el estadio cubierto de Argentinos Juniors. ¿Alguien con dos dedos de frente puede creer que el programa y la organización para el combate del PTS tiene algo que ver con una “versión criolla” de Podemos (del Estado español)?
Nicolás del Caño y todos/as los y las referentes político/as del PTS personifican esa estrategia, programa y práctica política revolucionaria que todas las corrientes serias de izquierda a nivel internacional consideran contrapuesta a los proyectos “amplios”, parlamentaristas, reformistas, tipo Podemos o Syriza. Y lo que les duele es que sean en su mayoría jóvenes que logran votaciones superiores respecto a las tradicionales de la izquierda, siendo que representamos la “izquierda dura”.
Las direcciones de PO e IS definieron una política hacia el PTS claramente reaccionaria, de buscar darnos un golpe en el terreno en el que se consideraban más fuertes, en las elecciones. Fracasaron en este intento y por eso ninguno de las decenas de artículos de PO y de IS sobre el balance de las PASO hace referencia a esta decisión política de sus direcciones.
Carácter combativo y claramente de clase
El lema de la lista “Renovar y fortalecer el Frente” fue “con la fuerza de los trabajadores, las mujeres y la juventud”. Entre sus mil ochocientos candidatos y candidatas se cuenta una mayoría de activistas obreros, del movimiento de mujeres y de la juventud combativa, protagonistas de los conflictos y procesos políticos más importantes del último período, entre ellos Ramón Cortés, trabajador de Las Heras condenado sin pruebas a cadena perpetua por la justicia patronal, que se integró a la lista a propuesta de los compañeros de Convergencia Socialista, que también formaron parte. Este salto de centenares de compañeros y compañeras con experiencia como activistas sindicales que se asumían como representantes políticos de su propia clase, junto a los referentes nacionales de nuestra lista en el FIT, es lo que para nosotros muestra el camino a profundizar para que la izquierda clasista no sea “testimonial”, para que encarne cada vez más una fuerza social capaz de llevar a la práctica el programa que defendemos.
El 50 % de los espacios de radio y TV lo ocupó el spot donde se presenta a Nicolás del Caño como quien “apoya las causas de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes”, con imágenes de enfrentamientos con la Gendarmería, para luego mostrar un duro discurso en el Congreso con Capitanich, a quien acusa de actuar “como un gerente de la empresa” contra “los trabajadores despedidos” (interpelación durante el conflicto de Lear). Este spot tuvo un altísimo impacto en la campaña, reivindicado por la gran mayoría de los votantes del FIT. Los otros spots terminaban diciendo “vamos a renovar el Frente de Izquierda para que sea una gran fuerza que defienda tus reclamos”. ¿Qué tiene que ver esto con un perfil “democratizante”, “juvenilista” o “de reforma” del Parlamento?
Sin dudas la consigna de “Que todo los funcionarios políticos ganen como una maestra”, ligada a que los diputados del PTS en el FIT lo hacen y aportan la diferencia “a los que luchan”, logró penetrar en la conciencia de amplias masas y generar simpatía entre todos los sectores que ven la descomposición política y moral del régimen. Esa consigna inspirada en la Comuna de París y que está en todos los programas del FIT desde el 2011 es un puente que, en su desarrollo, permite explicar la necesidad del gobierno de los trabajadores (esa profundidad le daba Lenin en El Estado y la revolución, que muchos deberían volver a leer [2]). Pero incluso con esta potencialidad, nunca presentamos esa consigna como un eje aislado del conjunto de nuestra política de representar una clara alternativa política de los trabajadores, contra todas las variantes patronales. Nuestros críticos obvian que siempre la explicamos relacionada a “aportar el resto de la dieta a las luchas”, en especial obreras, pero también de otros sectores oprimidos, con lo cual el carácter combativo y de clase de la impugnación a la casta política burguesa quedaba claro. ¿Dónde esta la supuesta campaña “contra la casta política” en general, al estilo Podemos? Es más, en los spots que difundimos por TV, radio y en las redes sociales tocamos diversos temas (como la denuncia del trabajo precario y atacando directamente a Scioli, Massa y Macri como los futuros aplicadores de un ajuste), y el PTS distribuyó masivamente una Plataforma electoral de conjunto, obrera, socialista, revolucionaria e internacionalista.
La campaña de la lista “Unidad” llamó a votar contra los “candidatos del ajuste” en base a demandas económicas justas, pero sin atacar directamente al régimen y a sus partidos (abandonando este perfil que, reiteramos, está en todos los programas del FIT), y mostrando, en el spot final, que la representación de ese programa era la boleta electoral, no la lucha. ¿En qué spot vio Alejandro Guerrero la campaña por “la construcción de una organización revolucionaria para la toma del poder por la clase obrera” que supuestamente encarnó la lista Unidad?
Juventud
Por supuesto que uno de nuestros objetivos fue ganar la simpatía y el voto de la juventud trabajadora y estudiantil que repudia a los partidos patronales, su régimen y las condiciones de vida que les imponen (incluidas la educación y la salud). El FIT de conjunto debería estar orgulloso (como lo estamos nosotros) de tener candidatos con los cuales se identifiquen esos jóvenes, ya que estamos haciendo honor a lo que Trotsky escribiera en el Programa de transición: “La IV Internacional presta una atención y un interés particularísimo a la joven generación del proletariado. Toda su política se esfuerza por inspirar a la juventud confianza en sus propias fuerzas y en su porvenir. Solo el entusiasmo fresco y el espíritu beligerante de la juventud pueden asegurar los primeros triunfos de la lucha y solo estos devolverán al camino revolucionario a los mejores elementos de la vieja generación. Siempre fue así y siempre será así”. ¡Qué distancia sideral hay entre estas palabras y el intento del PO y de IS de dejar fuera de la fórmula presidencial al más notorio emergente de una nueva generación de dirigentes de la izquierda obrera y socialista que logra convertirse en referente de centenares de miles de jóvenes trabajadores precarizados y estudiantes, como ya había ocurrido en Mendoza!
Desarrollo de los partidos
Si el triunfo de la Lista 1A fue una “sorpresa”, eso no se debió a que no se corresponde con el “desarrollo de los partidos”, como repite PO. Si todos esperaban el triunfo de Altamira, esto era por ser, de lejos, el candidato más conocido a nivel nacional, por años de presencia mediática y por haber sido el postulante a presidente del FIT en el 2011. A su vez, esperaban obtener altas votaciones en Córdoba (por la figura de Liliana Olivero) y en Salta (por los candidatos del PO, que se negaron a constituir el FIT en esa provincia con el PTS). Nicolás del Caño era muy conocido en Mendoza (como lo demostró), pero desconocido a nivel nacional. Por esto la campaña de la Lista Unidad fue esencialmente “conservadora”, de “afianzar” el FIT (como decían en sus spots). Mal cálculo.
Dejando de lado otras explicaciones risueñas de la derrota (como las “confusiones de boletas” y los supuestos problemas de “contabilización electrónica de los datos”), precisamente fue el “desarrollo de los partidos” lo que explicó el plus de votos que tuvo la lista Renovar y fortalecer para lograr el triunfo. Además de una campaña que impactó por su despliegue en las redes sociales, la militancia del PTS y de miles de trabajadores, mujeres y jóvenes que nos apoyaron adquirió una fuerza enorme y creciente, llena de iniciativas. Por esto logramos no solo una votación apabullante en Mendoza, Neuquén y Jujuy (pese al apoyo del Perro Santillán y su corriente a la Lista 2U en esta provincia), sino que casi empatamos en CABA y provincia de Buenos Aires, los lugares donde era categóricamente más conocido Altamira, y una buena relación en Córdoba (donde, a pesar de ser la corriente militante más fuerte, teníamos el 25 % del tiempo de rotación en las bancas, y ahora la relación fue 58 a 42 % en la fórmula presidencial). En otras provincias donde también ganamos, como Santa Fe, Tucumán, San Luis, La Pampa, Río Negro, Chubut y Entre Ríos, no fue por casualidad, sino por el mayor desarrollo militante del PTS respecto al PO e IS. En las provincias donde el PTS no tiene trabajo político (y en muchas de ellas el PO tampoco, o a lo sumo una militancia muy reducida) logramos simpatizantes que fueron como candidatos en la lista del Parlasur nacional, y viajaron militantes a colaborar con ellos en desplegar la campaña, distribuir los spots, garantizar la entrega de las boletas, fiscalizar, etc. Sin este esfuerzo militante del PTS en todo el país, por convicción y entusiasmo político, no hubiera sido posible el triunfo. Ahora nuestro desafío es transformar este enorme esfuerzo en nuevas camadas de militantes.
¿Cómo evitar el debate en una interna de candidatos?
Si la opción que tomaron los dirigentes del PO y de IS fue ir a las PASO para definir allí los candidatos del Frente de Izquierda en octubre, ¿cómo pretendían luego que no hubiera debate entre las dos listas? ¿En qué cabeza cabe que alguien decide ir a una interna y luego “acusa” de “faccionalista” a la otra lista por querer discutir las diferencias para poder explicar por qué hay dos listas distintas? Esta “lógica” que sigue defendiendo el PO es insólita y va más allá de la negativa injustificable a la propuesta que formulamos de organizar un debate televisado. Es como anotarse en una competencia y luego pretender que el competidor no compita. Un insulto a la inteligencia humana más elemental.
En las PASO quedaron plasmados dos proyectos estratégicos para el FIT. Por un lado, el de la lista Unidad, que sostuvo que el desarrollo del FIT pasaba por incorporar, sin un debate serio previo y una práctica común, a agrupamientos que no compartían el programa del FIT, diluyendo así su carácter de independencia de clase. Por otro lado, el de nuestra lista, que sostuvo, en su discurso y en su militancia, que el desarrollo del FIT pasa por profundizar la intervención en la lucha de clases y por abrir más y más sus filas a la vanguardia obrera, juvenil y del movimiento de mujeres, defendiendo a rajatabla el programa del Frente, y desde esta perspectiva debatir con toda organización de izquierda que la comparta. Este fue el contenido de nuestra propuesta de “renovación” a partir del cual logramos evitar que se consume la política reaccionaria de marginar al PTS del Frente de Izquierda. Esto permite que ahora el FIT encare las elecciones de octubre fortalecido políticamente.
Conclusión
Desde el PTS llevamos a la Mesa Nacional del FIT varias propuestas para comenzar una gran campaña unitaria hacia octubre. El jueves 10 de septiembre se realizó una conferencia de prensa como lanzamiento de una campaña unitaria y comenzaremos con la edición de spots, afiches, volantes, etc. Lamentablemente no pudimos acordar una actualización de las declaraciones programáticas que acordamos en el 2011 y 2013, que señalaban los objetivos estratégicos revolucionarios y socialistas del FIT, así como el programa transicional hacia ellos, a la luz de los acontecimientos presentes de cada año. Esta vez, el PO se negó a avanzar en una declaración común, cuando estábamos en pleno intercambio, sosteniendo, entre otras cuestiones, una negativa a plantear el gobierno de los trabajadores “impuesto por la movilización de los explotados y oprimidos” (como acordamos en el 2013), su autoorganización y autodefensa, y una delimitación explícita de los Gobiernos de Venezuela, Bolivia y Grecia, retrocediendo en esto de la declaración que ya acordamos en el 2011. [3]
Pese a estas diferencias, el FIT es una herramienta extraordinaria para avanzar en la construcción de la organización revolucionaria que necesitan los trabajadores, los oprimidos y el pueblo pobre para vencer, opuesta no solo a los partidos burgueses que pretenden capitalizar por derecha la crisis de los Gobiernos posneoliberales, sino también a los partidos de conciliación de clases como Syriza o el MAS boliviano, o los nacionalistas burgueses como el PSUV, que se dicen “de izquierda”, pero se proponen como administradores del capitalismo. Las perspectivas de la lucha de clases en nuestro país y a nivel internacional, frente a la agudización de la crisis capitalista y sus efectos, nos pondrán a prueba en serio, tarde o temprano. La campaña electoral será una gran oportunidad de reforzar el carácter combativo y de independencia de clase del Frente de Izquierda y pelear no solo por el voto de millones contra los Scioli, Macri o Massa, los candidatos defensores del ajuste y de este régimen al servicio de los capitalistas, sino por alentar a miles y miles para que se sumen a la militancia capaz de enfrentar los ataques que se vienen y marchar hacia una salida revolucionaria, obrera y socialista.
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