El domingo pasado las cúpulas del gobierno alemán se juntaron para discutir sobre la “crisis migratoria”. Su respuesta es clara y desenmascara el discurso hipócrita de “solidaridad” y “derechos humanos universales”. Restringen más las leyes de asilo y atacan a los derechos de los refugiados.
La cumbre, en medio de la agudización de la “crisis migratoria” europea, tenía como objetivo recuperar la iniciativa política. Los ataques xenófobos diarios contra refugiados, con los desmanes racistas en la ciudad de Heidenau como punta del iceberg, marcaron el clima político del país.
Pero los grandes gestos de apoyo y recibimiento frente a los refugiados que se dieron en Hungría y la masiva manifestación en Dresde con casi 10.000 participantes contra la política de asilo del gobierno mostraron la solidaridad enorme de la población.
En los últimos días vivimos episodios dramáticos: 71 refugiados asfixiados en un camión y el niño Aylan ahogado en la costa turca que conmovió al mundo con su muerte trágica.
También vimos el “tira y afloje” entre el gobierno húngaro y el gobierno alemán, que temporalmente posibilitaron el tránsito de refugiados de Budapest a través de Austria, después cerraron las fronteras para encerrar a los inmigrantes en campos de refugiados con la fuerza de la represión y finalmente dejaron entrar a 20.000 refugiados.
Un “humanismo” hipócrita
El gobierno alemán se mostró, junto con el gobierno francés, como guardián de los “valores europeos” de “solidaridad y derechos humanos“, para diferenciarse de los “halcones” de Gran Bretaña y los países del este de Europa que refuerzan sus leyes racistas contra los refugiados y aumentan el control fronterizo.
Pero los resultados de la cumbre de la coalición de gobierno en Alemania muestran lo hipócrita y cínico de este discurso imperialista. La casta política burguesa alemana conoce solo una respuesta a la miseria que viven los refugiados.
La canciller Ángela Merkel (CDU) volvió a declarar que Alemania acogerá a cientos de miles de refugiados más. Para esta tarea, el gobierno dispondrá de 6 mil millones de Euros, de los cuales la mitad se dirigirá a los länder (provincias) y los municipios. Pero esto hace a costa de mayores restricciones contra los “inmigrantes ilegales”.
Las resoluciones más importantes son un nuevo ataque al derecho a asilo y a las condiciones de los refugiados en Alemania.
La integración de Albania, Kosovo y Montenegro en la lista de los “estados de origen seguros” impide a los refugiados de los Balcanes acceder al asilo en Alemania, lo que significa una concesión a la demagogia racista contra los “inmigrantes económicos de los Balcanes del oeste” que fue lanzada por los partidos de derecha y la prensa conservadora. Esta región todavía sufre las terribles consecuencias que tuvo el bombardeo de la OTAN a fines de los 90, por lo que la crisis capitalista la golpeó fuertemente. La decisión del gobierno significa que van a deportar más rápido a los cientos de miles que huyen desde allí de la persecución política, étnica y religiosa y la falta trabajo.
Para hacer más “ágil” y rápido el proceso de deportación, se tomaron varias medidas como prolongar la estancia en los centros de primera acogida de tres a seis meses. Y en el caso de refugiados con pocas expectativas de asilo, prolongar la estadía en esos centros por la estancia completa. Además se empleará a 2.000 nuevos funcionarios en la Oficina federal de migración y refugiados, junto a 3.000 nuevos policías federales para acelerar el trámite y su ejecución. Más dinero para el aparato de represión, para deportar más rápido y “eficazmente”.
Además, hay varias iniciativas a nivel de los diferentes länder -que son los responsables de las deportaciones- como la creación de “campos de deportación” en la frontera de Bavaria o deportaciones “ad-hoc” en Sajonia-Anhalt.
A la aceleración del proceso de deportación se suman otros ataques a las condiciones de los refugiados. El apoyo estatal de 140 Euros será sustituido por valores en especie y en el caso de los refugiados cuya solicitud de asilo fuera rechazada será reducida masivamente.
También se alargará la reaccionaria “obligación de residencia” (Residenzpflicht) a seis meses, lo que restringe la libertad de movimiento de los inmigrantes a las comunas, municipios o länder donde se encuentra su centro de refugiados.
Adicionalmente se resolvió bajar las normas de concesión y construcción de los centros de refugiados para poder “hospedar” a 150.000 nuevos inmigrantes. Pero el gobierno aceptará que haya centros de refugiados que no cumplan con las protecciones mínimas contra incendios actuales, y esto en un contexto donde diariamente hay nuevas noticias sobre atentados incendiarios a estos centros.
Todas estas medidas buscan acelerar las deportaciones y empeorar las condiciones de los refugiados, para intimidarlos e impedir que viajen a Alemania masivamente. Esta ofensiva reaccionaria la esconden detrás de un doble discurso hipócrita que se apoya en algunas medidas demagógicas que han sido implementadas.
Medidas demagógicas para sortear la crisis
La cumbre de la coalición resolvió repartir 400 millones de Euros entre los países limítrofes de Siria. A raíz de la guerra civil siria y la emergencia del Estado Islámico (EI) millones de sirios llegaron a países como Jordania, Turquía o Libano donde los centros de refugiados se transformaron en verdaderas ciudades precarias con algunos millones de habitantes. Por lo tanto, entregar 400 millones de Euros no es nada más que un “buen gesto” que no cambiará nada el sufrimiento de millones de víctimas de la guerra y la miseria impuesta por las intervenciones imperialistas en las últimas décadas.
Por otro lado, el gobierno recogió los pedidos del empresariado de tomar medidas para integrar a decenas de miles de refugiados al mercado de trabajo. Ahora existe la posibilidad para personas de los Balcanes de “migrar legalmente” teniendo un contrato de trabajo. Además, el gobierno apoya cursos de alemán para encontrar un empleo. La medida más importante, sin embargo, es la autorización de subcontratar a los inmigrantes. Es obvio que la burguesía alemana tiene un interés en “integrar al mercado de trabajo” a los refugiados que sirven como mano de obra calificada y barata, no para ofrecerles “una vida digna” sino para atacar las condiciones de vida de toda la clase trabajadora.
A nivel europeo las cúpulas de los partidos gobernantes afirmaron su compromiso con el reparto de los inmigrantes, apoyado por Francia pero criticado duramente por Gran Bretaña y países del este de Europa. Al mismo tiempo, reafirman su apoyo al sistema Dublín y definen la apertura de las fronteras para refugiados de Hungría como una “solución de emergencia excepcional”. De hecho, la “crisis migratoria” sacude a la Unión Europea: se restablece el control fronterizo, se violan las reglamentaciones comunes como el sistema Dublín y se están formando bloques de países con intereses opuestos.
El paquete de leyes elaborado será aprobado en los próximos dos meses, primero en el parlamento y después en la segunda cámara legislativa (federal). Con esto, el gobierno quiere imponer sus planes reaccionarios para “solucionar la crisis migratoria”.
Consenso racista de los partidos dominantes
Mientras que en la cumbre de la coalición alemana se mostró gran unidad, el fin de semana anterior la Unión Social Cristiana (CSU, que es la CDU en Bavaria) criticó duramente la decisión de Merkel de abrir las fronteras parcialmente para los refugiados provenientes de Hungría. Mostraron nuevamente su oposición racista a la inmigración creciente y que están dispuestos a todo para impedirla. Su jefe, Horst Seehofer (CSU), dijo: “Como República Federal no podemos acoger a casi todos los refugiados cuando la UE tiene 28 Estados”, y advirtió que los dichos de Merkel llevarían a aún más inmigrantes a Alemania.
Lo que oculta obviamente es que el imperialismo alemán también es responsable de que los refugiados quieran quedarse en Grecia o los Balcanes, porque el gobierno alemán impuso a estas regiones situaciones similares de pobreza y crisis.
El SPD, por su parte, demostró nuevamente que es parte del consenso reaccionario que busca restringir los derechos de los inmigrantes y que su propuesta de “ley de inmigración” no difiere en lo esencial de los planes de la CDU. Su jefe, Sigmar Gabriel (SPD), dijo después de la cumbre de coalición que el resultado demuestra “confianza y realismo”. Pero el “realismo” del gobierno consiste en la “confianza” de que se puede resolver la crisis humanitaria de los refugiados con la restricción de los derechos de asilo junto a un discurso de “solidaridad europea”.
Además, el líder socialdemócrata se refirió positivamente a la solidaridad demostrada por la población frente a la llegada de miles de refugiados en los últimos días. Pura hipocresía. En primer lugar, es su partido el que reprimió fuertemente al movimiento de los refugiados y sus simpatizantes en los últimos años y es responsable político de las deportaciones y el trato inhumano a los inmigrantes en los centros de refugiados.
En segundo lugar, esa política de represión y privación de derechos es la que estimuló el crecimiento de la violencia racista. Y en tercer lugar, crece el apoyo material a los refugiados en todo el país solo porque el gobierno no quiere entregar los recursos mínimos.
Para aprobar rápidamente el paquete de leyes, el gobierno necesita el apoyo de los verdes en la segunda cámara legislativa, ya que forman parte de gobiernos regionales. Ya el año pasado el jefe de gobierno de Baden-Wurtemberg, Winfried Kretschmann, apoyó la restricción de las leyes de asilo. Ahora la cúpula de los verdes acuerda en atacar nuevamente a los refugiados. Cem Özdemir (verdes) dijo que había varias medidas “que van en la dirección correcta”.
Una alternativa contra la violencia racista y la política hipócrita del gobierno
Con el paquete de leyes anunciado, la situación de los cientos de miles de refugiados que llegan a Alemania no va a mejorar sino a empeorar. La situación catastrófica en los centros de refugiados, la privación de derechos, las deportaciones, la explotación, todo esto aumentará. En base de este ataque reaccionario, los ataques racistas contra los refugiados que muchas veces pasan impunes, no terminarán.
Las organizaciones de izquierda, los refugiados, los trabajadores y la juventud combativa tenemos que impulsar un masivo movimiento democrático y antiracista para frenar la ofensiva xenófoba del gobierno que tiene el apoyo de todos los partidos burgueses. Tenemos el desafío de transformar la gran solidaridad con los refugiados que se muestra en las “iniciativas de bienvenida” que nacen en todo el país, en una gran fuerza social contra las leyes reaccionarias del gobierno y la violencia racista en la calle.
Urge un plan de emergencia que contenga demandas como el cierre de todos los centros de refugiados y cárceles de deportación, el fin inmediato de las deportaciones y el derecho a permanencia para todos, plenos derechos sociales y políticos, la extensión masiva de construcción de vivienda social, el restablecimiento y aumento de apoyo económico a los refugiados, cursos de alemán gratis, la apertura de todos los colegios y universidades para los refugiados, derecho a trabajo digno y el fin de la precarización laboral.
Los sindicatos tienen que afiliar a los inmigrantes e impulsar junto con todas las organizaciones sociales y de izquierda, de los inmigrantes y de la juventud, un plan de lucha para arrancar estas demandas al gobierno.
La “crisis migratoria” pone de relieve que la clase dominante, con sus leyes reaccionarias y represivas, solo fomenta el racismo y la xenofobia y no podrá solucionar la miseria de cientos de miles de refugiados.
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