El primer aniversario de la trágica desaparición de los 43 normalistas de la normal rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa y el asesinato de 3 estudiantes más la noche y madrugada del 26-27 de Septiembre en la Ciudad de Iguala, Guerrero, plantea una serie de discusiones acerca de las perspectivas abiertas por el enorme movimiento que sacudió al país en exigencia de su aparición con vida, que mostró la barbarie del régimen que supuestamente expresaba la “transición a la democracia”.
En estos días previos al cumplimiento del primer aniversario, el gobierno del PRI y Peña Nieto ha intentado nuevamente imponer su “verdad histórica”, como una medida para frenar la pérdida de legitimidad del gobierno y el cuestionamiento internacional a su carácter represivo.
Éste para imponer su versión de lo acontecido aquella noche del 26 de septiembre, hace unas semanas anunció la “oportuna” aprehensión de Gildardo López Astudillo, “El Gil”, quien avala la versión de la Procuraduría General de la República para exculpar a los cuerpos represivos del Estado mexicano.
Pero la supuesta “verdad histórica” del gobierno de Peña Nieto, ha sufrido desde los primeros momentos y hasta ahora duras refutaciones; tanto de los padres de familia, como de los expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense, científicos de la UNAM y UACM, reporteros y medios de comunicación y recientemente de la Comisión Internacional de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El gobierno está tratando de encubrir la participación de la policía federal y el ejército en la desaparición de los normalistas, lo que fortalecería aún más la justeza de la consigna “Fue el Estado”, como también sucedió y se demostró en varios casos de ejecuciones como en Apatzingan, Tanhuato, Tlatlaya y varios más.
Frente al cuestionamiento popular, el régimen ha respondido con nuevos casos de persecución y asesinato de periodistas y luchadores sociales como Rubén Espinosa y Nadia Vera en la Ciudad de México, el encarcelamiento de dirigentes obreros como Gustavo Labastida y la sistemática violación a los derechos humanos en todo el país.
Ante la complicidad de las instituciones estatales en el caso Ayotzinapa es necesaria la conformación de una comisión investigadora independiente, integrada por los padres de los 43, investigadores, personalidades, sindicatos, organizaciones políticas, sociales y de DD.HH., nacionales e internacionales, que gracias a la movilización masiva de los trabajadores y el pueblo, sin ninguna confianza en las instituciones del régimen, consiga plenos poderes para lograr la apertura de los cuarteles y de los archivos de inteligencia del Estado que seguramente arrojarán luz sobre el caso y que lleve las investigaciones hasta sus últimas consecuencias.
Detrás de la desaparición de los 43 normalistas, está la subordinación al imperialismo
Desde el Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS) hemos sostenido desde el año 1999-2000 que el régimen político de la “alternancia” es en realidad una “democracia para ricos”, bárbara, asesina y represora. La llamada “transición democrática” no significó un avance democrático, ni una respuesta para los reclamos de los trabajadores, los campesinos, la juventud y el pueblo pobre, sino todo lo contrario, un enorme avance en la subordinación del país a los intereses y mandatos del imperialismo estadounidense. El PRI, el PAN y el PRD son los administradores en el congreso de los intereses de las grandes trasnacionales y los magnates mexicanos.
La subordinación a los Estados Unidos, al calor del Tratado de Libre Comercio, a la par que transformó la economía mexicana en una plataforma de exportación de acuerdo con los intereses de las trasnacionales, apuntaló el crecimiento del negocio del narcotráfico, orientado fundamentalmente al mercado de estupefacientes al norte de la frontera (y cada vez más a la trata de mujeres, niños y a la prostitución), y la creciente asociación y colusión entre los cárteles y los distintos niveles del poder político y de las instituciones del estado.
Todo lo monstruoso del estado capitalista se concentra en el accionar mancomunado de las instituciones estatales y los narcotraficantes, que actúan como verdaderas bandas de choque contra los activistas sociales.
El régimen político podría haber sido derrotado con la Huelga General Política y la fuerza de los trabajadores
El gigantesco movimiento democrático de extensión nacional que exige la presentación con vida de los 43 compañeros normalistas abrió en su mejor momento condiciones que hacían posible la caída de EPN y el régimen de conjunto, sobre todo en los meses de Octubre y Noviembre del año pasado.
El movimiento tuvo un rápido desarrollo que partió de la justa exigencia de aparición con vida de los compañeros, expresada en la consigna “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” y escaló rápidamente, señalando al Estado como el responsable de la desaparición, al mismo tiempo que exigía la caída de Enrique Peña Nieto al grito de “Fue el Estado” y “Fuera Peña”.
Su momento más álgido fue en los meses de Octubre-Noviembre del 2014 y sobre todo en la movilización del 20 de Noviembre en Ciudad de México, que fue nutrida por cientos de miles, entre jóvenes, trabajadores y sectores populares, que tuvo réplicas también masivas en la mayoría de los estados, así como a nivel internacional e incluyó la participación de la CNTE y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), sobre todo del Sindicato de Telefonistas (STRM) que se hizo parte de la movilización e impulsó un paro de 24 horas por la aparición con vida de los normalistas. En ese momento, el régimen político mexicano se encontraba a la defensiva y metido en una severa crisis política, atizada por la debacle del PRD – su pata izquierda-, quien era el partido de gobierno en Guerrero e Iguala.
Se hizo evidente para millones que este régimen criminal del PRI-PAN-PRD es irreformable y que sus instituciones, el congreso, el poder judicial, los cuerpos represivos y los distintos niveles de gobierno están para para defender los intereses de los empresarios, sean nacionales o extranjeros.
Un importante límite que tuvo el movimiento, fue que la clase obrera – que es la que potencialmente puede paralizar el país y poner en cuestión quien gobierna- no fue el actor central del proceso. Aunque miles de trabajadores y sus familias participaron a título individual, el proletariado y sus organizaciones no fueron la columna vertebral del repudio al gobierno, ni encabezaron la lucha. Este elemento de debilidad estructural del movimiento, fue finalmente aprovechado por el régimen político y el gobierno para mantenerse.
Era fundamental incorporar a la lucha a los trabajadores y sus organizaciones, encabezando el descontento de la juventud, los campesinos y el pueblo pobre. En ese contexto político de crisis, el movimiento tendría que haberse abocado a la tarea de preparar las condiciones necesarias para extender y profundizar el movimiento hacia la Huelga General Política que paralizara el país hasta la derrota del gobierno.
Solo una fuerza descomunal como la de los trabajadores – en la industria por ejemplo- mediante sus métodos de lucha como la Huelga General Política, acaudillando a la nación oprimida, puede enfrentar a un régimen con una fuerza también descomunal que se sustenta en el apoyo incondicional de Washington y el imperialismo norteamericano. Esta era la clave para imponer un gobierno provisional de las organizaciones obreras, campesinas y populares en lucha.
El llamado a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana
Los socialistas del MTS propusimos esta perspectiva y planteamos que, como primera medida, dicho gobierno debería convocar a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana sin ninguna restricción y con acceso igualitario a los medios de comunicación para las organizaciones obreras, campesinas, populares y de izquierda, con representantes electos por sufragio universal cada 50.000 habitantes, que sean revocables y que cobren lo mismo que un maestro, donde voten todos los mayores de 16 años, en la cual la agenda de discusión sean las demandas y aspiraciones de las grandes mayorías.
Por ejemplo, poner fin a la represión y la militarización, la trata y los feminicidios, legalizar las drogas para atacar el negocio del narcotráfico, expropiar a los grandes capos de la droga y del lavado de dinero y las medidas necesarias para acabar con los cárteles que actúan coludidos con las fuerzas represivas y los políticos del régimen, lo cual incluye la autodefensa, encabezada por las organizaciones obreras y populares contra aquellos responsables de más de 200.000 muertos y decenas de miles de desaparecidos.
Junto a ello, una Asamblea Constituyente debería resolver sobre la demanda de tierra para los campesinos y la autodeterminación para los pueblos indígenas. Así como enfrentar el saqueo y la entrega al imperialismo que convirtieron a México en una estrella más de la bandera estadounidense, lo cual pasa en primer lugar por la ruptura de los pactos como el TLC, así como llevar adelante un programa obrero de emergencia ante el avasallamiento de los capitalistas. Para que esta Asamblea discutiera libremente, era necesario echar abajo las instituciones de la alternancia, y organizarla de forma independiente de los partidos de esta democracia asesina.
El desvío electoral y la emergencia de Morena
A pesar de la masividad de las grandes movilizaciones de octubre y noviembre del año pasado el movimiento retrocedió, aunque persista la rabia contra todas las instituciones del régimen y un amplio proceso de politización.
Fue en el reflujo del movimiento que el régimen político intentó por la vía de las elecciones del 7 de junio legitimarse y desviar el descontento hacia el voto a los partidos patronales. Eso implicó un enorme despliegue policiaco militar que blindó las elecciones con el objetivo de contener las acciones de protesta que entre otras cosas incluían el llamado al boicot - aunque solo involucró a sectores de vanguardia-, el llamado a la abstención y otras formas de repudio.
Ante la trampa electoral, desde el MTS llamamos a que el movimiento obrero-popular tuviera una política independiente, respondiendo al llamado de los padres de los 43 a repudiar las elecciones y dialogando al mismo tiempo con los millones de trabajadores y jóvenes que acudirían a las urnas, en virtud del carácter restringido que tuvo el boicot. Para ello planteamos la anulación del voto marcando en la boleta “Faltan 43”.
Aunque los resultados electorales verificaron un fuerte repudio a los partidos tradicionales, el descontento se expresó de manera distorsionada a través de los candidatos independientes como “El Bronco” y Manuel Clouthier por derecha o Kumamoto como alternativa de centro izquierda. Pero el fenómeno más dinámico que emergió del 7 de junio, fue el fortalecimiento del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de AMLO, que ha logrado afianzar una amplia base social y trata de ocupar el espacio dejado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El voto al Morena de cientos de miles de trabajadores y jóvenes, expresó el descontento y castigo al PRD y ha despertado expectativas de que de la mano de AMLO, con un programa que intenta “humanizar” una democracia asesina que no puede ser humanizada y merece ser destruida, se pueden resolver las aspiraciones más sentidas del movimiento de masas. En lo sucesivo, se juega a ser un gobierno reformista en las delegaciones de la capital que conquistó, con una importante base social en el Distrito Federal.
Sin embargo, López Obrador (además de provenir de las entrañas del PRD donde militó hasta hace pocos años) se mantiene en la misma política que caracterizó al PRD: democratización del régimen y un capitalismo de rostro “humano”. Cuestiona correctamente la corrupción de la llamada “clase política” y plantea la austeridad de los funcionarios, pero no cuestiona que esa misma casta política existe y tiene salarios millonarios porque se encarga de gerenciar los negocios de Shell, Exxon Mobile, Ford, General Motors, Monsanto y todas las trasnacionales que se enriquecen de los recursos y mano de obra del país. Es decir, no cuestiona el problema estructural de fondo que es la subordinación al imperialismo y el despiadado capitalismo mexicano asociado con el narcotráfico.
Un programa para la juventud y los trabajadores
Ante el ataque brutal contra las libertades democráticas y los derechos humanos que lleva adelante el gobierno del PRI y los demás partidos del régimen y ante el fortalecimiento de las instituciones represivas del estado, proponemos luchar por la desmilitarización inmediata del país, el alto la represión y la criminalización de los luchadores sociales y la juventud. Libertad a Néstora Salgado, Gustavo Labastida Andriano y todos los presos políticos. Fin de los ataques a los periodistas y trabajadores de prensa. ¡Por la disolución de todos los cuerpos represivos del estado burgués! Sostenemos el derecho de las comunidades, los trabajadores y los oprimidos y explotados, a organizar su defensa frente a la violencia que sufren cotidianamente por parte del estado y las bandas de narcotraficantes. Denunciamos tanto la narcoguerra y la militarización, como la asociación que existe entre los distintos niveles del estado y los cárteles, que son la base del enorme peso del narcotráfico.
Luchamos contra la opresión a las mujeres y el feminicidio que es una responsabilidad directa de los gobiernos panistas, priistas y perredistas a niveles nacional y local. Estamos por el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, y por el derecho al aborto libre seguro y gratuito, garantizado por el estado. Luchamos, junto a los movimientos de mujeres, contra la injerencia de la Iglesia y el Estado, impulsores del machismo y el moralismo, y consideramos que son las mujeres trabajadoras, así como las campesinas e indígenas pobres, quienes sufren redobladamente la opresión, por ser mujeres y por ser explotadas. Sostenemos que la lucha por los derechos de la mujer y su emancipación, está indisolublemente ligada a la lucha contra la explotación y la opresión capitalista. Desde el MTS apoyamos y participamos activamente en la lucha en defensa de los derechos de los sectores lésbico gay y transexuales, que sufren la opresión y las persecuciones resultado de la homofobia y la lesbofobia impulsada por el estado burgués, la Iglesia y los medios de comunicación.
El capitalismo mexicano avasalla los derechos y conquistas de los millones de trabajadores, sindicalizados y no sindicalizados, arrojando cada vez más sectores a sobrevivir con salarios que apenas alcanzan, en la precarización, el subempleo y desempleo, y haciéndoles cargar los costos de la crisis capitalista. Apoyamos las demandas de los trabajadores en lucha, como el magisterio que enfrenta la reforma educativa. Asimismo, estamos junto a los sindicatos y trabajadores que enfrentan a la patronal, como es el caso de los compañeros de Honda, los trabajadores de la Caja de Ahorro de los Telefonistas y los trabajadores de la maquila en el norte del país, las valerosas compañeras de la fábrica Sandak solo por mencionar algunos ejemplos importantes. Así también hemos apoyado las reivindicaciones de los trabajadores del SME en su lucha que viene desde la desaparición de Luz y Fuerza del Centro, en 2009. Partiendo de esto, es que luchamos por un programa que dé respuesta a las demandas más elementales de los trabajadores y para que sean los capitalistas quienes paguen la crisis que ellos mismos provocaron. Por eso, el MTS lucha por el aumento salarial de emergencia al nivel de la canasta básica, y a partir de ello por salarios que aumenten de acuerdo a la inflación. Ante el desempleo, bregamos por el reparto de las horas de trabajo entre empleados y desempleados, con igual salario. Luchamos por la expropiación de toda empresa que cierre o despida, y que sea puesta a funcionar bajo control de sus trabajadores. Impulsamos la organización de los trabajadores, para lo cual creemos que hay que recuperar los sindicatos como organizaciones para la lucha, incorporando a los mismos a los millones de trabajadores precarizados con plenos derechos laborales y sindicales, para lo cual hay que expulsar a la burocracia charra y que los sindicatos rompan la sujeción y subordinación al estado.
Ante los discursos cínicos de los capitalistas que dicen que no hay dinero, que recortan el presupuesto para áreas como la salud y educación (como sucede en universidades como la UNAM; el IPN y la UACM) y que los trabajadores debemos cargar los costos de la crisis, peleamos por imponer impuestos progresivos a las grandes fortunas, por dejar de pagar la deuda externa y por expropiar a todos los que se beneficiaron con los rescates como el Fobaproa y otros. Eso permitiría de inmediato liberar los recursos para aumentar el presupuesto a la salud, la educación y el desarrollo científico, y organizar un plan de obras públicas, administrado por las organizaciones obreras de forma democrática, para dar empleo a millones, dotar de viviendas baratas y construir las obras de infraestructura y comunicación que requieren las grandes mayorías. Frente a quienes plantean que hay que limpiar de corrupción del estado mexicano y proponen planes de austeridad, nosotros decimos que eso es una característica intrínseca del estado capitalista. Como parte de un programa que luche contra el estado burgués, los trabajadores y jóvenes socialistas proponemos que todo funcionario político gane el mismo salario de un trabajador.
En la juventud, desde el MTS proponemos un programa íntegro que luche por los derechos de la juventud trabajadora, por sus derechos laborales, en primer lugar que cobren un salario igual al de cualquier trabajador, actualizado de acuerdo a la inflación y sindicales, pues son los jóvenes los más precarizados y dejados de lado por los sindicatos charros. Así como por el acceso al estudio, la cultura y la recreación. Peleamos por el acceso libre e irrestricto a todos los niveles educativos, donde el estado garantice no solo la infraestructura, sino también becas, comedores y todo lo necesario para que los hijos de la clase trabajadora y de los sectores oprimidos puedan estudiar. Nos oponemos al proyecto del gobierno de cerrar las normales rurales. Defendemos la educación pública y gratuita y somos parte de la lucha del magisterio peleando incondicionalmente por sus demandas, en la perspectiva de una educación al servicio de los trabajadores, los campesinos y el pueblo. Peleamos por la unidad en las calles entre estudiantes y los trabajadores, retomando las gestas heroicas de México y el mundo, y para que el conocimiento de los estudiantes sea puesto al servicio de los intereses y la lucha de la clase obrera y todos los explotados. Luchamos por la democratización radical de las universidades, escuelas y colegios, por gobiernos tripartitos (estudiantes, profesores y trabajadores), con mayoría estudiantil, sin autoridades y sin las bandas porriles que amedrentan y persiguen al movimiento estudiantil.
Luchamos contra la opresión y saqueo de México por parte del imperialismo. Ante la entrega del país a las transnacionales norteamericanas y europeas y la recolonización por parte de EEUU, impulsada por todos los partidos del régimen, llamamos a luchar por echar abajo todos los pactos y acuerdos económicos, políticos, militares y diplomáticos que nos subordinan a Washington, como el Tratado de Libre Comercio, el ALCA, etcétera. Estamos por la nacionalización, sin indemnización y bajo control de sus trabajadores, de todas las empresas entregadas al capital extranjero. En esa perspectiva, la primera pelea es enfrentar la reforma energética y recuperar todas las áreas de esta industria donde avanzó la privatización encubierta. PEMEX debe ser una empresa bajo control de los trabajadores, orientada a cubrir las necesidades más elementales de la población trabajadora, y que ella goce de los beneficios de la renta petrolera, para que no sea la caja chica que se va al pago de la deuda externa y a los bolsillos de los funcionarios y dirigentes sindicales como Carlos Romero Deschamps. Lo mismo consideramos, debe suceder con la industria eléctrica y en primer lugar con la extinta Luz Y Fuerza del Centro, deben ser los combativos y resistentes trabajadores del SME los que luchen por una industria eléctrica estatizada bajo control obrero que produzca según las necesidades del pueblo pobre y trabajador, evitando alianzas o asociaciones con empresas transnacionales que los subordinen a los intereses de estas. Luchamos por frenar el saqueo de los recursos naturales por parte de las transnacionales en alianza con sus socios nativos, que está destruyendo el medio ambiente.
Las tareas de la juventud y los trabajadores a un año de Ayotzinapa
El movimiento de lucha por la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa abrió pues, un nuevo panorama para la lucha de clases. Así se mostró en la rebelión de los trabajadores jornaleros de San Quintín en Baja California, quienes estallaron su lucha contra las semi esclavas condiciones de trabajo a las que están sometidos, algunas semanas antes de la celebración de las elecciones intermedias del 2015 o la reactivación de la lucha del magisterio contra la aplicación de la reforma educativa en los primeros momentos posteriores a las elecciones del 7 de Junio.
En el 2014, fueron decenas de miles de jóvenes los que salieron a las calles contra la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, a demandar la caída de Peña Nieto y el gobierno del “nuevo PRI” que recurre a los mismos métodos represivos y autoritarios del PRI de siempre y a denunciar que “Fue el Estado”. Surgió así una nueva generación de jóvenes y estudiantes, trabajadores y sectores populares que estuvieron dispuestos a enfrentar al gobierno y el conjunto del régimen político, dejando como resultado un profundo descontento contra el régimen y sus instituciones.
Uno de los aspectos más avanzados del movimiento, fue la emergencia de masivos destacamentos estudiantiles que, desde Chihuahua, pasando por la Ciudad de México hasta Chiapas, organizaron asambleas por escuela y facultad, con delegados rotativos y revocables, pusieron en pie la Asamblea General Interuniversitaria e impulsaron los paros escalonados de las universidades de 24, 48 y 72 horas. en el 2013 este movimiento estudiantil se había movilizado en solidaridad con el magisterio. Esto demuestra que hay una gran vitalidad en la juventud que está dispuesta a luchar junto a los trabajadores y contra el régimen.
Ante este escenario marcado por el descontento contra esta “democracia para ricos” y por los ataques de los partidos patronales, los empresarios y el imperialismo estadounidense, es crucial prepararse para nuevos procesos de movilización y de lucha. Hay que dotarse de las herramientas, de la fortaleza que permita derrotar los planes del gobierno del PRI y sus aliados.
Los jóvenes y trabajadores del MTS estamos poniendo un gran esfuerzo por vincularnos a las luchas más avanzadas de la juventud y los trabajadores. Impulsando una activa campaña militante por el triunfo de la lucha de las valientes obreras y obreros de Sandak en Tlaxcala; por el triunfo de la lucha de los compañeros de Caja de Ahorro, de Honda y por la lucha del movimiento estudiantil contra el recorte al presupuesto y por la democratización de las instituciones de educación pública media superior y superior como la UNAM. Poniendo también un pie en sectores clave del movimiento obrero, en el magisterio, en telefonistas y en los trabajadores administrativos y de intendencia de la UNAM. Además, levantamos un diario digital de la izquierda que es parte de una red internacional de periódicos socialista en Latinoamérica y Europa, La Izquierda Diario, que se está convirtiendo en un vocero de las luchas obreras, juveniles y populares y de expresión de las ideas socialistas.
Todo esto al servicio de que surja en México una nueva organización política, independiente de los partidos del régimen, de las instituciones como el Congreso, que como se muestra a cada paso sirven al imperialismo y a los empresarios. Una organización que bregue por la unidad de los explotados y los oprimidos, para luchar por acabar con este gobierno y este régimen político. Que luche por una revolución obrera y socialista, para acabar con el sistema capitalista. Una organización que convierta las ideas en una verdadera fuerza material donde sectores de trabajadores y jóvenes hagan carne nuestro programa, práctica e ideas.
En México, la clase obrera es una poderosa fuerza social compuesta por millones de asalariados que se concentran en la industria, los servicios, el transporte y las comunicaciones, los trabajadores conforman la principal fuerza social, con capacidad para transformar desde la raíz la realidad del país, en favor de las grandes mayorías explotadas y oprimidas.
La clase obrera, con sus métodos como la huelga y el paro, puede encabezar una poderosa alianza con la juventud combativa, los campesinos e indígenas pobres, y el conjunto del pueblo.
Invitamos a acercarse al MTS a la vanguardia de los jóvenes que a lo largo del país impulsaron el movimiento por Ayotzinapa, a los trabajadores que con este movimiento comenzaron a despertar a la vida política y a reconocer sus fuerzas, a los maestros que luchan en defensa de la educación pública y sus derechos laborales, y a quienes enfrentan la explotación capitalista en las fábricas y centros de trabajo.
A las mujeres que luchan heroicamente por sus derechos, contra el feminicidio, y a quienes luchan contra la militarización, la criminalización y la represión, los invitamos a construir esta gran organización.
A los trabajadores, jóvenes y todos aquellos que día con día sufren el autoritarismo, los planes de miseria de este gobierno y la exclusión de la educación en su colonia, en su lugar de estudio o de trabajo. Es la rebeldía de quienes enfrentan al gobierno en las calles la que puede ser el motor que empuje la conformación de una nueva organización política, distinta e independiente a los partidos del Congreso que están al servicio de los patrones.
Desde el Movimiento de los trabajadores Socialistas, llamamos a luchar por una alternativa socialista y revolucionaria de los trabajadores y de la juventud combativa, para acabar con este régimen político asesino, al servicio de los de arriba y el imperialismo, para luchar por un gobierno de los trabajadores, los campesinos y el pueblo. Y para que ello abra el paso a una sociedad sin explotadores ni explotados, donde el conjunto de la economía y todas las decisiones sean tomadas y planificadas democráticamente mediante los organismos de autodeterminación de las masas, en el camino de la lucha por lo que es nuestro objetivo final: el comunismo. Te invitamos a sumarte a las filas del MTS.
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