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Mientras tanto, todos los candidatos tuvieron sus traspiés. Scioli con las inundaciones y el fraude en Tucumán. Macri con el escándalo de Niembro. Massa perdió socios y parte de su equipo que volvieron al oficialismo. Más allá de la demagogia de sus discursos y spots para tratar de ganar el voto, van quedando claros los perfiles de cada uno. Todos preparan un ajuste. Lo dicen claramente cuando hablan con los que tienen el poder económico real.
Cuando hablan ante el Consejo de las Américas o cuando se reúnen con la Embajada norteamericana. Sin caretas, se ve la intención que tienen de negociar con los fondos buitres y aceptar la agenda económica de la clase dominante. Una agenda que incluye un nuevo ciclo de endeudamiento, y para eso acordar con los fondos buitres, devaluar y tarifazos. Stolbizer se pinta de “progresista”, pero tiene acuerdos con el Pro y el Frente Renovador en varias provincias. No es sorpresa. Fue parte del gobierno de la Alianza, votó la ley Banelco y los superpoderes a Cavallo.
Su “progresismo” tiene patas muy cortas. A pesar que el gobierno quiere mantener la calma, por las contradicciones que acumula el “modelo” y la recesión en Brasil no se pueden descartar mayores presiones sobre el dólar o cimbronazos bursátiles. El derrumbe de las cotizaciones en la Bolsa que vivimos la semana pasada es un anticipo de las turbulencias que están por delante.
¿Quién defiende el empleo y el salario?
Los capitalistas ya ensayan su salida para la crisis económica. Alcanza con ver lo que pasa en la industria automotriz. Baja la producción y los empresarios ya descargan la crisis sobre los trabajadores. El gobierno no toma ninguna medida en defensa de los puestos de trabajo y el salario. Y por si alguien tiene alguna duda, vuelve a quedar claro el rol de la burocracia sindical. Pignanelli, un aliado central del gobierno y promotor de la candidatura de Scioli, está dejando pasar los despidos y suspensiones, como hizo en Lear. Moyano, mientras tanto, sale a darle un empujón a la deslucida campaña de Macri. Y Antonio Caló queda imputado por estafar a miles de metalúrgicos para enriquecerse.
El sindicalismo peronista debate cómo unificarse: todos los candidatos del ajuste quieren que se convierta en garante de la “paz social”. Por eso hay que seguir peleando, con la izquierda y el sindicalismo combativo, para recuperar los sindicatos. Pero la burocracia no es la única que se prepara. A una escala “global”, la reciente gira del Papa por Cuba y EEUU muestra cómo la Iglesia Católica se postula para jugar un rol de mediación y contención ante futuras crisis sociales y políticas. Si los empresarios tienen sus candidatos, el Frente de Izquierda va a plantarse en defensa del salario, contra los despidos y el trabajo precario.
Fraude y corrupción
A las turbulencias económicas se suman los continuos ejemplos de un régimen político fraudulento y clientelar. Ya vimos la crisis en Tucumán. Ahora en Jujuy sale a la luz otro hecho escandaloso. Tanto el Frente para la Victoria como la oposición se presentan con casi 200 colectoras. Una verdadera estafa a los electores. El Frente de Izquierda es la única fuerza que rechaza y denuncia esos mecanismos tramposos. La oposición muestra la mentira de su discurso. Con el caso Niembro se mostró que el PRO tiene su Boudou; con esto se muestra que todos sostienen a las oligarquías provinciales.
Es la misma corrupción y los entramados mafiosos que vuelven a saltar con el juicio por la masacre de Once. Un crimen social que desnuda la responsabilidad conjunta de empresarios, funcionarios de la Secretaría de Transporte y la propia burocracia sindical. Un ejemplo más de las condiciones precarias en que viajan, trabajan y viven millones de personas. Contra esa casta política, el Frente de Izquierda es el único que plantea que todos los funcionarios políticos y diputados sean revocables y ganen como una maestra.
La izquierda, la única alternativa
Desde el Frente de Izquierda queremos conquistar el apoyo cada vez más amplio de esos millones de trabajadores, mujeres y jóvenes que ven la degradación de sus condiciones de vida, en proporción con la podredumbre del propio régimen. Como decimos en los spots, hay 6 fuerzas políticas pero sólo una defiende los intereses de los trabajadores y se enfrenta a la impunidad de los poderosos. Por eso este tramo final de la campaña es un enorme desafío y lo arrancamos con todo. Vamos a dar una enorme pelea para que la fórmula de Nicolás del Caño y Myriam Bregman obtenga la mejor votación posible, y donde también esperamos aumentar la representación en el Congreso y en las legislaturas provinciales. Serán trincheras de lucha y para favorecer la movilización en defensa de las conquistas y reclamos de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Y será un claro mensaje al próximo gobierno que necesariamente buscará descargar los costos de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y los sectores populares. Queremos que la izquierda se convierta en una fuerza poderosa en la política nacional.
En marcha
Para nosotros va a ser un enorme desafío militante, que vamos a encarar con todas las fuerzas, para enfrentar a los candidatos que representan los intereses de los empresarios. Ya en los spots que hemos empezado a difundir, la primera etapa de la propaganda televisiva, estamos haciendo planteos que no se escuchan en boca de nadie. Denunciamos la complicidad con los empresarios en este ajuste que se viene, los negociados que hacen con la obra pública del Estado y el negocio inmobiliario, mientras niegan vivienda al pueblo trabajador.
La impunidad del poder como muestran los casos de Boudou, Niembro, o los regímenes fraudulentos en que se apoyan las oligarquías provinciales y los “barones” en las intendencias. El flagelo de la vivienda o la violencia de género, y nuestros planteos para enfrentarlos. Cada vez son más los que reconocen la diferencia de los candidatos del Frente de Izquierda, que tanto en el Congreso como en las calles están siempre apoyando las luchas de los trabajadores. Militaremos esta campaña para llegar con nuestras ideas a millones. Porque el capitalismo no va más, y es necesario construir una gran fuerza política de la clase obrera, que nos permita dar una salida de fondo, un gobierno los trabajadores.
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