Brasil vive una difícil situación en la que, el gobierno que tiene una relación histórica con los sindicatos, está involucrado en graves escándalos de corrupción e implementa duros ataques. Al mismo tiempo una oposición de derecha igualmente corrupta quiere destituirlo para aplicar ajuste todavía más duros. ¿Cómo luchar por una política independiente que empalme con un sector de masas en este escenario?
Foto: La agrupación Juventude Às Ruas brinda solidaridad a los obreros de MABE
Con la investigación de Lula y los nuevos indicios de utilización de los esquemas de corrupción en Petrobras para financiar la campaña de Dilma en 2014, el Partido de la Social Democracia Brasilera (PSDB, del expresidente Cardoso) busca reencender el espectro del impeachment (destitución) y debilitar el capital electoral del PT hacia las elecciones municipales de este año y las presidenciales de 2018. Una vez más, la oposición de derecha aprovecha los escándalos de corrupción del PT para intentar imponer ataques todavía más duros que los de Dilma y una entrega superior del país al imperialismo.
La campaña por el impeachment encabezada por los liderazgos de la oposición es reaccionaria, porque es inseparable de sus campañas por reformas neoliberales en las leyes laborales y previsionales, mayores recortes en las áreas sociales, mayor desempleo, mayor apertura para la explotación del área conocida como Pre-Sal por los cárteles imperialistas, etc.
El PT, por su parte, intenta vender la idea de que bajo su gobierno se investiga más que en el pasado y que no hay ningún problema en "cortar la propia carne" para "purificar" el partido. Los "errores", dicen, habrían sido de gente mal intencionada, nunca de Dilma o de Lula. Dirigentes sindicales de la CUT, periodistas e intelectuales petistas utilizan su influencia sobre los movimientos sociales y la "opinión pública" de las redes sociales para atacar la parcialidad de las investigaciones en curso y su tratamiento en los grandes medios, donde los partidos de gobierno son predominantemente elegidos como blancos, mientras los escándalos que involucran la propia oposición son tratados como cosas menores. Agitan el "Fora Cunha" (Fuera Cunha, en referencia al actualmente opositor presidente de la Cámara de Diputados, del PMDB) como si éste no fuese a ser sustituido por varios otros "Cunhas" y muy de vez en cuando hablan vagamente de "reforma política" o "constituyente exclusiva". Pero estas palabras sirven apenas para esconder que en la práctica impiden que los sindicatos tengan una política independiente para combatir los ajustes y la podredumbre del sistema político.
Para desviar el asunto del impeachment, los petistas agitan el pedido a Dilma de cambio de política económica, implorando una reducción de tasas de interés junto a la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP), una de las principales cámaras patronales del país. Creen en la bondad de la presidenta que implementa los ajustes y de los empresarios que despiden y ajustan los salarios. Como manifestaciones inofensivas no frenan la sed de ganancias de los empresarios y sus gobiernos fieles, están preocupados con la preservación de sus privilegios y creen que es más fácil controlar la desvalorización de los salarios a través de la inflación que despidos en masa para hacer frente a una agudización de la recesión.
Mientras tanto... la derecha aparece como abanderada de la "lucha contra la corrupción" y los tucanos (partidarios del PSDB) corruptos tienen la posibilidad de lavarse la propia cara.
En el esfuerzo de defensa de "su" gobierno contra la derecha que quiere imponer condiciones todavía más reaccionarias de explotación, la burocracia petista (estatal, sindical y académica) anestesia las organizaciones de masa de la clase trabajadora.
Claro que con la "noble" justificación de que cualquier movimiento de masas que se levante terminaría "haciéndole el juego a la derecha". Así, impiden que se desarrollen las luchas de resistencia que han emergido, que se unifiquen y se transformen en una palanca para un gran movimiento nacional contra los ajustes y la corrupción y abonan el terreno para que la derecha se fortalezca.
De un lado, las campañas derechistas del PSDB y de la Rede Globo. Del otro, las campañas del PT contra los "entreguistas tucanos" que quieren imponer un proyecto de país todavía más de derecha que el precario reformismo petista. Como si el PT no tuviese también su forma particular de entreguismo minorista y de a poco, pero que al final de cuentas vende tantos bienes públicos como el entreguismo al por mayor de los tucanos. Como si el reformismo precario del PT no hubiese sido construido sobre la base de la estructura neoliberal que se mantuvo intacta y hoy vuelve a sacar las garras provocando desocupación, caída de los ingresos y quita de derechos.
En este fuego cruzado, con sus direcciones sindicales vendidas a un reformismo en retirada que no para de girar a la derecha, las trabajadoras, los trabajadores y la juventud necesitan una alternativa.
Las bases para quebrar la hegemonía del PT sobre el movimiento de masas por izquierda se encuentran en la energía con la que los estudiantes secundarios derrotaron el intento del gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, de cerrar más de 200 escuelas el año pasado o con la que las manifestaciones de masas de junio de 2013 obligaron los gobiernos a reducir los aumentos de boletos de transporte. Energía esa que también se expresó en las explosiones antiburocráticas de los peones de la construcción civil en 2011 y 2012, en los garis (recolectores) de Rio de Janeiro y en los chóferes de colectivo en Porto Alegre en 2014. Esa energía que viene de abajo y rompe el control burocrático del PT o de las direcciones sindicales más abiertamente mafiosas sobrevivió de forma latente en varias huelgas que a lo largo del 2015 resistieron a los ajustes en metalúrgicos, docentes, correos o petroleros.
Una izquierda que quiera realmente construir una alternativa de masas a la izquierda del PT y no solo crecer como alternativa electoral o sindical, no puede menos que querer ser la expresión de esa energía espontánea de las masas en el terreno político.
Al mismo tiempo que reclaman por los ajustes de Dilma, los dirigentes sindicales del PT se ponen al frente de las luchas de resistencia para canjear despidos en masa por reducción de salarios y derechos con despidos a cuentagotas. Dejan que los sectores más explotados y precario pierdan sus puestos de trabajo sin lucha y directamente traen los procesos de resistencia que amenazan salir de control.
Transformar cada lucha en una palanca para un gran movimiento nacional contra los ajustes
No podemos dejar ninguna lucha aislada. Los sindicatos, corrientes sindicales opositoras y organizaciones de la izquierda necesitan poner todas sus fuerzas al servicio de fortalecer las luchas de resistencia y desarrollar la espontaneidad y combatividad obrera y juvenil para superar los obstáculos impuestos por la burocracia sindical oficialista y oposicionista y de que surja una alternativa de masas a la izquierda del PT.
Pero no basta con resistir a los ataques económicos y la quita de derechos mientras la política permanece en manos del PT y la derecha. A mediados del año pasado Lula dijo en una asamblea de petroleros que ellos deberían "hacer política". Pero hacer la política del PT es atacar la entrega de Petrobras que el PSDB quiere hacer al por mayor para permitir que Dilma privatice de a poco y al por menor sin mayores resistencias, con un plan que al final de cuentas le daría envidia al expresidente Cardoso.
La CUT abre sus marchas con la consigna "en defensa de la democracia" como si los trabajadores debiesen subordinar la lucha contra los ajustes a la defensa de esa democracia de los sobornos de la que el PT pasó a ser parte. Los sindicatos no pueden servir a los privilegios de la burocracia petista mientras avanzan los despidos, la inflación, las privatizaciones y más reformas neoliberales.
Los sindicatos necesitan movilizar a sus bases para canalizar la disposición de resistencia a los ajustes y la indignación con la corrupción en un gran movimiento nacional que bloquee los ataques y combata los privilegios políticos de esta democracia de sobornos controlada por el PT y el PSDB. Recuperemos los sindicatos de las manos de la burocracia para transformarlos no solo en herramientas de lucha económica sino también política.
La única forma de superar la democracia de los sobornos es construyendo una democracia de los trabajadores, basada en la democracia directa ejercida a partir de asambleas por lugares de trabajo. Pero mientras los trabajadores no se convencen de esta batalla, que por lo menos exijan de sus dirigentes sindicales que se movilicen por una democracia en la que la voluntad popular se exprese de la forma más democrática posible, imponiendo la revocabilidad de todos los mandatos políticos para que los electores puedan rechazar a los representantes traidores que practican verdaderos fraudes electorales como el PT.
La Constitución de 1988, tutelada por la dictadura, creó múltiples mecanismos para impedir que a voluntad popular se exprese verdaderamente. El impeachment es uno de ellos, donde algunas centenas de políticos corruptos deciden en vez del sufragio de decenas de millones. Para imponer la revocabilidad de los mandatos, no existe otro camino que no sea poniendo en pie un nuevo poder constituyente construido sobre la movilización de las masas, donde los sindicatos y las organizaciones populares impongan su voluntad contra los derechistas tucanos y los conciliadores del PT (hoy en día cada vez más derechistass).
Una respuesta independiente a la crisis política, económica y social
Una Constituyente Libre y Soberana con políticos revocables, que reciban el mismo salario que un docente y asuman todas las funciones de la presidencia y del senado, aboliendo esas instituciones que solo sirven para representar los intereses de los capitalistas. Que instituya al elección de los jueces por voto popular y discuta la estatización de empresas como Petrobras y la minera Vale do Rio Doce bajo control de los trabajadores para evitar el saqueo imperialista y nueva tragedias ambientales. Que apruebe el no pago de la deuda pública para destinar los recursos al transporte y a la educación. Que garantice el derecho al aborto y un sistema de salud único 100% estatal para impedir que nuevas familias sigan sufriendo epidemias como el Zika Virus.
La lucha por una nueva alternativa revolucionaria
La izquierda antigubernamental más relevante en Brasil se niega a dar esta batalla. El PSOL, más allá de que no tienen ninguna importancia en las luchas de resistencia y de que es un obstáculo para desarrollar la espontaneidad de la juventud, no combate las burocracias políticas y sindicales del PT, como se expresa en su participación en el Frente Pueblo Sin Miedo y en la actuación de sus parlamentarios.
Por su parte, el PSTU, además de ser incapaz de proyectar las luchas de resistencia y resignarse al corporativismo económico en los sindicatos que dirige (aceptando los despidos en General Motors sin lucha), al igualar el PT y el PSDB, no rechazar el impeachment como una política reaccionaria y defender "elecciones generales" como salida inmediata a la crisis política, por más que no lo quiera, termina objetivamente confluyendo con la política de la derecha. Al mismo tiempo que el PSTU se adapta a los obreros que quieren sacar el PT a cualquier costo independientemente de lo que vendrá en su lugar, impide que la Central Sindical y Popular Conlutas se transforme en una real referencia para las bases petistas en crisis con el giro a la derecha de su partido.
El Movimiento Revolucionario de Trabajadores y Esquerda Diário venimos batallando para poner en pie una gran juventud que le de un sentido revolucionario a esta espontaneidad combativa que viene siendo puesta en las calles. Hemos construido una corriente político-sindical que busca expresar la combatividad de la juventud y de los sectores más precarios de la clase trabajadora en cada sindicato que militamos y como un ala de Conlutas que lucha para superar el corporativismo sindical y dar visibilidad a una política independiente frente a la crisis política, económica y social que atraviesa el país. Creemos que este es el camino para construir una izquierda con peso de masas que se postule verdaderamente como una alternativa al PT.
Esta perspectiva estratégica se concreta hoy en la movilización de las fuerzas del MRT y de Esquerda Diario para rodear de solidaridad y fortalecer la lucha de los obreros y obreras de MABE y de GM contra los ataques que están sufriendo, como se puede seguir a través de las secciones especiales entrando en los respectivos hiperlinks. Llamamos a los militantes del PSOL y del PSTU a poner sus fuerzas al servicio de esos combates.
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