Estrategia Internacional N° 9
Julio/Agosto  - 1998

LA CUESTIÓN NACIONAL INDÍGENA

"Y este problema de la tierra, cuya solidaridad con el problema del indio es demasiado evidente, tampoco nos avenimos a atenuarlo o a adelgazarlo oportunistamente. Todo lo contrario. Por mi parte yo trato de plantearlo en términos absolutamente inequívocos y netos." J.C. .Mariategui

Si el mérito de Mariategui consistió en plantear que todos los problemas del indio se resumían en la tenencia de la tierra, hoy nuevamente la cuestión nacional vuelve a aparecer de la mano de esta demanda. La opresión nacional de los pueblos indígenas constituyó una necesidad para el desarrollo del capitalismo latinoamericano, para lo cual las clases dominantes, a mediados del siglo pasado, montaron todo un aparato legal discriminatorio, que les permitía usurpar las tierras comunales1 del indio que aún quedaban y desarrollar los primeros latifundios, contar con mano de obra barata y semi-esclava en abundancia para el desarrollo de la gran minería, plantaciones agricolas y la incipiente industria latinoamericana.

Sin embargo, los intentos de Mariategui de conciliar al indigenismo con el socialismo científico dieron lugar a la devaluación del papel de la clase obrera en la futura revolución latinoamericana. La idealización del "comunismo incaico" y de las prácticas de producción comunal, llevaron a que distintas corrientes construyeran organizaciones de tipo populista, varias de las cuales terminaron integrándose a los distintos regímenes nacionalistas burgueses de posguerra.

Hoy, el desarrollo de la clase obrera, junto con la disminución relativa del campesinado, y la creciente tendencia a la proletarización del agro, convierten a las elaboraciones de los neo-mariateguistas de fin de siglo en caricaturas del marxista peruano.

El movimiento indígena latinoamericano abandonó sus aspiraciones nacionales a mediados de siglo y depositó todas sus expectativas en los regimenes de los estados nacionales que surgían en la posguerra, como subproducto de las reformas agrarias parciales que se dieron. Sin embargo estas aspiraciones vuelven a resurgir como es el caso de las asambleas campesinas ecuatorianas a fines de 1997, que reivindicando la figura de Tupac Amaru exigían la formación de un estado plurinacional con fuertes enfrentamientos con el ejército por nombrar un ejemplo.

En la época imperialista,solo el proletariado en el poder es capaz de garantizar plenamente la satisfaccion de las demandas de las nacionalidades oprimidas, entre ellas la de la libre utilizacion de sus tierras, autonomia, y aún autodeterminación nacional que demandan algunos sectores del campesinado indigena latinoamericano. Es simplemente útopica la ilusión de que estas demandas pueden tener una salida progresiva para los intereses del campesinado pobre, e indigena, sin liquidar a los regimenes de la burguesia semicolonial que están estrechamente asociadas a los grandes monopolios y al capital financiero internacional.

En Bolivia y otros países de alta composición indígena, como Perú, Ecuador, Guatemala, y México, donde la población indígena asciende a casi 41.000.0002, a partir de la ofensiva imperialista han surgido distintos movimientos políticos que si bien expresan y dan forma organizativa a este resurgir de la cuestion nacional indigena ligada a la lucha por la tierra, muestran sus límites, propios de toda dirección campesina con su política de carácter reformista intentando llevar todos estos procesos a meras luchas de presión sobre el estado para conseguir a lo sumo algunas migajas de "autodeterminación cultural" .

La política de reacción democrática llevada adelante por el imperialismo y las distintas burguesías nacionales a partir de la década del 80, adquirirá en países como Bolivia un barniz indigenista, con el intento de cooptar este fenomeno.3 Esta política de cooptación de los distintos fenómenos políticos emergentes del campesinado, ha sido lograda, a partir de la estrecha relación entre las direcciones de estos movimientos y distintas organizaciones para estatales como ONG’s – financiadas y dirigidas por la socialdemocracia europea - que llevan adelante los distintos planes de desarrollo agrario, y que tienen como función central el legitimar del estado semi colonial en las comunidades campesinas.

Los marxistas revolucionarios que sostenemos el derecho por la autodeterminación nacional, enfrentamos la política de las direcciones indigenistas que llevando las demandas de tierra y contra la opresión nacional, tras la ilusión de que pueden ser resueltas con algunas reformas en el Estado, ahogan el impulso revolucionario de las luchas del campesinado indigena. La reivindicacion de las demandas de los pueblos indigenas, lejos de ser una cuestión que se pueda resolver en los estrechos marcos nacionales latinoamericanos, tanto por la distribución geográfica de los pueblos indígenas como por el carácter de la época imperialista, adquiere un carácter internacional, "La subordinación de las revoluciones nacionales atrasadas a la revolución del proletariado tiene su determinismo a escala mundial. Mientras que en el siglo XIX la tarea esencial de las guerras y de las revoluciones consistía aún en asegurar a las fuerzas productivas un mercado nacional, la tarea de nuestro siglo consiste en liberar a las fuerzas productivas de las fronteras nacionales, que se han convertido en trabas para su desarrollo. En un amplio sentido histórico, las revoluciones nacionales de oriente no son más que el peldaño de la revolución mundial del proletariado, de igual manera que los movimientos nacionales de Rusia se han transformado en peldaños hacia la dictadura soviética."4. La pelea por la unión de repúblicas socialistas de América Latina es algo que el populismo indigenista y pequeño burgués es incapaz de comprender.

Sin embargo distintas corrientes del movimiento trotskista lejos de intentar combatir estas variantes del populismo latinoamericano han acuñado diversas fórmulas para adaptarse a los mismos como es el concepto de clase - nación5 de G. Lora que lo ha llevado a reivindicar a la "Pachamama" oponiéndosela al Papa como representante de la religión opresora, o transformar la consigna leninista del derecho de autodeterminación nacional a una pelea por construir "el estado aymará – quechua", borrando de un plumazo el carácter internacionalista y proletario de la pelea que está planteada, así como el irreconciliable combate a las organizaciones enemigas de la clase obrera y su dictadura como son las corrientes populistas e indigenistas.

 

NOTAS:
1 La propiedad de la tierra era de carácter colectivo con usufructo particular o familiar. Similar al mir ruso.
2 EL movimiento indígena no es exclusivamente campesino, la presencia de importantes sectores, en el artesanado, y en el comercio etc. hace que su número sea mayor al del campesinado.
3 Como parte de esta política, se desarrolló toda una camada de intelectuales indígenas tanto en Perú y Bolivia, con congresos auspiciados por la socialdemocracia europea. Es ilustrativo el hecho de que el gobierno que más éxito ha logrado en la profundización del plan de recolonización contaba con un vicepresidente Aymara (V. H. Cardenas-Bolivia)."podemos incluso enorgullecernos de tener en Bolivia un vicepresidente aymara con su esposa de pollera". Roberto Choque, Esteban Ticona; intelectuales aymaras.
4 Historia de la Revolución Rusa.Tomo II. L.Trotsky.
5 Partiendo del hecho cierto de que la mayoría de la clase obrera y el campesinado provienen de estas nacionalidades Lora termina identificando mecánicamente los derechos democráticos de las naciones oprimidas indígenas con los intereses históricos de la clase obrera