Inicio
  Revista Estrategia Internacional
   
  Teoría
  Economía
  Polémicas
  Declaraciones
  Situación Internacional
  Guerra Irak
  Medio Oriente
  Latinoamérica
  Asia
  Estados Unidos
  Europa
   
   
   
   
  English
  Francais
  Portugues
   
 
   
  Archivo
  Buscar
   
   
   
  Correspondencia
  ¿Quiénes somos?
   
   
   
  Links
 
 

Estrategia Internacional N° 17
Otoño de 2001

BOLIVIA
Manifiesto a la Nación obrera, campesina y popular
¡A preparar la Huelga General Política con bloqueo de caminos!
9 de abril
LOR-CI

Al cierre de esta edición (12 de abril), la situación social y política de Bolivia está al rojo vivo. El clima de protesta tiende hacia un nuevo gran enfrentamiento: huelgas como la de los médicos por tiempo indeterminado, manifestaciones masivas como la de la COB en La Paz, la marcha obrera, campesina y popular iniciada desde Cochabamba, el ultimátum campesino a Banzer que fija el 1 de Mayo para iniciar bloqueos de caminos si no se cumplen sus demandas.
Este nuevo ascenso de masas parece tener como uno de sus actores centrales al proletariado, como indica la masiva marcha de fabriles en La Paz al grito de “Obreros al poder, abajo el gobierno fascista” en la más combativa movilización de este sector en 15 años.
Entre tanto, en las alturas, el gobierno, debilitado al extremo, oscila entre los preparativos de represión y la impotencia, mientras que el régimen se ha dividido con el MNR en una oposición frontal.
Está planteada la posibilidad de la caída de Banzer ante la movilización obrera y campesina.
Los camaradas de la LOR-CI son parte activa de estos acontecimientos, combatiendo por una política verdaderamente trotskista. El 9 de abril, en el 50° aniversario de la revolución del ‘52, han editado el manifiesto que reproducimos.

Luego de los grandes acontecimientos de abril y septiembre del 2000 la burguesía a quedado mal herida. El régimen de dominio instaurado en 1986, basado en acuerdos, pactos y compromisos entre las distintas camarillas de las clases dominantes, se descompone aceleradamente por efectos de una crisis económica que ya no permite la convivencia pacifica entre los distintos sectores burgueses. La posibilidad de la caída del gobierno se convirtió en un hecho palpable durante estos dos grandes acontecimientos ante el fracaso primero del estado de sitio y el triunfo del pueblo cochabambino y posteriormente luego de varias semanas de paralización nacional por los bloqueos de caminos campesinos. Si el gobierno no cayó fue por la ausencia en el combate de los trabajadores que controlan las grandes palancas económicas, como el gas, el petróleo, el transporte, los ferrocarriles, la electricidad, el agua, los bancos y las fábricas. Por tal motivo, luego de este ultimo gran enfrentamiento entre las clases, la burguesía se ha lanzado a una acelerada contraofensiva, intentando evitar el desarrollo de los diversos conflictos sectoriales sobre la base de una política de negociación y represión preventiva, intentando fortalecer el régimen de dominio, otorgando nuevas y mayores concesiones a los sectores burgueses descontentos, como el fondo de más de U$S 323 millones, para la reprogramación de deudas bancarias y créditos baratos ( La Razón, 27 de marzo). Ante este escenario, cada día que los trabajadores, campesinos y pueblo pobre en general perdemos en luchas sectoriales o en el peor de los casos en la mas absoluta espera, la burguesía lo gana recomponiendo sus maltrechas instituciones y preparando a sus aparatos represivos para una posible contingencia obrera y popular (Pulso 23 de marzo). Los reclamos campesinos del mes de septiembre así como las demandas del pueblo cochabambino de “agua para todos” han sido burladas. El Pliego Único de la COB, como los años anteriores, no va a ser atendido o va a ser mezquinado. Los rentistas orureños han sido desactivados por migajas, y los de Cochabamba reprimidos antes de llegar a mitad de camino de su marcha a La Paz. El movimiento fabril paceño reiteradas veces gasificado. Los Yungas paceños se militarizan día a día. Es necesario terminar con esta situación. Debemos comprender que ningún reclamo obrero, campesino y popular va a ser resuelto por este gobierno al servicio de los banqueros, empresarios y el capital financiero internacional. Debemos preparar una gran lucha nacional, que a diferencia del los combates de abril y septiembre, incorpore al combate no solo a las grandes masas campesinas, sino también a todos los sectores obreros de las ciudades, para esta vez sí, expulsar del gobierno al banzerismo y todos sus secuaces del MIR y UCS. Varios sectores burgueses aspiran a un recambio institucional o a un llamamiento a elecciones anticipadas, que se expresaron en el ultimo congreso de empresarios en Santa Cruz. Sin embargo este es un intento, en caso de darse la eventual caída del gobierno, de engañar nuevamente a los trabajadores con un gobierno afín a sus intereses, como podría ser un gobierno del MNR en caso extremo. Los trabajadores debemos definir un plan de lucha que permita imponer un gobierno de las organizaciones obreras y populares que surjan al calor del combate planteado, es decir, un gobierno que responda a los intereses de las grandes mayorías populares y que no puede ser otro que un gobierno obrero y campesino. Los trabajadores del campo y la ciudad debemos empezar a discutir aceleradamente un plan de lucha que culmine en la Huelga General Política con un bloqueo de caminos que una vez por todas imponga nuestras justas y postergadas demandas.
Para la preparación de este combate es necesario que las organizaciones que dicen estar comprometidas con un cambio profundo, como la COB, las distintas organizaciones sindicales campesinas, lideradas por el Mallku, Veliz, o Morales, así como los dirigentes de la Coordinadora del Agua y la Vida de Cochabamba, y las diversas organizaciones fabriles, de electricidad, agua, etc., convoquen en forma inmediata a Asambleas en todos los lugares de trabajo para discutir como unificar con distintos sectores en este plan de lucha común. Es de vital importancia la preparación y organización de un combate de tal magnitud, que debe empezar por la elección de delegados revocables y con mandato de todos los lugares de trabajo para la organización de un estado mayor de los trabajadores y el pueblo que no puede ser otro que un Comité Nacional de Huelga o una Coordinadora Nacional de Lucha, que levante un pliego único de reclamos para imponer este Plan Obrero de Emergencia expresado en este documento. Finalmente frente a los intentos de endurecer la represión como lo muestra el ultimo plan de contingencia de las fuerzas armadas y la policía las distintas organizaciones obreras, campesinas y populares debemos pelear por la disolución de la corrupta policía nacional y de todo el aparato represivo de estado: por comités de autodefensa y armamento de los trabajadores
La Coordinadora de Cochabamba, la COB, la CSUTCB, y todos los sindicatos que se reclaman combativos tienen la obligación de encabezar la preparación de la discusión para la organización de una verdadera Huelga General Política con bloqueo de caminos para expulsar del gobierno al banzerismo e imponer un gobierno transicional de las organizaciones obreras, campesinas y populares.

¡POR UNA ASAMBLEA
CONSTITUYENTE REVOLUCIONARIA!

Desde los acontecimientos de septiembre, varios sectores de la burguesía están discutiendo la necesidad de recambios a la constitución de la república. Sectores tanto políticos como empresariales pidieron la renuncia de Banzer y de su gobierno. Los empresarios bolivianos, a final de su congreso de Santa Cruz, realizado el mes de marzo, plantearon la necesidad de una reforma constitucional sólo para legitimar los ataques que han venido llevando adelante durante décadas al movimiento obrero: quieren legitimar la expropiación de la tierra y del agua, quieren legitimar la flexibilización laboral, la entrega de los recursos naturales a las multinacionales, los recortes a la salud y la educación, etc.
Así mismo sectores que se disfrazan de izquierdistas como el Movimiento Sin Miedo intentan salvar esta desprestigiada democracia para ricos introduciendo cambios constitucionales pero sin la menor intención de discutir los grandes problemas económicos y sociales que azotan al pueblo. Esta política, que ha sido impulsada por el ex juez Costa Obregón, “paladín” por la limpieza y honestidad de estas instituciones, como la justicia, el parlamento, etc, pilares de esta democracia, ha contado con la colaboración de supuestos “izquierdistas” como el Partido Comunista de Bolivia, el Partido Socialista Uno, y diversos grupos, que una vez más intentan salvar esta democracia por medio de baratos maquillajes institucionales.
Mientras los representantes de las clases dominantes juegan a la “democracia”, amplios sectores del movimiento de masas, confían en que los grandes problemas que los aquejan pueden ser resueltos mediante la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Expresiones de esto son las continuas declaraciones de los dirigentes de la Coordinadora del Agua y la Vida de Cochabamba así como el documento aprobado después del Congreso de las seis Federaciones del Trópico Cochabambino, donde en el mismo se plantea la posibilidad de resolver en la tan mentada asamblea el problema de la tierra, el territorio, la coca, la renacionalización de las capitalizadas, etc. parte de esta confianza en la Asamblea Constituyente esta expresada en las posturas ambiguas de diversos sindicatos y juntas vecinales, que apoyándose en estas justas aspiraciones embellecen las posibilidades de la Constituyente
Frente a estas sanas y justas aspiraciones democráticas del movimiento de masas, los marxistas revolucionarios de la LOR – CI planteamos que ninguna Asamblea Constituyente convocada por el gobierno y el régimen actual, como lo esperan todos estos sectores, puede dar una salida real a las necesidades de los trabajadores y el pueblo oprimido boliviano. Es profundamente utópico el suponer que el actual régimen y gobierno pueden permitir el desarrollo de una verdadera Asamblea Constituyente, que discuta los grandes problemas nacionales como la deuda externa, el problema agrario, etc., cuando es este mismo régimen basado en los acuerdos cupulares de los partidos tradicionales de la burguesía (ADN, MIR, UCS, MNR, CONDEPA, NFR, etc) el que nos a llevado a la situación actual. Es este mismo régimen basado en el “cuoteo” político y prebendal de pegas y ministerios el que ha aplicado el conjunto de medidas restrictivas y represivas a la participación democrática de los trabajadores. Es este mismo régimen y gobierno, el que violentando incluso las mas elementales reglas de “su” democracia, prepara un escandaloso fraude para los próximos eventos electorales como lo demostró el cuoteo de los vocales electorales durante el mes de febrero, y es este mismo régimen el que ha encarcelado, reprimido y asesinado a trabajadores del campo y la ciudad durante los meses de abril y septiembre del año pasado, por no hablar de Amayapampa, Capasirca, etc. Es por todas estas razones que nosotros peleamos por una Asamblea Constituyente convocada por un gobierno provisional de las organizaciones obreras, impuesto sobre la base de la caída revolucionaria del actual régimen y su representante el actual gobierno banzerista. Es en este sentido, que hablar de una Asamblea Constituyente que resuelva los grandes problemas nacionales como hacen Olivera y otros representantes de las organizaciones obreras y populares, se constituye en una gran impostura cuando no convocan a preparar y organizar una verdadera Huelga General Política que logre este primer objetivo. La generalización de la experiencia de la Coordinadora del Agua y la Vida de Cochabamba en un plano no regional sino nacional, y su profundización sobre la base de un funcionamiento asambleario y con delegados revocables con mandato, debería ser la tarea de primer orden de quien dice querer cambios profundos. Lo mismo sucede con la creación y desarrollo de los organismos de autodefensa del movimiento de masas, única forma de hacer respetar y cumplir las decisiones tomadas por la mayoría obrera, campesina y popular.
Mientras Oscar Olivera engaña al conjunto de los trabajadores y el pueblo al hablar de una Asamblea Constituyente, que según él resolverá los grandes problemas del país, pero negándose a preparar y organizar esta Huelga General Política sobre la base de la movilización y organización independiente de los trabajadores, única forma de lograr la caída revolucionaria del gobierno y de esta democracia para ricos, convocando a una Asamblea Constituyente verdaderamente libre y soberana, el POR actúa como cómplice de semejante fraude al negarse a levantar la consigna de Asamblea Constituyente Revolucionaria sobre la base de la caída del actual régimen y gobierno.

PLAN OBRERO DE EMERGENCIA FRENTE AL SAQUEO

Las crisis económica internacional, profundizada por el comienzo de la desaceleración de la economía norteamericana, que sostuvo durante prácticamente una década un crecimiento superior al 4% y que actuó durante este tiempo como locomotora mundial, junto con el agregado de la crisis agro alimenticias de Europa, están fortaleciendo las tendencias en varios países del Viejo Continente al proteccionismo, engendrando bajas en las bolsas de valores y profundizando las tendencias recesivas que venían en nuestro continente desde la crisis del 97. Esta situación se esta traduciendo y manifestándose en los nuevos planes antiobreros del imperialismo y las clases dominantes locales, y que como los que se vienen aplicando en Argentina, amenazan no solo con provocar nuevos saltos en la crisis económica sino, acelerar los ritmos de la resistencia obrera y de la lucha de clases en general, como lo demostró la huelga general de mediados de marzo en este país.
A esta situación económica es necesario observar como se abren distintos frentes de conflicto al orden imperialista. Las crisis políticas, como la debilidad del nuevo gobierno de EEUU, el resurgimiento de la guerra en Chechenia, de nuevos focos de enfrentamientos en los Balcanes, el levantamiento palestino y la eventualidad de guerra en Medio Oriente, etc., son varios elementos de la inestabilidad que se están desarrollando en el mundo.
En nuestro continente la crisis económica y las tendencias recesivas en varios países amenazan profundizar la crisis, particularmente en el Cono Sur, con la creciente inviabilidad del MERCOSUR. En este escenario, el imperialismo norteamericano intenta pegar un salto en la recolonización con el intento de cristalizar el Área de Libre Comercio de las América (ALCA), empezando por la reunión de primeros días de abril en Bs. As, y las tendencias cada vez mas agresivas como lo muestra el Plan Colombia.
Mientras los representantes del capital internacional, los estados, los representantes de todas las grandes camarillas burguesas discuten como avanzar en una nueva ofensiva en el conjunto del globo, importantes luchas de masas han empezado a cuestionar el conjunto de estos planes, como en Ecuador, Perú, nuestro país, y últimamente la tercer economía mas importante de nuestro continente como la Argentina. Así mismo, en los países centrales cientos de miles de jóvenes anticapitalistas se lanzan cotidianamente a la lucha, primero en Seattle en EUA, luego en Londres, Paris, Niza, Melbourne, y durante el mes de febrero en Cancún, México. El grito de guerra "el capitalismo mata, matemos el capitalismo" es el fantasma resucitado que recorre el mundo.
Estos movimientos son firmes aliados de la lucha de los pueblos semicoloniales como el nuestro. Los trabajadores y el pueblo pobre boliviano debemos apoyar y ser parte de esta nueva vanguardia con altas potencialidades revolucionarias en el corazón del imperio.

Ante este escenario, de creciente inseguridad económica, la burguesía nacional esta preparando nuevos y más duros ataques al bolsillo de los trabajadores y el pueblo. Es ante esta situación que hacemos un llamado urgente a los trabajadores y el pueblo para definir una estrategia que permita enfrentar estos intentos antiobreros y antipopulares del imperialismo y las clases dominantes locales.

Los trabajadores debemos empezar por imponer un plan que garantice en forma plena e integral la ruptura con todos los lazos que nos atan al imperialismo, económicos, políticos y militares. Como lo demostraron los planes económicos que se llevaron adelante en las últimas dos décadas en todo el continente, y como lo reafirma y recontraafirma la última crisis nacional del mes de marzo en la Argentina, los gobiernos y partidos patronales no tienen el menor empacho en descargar mayores golpes sobre los trabajadores y el pueblo pobre de los países de la región. El pago de la deuda externa y sus intereses, deuda que por otra parte ha enriquecido sólo a los empresarios privados, funcionarios de distintos gobiernos y multinacionales, se ha convertido en uno de los más grandes saqueos de la historia contemporánea boliviana y continental. Por tanto, los trabajadores y el pueblo debemos imponer el no pago de esta fraudulenta deuda y utilizar todos estos recursos al servicio de un genuino plan de liberación y reconstrucción nacional. La ingerencia imperialista en las últimos dos décadas y la recolonización de Bolivia ha exigido, por parte del imperialismo, un nuevo proceso de expropiación de las tierras de los campesinos mediante la Ley INRA, la Ley Forestal y las reformas del Código Minero, leyes fuertemente cuestionadas y combatidas por el movimiento campesino durante el mes de Septiembre. Así mismo, esta ingerencia del imperialismo con la complicidad del ADN, MIR, MNR etc. ha llevado a la constante masacre de nuestro pueblo con la única intención de controlar el millonario monopolio del comercio de las drogas. Ahora pretenden acentuar mas agresivamente esta política con la construcción de un cuartel en los Yungas (Sta. Ana de Huachi), como parte del “Plan Colombia” para Bolivia. Los marxistas revolucionarios sostenemos que no existe posibilidad de solución integral al problema agrario si no hay ruptura plena con todos los lazos que nos atan al imperialismo. Por eso, los trabajadores, los campesinos y todo el pueblo debemos pelear por la expulsión de la DEA, CIA y todos los órganos de control económico, político y militar del imperialismo que se encuentran al interior del país, empezando por imponer la libre producción, comercialización y industrialización de la hoja de coca.
¡Abajo la Ley INRA! y todas las reglamentaciones que favorecen y fueron la cobertura de la expropiación de las tierras a los campesinos e indígenas.
El fracaso de la reforma agraria movimientista del 53, se ha podido verificar a lo largo de las ultimas décadas con la creciente penuria de las grandes masas campesinas. Los marxistas revolucionarios, peleamos por la colectivización de toda la tierra y su subordinación e integración a un plan de desarrollo nacional planificado en función de las necesidades alimentarias e industriales del conjunto de la nación obrera y campesina. Sin embargo, frente a los permanentes intentos de expropiación por parte de pequeños grupos de capitalistas especuladores debemos y estamos dispuestos a defender y luchar por la tierra en las condiciones que el movimiento campesino considere necesario.
Asimismo, el intento del gobierno por mercantilizar el agua daña la mísera economía de los campesinos, frente a esto se debe exigir el respeto a los usos y costumbres de pozos y vertientes comunales.
Durante estas dos décadas la penetración de diversas multinacionales en la producción de cacao, café, castaña, etc. ha llevado a los trabajadores de estos productos a una condición de semiesclavitud producto de el control casi monopólico por parte de estas empresas fijando precios y salarios extremadamente arbitrarios. El levantamiento de familias enteras en la localidad de Caranavi durante el año pasado, reveló el grado de explotación al que estaban sometidos y planteó en forma objetiva, que los trabajadores y campesinos debemos imponer, para terminar definitivamente con esta situación, el monopolio estatal del comercio exterior.
El conjunto de estas medidas enunciadas más arriba, son los pasos iniciales para un movimiento de liberación nacional y social y que no puede de ninguna forma ser llevado a espaldas de las mayorías nacionales oprimidas. Como lo demostró la crisis nacional de septiembre es imposible alcanzar una verdadera lucha de liberación del conjunto de las naciones oprimidas sin la participación activa de las comunidades aymaras y quechuas. Es por eso que los trabajadores debemos defender el derecho de autodeterminación de los pueblos oprimidos.
La penetración imperialista de las ultimas décadas, a profundizado el papel extremadamente parasitario de la burguesía nacional, donde el capital financiero y rentista ocupa los lugares centrales de la economía, desplazando al ya débil sector productivo de antaño y haciendo extremadamente vulnerable el conjunto del aparato productivo a los vaivenes internacionales. El carácter extremadamente parasitario de este sector social hemos podido constatarlo un vez más luego del último congreso de los empresarios privados llevado a cabo en Santa Cruz, donde mientras exigen la profundización de las medidas neoliberales contra los trabajadores y el pueblo, reclaman medidas cada vez más proteccionistas para sus negocios, llegando al extremo de exigir que los 7000 millones de dólares de las reservas internacionales del país sean destinados a rescatar sus suculentos negocios. Mientras los empresarios privados, los banqueros, especuladores, etc. intentan escapar al sombrío escenario de la crisis económica nacional e internacional, ajustando nuevamente las medidas antiobreras, los trabajadores debemos levantar un programa que empiece por defender las conquistas conservadas hasta el momento y que lleve finalmente a hacer pagar los costos de la crisis a los responsables de la misma: los capitalistas.
Ante esta situación los trabajadores debemos imponer el salario mínimo vital con escala móvil para el conjunto de los sectores, estatales o privados, para enfrentar el creciente aumento del costo de vida.
Frente a los permanentes intentos de flexibilización laboral y baja del salario, a través de una mayor desocupación es necesario imponerles a los capitalistas y a su estado el reparto de todas las horas de trabajo entre todas las manos disponibles, sin bajar el salario.
Frente a la permanente especulación del diesel y los hidrocarburos se hace necesario renacionalizar sin pago todas las empresas petroleras y el resto de las capitalizadas para ponerlas a funcionar bajo control obrero directo, y al servicio de todo el aparato productivo nacional y no como sucede actualmente al servicio de cubrir las ganancias de unos cuantos individuos.
Durante el ultimo año hemos visto como el especulativo sistema financiero nacional ha hundido a miles de pequeños prestatarios, con tasas de intereses elevadísimas y expropiado las mísera viviendas puestas de garantía. Esta situación contrasta con el último plan de gobierno para el salvataje de los grandes y medianos empresarios donde se destinarán varios cientos de millones de dólares al sector. Es necesario terminar con este especulativo e impopular sistema financiero, se hace necesario imponer la creación de una Banca Estatal Única controlada por los trabajadores.
Mientras la burguesía y su gobierno trabajan para destruir la educación pública fiscal y gratuita imponiendo la reforma educativa, la liquidación de la autonomía universitaria o la baja sistemática del presupuesto educativo nacional, que ya ha costado el cierre de decenas de colegios nocturnos, los trabajadores y el pueblo debemos garantizar el reclamo de “Educación para todos” aplastando en las calles la reforma educativa e imponiendo el inmediato aumento del presupuesto educativo nacional sobre la base de dejar de pagar la fraudulenta deuda externa e imponiendo impuestos progresivos a las grandes fortunas. Mientras los distintos gobiernos reducen día a día el magro presupuesto educativo nacional, se incrementa para todo el aparato represivo del estado como el ejército y la policía, como lo muestra el último plan de contingencia.
El conjunto de estas medidas de ninguna forma podrán llevarse adelante de la mano de los actuales representantes de las clases dominantes y en el marco del estado capitalista y semicolonial boliviano. Es por tal motivo que en el camino de imponer las reivindicaciones anteriormente planteadas, los trabajadores deben discutir la necesidad de imponer un Gobierno Obrero y Campesino, única forma de lograr un alivio a las clases oprimidas y explotadas. Los marxistas revolucionarios de la LOR-CI, opinamos que no existe posibilidad de resolver en forma íntegra el problema agrario, la liberación nacional, y el conjunto de reivindicaciones parciales de las clases oprimidas, si no es avanzando en la construcción de una República Obrera y Socialista

 

Trotsky, la cuestión de la Asamblea Constituyente y el Lorismo

Durante los meses previos a septiembre del 2000 la discusión sobre una asamblea constituyente no había sobrepasado los estrechos limites de los círculos intelectuales “progres” o de otros que veían un desgaste estructural en el régimen democrático y buscaban formulas que permitieran reflotar el sistema y la credibilidad de la población en el sufragio universal y en el sistema de representación actual.
Sin embargo los partidarios de estas visiones, encontraron que sus disgresiones democráticas encontraban un eco sin precedentes durante septiembre, la crisis mas importante del ultimo año: la Coordinadora del Agua y la Vida de Cochabamba, hacia votar a decenas de miles de manifestantes en un cabildo, la necesidad de la caída del gobierno y de la oportunidad de una Asamblea Constituyente. Sin embargo los mas madrugados ante esta situación, eran quienes durante década y media, no se cansaron de repetir que las ilusiones en la democracia formal ya estaban “erradicadas” en Bolivia: los loristas.
Luego de los acontecimientos de septiembre, donde la clave de la discusión política dentro de las organizaciones obreras y populares fue la discusión de la Asamblea Constituyente, este grupo, lejos de intentar reflexionar sobre el significado de esta demanda y contrastarla con las experiencias revolucionarias a lo largo del siglo XX, llegó a la conclusión de que “algo había que decir”, empezando a oponer a la consigna de la Constituyente, la de Asamblea Popular.
Sin embargo, la realidad es mucho más rica y fuerte que cualquier esquema mental de un individuo o grupo, por más combativo que éste sea. Durante los últimos 15 años el régimen democrático burgués contó con un pilar enorme en su estabilidad, y este fue en gran medida la pasiva confianza del movimiento campesino en las instituciones democráticas, confianza que por otra parte estuvo aceitada por la ingente cantidad de ONG’s, planes como la Participación Popular, y diversas concesiones formales que el régimen hizo al movimiento indígena y campesino en el terreno cultural y diversas reglamentaciones constitucionales y judiciales que ayudaron a cooptar al movimiento campesino. Alguien acertadamente definió, a fines de los 90, que el neoliberalismo ingresó a Bolivia vestido de abarcas y poncho, apellidando Cárdenas.
Luego, cuando las grandes masas campesinas despiertan a la vida política, en los acontecimientos de septiembre, lo hacen con un deseo democrático profundo, y que es el de lograr hacer respetar la voluntad de las mayorías. El concepto de democracia basado en el número o en la cantidad (la mayoría) es un concepto democrático estrictamente formal, y es a partir de esta visión que la consigna de asamblea constituyente, adquiere su fuerza.
Es la comprensión de esta situación la que llevó a los grandes revolucionarios del siglo 20 como Lenin y Trotsky a dar una importancia de primer orden a la pelea por la consignas democrático formales no solo en los países semi coloniales sin tradición parlamentaria como Rusia en 1917 o China en 1927-29, sino incluso en los países con larga tradición parlamentaria como Francia en 1934 (ver Programa de acción para Francia, 1934, Leon Trotsky). La Tercera Internacional de Lenin y Trotsky y posteriormente la Oposición de Izquierda y la Cuarta Internacional comprendieron que la lucha por parte de las masas en búsqueda de la satisfacción de las tareas democrático formales ( ni hablar de las estructurales) podían llevar a la creación de organismos para la lucha y embriones de poder obrero así como al armamento independiente del campo y la ciudad, superándose de esta manera la reivindicación de la asamblea constituyente para la construcción de un estado superior. Así mismo la defensa por parte de los revolucionarios de estas reivindicaciones permitía desenmascarar el carácter reformista y tibio de las direcciones pequeño burguesas, tanto urbanas como campesinas, que se negaban a preparar y organizar una lucha seria por estas demandas, depositando confianza en las instituciones del régimen.
El Lorismo al abandonar estas elementales enseñanzas termina capitulando y convirtiéndose en cómplice no solo de Oscar Olivera sino incluso de Costa Obregón, al ser impotente su política para desenmascarar el carácter tibio y reformista de estos individuos, que se apoyan sobre importantes ilusiones democráticas del movimiento de masas. Es profundamente estéril el suponer que los sectores obreros y campesinos, que aún no se han planteado como tarea inmediata la revolución socialista, y que depositan sus esperanzas de cambio social en una relativamente concreta Asamblea Constituyente, van ha salir a pelear, solo por la acción de la propaganda lorista, por una extremadamente difusa Asamblea Popular.
Esta esterilidad se transforma en infantilismo revolucionario, ya que al plantear la consigna de esta difusa Asamblea Popular da la espalda a importantes sectores del movimiento de masas, al ignorar las concretas y reales formas de organización que se dan estas masas para la lucha como ser la forma presoviética (especialmente en abril del 2000) de la Coordinadora por el Agua y la Vida de Cochabamba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   

 

   
  La Fracción Trotskista está conformada por el PTS (Partido de Trabajadores por el Socialismo) de Argentina, la LTS (Liga de Trabajadores por el Socialismo) de México, la LOR-CI (Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional) de Bolivia, ER (Estrategia Revolucionaria) de Brasil, Clase contra Clase de Chile y FT Europa. Para contactarse con nosotros, hágalo al siguiente e-mail: ft@ft.org.ar