A un mes del asesinato del joven Alexis Grigoropoulos a manos de la policía griega en un barrio de Atenas, las protestas siguen ocupando las calles y la política griegas. Ni siquiera para las fiestas navideñas logran calmar los ánimos de los jóvenes, que en esta ocasión salieron a quemar árboles de navidad colocados por el gobierno como si no pasara nada.

El brutal asesinato de Alexis fue una escalada represiva que tiene como telón de fondo dos años de resistencia obrera y estudiantil contra los ataques privatizadores y de ajuste del gobierno conservador de Karamanlis del partido Nueva Democracia. Desde el 2006 hubo 4 huelgas generales, con algunas tomas de fábrica. Además hubo movilizaciones estudiantiles con toma de edificios contra los recortes educativos. También cabría mencionar huelgas en algunas fábricas y gremios muy importantes como el caso de los trabajadores de Siemens, la huelga de maestros que duró 6 semanas y la huelga de los trabajadores del Correo contra la privatización y la de los recolectores de residuos que se extendió cuatro semanas.

La respuesta del movimiento estudiantil fue contundente. De a miles salieron a manifestar su bronca enfrentando a las fuerzas represivas. A las manifestaciones se sumaron rápidamente los docentes y otros sectores que venían de procesos de lucha anteriores como lo indica la huelga general del 10 de diciembre convocada desde antes.

Las causas de la rebelión en Atenas tienen razones mucho más profundas y amplias que lo que el gobierno y los medios internacionales quieren hacer ver. Debemos buscarlas en la crisis económica que enfrenta el país y la política social implementada por el Gobierno, que afecta la educación, el régimen jubilatorio y otros servicios sociales. Una expresión de esto es que los sindicatos de maestros, estudiantes universitarios y secundarios han llamado a una movilización en Atenas para el 9 de enero contra el gobierno y la brutalidad de la policía. El sindicato que reúne a los empleados públicos, ADEY, también convocó a un cese de actividades y está llamando a que los trabajadores abandonen los lugares de trabajo a partir del mediodía para que puedan sumarse a la movilización de los estudiantes y docentes. Esta medida afectará los hospitales, las dependencias gubernamentales y toda la administración pública.

También hay una convocatoria a una huelga de 24 horas de los trabajadores de subterráneos, quienes paralizarán el servicio el día jueves para expresar su rechazo a la propuesta del nuevo convenio colectivo de trabajo presentado por la empresa.

Todos estos sectores en huelga y en estado de movilización tienen prevista una reunión el día lunes 12 de enero para discutir el llamado a una huelga de 24 horas y planificar la continuidad de medidas de lucha. Pero el movimiento de resistencia griego no parece haberse encerrado en las sus propias fronteras: el sábado 3 de enero miles de personas salieron a las calles y plazas, al igual que en otras importantes ciudades europeas, para repudiar el ataque de Israel en Gaza. Además, el próximo sábado las organizaciones integrantes de la Coalición ¡No a la Guerra! han llamado a otra marcha nacional que cuenta con el apoyo de varios sindicatos militantes.

A partir de las últimas elecciones en septiembre 2007 se ha abierto una gran crisis del establishment político griego. Los dos grandes partidos políticos, Nueva Democracia, que está en el gobierno y la socialdemocracia, el PASOK en la oposición parlamentaria, están cayendo abruptamente en las encuestas perdiendo toda credibilidad, lo que ha llevado a que ya se esté hablando del fin del bipartidismo griego.

Las direcciones sindicales, entre ellas el más importante, el Partido Comunista Griego (KKE), se han reubicado rápidamente debido a la presión de la base, llegando incluso a reconocer públicamente que la rebelión en curso “no es cosa de jóvenes anarquistas que tiran bombas molotov y rompen vidrios, sino de un profundo descontento de los sectores trabajadores, lo que ha dado lugar al surgimiento de un movimiento de resistencia antiimperialista y anticapitalista”.

La lucha en curso plantea no sólo la posibilidad de que se profundice la crisis del gobierno, que pretende salir de la misma a través de un recambio de gabinete, sino que podría llegar a provocar la caída del primer ministro. La escena griega muestra a los gobiernos y a las burguesías a lo que pueden llegar a enfrentarse de querer aplicar sus planes antiobreros para tratar de salvar su pellejo dada la crisis económica mundial.