FT-CI

Presentación

28/08/2012

A cinco años del inicio de la crisis capitalista se perfila un escenario internacional signado por grandes convulsiones, crisis políticas y situaciones sociales potencialmente explosivas. En el marco de una tendencia a la profundización de la Gran Recesión que afecta no solo a Estados Unidos y la Unión Europea, sino que extiende su sombra sobre China, Brasil y las llamadas “economías emergentes”, y de que la única “salida” factible para la burguesía es descargar su crisis sobre los explotados, la lucha de clases está retornando a la escena política. A la “primavera árabe” de 2011 le siguió la resistencia obrera, juvenil y popular que se viene desarrollando en los países europeos más afectados por la crisis, como Grecia y el Estado español. Parte de esta nueva situación de la lucha de clases que se está gestando es la entrada en actividad, aunque aun con reivindicaciones parciales, de los proletariados más concentrados del mundo, como el de China y la India, y de otros con gran tradición de lucha, como hemos visto en la huelga de los mineros de la multinacional Lonmin en Sudáfrica.

Como no ocurría desde el ascenso de 1968, con la excepción del movimiento “altermundialista” de fines de la década de 1990, estamos asistiendo al desarrollo de un nuevo fenómeno extendido de emergencia de la juventud que desde el movimiento estudiantil en Chile, México y Quebec, hasta los “indignados” españoles y los jóvenes de Occupy Wall Street, es un componente fundamental de las luchas contra la ofensiva del capital, y probablemente anticipen enfrentamientos de clase más agudos.

Sin embargo, estamos solo en las etapas iniciales de un nuevo período histórico. La clase obrera aun no ha respondido a la altura de la magnitud de la crisis capitalista, no se han desarrollado fenómenos generalizados de radicalización política y todavía pesa sobre el movimiento obrero y la izquierda revolucionaria la carga de las décadas de retroceso y restauración burguesa.

La mayoría de las corrientes de la izquierda mundial que se reivindican trotskistas hace tiempo que se han vuelto escépticas de la capacidad revolucionaria de la clase obrera. Si este escepticismo llevó a gran parte de estas corrientes a adaptarse al nacionalismo burgués de Chávez o al populismo de Evo Morales, hoy esto se expresa en su adaptación a fenómenos episódicos, principalmente a variantes reformistas de izquierda como Syriza en Grecia o el Front de Gauche en Francia.

Lejos de este escepticismo y sus consecuencias políticas, oportunistas o sectarias, creemos que con la crisis capitalista y los nuevos fenómenos de la lucha de clases, está planteado con toda urgencia recuperar lo mejor del pensamiento estratégico del marxismo revolucionario y poner estos grandes aprendizajes y conclusiones al servicio de construir partidos obreros revolucionarios, como parte de la reconstrucción de la IV Internacional, que sean capaces de dirigir los combates decisivos que, de profundizarse las tendencias actuales, muy probablemente se desarrollen en el próximo período. En última instancia, la clave de la resolución de esta etapa histórica abierta por la crisis, está en la posibilidad de que la clase obrera emerja como sujeto político capaz de hegemonizar al conjunto de las capas explotadas y oprimidas y dirigir la lucha contra los capitalistas y sus Estados.

En este nuevo número de Estrategia Internacional presentamos una serie de elaboraciones que, desde la teoría marxista, el debate estratégico, la práctica política y las polémicas programáticas, están al servicio de este objetivo.

En la sección Teoría marxista, presentamos la nota “Trotsky y Gramsci: debates de estrategia sobre la revolución en ‘occidente’”, de Emilio Albamonte y Matías Maiello, en la que a través del contrapunto entre el pensamiento estratégico de Trotsky y Gramsci, articulado en torno al balance de la derrota de la revolución alemana de 1923, los autores retoman las discusiones clave de la III Internacional sobre táctica y estrategia, en particular sobre el “frente único obrero” y su máxima expresión, el “gobierno obrero”. El retorno a estos debates permite ver cómo los marxistas revolucionarios pensaban la relación entre luchas defensivas y ofensivas de la clase obrera en su preparación para la toma del poder y la insurrección, cuyas lecciones estratégicas son indispensables para el período que se abre.

Estas discusiones tomaron actualidad con el debate en la izquierda internacional en torno a Syriza y su política de “gobierno de izquierda”, dado que algunas corrientes trotskistas pretendieron utilizar la táctica de “gobierno obrero” en clave oportunista, para justificar su apoyo a esta variante reformista de izquierda. En la nota “Lucha de clases y nuevos fenómenos políticos en el quinto año de la crisis capitalista”, de Claudia Cinatti, polemizamos desde la concepción del gobierno obrero de la III Internacional con estas posiciones. En este artículo, que abre la sección Economía y política internacional, también se discuten las razones profundas de la crisis de los proyectos de “partidos anticapitalistas” que impulsaron varias corrientes de la extrema izquierda europea, como el NPA francés, con la construcción de partidos no basados en la lucha de clases sino en espacios electorales del régimen burgués.

En la nota “El fin de las ‘soluciones milagrosas’ de 2008-9 y el aumento de las rivalidades en el sistema mundial”, de Juan Chingo, se presenta un análisis de la crisis económica, sus consecuencias geopolíticas y las perspectivas que se abren, partiendo de que los mecanismos con que los Estados capitalistas vienen manejando la crisis están tendiendo a agotarse y que, lejos de las visiones que absolutizan la capacidad de los Estados imperialistas para intervenir de manera coordinada, lo que empieza a asomar detrás de las discusiones entre Obama y Merkel es la pugna entre Estados Unidos y Alemania por dirimir quién terminará pagando los costos de la crisis.

La tercera nota de esta sección, titulada “Economía, política y guerra: ese oscuro objeto (neo)keynesiano”, de Paula Bach, desarrolla una polémica profunda con las ideas de Paul Krugman expresadas en su último libro ¡Acabad ya con esta crisis!, demostrando que, más allá de las formas, neokeynesianos y ortodoxos acuerdan en que sean los explotados los que carguen con el costo del salvataje del capitalismo.

Finalmente, se incluye la nota “A un año y medio de la ‘Primavera árabe’”, de Simone Ishibashi y Eduardo Molina, en la que se hace un balance de estos procesos y se desarrolla una polémica con la izquierda, principalmente con la definición de “revolución democrática” de la LIT, que llevó a estas corrientes a considerar que en Libia hubo un gran triunfo democrático a pesar de la intervención de la OTAN.

En las notas “Argentina. Los límites del ‘bonapartismo’ cristinista y los desafíos de la izquierda revolucionaria” y “Apuntes del PTS sobre la construcción de un partido revolucionario en Argentina”, presentamos un análisis de las tendencias económicas, políticas y del desarrollo de la izquierda clasista en el movimiento obrero. En ese marco, discutimos las vías para la construcción de un partido obrero revolucionario y el rol del PTS en esa tarea como parte de la extrema izquierda, a partir del peso conquistado en la vanguardia obrera y juvenil, donde se destaca la pelea consecuente por la independencia de clase y la necesidad de plantear políticas transicionales para desarrollar la militancia obrera, expresadas en las consignas de “sindicatos sin burócratas” y “partido de trabajadores sin patrones”.

En la sección Emergencia de la juventud, el lector encontrará notas sobre la intervención de los grupos de la FT-CI en los principales procesos de lucha del movimiento juvenil y estudiantil como parte de la pelea porque este se ligue a la clase obrera. La sección se inicia con la nota “Chile. Entre la irrupción abrupta de la lucha de clases y la crisis del régimen neopinochetista”, de Pablo Torres, donde se presenta un balance de la imponente lucha del movimiento estudiantil chileno por la educación pública y gratuita como parte de un enfrentamiento más generalizado a la herencia pinochetista y la importante intervención del PTR en este conflicto, que le permitió ser parte de la vanguardia que enfrentó a la burocracia estudiantil del Partido Comunista y plantearse las vías para la emergencia del trotskismo en Chile, a partir de confluir con los sectores más avanzados de esta juventud que despertó a la lucha y a la vida política.

En segundo lugar, se incluye el artículo “Estado español. La agudización de la crisis económica y política, y la emergencia de la lucha de clases”, de Cynthia Lub y Santiago Lupe, en el que se analiza la crisis española, la emergencia de la lucha juvenil y la resistencia obrera en las huelgas generales, sobre todo, en la lucha de los mineros de Asturias, así como la intervención de Clase contra Clase en este fenómeno juvenil, con una estrategia de confluencia con los trabajadoresm en discusión con los proyectos autonomistas y anarquistas, enemigos de esta perspectiva, que tienen influencia en el movimiento de indignados.

Por último, presentamos la nota “México. Las elecciones y el surgimiento de un nuevo fenómeno juvenil”, de Pablo Oprinari, sobre el estallido en plena campaña electoral del movimiento #yosoy132, que puso de manifiesto demandas democráticas profundas compartidas no solo por el movimiento estudiantil sino también por amplios sectores de trabajadores, y la política de la LTS por la independencia de ese movimiento con respecto a variantes patronales como el PRD de López Obrador.

En Reseñas de libros publicamos el comentario de Esteban Mercatante sobre el último libro de Andrew Kliman en el que el autor desarrolla su visión de cuáles son las causas de la Gran Recesión, desde la óptica de la caída de la tasa de ganancias, en debate con otras explicaciones marxistas de la crisis. La sección también incluye una revisión del libro China de Henry Kissinger, por Edison Salles.

Finalmente, en la nota de Andrea Robles, presentamos el lanzamiento de las Obras Escogidas de León Trotsky, un emprendimiento del Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones, León Trostky coeditadas con la Casa Museo León Trotsky de México y que cuenta con el auspicio de Esteban Volkov. Esta colección, de la que ya aparecieron dos títulos –Stalin el gran organizado de derrotas y Mi vida– contará con veinte volúmenes que reunirán las principales obras del gran revolucionario ruso, cuyo legado conserva toda su vigencia para guiar la acción en los combates actuales.

Esperamos que esta revista sea un instrumento para desarrollar la reflexión y redoblar los esfuerzos para construir partidos revolucionarios con raíces profundas en la clase obrera como parte de la lucha por la reconstrucción de la IV Internacional.

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