EN LOS MEDIOS: Liberation
19/10: Sarkozy atrapado por las protesta en las calles
20/10/2010
Al rechazar el diálogo social para reformar las jubilaciones, el Presidente creó las condiciones de la actual escalada.
Secuencia inquietante para la mayoría. El sueño del Elíseo de una reforma de las jubilaciones adoptada con fórceps, que permitiera asentar la imagen de un presidente audaz, está en trance de convertirse en una pesadilla. Ayer, y por sexta vez, los franceses salieron masivamente a la calle. Una movilización equivalente al récord del 12 de octubre (3,5 millones) según la CGT, un poco en baja (1,1 millón contra 1,2) según el ministerio del Interior. Ciertas ciudades como Toulouse o Rennes tuvieron una participación más fuerte desde el inicio del movimiento.
En París, la importante movilización desfiló sin incidentes mayores, fortalecida por la participación de miles de jóvenes. Desde la mañana, los liceístas se movilizaron, bloqueando un número récord de establecimientos (379 según la Educación Nacional). Las perturbaciones también continuaron en las refinerías, en los aeropuertos y en la SNCF [Sociedad Nacional de Ferrocarriles franceses –NdT]. El país incluso debió importar la electricidad estos dos últimos días para hacer frente a la baja de producción vinculadas a las huelgas en EDF [Electricidad de Francia]. Francia se hunde en la crisis y el 79 % de los franceses, según nuestro sondeo, exigen que el gobierno que renegocie su proyecto.
Fuera de juego. En pocas palabras, el escenario duro vendido por los consejeros del Elíseo a un presidente muy demandante parece derrapar. ¿Podría ser de otro modo? ¿Qué pieza esperaba jugar Sarkozy al colocar a la mitad de los actores en los palcos? El juego social tiene sus matices, pero se lleva mal con el monólogo. Ahora bien, desde el principio, el Presidente de la República creyó poder prescindir de los sindicatos. De todos los sindicatos. Consiguiendo la proeza de unir contra él, y desde hace seis meses, al conjunto de las confederaciones. “Desde el principio, el gobierno estableció una ‘concertación’ da la que sólo tenía el nombre –afirma Jacques Voisin, el presidente más bien moderado de la CFTC [Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos] – y sólo obtuvimos retornos eventuales a través de los medios de comunicación”.
El mismo sentimiento de “verdadero desastre” para el reformista Alain Olive de la Unas [Unión de Sindicatos Autónomos]: “No digo que la negociación habría sido fácil, pero el poder eligió deliberadamente poner a los sindicatos fuera de juego”. Una elección que hace “imposible la búsqueda de un compromiso social” y que deja “a los actores políticos como únicos dueños del juego”. Incluso cuando se intentó ablandar el texto “el ministro de trabajo inmediatamente volvía a cerrar las puertas que intentábamos abrir” dice Laurent Berger, de la CFDT [Confederación Francesa Democrática del Trabajo]. De golpe, y a falta de diálogo social, “el poder decidió esperar ver si en cada manifestaciones habría más gente, antes de soltar algo –descifra un dirigente sindical – y al proceder así, él mismo creó un clima de escalada. Incluso la mano que tendida por la CFDT hace quince días, al proponer congelar provisoriamente el retraso a los 67 años [para poder cobrar el 100% del total de jubilación –NdT] fue rechazada cortantemente por el gobierno. Una concesión que no habría tenido ningún costo, ya que la medida no se aplicaría hasta dentro de 6 años. Y que sobre todo, le habría permitido al gobierno jugar dentro de la Intersindical”.
Marcador. “Nicolas Sarkozy favoreció una división política, en donde los interlocutores sociales no tienen su lugar, analiza un dirigente confederal. Pero en materia social, no se juega sin los cuerpos intermedios, o entonces ya no tenemos razón de ser.” Idéntico reproche hizo la CGT: “El Presidente politizó la reforma desde el principio, presentándola como un triunfo de su gestión, explica a Eric Aubin. Un gran error que paga hoy con las movilizaciones en las calles.” Incluso la CGC [sindicato del personal jerárquico], a favor del retraso de la edad legal y que tenía que abandonar la Intersindical después del voto de la ley, no tuvo palabras bastante duras contra el gobierno en estas últimas semanas. En cuanto al responsable de la UNEF [Unión nacional de estudiantes], no fue recibido ni una sola vez por el ministro de trabajo, Eric Woerth, “mientras que se lo habíamos pedido varias veces, se queja su presidente, Jean-Baptiste Prévost. Como si los enfrentamientos entre los jóvenes y la policías lo solucionara”.
El enfrentamiento con los jóvenes, los trabajadores, los franceses en general, es la marca de fábrica del jefe de Estado. Pero dejando de lado a los sindicatos, él también se ha privado de intermediarios cruciales en esta crisis. Y a partir de entonces se encuentra solo frente a la base. «Con la movilización de hoy, es imposible no llamar a una nueva jornada», dejaba deslizar un dirigente reformista ayer, sin embargo, tentado de huir después de la votación de la ley mañana. «Al marginarnos, Sarkozy ha transferido así el poder a las calles.» Un problema: las calles nunca negocian.