Después de la denuncia del “complot” de atentados en Londres
A Blair le espera un futuro incierto
15/08/2006 La Verdad Obrera N° 200
En el marco del empantanamiento de la política estadounidense en Irak, luego de las declaraciones del embajador británico saliente en este país, donde planteaba la perspectiva de una guerra civil de baja intensidad y una división de hecho, a poco más del primer aniversario de los atentados del 7 de julio y del asesinato a sangre fría del joven trabajador brasileño Jean Charles de Menezes por agentes de seguridad británicos, el gobierno de Blair se vio nuevamente conmocionado por los supuestos planes para hacer explotar diez aviones que se dirigían a EE.UU.
Desde el 11/9 la política externa de Blair ha sido la de ubicarse como perrito faldero de Bush y su “guerra contra el terrorismo”, lo que le ha significado un mayor aislamiento político. Es claro que la ofensiva israelí contra el Líbano no hubiese sido posible sin el apoyo de Blair, ya que Gran Bretaña no sólo juega un rol central desde el punto de vista político sino logístico-militar con el envío de tropas a Afganistán e Irak, la facilitación de la venta de armas a Israel y el establecimiento de bases militares norteamericanas [1]. Este alineamiento incondicional detrás de EE.UU. es la verdadera razón de los atentados en julio del año pasado en Londres y es también la causa real de los supuestos atentados desbaratados de la semana pasada.
La última amenaza ha desatado una oleada de intimidación sobre la comunidad musulmana, que se ha convertido en el blanco de las sospechas y la víctima de las redadas y detenciones. Las mezquitas de la zona del este -donde reside la mayoría de los arrestados- están custodiadas por la policía. Hasta el momento, 24 personas, todas de origen musulmán, han sido arrestadas. A estos hechos se suma la redada en la casa de dos hermanos musulmanes el mes pasado cuando la policía irrumpió a las 3 de la mañana, baleando a uno de ellos, comprobándose luego que no tenían vínculo con ninguna actividad terrorista, lo que ha generado muchas dudas entre la comunidad musulmana.
Ante la serie de intimidaciones a este sector, tres diputados musulmanes -la mayoría de ellos, laboristas- y representantes de 38 organizaciones musulmanas, le enviaron una carta a Tony Blair planteando que la política exterior del gobierno en Medio Oriente estaba aumentando la amenaza de atentados terroristas. Estas palabras, con el torbellino que causó, fueron desmentidas por el gobierno, que las tildó de ridículas y a la vez pidió a las autoridades de dicha comunidad que controlen a sus jóvenes.
Sin embargo, la baja popularidad de Blair entre los miembros de su propio gabinete, y la campaña de un grupo de 150 diputados -la mayoría de ellos laboristas - y varios dirigentes sindicales llamando a una sesión especial del parlamento (que se encuentra en receso de verano), no le han permitido al gobierno sacar todo el rédito político que hubiera querido a estos hechos. Mientras tanto Blair sigue veraneando en la casa de un amigo millonario en las Bahamas. Por otro lado, los rumores que dicen que se trataría de una fabricación por parte del gobierno, minimizan la responsabilidad que Gran Bretaña tiene en Oriente Medio.
La impopularidad de Blair no se limita sólo a los diputados y algunos de sus ministros. El 5 de agosto cerca de 100 mil personas salieron a repudiar la ofensiva en el Líbano y desde entonces se organizaron acciones directas. En Derry, Irlanda, ocho activistas anti-guerra fueron detenidos luego de ocupar durante ocho horas las oficinas de la fábrica de misiles norteamericana Raytheon, destruyendo computadoras y materiales de oficina. En varias ciudades del país se han organizado protestas y concentraciones en las que se movilizaron cientos de personas. Todas estas actividades se realizan en vistas a una marcha en septiembre en Manchester donde sesionará la Conferencia Anual del Partido Laborista.
Queda por ver cómo se desarrollará la situación luego del llamado al cese de hostilidades. Seguramente le dará un respiro al gobierno de Blair, pero su futuro sigue siendo incierto y su popularidad -que no deja de bajar desde la guerra en Irak-, pone en el centro de la escena la necesidad de seguir luchando por el retiro inmediato de las tropas estadounidenses y británicas de Afganistán, de Irak y de todo Medio Oriente, y el rechazo a las “salidas diplomáticas” que legitiman la presencia de tropas imperialistas como en el Líbano.
NOTASADICIONALES
[1] El año pasado el gobierno aprobó la venta de armas y componentes afines a Israel por un valor de 22,5 millones de libras esterlinas (aproximadamente 50 millones de dólares), casi el doble que en 2004, que incluye componentes para los helicópteros de combate, radares de aeronaves y misiles. Las compañías británicas también fabrican piezas cruciales para los helicópteros norteamericanos Apache y unidades de dispositivos de visualización para los US F-16, ambos usados por las fuerzas israelíes en el Líbano y los territorios ocupados (The Guardian, 03/08/06).