Estados Unidos, tras la muerte de Al Zarkawi
Bush aprovecha el momento
21/06/2006 La Verdad Obrera N° 192
La incertidumbre reina en Irak luego del asesinato de Al Zarkawi. Tras su viaje a Bagdad, Bush y el partido republicano hacen toda clase de esfuerzos para que sus “triunfos” contrarresten los golpes que viene recibiendo el gobierno norteamericano.
Si hay algo en lo que todos los analistas y políticos están de acuerdo es que estas “conquistas”, que llegan luego varios meses de traspiés en la ocupación imperialista de Irak, pueden dilapidarse rápidamente. Es por esto que tanto Bush como sus asesores políticos y legisladores se apuraron en convertirlas en política.
La última votación en el Congreso, donde se discutía el retiro de tropas en Irak, terminó como una muestra de fortaleza del gobierno y la unidad de las filas del partido republicano (que viene de varias crisis y divisiones). El cronograma de retiro de tropas venía siendo utilizado por el partido demócrata como un caballito de batalla frente a las próximas elecciones legislativas en noviembre de este año. Sin embargo, terminó siendo utilizada por los republicanos para mostrar un fuerte apoyo a la política de Bush en Irak. En una votación de 253 contra 156 se aprobó el mantenimiento de las tropas de ocupación “mientras sea necesario”. Se espera un resultado similar en el Senado, que votó recientemente un paquete de 94 mil millones de dólares para la guerra en Irak y Afganistán (de esto una parte menor, 19 mil millones serán para la reconstrucción del Golfo de México). Cuando Bush termine de aprobar esta medida, el costo total de estos más de tres años de guerra y ocupación en Irak alcanzará los 320 mil millones de dólares, y otros 89 mil millones en Afganistán.
El resultado de la votación en el Congreso no confirma sólo que los republicanos pelearán por mantener su control en ambas cámaras, a pesar de crisis y divisiones. Aun cuando dos tercios de la población norteamericana cree que fue un error invadir Irak (sobre todo con falsas premisas de las conexiones entre Irak y el atentado del 11/9), Bush y la Casa Blanca (que dicho sea de paso recuperó a su gran operador político Karl Rove, absuelto por el caso de la filtración del nombre de una agente secreta) están aprovechando este buen momento para afirmar los aspectos más reaccionarios de la política imperialista. Los flacos números de aprobación de la gestión de Bush han subido esta semana, luego de meses de arañar el 30%. Mientras tanto, la polarización política sigue marcando la opinión pública alrededor de los temas centrales, como son la inmigración, la guerra y el desempeño del gobierno.
Atrás quedaron las imágenes de las masivas movilizaciones de los trabajadores inmigrantes ilegales, en protesta con la reaccionaria ley migratoria, ley que deberá ser aprobada en los próximos meses en medio de la carrera electoral. Las direcciones del movimiento de inmigrantes lograron desviarlo al pantano de la discusión parlamentaria. Nada se puede esperar de esta democracia imperialista que sólo presenta diferentes variantes de una misma ley racista. Ni siquiera los demócratas, en quienes muchos depositaron sus esperanzas, pueden ponerse de acuerdo entre sus alas derechistas y más derechistas, así lo muestran sus “presidenciables” (Hillary Clinton y John Kerry) frente a cada debate. Frente a la inmigración, muros y legalización de la mano de obra barata; frente a la guerra casi no presentan una posición diferente a la republicana, apoyo a la invasión (Kerry) y la permanencia de las tropas (Clinton). Cualquier diferencia entre republicanos y demócratas habla de la carrera electoral, y la búsqueda desesperada de votos en medio de la polarización entre el voto de “valores norteamericanos” (antiimigrante y pro-guerra) y el voto “latino” (que es decisivo en muchos estados) y “progresista” (anti-guerra y descontento con Bush).
Así se lanzó esta carrera electoral, primero con un envalentonamiento de los demócratas, que buscaron aprovechar los bajos índices de aprobación de Bush, y ahora con una reubicación de los republicanos, aprovechando el buen momento mientras dure.