Londres
Detienen al fundador de Wikileaks
09/12/2010
El 7/12 fue detenido en Londres Julian Assange, el fundador de Wikileaks. Aunque los cargos por los que se detuvo a Assange nada tienen que ver con las filtraciones, el gobierno de Barack Obama está buscando los medios legales para extraditarlo y para juzgarlo en Estados Unidos por espionaje y por poner en riesgo la seguridad de ese país.
Sin embargo, hasta ahora no se han dado a conocer documentos top secret, y más bien lo que muestra la filtración de los cables de la diplomacia norteamericana es la gran debilidad hegemónica de Estados Unidos.
Así lo han dejado claro las declaraciones de funcionarios y legisladores demócratas y republicanos que piden la cabeza de Assange por ventilar los secretos de la diplomacia imperialista, dejando al desnudo el espionaje y la injerencia política de sus embajadores y funcionarios en todo el mundo. El fiscal estadounidense, Eric Holder, aseguró que a pesar de que Assange sea ciudadano australiano, EE.UU. buscará juzgarlo bajo la ley de espionaje y aprovechará las facilidades de algunos estados para enjuiciar extranjeros. El republicano Mike Huckabee, ex gobernador de Arkansas, declaró que el responsable de las filtraciones “debe ser juzgado por traición y ejecutado”. Otros, como la republicana Sarah Palin, referente del movimiento derechista Tea Party, comparó a Assange con “un fundamentalista radical de Al Qaeda y líderes talibanes”.
En medio de este clima, los principales funcionarios del gobierno demócrata, como el jefe del Pentágono Robert Gates y la Secretaria de Estado Hillary Clinton, han festejado la detención de Assange, mientras se redoblan las acciones para cercar a Wikileaks e impedir que siga funcionando. Ya son varias las grandes empresas que han retirado su apoyo a Wikileaks, impidiendo las donaciones o sacándolos de sus servidores, como hicieron la empresa Paypal (sistema de donaciones por Internet) y Amazon (gigante de ventas por Internet, donde Wikileaks tenía alojada su página). Como era de esperar, ambas empresas actuaron en respuesta a la presión directa de funcionarios del gobierno estadounidense, como el senador Joe Liberman, al frente del Comité de Seguridad Interior.
Las filtraciones de Wikileaks dejaron al desnudo la diplomacia secreta para favorecer los intereses estadounidenses, que funcionaba en los hechos como parte de la “guerra contra el terrorismo” del imperialismo yanqui. Hoy, la detención del fundador de Wikileaks (utilizando la acusación de abuso sexual y violación contra Assange en Suecia, que poco le importa al gobierno de EE.UU.) reafirma la decadencia del imperialismo norteamericano, que buscará por todos los medios acallar las críticas a su política exterior en un escenario internacional donde se agudizan las tensiones geopolíticas.