Derrotar los ajustes de Zapatero y los nuevos gobiernos autonomicos y municipales
El Mayo Español, la lucha de los "indignados" continúa
09/06/2011
Al cierre de esta edición unos mil jóvenes de la acampada de Sol en Madrid se encuentran concentrados en las puertas del Congreso. A primera hora de la tarde parte de “indignados” se dirigieron en manifestación para protestar contra el proyecto de reforma de la Negociación Colectiva del Gobierno del PSOE. Se trata de una de las más agresivas reformas estructurales demandadas por el FMI y la UE, que -en base a la liquidación de los convenios- quiere imponer una brutal rebaja de salario y eliminar derechos adquiridos mediante la lucha por los trabajadores. Este ataque en principio venía con la firma de la patronal y la burocracia sindical de CCOO y UGT. Finalmente la victoria electoral del PP el 22M envalentonó a los empresarios para echarse atrás del pacto a la espera de una victoria de los conservadores en 2012 y poder entonces pedir aún más. La burocracia se quedó con el “paso cambiado”, pegada al Gobierno y sus medidas anti-obreras, apoyando el programa de la patronal pero sin que ésta les brindase otra foto como la del “Pensionazo”. Esta importante protesta -junto con otros muchos elementos- demuestran que el movimiento de los “indignados” está lejos de haber llegado a su fin como muchos medios han querido vendernos.
De las acampadas en las plazas a los barrios y las empresas
En los últimos días en las acampadas se había empezado a discutir en las múltiples comisiones y asambleas generales las vías para darle continuidad al movimiento. En la mayoría de las acampadas se está tomando la decisión de levantar paulatinamente, abandonando la pernoctación y conservando las plazas como centro de organización y reunión del movimiento. Aún así la mayoría y las principales acampadas, como la de Madrid y Barcelona, todavía se mantienen en pie. La mayoría de los medios de comunicación han cantado “victoria”, decían que, como apostaba el Gobierno, el movimiento se estaba consumiendo en sus propias contradicciones. Sin embargo esta visión parece que puede pecar de un excesivo “optimismo burgués”. Más bien el movimiento está atravesando una transformación que le puede ayudar a superar el estadio de las acampadas para pasar a un nivel superior.
Por un lado, en cientos de barrios y poblaciones periféricas han comenzado a organizarse asambleas en las plazas principales, organizándose caceroladas, manifestaciones por el barrio, comandos para frenar desahucios bancarios, refuerzos a los cortes de carretera de los trabajadores sanitarios contra la privatización... Miles de jóvenes y trabajadores de todas las edades se están sumando al movimiento iniciado el 15M. Por sólo poner un ejemplo, en el pueblo de Sant Andreu -en la periferia de Barcelona- se reunieron 600 personas este martes y aprobaron entre otras acciones llamar a hacer un cordón humano contra el desalojo de un vecino la semana próxima, sumarse a todas las protestas de las enfermeras de los centros de salud y organizar una marcha hasta Barcelona el 19J para sumarse a la manifestación que tendrá lugar ese día, al mismo tiempo que en todas las ciudades del Estado y un buen número de Europa.
En toda Catalunya son más de 90 las asambleas locales, un número parecido en Madrid y en menor medida todavía en otras ciudades. La necesidad de “salir de las plazas” que planteaban muchos activistas durante la última semana está pues teniendo como resultado la extensión y masificación de la protesta. Esta apuesta por confluir con otros sectores populares ahoga los “sueños” de algunos sectores autonomistas de convertir las acampadas en pequeñas “comunas” donde levantar un mundo “paralelo” y “alternativo” al que la mayoría apostamos por transformar.
Al mismo tiempo en algunas ciudades, como en Barcelona o Zaragoza, algunos sectores -de los que formamos parte los militantes de CcC- también están redoblando esfuerzos por extenderse a los centros de trabajo, dar pasos en “llevar la indignación a las fábricas”. Desde la comprensión creciente de la necesidad estratégica de confluir con la clase trabajadora las “expediciones” a empresas en lucha y otras importantes se mantienen. En estos últimos días se visitaron algunas como YAMAHA (amenazada de cierre), ESSA Palau (con anuncio de 180 despidos), Telefónica (con plan de 8.000 despidos), Hospitales (en lucha contra los recortes), la acería CELSA o NISSAN. A todas ellas se lleva un mensaje de solidaridad con sus reivindicaciones y al mismo tiempo una denuncia a la paz social firmada por los dirigentes sindicales llamando a los trabajadores a imponerles una huelga general y un plan de lucha hasta derrotar los ajustes, despidos y demás ataques.
Todo este significativo trabajo va a tener un importante hito el próximo sábado, cuando se celebrará en la Plaza Catalunya un Encuentro de empresas en lucha y trabajadores, para discutir qué formas de solidaridad y coordinación se pueden tejer, en contra del aislacionismo que impone la burocracia para dividir y hacer pasar su política de derrotas. Ya han confirmado su asistencia obreros de DERBI, YAMAHA, Telefónica, TMB, SEAT, NISSAN, el puerto de Barcelona, Hospitales, Educación... entre otras grandes empresas, así como trabajadores de un buen número de medianas y pequeñas atravesadas por despidos, impagos de salario y otros ataques.
Se fortalece la lucha contra los planes de ajuste
Los sectores más reformistas del movimiento venían batallando para imponer los “mínimos de consenso” que se limitaban a una reforma política cosmética. El sistema de decisión y organización del movimiento -basado en fórmulas como el consenso, el veto de la minoría o la falta de libertad para que las organizaciones de trabajadores y de la extrema izquierda puedan expresarse abiertamente- creaba la paradoja de que en algunos lugares, como Madrid, las denuncias más agudas al Régimen del ‘78 y aquellas que buscaban resolver los graves problemas de vivienda, paro, precariedad... -que eran la base más estructural de la indignación- estuviesen quedando marginadas. Sin embargo el cabreo de la gente se está imponiendo y en los últimos días el peso del rechazo a las medidas de ajuste que impulsa el Gobierno del PSOE y otros autonómicos están ganando relevancia. A su vez el objetivo de la protesta se va delimitando cada vez más hacia el poder político y otros agentes suyos como la burocracia sindical.
La semana pasada se realizaron las primeras movilizaciones contra la burocracia sindical en Zaragoza y Barcelona, organizadas por las comisiones que están promoviendo las “expediciones” a las empresas. El próximo 11/6 todas las asambleas del Estado han acordado organizar caceloradas en todas las puertas de los Ayuntamientos, al coincidir con la toma de posesión de los nuevos cargos municipales votados el 22M. Pero quizá el acto más importante hasta el momento ha sido el que ha tenido lugar hoy en Madrid y que recuerda a la protestas de los indignados griegos en las puertas de su legislativo. Los concentrados frente al Parlamento han cantado consignas por la “Huelga General”, cánticos contra el Gobierno y otros como el de “¿Dónde están?, no se ven, Comisiones (por CCOO) y UGT”. El ejemplo madrileño ha provocado algunas acciones de apoyo como una concentración frente a la Delegación del Gobierno en Barcelona esta misma tarde y otras en la puerta de los Parlamentos Autonómicos de Valencia y Toledo por la noche.
En Barcelona una de las acciones más importantes en este sentido es el intento que se va a realizar el próximo 15/6 de bloquear los accesos al Parlamento para impedir el acceso de los diputados que quieren votar los gravísimos recortes en educación y sanidad. El 14 por la tarde se marchará a las proximidades para instalar una acampada de “sitio” a fin de, en la madrugada, rodear con cadenas humanas el edificio situado en mitad del Parque de la Ciudadela. Se quiere emular la lucha de los trabajadores públicos de Murcia que a comienzos de año evitaron la aprobación de sus presupuestos autonómicos sitiando su legislativo.
Convertir el movimiento de los “indignados” en la punta de lanza que derrote los ajustes
Mientras el movimiento de las acampadas discutía su futuro, el Gobierno de Zapatero seguía avanzando con sus ajustes anti-obreros -liquidación de los convenios-, los nuevos Gobiernos de las Comunidades Autónomas anunciaban brutales recortes en salud y educación y la UE pedía entre otras “lindezas” que se nos suba el IVA. Mientras, la burocracia de CCOO y UGT mantienen su vergonzosa política de paz social, avalando los ataques por activa y pos pasiva, y tratando de evitar que la “indignación” de la juventud entre en contacto con los trabajadores.
El apuntar más directamente a los distintos Gobiernos anti-obreros y sus medidas de ajuste -unido con el cuestionamiento al Régimen del ‘78 y sus instituciones- hace más “peligroso” al movimiento de los “indignados”. Las críticas que vertían los medios de comunicación y partidos del Régimen de que “no saben lo que quieren” carecen de sentido en la medida en que crece la voluntad de derrotar el paquete de ataques. El movimiento iniciado el 15M tiene la posibilidad de hacer añicos la paz social de Zapatero y la burocracia sindical. Para ello será imprescindible que se oriente decididamente a seguir extendiéndose tanto a los barrios y centros de estudio, como sobre todo a los centros de trabajo, confluyendo con los trabajadores en lucha e impactando en el grueso de la clase trabajadora para que ésta imponga a la burocracia el fin de la “luna de miel” con el PSOE y se sume a la lucha con sus propios métodos -como la huelga general- y sus organizaciones.
por Santiago Lupe, Clase contra Clase
9 de junio de 2011