El 7 de julio el centro de Londres fue sacudido por una serie de atentados con bombas que estallaron en el Subterráneo y un colectivo, a la hora pico en que millones de personas usan los servicios de transporte para dirigirse a sus lugares de trabajos o de estudio. Hasta el momento el gobierno británico habla de alrededor de 50 muertos y 700 heridos.

Los revolucionarios internacionalistas de la Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional, de la cual el PTS forma parte, repudiamos este tipo de acción indiscriminada que tiene como víctimas a trabajadores, estudiantes y sectores populares y nos solidarizamos con los familiares de los muertos y heridos en los atentados de Londres. A la vez denunciamos la hipocresía de Bush, Blair y los presidentes y primeros ministros de las potencias imperialistas que salieron rápidamente a “lamentar” lo sucedido y a responsabilizar a la red Al Qaeda por los ataques, tratando de hacer creer que se trata de “bárbaros” que atentan contra los “valores” y la “libertad” occidentales. En realidad Bush, Blair y sus aliados en la llamada “guerra contra el terrorismo”, con la cual pretenden justificar la guerra y ocupación de Afganistán e Irak, son los principales responsables de los atentados en Londres, como también del 11 M en Madrid.
Reunidos en Escocia en la Cumbre del G8, los líderes de los países más poderosos y ricos del planeta, discuten cómo continuar el dominio sobre el mundo semicolonial.
Rápidamente trataron de aprovechar la situación generada por los atentados para avanzar con sus políticas “antiterroristas” represivas como las leyes que atacan las libertades civiles básicas, que autorizan a los Estados a mantener detenidos a quienes considere “sospechosos” de terrorismo aunque no haya ninguna evidencia en su contra, que permite el uso de la tortura, es decir, que legalizan un verdadero terrorismo de Estado principalmente contra los inmigrantes, contra las comunidades musulmanas y eventualmente contra los que protesten contra sus políticas imperialistas. Esto puede alentar ataques xenófobos contra estos sectores.

Hoy, tanto los aliados de Bush en la guerra de Irak, como los que se opusieron a la acción militar unilateral, buscando el aval de las Naciones Unidas, dejan de lado esas diferencias para “colaborar en la lucha contra el terrorismo” y tapar así que la verdadera causa de los atentados es la opresión imperialista, de la que la ocupación militar por parte de los ejércitos más poderosos del mundo de Afganistán e Irak, que hasta el momento causó la muerte de 100.000 civiles iraquíes, es una expresión agravada. Esta política agresiva incrementó a niveles nunca vistos el odio al imperialismo norteamericano y británico.

Pero los atentados como los de Londres no son el camino para derrotar estas políticas imperialistas. No sólo porque sus víctimas en general son trabajadores y sectores populares, sino también porque le da argumentos a la reacción para justificar sus medidas represivas, y le permite eventualmente a los gobiernos beligerantes -en muchos casos desprestigiados como el de Blair- intentar reganar base social para la “guerra contra el terrorismo”. A la vez, son un golpe a la unidad internacionalista de los trabajadores y los oprimidos en los países centrales con sus hermanos en los países semicoloniales, el único camino que puede derrotar a la política guerrerista del imperialismo.

Como dijimos frente a los atentados en Madrid del 11 de marzo de 2004, cobran total valor las palabras de Trotsky, dirigente de la Revolución Rusa y el Ejército Rojo “para nosotros el terror individual es inadmisible precisamente porque empequeñece el papel de las masas en su propia conciencia, las hace aceptar su impotencia y vuelve sus ojos y esperanza hacia el gran vengador y libertador que algún día vendrá a cumplir su misión”. Pero incluso Trotsky se refería a grupos terroristas que en Rusia y otros países tenían como blanco a miembros individuales de la clase dominante o de las fuerzas de seguridad, no a la población civil en general, como en este caso. Si bien aún no se han identificado con certeza los autores del atentado, parece que se trata de una célula simpatizante de Al Qaeda, una organización reaccionaria dirigida por ex miembros de la monarquía saudita, enemiga de la organización y la lucha de las masas musulmanas.
Sólo la unidad internacional de los trabajadores y de los pueblos oprimidos, su organización y lucha pueden acabar con los atropellos, la explotación y las guerras de opresión a las que nos arrastran el capitalismo y los gobiernos imperialistas.

Gran Bretaña ha sido uno de los centros de oposición a la guerra de Bush y Blair contra Irak. En Londres hemos visto manifestaciones históricas, con casi dos millones en la calle gritando ¡No a la guerra! y ¡Bush y Blair son los verdaderos terroristas! Incluso en las últimas elecciones, Blair sufrió nuevamente el castigo de los votantes que están en contra de su política de seguir incondicionalmente a Bush.

Hasta ahora no se ha desatado una ola de protestas en Inglaterra, pero todavía está por verse si Blair va a poder capitalizar a su favor el clima que se pudo haber generado a partir de los antentados, o si por el contrario, esto alimenta aún más el repudio a la guerra y a la participación de tropas británicas en la ocupación de Irak.
Desde nuestras filas llamamos a los trabajadores, estudiantes, jóvenes, inmigrantes y todos los que se opusieron a la guerra a enfrentar toda eventual campaña xenófoba u hostigamiento a la comunidad musulmana en Gran Bretaña, a redoblar la lucha por la derrota de la ocupación imperialista en Irak, en apoyo del pueblo iraquí y la lucha de liberación nacional de las masas palestinas, y por la expulsión del imperialismo de todo el Medio Oriente.