Francia
En Caen, los Jeannettes ocupan su fábrica y producen sin patrón
20/03/2014
Hace tres semanas, desde el 20 de febrero más precisamente, que los asalariado-as de Jeannettes están bajo la mira. Si la treintena de obreras y obreros de esta pequeña fábrica de madalenas de la ciudad de Caen, en la que la mayoría tiene entre 30 y 40 años de trabajo en la empresa, reciben así a TF1 y BFM TV (canales de televisión franceses, NdeT), es porque han decidido ocupar su fábrica para impedir el cierre... y ya han vuelto a hacer andar las líneas dos veces para producir madalenas y venderlas. Este martes 11 de marzo decidimos visitarlas desde Rennes y Paris para conocer mejor su experiencia y proponer nuestro apoyo.
Visita guiada a la fábrica
Al llegar, fuimos recibidos cálidamente, sobre todo por Catherine, con 39 años de servicio, y Jean-Jacques, que nos hizo visitar la fábrica. Jean-Jacques también lleva más de 30 años en Jeannette, en mantenimiento, lo que lo convierte en un guía de primera en las cadenas. Nos muestra todo el circuito de producción, desde el tablero central que comanda las bachas de glucosa, de huevos y de harina, a las máquinas de embalaje, pasando por las artesas donde se prepara la pasta, luego enviada a los moldes, que circulan por los hornos, una vuelta de refrigeración, el pesaje, y finalmente el acondicionamiento. Todo está en marcha, y las últimas inversiones se hicieron en 2012, en el momento en que un nuevo patrón por enésima vez había querido animarse a la diversificación de la producción, intentando hacer biscochos con poco éxito. La fábrica tiene una capacidad de producción de 20 toneladas por día como máximo, lo que le permite responder a los pedidos que llegan de todo el mundo, de Francia obviamente, pero también de Argelia, Rusia, China e incluso de Italia.
La visita también es una oportunidad para entender un poco mejor lo que ha llevado a la situación actual de la fábrica. Jean-Jacques nos explica cómo la producción dirigida a los supermercados, sobre todo a Leclerc, ha arruinado a la empresa, que perdía 10 centavos por bandeja de madalena vendida con etiqueta de “precio ganador”. Por otra parte, un comercial del grupo Leclerc se jactaba recientemente de haber hecho millones con Jeannette... sin decir que era sobre el lomo de sus obreras y obreros, en un sector en donde los salarios en general son más bajos que en el resto de la industria. Más tarde, discutiendo con los asalariados en el hall de entrada de la fábrica (hall que sirve de lugar de reunión y de comedor en el marco de la ocupación), nos enteraremos que la empresa sufrió nada menos que seis liquidaciones judiciales, seis patrones diferentes que venían cada uno con sus planes y sus ataques desde un primer plan de despidos en 1986. Antes de esta fecha, había 400 trabajadores en la empresa, que contaba con 2 establecimientos de producción y no subcontrataba ni siquiera el servicio de transportes. Sólo quedan 37 luego de la última liquidación iniciada en enero pasado.
Las y los que luchan hoy están entrados en años, y forman un colectivo obrero muy sólido, como atestigua el buen ambiente que se descubre durante el tiempo que pasamos. Todo el mundo fue despedido oficialmente el 28 de enero pasado, arrojado como material descartable después de haber producido millones de madalenas vendidas con ganancia hacia los cuatro rincones del mundo. Y el propio trabajo, en las condiciones que imponían los diferentes patrones, no era nada agradable. En mantenimiento por ejemplo, los efectivos pasaron de 4 a 2 en el marco de los planes sociales, luego de 2 a 1,5 en la medida en que Franck, el colega de Jean-Jacques, tuvo un brazo paralizado como consecuencia de su trabajo. Catherine también nos cuenta que su condición física se ha deteriorado, ella se ha convertido en una técnica de mantenimiento después de más de 20 años de fábrica.
La ocupación, método de los trabajadores y trabajadoras para defender sus empleos
En diciembre pasado, los trabajadores supieron que su patrón, al ver que se le negaba un préstamo del Crédit Agricole, se disponía a cerrar su fábrica. En estos tiempos de crisis, en donde cientos de planes de despidos están en curso de tratamiento o de preparación, él también debió desear que pasara el mal tiempo para restablecer sus ganancias, en detrimento de decenas de familias. La “rebelión” de los asalariados y asalariadas, según sus propios términos, primero se dirigió contra la provocación que constituían las sumas ridículas que les proponían en concepto de indemnizaciones. Pero se radicalizó cuando ellos y ellas descubrieron que la dirección tenía previsto subastar las máquinas, dicho de otro modo, ceder la fábrica por piezas. Oficialmente prevista para el viernes 21 de febrero, esta venta de lo que constituye el patrimonio de los y las trabajadore-as fue anunciado para el 20 en la prensa local, una jugarreta que apuntaba a sorprenderlos. Pero fueron más bien la dirección y el subastador que había reclutado para la ocasión los que se sorprendieron mucho al encontrar, el 20 a la mañana, a la fábrica con barricadas, con los asalariados adentro. Ellos habían recuperado las llaves de las cadenas puestas por el ordenanza, y decidieron defender sus bienes contra los buitres. Tanto peor para los compradores que venían incluso desde lejos (por ejemplo de Bulgaria), y tanto peor para el patrón.
La ocupación dura desde hace 3 semanas y continuará hasta nuevo aviso. Las obreras y obreros se turnan noche y día para montar guardia y evitar cualquier golpe a traición, como lo indica un pizarrón en el hall de la fábrica en donde cada uno se anota en distintos horarios. Efectivamente, para durar, la experiencia indica que deben prevenirse de los ataques de la dirección y del mandatario jurídico encargado de la liquidación. La semana pasada, este último por ejemplo envió a un ordenanza a cortar la entrada del gas a la fábrica. Los trabajadores descubrieron a tiempo que una llave de gas era accesible desde el exterior, y cementaron la trampa de acceso situada sobre la ruta que bordea el establecimiento, además de estacionar un vehículo arriba de manera de volverla inaccesible. Apenado, el ordenanza tuvo que irse sin haber cumplido con su tarea...que además es totalmente ilegal en la medida en que los 11 asalariado-as miembros del CE todavía no están despedidos. Hoy, los Jeannettes temen que se ataque la entrada de electricidad, y saben que el ex patrón está apresurado por desalojarlos porque hay rumores de un proyecto inmobiliario concerniente al establecimiento de la fábrica.
Con la ocupación, los asalariado-as de Jeannette decidieron pedir más en términos de reivindicaciones. Pasando de la exigencia de aumento de las indemnizaciones a la defensa de todos los puestos de trabajo, ellos y ellas envían un mensaje de determinación en el que pueden inspirarse decenas de trabajadores-as amenazados hoy. Mensaje tanto más ejemplar cuanto que gran parte de los Jeannettes están cerca de la jubilación, y que su combate se plantea así en defensa de los intereses de las jóvenes generaciones. Veremos lo que otorgan las manifestaciones de interés de 3 potenciales compradores, que visitan la fábrica esta semana. Pero lo que es seguro es que se han reunido los ingredientes para hacer de esta lucha un ejemplo de la respuesta para oponer a los planes de despidos.
Producción sin patrón y apoyo popular
El primero de estos ingredientes se debe a la audacia de los obreros y obreras de Jeannette, que en estos quince días pasados han hecho una demostración muy subversiva relanzando dos veces la producción de madalenas. El 28 de febrero, sólo hizo falta una hora y media para agotar 25.000 galletitas que habían salido de los hornos el día anterior. El 6 de marzo, hicieron más de 110.000 madalenas que los habitantes de Caen se disputaron en el mercado Saint-Sauveur, un enorme éxito que animó la moral de los trabajadores-as. Ya en tiempo normal, como nos explicaba Catherine, era frecuente que los asalariados se quedaran a producir durante una parte de la tarde mientras que la dirección ya se había ido de sus oficinas. Pero esta reactivación de las líneas en el marco de la ocupación –y bajo la mirada de las cámaras- no era nada fácil, y Jean-Jacques nos contaba la aprehensión que sentía como personal de mantenimiento. En ambos casos, todo funcionó perfectamente, ¡a pesar de estar dos meses con los hornos apagados! Esto constituye una prueba de que los trabajadores-as pueden producir sin patrón, y pueden estar orgullosos de ello.
Demostrado por las dos experiencias de venta directa, el segundo ingrediente que hace la fuerza de esta lucha es el amplísimo apoyo popular del que goza. Varias veces por día, la gente viene a la fábrica para comprar madalenas, y los autos que pasan por la fábrica tocan bocina en señal de apoyo. La prensa local recoge los testimonios de los habitantes, que se amontonaron el viernes pasado en el mercado, o que explican su orgullo ante la determinación y la audacia de los Jeannettes, reivindicando la fábrica como un bien común, cuyo empleos y producción pertenecen a la población. Es un punto de apoyo inestimable para los trabajadore-as, que podrían reivindicar que su fábrica sea nacionalizada o municipalizada, con el fin de mantener los puestos de trabajo bajo su control, y asegurar un mercado seguro para sus madalenas en los comedores escolares y municipales, o en general en todos los restaurantes públicos.
Como eco a este impulso de solidaridad, el intendente (PS) de Caen, por el momento, asomó su nariz en la fábrica, sobre todo por cálculo electoral. Sin embargo los asalariado-as conquistaron que los intendentes de Caen y de Mondeville les suministraran alternativamente raciones de comida para alimentar a los ocupantes. La cobertura mediática recibida por el conflicto da testimonio también de su impacto en la opinión, con numerosos artículos y reportajes. En el fin de semana pasado, Florence Aubenas pasó una jornada en el establecimiento para encontrarse con los asalariado-as. Pero sobre todo por el canal sindical, especialmente el de la CGT, llegó el apoyo principal. Se recogieron fondos de huelga en los diferentes UL del departamento, y militantes de otras secciones vinieron a aportar su ayuda en el marco de la ocupación. Esta tarde, nos encontramos por ejemplo con una ex-obrera de Moulinex, otra lucha emblemática de la región en 2001, y los trabajadore-as nos cuentan que han pasado compañeros de URSSAF, de EDF, de Pôle Emploi, etc. Apoyándose en la gran popularidad de la fábrica y en la resistencia actual de los Jeannettes, podemos imaginar que sería posible estructurar un arco de fuerza muy significativo alrededor de esta lucha ejemplar, desde el movimiento sindical local hasta el apoyo de los habitantes, pasando por los estudiantes de la Universidad de Caen que durante el primer semestre luchan contra la miseria presupuestaria que afecta a su facultad. En lo inmediato, hemos aprovechado la ocasión de nuestro paso por allí para proponer a los obrero-as hacer un video saludando a sus camaradas de clase de la fábrica de donuts “Panrico” en el Estado Español, que están en huelga desde hace 5 meses y medio contra un plan de despidos muy duro. En este mensaje de apoyo, los Jeannette pudieron contarles su lucha y alentar a los Panrico a proseguir su huelga con determinación.
En lo que a nosotros concierne, estamos dispuestos a vender madalenas en nuestros campus para popularizar la lucha si se prolonga, como hemos dicho a los trabajadore-as, ¡que tomaron la idea con entusiasmo!