LA NACION - 24-07-2011
Europa, todavía lejos de su salvación
24/07/2011
Pese a las primeras señales positivas, aún reina la incertidumbre sobre los efectos del plan acordado para no dejar caer el euro
Domingo 24 de julio de 2011
Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
PARIS.-Durante más de un año, la crisis de la eurozona pasó de un drama al otro sin solución de continuidad: primero Grecia, después Irlanda, más tarde Portugal, España, Italia, Grecia otra vez. Cuando ya todos daban por perdida la moneda única y pronosticaban el regreso de Atenas al dracma, los líderes europeos fueron capaces de actuar con decisión e inteligencia y tomaron, esta semana que pasó, una serie de rotundas medidas que alejaron al bloque del precipicio.
Pero pasados los primeros momentos de euforia, las preguntas de siempre volvieron a surgir: ¿fue suficiente? ¿Grecia está salvada? ¿El euro está asegurado?
Hasta los más escépticos reconocen que, por una vez, los dirigentes de la eurozona se animaron a aceptar que lo "impensable" era, en realidad, "inevitable": dejaron de pretender que Grecia era solvente; consintieron en prestarle más dinero (158.000 millones de euros) y por más tiempo; solicitaron a los acreedores privados que contribuyeran a la reducción de la deuda; prometieron asegurar la financiación de los bancos griegos; reconocieron la necesidad de alentar el crecimiento, y extendieron las atribuciones del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para convertirlo en un instrumento flexible de intervención.
En la Cumbre en Bruselas sólo fueron desechadas las ideas más radicales. Entre ellas, la creación de "eurobonos", alentada por sectores del mundo de las finanzas.
Tratándose de Grecia, el aggiornamento es real. A una ecuación sin solución, los líderes opusieron una nueva arquitectura financiera que no parece imposible. Prestando más barato y con una reducción de la deuda actual, provocaron un alivio de 26% de la carga financiera, sin dudas insuficiente pero incontestable.
El acuerdo tuvo sus efectos inmediatos. Los mercados respondieron con relativo optimismo, el euro se fortaleció y la reducción de las primas de riesgo para Grecia y otros países permitió, sobre todo, creer en un receso de la ola especulativa contra la periferia de la eurozona.
Pero los actores del mercado tampoco dejaron de señalar que el ambicioso acuerdo tiene que ser todavía implementado. "Los resultados de la cumbre sorprendieron positivamente, pero el diablo se esconde en los detalles", señalaron analistas del banco francés Crédit Agricole.
Tres puntos preocupan: la inminente suspensión parcial de pagos de Grecia, su desarrollo económico futuro y el efecto de su deuda en el resto de la eurozona.
Después de haber transformado la cuestión en tabú, el default griego es exactamente lo que sucederá. Pero el impacto no debería ser muy dramático. Las agencias de notación indicaron que los nuevos bonos de la deuda podrán ser recalificados, después de ser cambiados en el mercado secundario, porque estarán garantizados por el FEEF.
Es verdad que una reducción de la deuda pública griega no devolverá la competitividad a sus empresas y el trabajo a sus desempleados. Muchos creen que su nivel de endeudamiento es insuperable y que, para salir del pozo, tendrá que abandonar el euro y regresar al dracma.
Cuando la Argentina dejó la paridad con el dólar, en 2002, el peso perdió 80% de su valor. En Grecia, toda la deuda está emitida en euros. La conversión forzada destruiría lo esencial del ahorro y provocaría quiebras en cadena en el país, en la eurozona y en el resto del mundo, según la geometría de la conversión.
Antes de ese shock, los ahorristas se precipitarían a sacar su dinero de Grecia, lo que derrumbaría los bancos. Lejos de verse reforzada, la eurozona resultaría debilitada, pues la especulación se lanzaría sobre el euro. "Es por esa razón que es preferible la opción de una reestructuración dentro del euro", precisó Bris Schlossberg, director de investigación en Global Forex Trading.
Los que nunca caen
El acuerdo del jueves pasado parece haber alejado ese fantasma. Sin embargo, para algunos expertos, que las agencias de riesgo hayan aceptado colaborar no significa que el peligro haya desaparecido.
"Los mercados pueden reaccionar lanzándose en una especulación irracional contra otros países de la región", advirtió Jürgen Matthes, del Instituto de Investigación Económica de Colonia.
Matthes señala el reciente anuncio de la agencia Moody’s, al advertir que otros países podrían ser sancionados en caso de un default parcial de Grecia. Pero ¿cómo se lucha contra el riesgo de una "especulación irracional"?
En la batalla actual entre mercados y Estados, hay actores que nunca caen en default. Por ejemplo, los especuladores, que hacen su trabajo: especulan.
Ayudados por cierta prensa financiera y algunas agencias de riesgo obnubiladas por las dificultades de Europa -y despreocupadas por el estado calamitoso de las finanzas públicas de Estados Unidos y Gran Bretaña-, esos actores trabajan para que los peores augurios que pesan sobre el euro y la UE se hagan realidad.
Por el lado de Europa, varios Estados respondieron positivamente a sus nuevas obligaciones. Todos los países del Sur lanzaron planes de austeridad. Todos saben que es una cuestión de supervivencia.
En todo caso, al tratarse del euro, las medidas de consolidación anunciadas no disiparán la inquietud sobre otros países de la zona. Sobre todo, España e Italia.
"Entre los puntos vulnerables revelados por los movimientos telúricos de los últimos meses, uno de los más serios parece ser la correlación entre crisis bancaria y crisis soberana", señaló Erik Jones, profesor en la John Hopkins University.
En Grecia, el estado de las finanzas públicas es una amenaza para los bancos, cuyo portafolios de títulos públicos es dos veces superior a sus capitales. El mismo temor existe en Italia. En Irlanda, el derrape de los bancos terminó por poner de rodillas al Estado. "El círculo vicioso se inicia por un lado o por el otro, pero enseguida la lógica es la misma: un Estado en dificultad fragiliza los bancos por la depreciación de los títulos públicos. A su vez, los bancos en dificultad debilitan al Estado por el costo de sus rescates", explicó Jones. Una sola receta parece ser capaz de romper ese círculo devastador: una mejor gobernabilidad financiera a nivel europeo y una mayor mutualización de los riesgos. Desde el jueves, el bloque parece dirigirse lentamente en dirección de la primera medida.
Por el contrario, la mutualización sigue siendo tabú. Como sucedió con el default griego, no es seguro que ese prejuicio sobreviva a los desafíos actuales.