Elecciones, lucha de clases y revolución
Exitosa reunión pública en Toulouse
22/01/2014
Corresponsal
El martes 14 de enero en el Centro Cultural del Sénéchal en Toulouse, Francia, en un contexto cargado de acontecimientos políticos, se realizó la reunión pública organizada por el NPA 31 con Christian Castillo, diputado trotskista del FIT de Argentina recientemente electo en la provincia de Buenos Aires. La reunión era parte de la gira europea de Castillo, que ya participó en reuniones organizadas por diferentes corrientes y grupos de extrema izquierda en Londres, Berlín, Madrid, Barcelona y Atenas. Castillo terminará su gira en París el 28 de enero en una reunión organizada por el NPA, antes de la apertura de las sesiones parlamentarias en Argentina, a principios de febrero.
La apuesta de esta reunión era doble. Se trataba por un lado, de exponer a los camaradas presentes la situación en Argentina y analizar el significado del éxito del FIT, el frente electoral que agrupa al PTS, al PO y a IS, en las legislativas de octubre de 2013. Por otro lado, también era la oportunidad para reflexionar con mayor amplitud sobre la situación de la lucha de clases en el capitalismo actual y los medios para organizar, a nivel internacional, una estrategia coherente contra este sistema de explotación y opresión.
Con la introducción y traducción del español de dos camaradas del NPA, Castillo partió de contar la experiencia de la bancarrota económica y la situación social que explotó en 2001 en Argentina, precedida y seguida por una oleada de movilizaciones de los trabajadores desocupados, los “piqueteros”, pero también por batallas obreras y ocupaciones de fábrica, las famosas “empresas recuperadas”, de las que Zanon es sin duda hoy el ejemplo más conocido.
En ese momento el PTS, el partido del que Castillo es miembro de la dirección nacional, elige fortalecer un trabajo militante en las empresas, los servicios públicos (transporte, salud, educación, etc.), así como en las universidades. La apuesta era defender los intereses de los trabajadores, especialmente a través de la conquista de secciones sindicales tradicionalmente dirigidas por una burocracia peronista particularmente reaccionaria. El PTS, también desplegó su actividad hacia el movimiento de las mujeres, con el movimiento LGBTI y por la igualdad de derechos, así como contra la impunidad policial y la condena a la estructura militar, política, religiosa y económica que colaboró con la dictadura que tuvo lugar entre 1976 y 1983.
Esta inserción ofensiva en la lucha de clases ya le había permitido al FIT, con un programa firmemente anticapitalista, antiimperialista y socialista, sobre la base de la independencia de clases, obtener 400.000 votos en las elecciones de 2011, y un diputado en la provincia de Neuquén, donde se encuentra la fábrica de cerámicas Zanon que hoy continúa su experiencia combativa de autogestión obrera comenzada en 2001. En octubre de 2013, en un contexto de crisis profunda del kirchnerismo, este peronismo de “centroizquierda” en el poder desde 2003, el FIT obtuvo más de 1.200.000 votos, obteniendo 3 diputados nacionales y 8 en provincias.
Castillo insistió en el avance de la conciencia política que este voto atestigua. También habló sobre la forma en que la campaña fue llevada adelante, desplegando de una manera muy dinámica las reivindicaciones transitorias defendidas por el FIT, y que son experimentadas como cuestiones centrales por los sectores más avanzados del mundo del trabajo y la juventud, ya sea a nivel de la lucha contra la burocracia sindical, contra el trabajo precario y por el trabajo para todos o incluso contra los privilegios de los políticos y los altos funcionarios, y para que los/as funcionarios/as cobren el mismo salario que un trabajador calificado. Pero Castillo también insistió en el hecho de que un éxito electoral, tan importante al nivel de la extrema izquierda, nunca es un fin en sí mismo y sólo constituye un medio que permite popularizar y apoyar las luchas concretas de los explotados y oprimidos, y que en ningún caso hay que ceder a la ilusión de que cualquier utilización de las instituciones burguesas podría hacer cambiar realmente la sociedad actual.
Durante la segunda parte de la reunión, el intercambio con el público permitió aportar algunas precisiones sobre la situación social, económica y política argentina, como también profundizar las cuestiones estratégicas como la necesidad de la convergencia entre el movimiento obrero y el estudiantil y la construcción de partidos revolucionarios fundados en la centralidad proletaria. Dos cuestiones en particular, emergieron de las discusiones: por un lado, la de saber lo que los revolucionarios entienden por “hegemonía obrera” frente a una orientación que consistiría en intervenir políticamente para simplemente buscar yuxtaponer o unir un conjunto de “movimientos sociales” y, por otra parte, la de saber por qué no hay éxitos electorales semejantes en Europa, en Francia.
Es evidentemente prematuro, sobre este último punto, pretender copiar lecciones dejadas por la experiencia del FIT, cada situación nacional tiene además sus especificidades. Pero algo está claro: no se contribuye a que los trabajadores tomen conciencia de su fuerza y confianza en su capacidad de comenzar a dar vuelta la relación de fuerzas social y política en el camino de derribar el Estado burgués e instaurar un nuevo poder de los trabajadores, ni reduciendo el contenido de las reivindicaciones y camuflando su identidad política, ni en las elecciones, ni en cualquier otro lugar.