LA NACION - 07-04-2011
Francia pone a prueba su fuerza en tres ofensivas
07/04/2011
Con las intervenciones en Libia, Costa de Marfil y Afganistán, busca mayor protagonismo para la UE
Luisa Corradini
Corresponsal en Francia
PARIS.- Por primera vez en su historia, Francia se encuentra desde el lunes comprometida en tres conflictos militares sostenidos por un presidente, Nicolas Sarkozy, que está decidido a dar un nuevo papel protagónico a Europa y que cobija la esperanza de recuperar su popularidad a un año de la campaña electoral.
El lunes, tropas francesas y helicópteros de Naciones Unidas atacaron el palacio presidencial de Costa de Marfil, defendido a sangre y fuego por partidarios del presidente saliente Laurent Gbagbo, que se niega a entregar el poder a Alassane Ouattara, vencedor de las elecciones del año pasado.
Los 1600 hombres de la fuerza francesa Licorne apostados en forma permanente en Costa de Marfil tienen mandato de Naciones Unidas para hacer respetar el cese del fuego instaurado después de la guerra civil que azotó a ese país en 2002.
Al mismo tiempo, los aviones de la fuerza aérea francesa bombardeaban al ejército del coronel libio Muammar Khadafy, mientras -en forma paralela- los militares franceses también están presentes en Afganistán, junto con Estados Unidos y Gran Bretaña.
"Las razones son diferentes, pero Francia se encuentra en tres guerras simultáneas. Que yo recuerde, se trata de la primera vez en la historia", precisó François de Heisbourg, experto de la Foundation for Strategic Research.
Con Laurent Gbagbo negociando actualmente su rendición, la intervención francesa en una de sus ex colonias podría ser de corta duración. También podría ser el caso de Libia, donde el régimen parece manifestar intenciones de pactar una salida (ver aparte). Contrariamente a su antecesor Jacques Chirac, que se opuso tenazmente a una aventura armada en Irak en 2003, Sarkozy fue esta vez el más activo defensor de una intervención militar en Libia y en Costa de Marfil.
Para el presidente francés, el uso de la fuerza en Libia estaba justificado por dos resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que exigían la protección de civiles. De aquí en más -y pese a la oposición de China y Rusia- las resoluciones 1973 para Libia y 1975 para Costa de Marfil serán el precedente que legitima una respuesta militar a las crisis humanitarias.
Nuevo protagonismo
Para muchos observadores, ese extraordinario cambio de actitud de Francia podría responder a la voluntad política de Sarkozy de devolver a Europa un papel preponderante en el tablero estratégico mundial.
"Frente a la sublevación popular del mundo árabe y el vertiginoso despegue de la economía asiática, Sarkozy intenta liberar a Europa de la dependencia del paraguas defensivo de Estados Unidos, dando el ejemplo de lo que se puede hacer", opina Dominique Moisi, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
Para otros, Sarkozy sólo intenta fomentar una ola de patriotismo nacional que lo ayude a recuperar el amor de sus compatriotas. "Si pudiera, declararía una guerra por semana", ironiza Didier Mathus, diputado del Partido Socialista.
Objetivo 2012
Con las elecciones presidenciales dentro de 12 meses y la tasa de popularidad (23%) más baja de un presidente en la historia de la V República, "Sarkozy bien podría estar aplicando al pie de la letra el tradicional dicho popular: «Nada mejor que una pequeña guerra para ganar las elecciones»", escribió esta semana la revista opositora Marianne
Hay quienes piensan, justamente, que el jefe de Estado se consuela del desamor de sus conciudadanos siendo hiperactivo a nivel internacional. "Aprovechando la presidencia francesa del G-8 y el G-20, parece tener alas y multiplica las iniciativas", señalaba un experto europeo en relaciones exteriores. Adiós pues a las promesas que hizo en 2008 de no intervenir nunca más en Africa. Y mala suerte si sus decisiones indisponen a sus socios europeos, como, por ejemplo, a los alemanes.
Esa explicación no impide a los franceses pensar que cubrir tres teatros de operaciones en momentos en que las finanzas del país están en carpa de oxígeno es una decisión disparatada. Ya saben, en todo caso, que la factura que deberán pagar se eleva, por el momento, a 900 millones de euros. Esa cifra se sumará a los 31.000 millones de euros del presupuesto de Defensa previstos para 2011.
En términos de capacidad operacional, tres conflictos simultáneos multiplican la necesidad de efectivos, además de helicópteros y de aviones movilizados, lo que podrían colocar a las fuerzas armadas francesas en una situación delicada.
"No hay peligro. Actualmente estamos sólo a un tercio de lo que podemos hacer en términos de operaciones exteriores", explica Jean-Dominique Merchet, especialista en temas de Defensa. "El ejército francés debe poder desplegar, en caso de una crisis grave, 30.000 hombres en un sitio, 5000 en otro y 10.000 en el territorio nacional. Con 4000 soldados en Afganistán y 1600 en Costa de Marfil, estamos muy lejos de esas cifras", agrega.
"Todo esto costará mucho menos que el deshonor de ver un pueblo hacerse masacrar porque un tirano lo decidió", declaró el ministro de Defensa francés, Gérard Longuet, al referirse a Libia.
Por el momento, los franceses parecen apoyar la intervención de sus fuerzas armadas en Libia y en Costa de Marfil. Para el presidente, la apuesta es considerable. "Si todo termina bien, podría ser un triunfo personal que ponga al mundo a sus pies", se entusiasma un allegado.
Es posible también que, para Sarkozy, estos tres conflictos apenas sirvan para preparar una operación mucho más ambiciosa: la batalla que librará el año próximo para ganar el derecho de permanecer otros cinco años en el Palacio del Elíseo.