Estado Español - A dos meses del 15M, en medio de un nuevo salto en la crisis capitalista
Hay que pelear por una salida obrera y revolucionaria a la crisis
27/07/2011
“Al borde del colapso”, “aguantando la respiración”, “en la encrucijada”... estas son sólo algunas de las expresiones con las que se han estado refiriendo los distintos Gobiernos de la UE y los medios de comunicación que hacen de sus portavoces para referirse a la situación en que se encuentra la crisis capitalista en el viejo continente. Los problemas del Gobierno heleno y la “troika” (FMI, BCE y UE) para aprobar el nuevo plan de ajuste exigido para el segundo “rescate”, fueron el detonante de un nuevo salto en la crisis de la deuda. En estos días las posibilidades de que Grecia pueda entrar en bancarrota ganan puntos, y con ello el deterioro de la deuda del resto de países del Sur de Europa -Portugal, Estado español y ahora también Italia- e Italia. Una situación que anuncia nuevos “rescates”, más y peores planes de ajuste -como el brutal que ha anunciado Berlusconi- y futuras nuevas bancarrotas de otros Estados.
La catástrofe a la que se está abocando al pueblo y los trabajadores griegos es utilizada en el resto de Europa para infundir el terror, para hacer pasar sus planes de ajuste como inevitables, como el “mal menor”. Esto es todo lo que el capitalismo tiene para ofrecernos, brutales ajustes contra nuestras condiciones de vida y trabajao o ir a una bancarrota que acarreará un empobrecimiento igual o mayor. Sin embargo lo que no pueden ocultar es que los cada día más aterrorizados son ellos. Por un lado su principal conquista de los últimos años, el euro, está en juego, así como la misma UE atravesada por un creciente enfrentamiento entre los distintos Estados. Y por otro lado, sus ataques están produciendo un importante aumento de la capacidad de lucha de la juventud y los trabajadores en cada vez más países. La lucha de los “indignados” en el Estado español y las huelgas generales en Grecia -que han culminado con las importantes jornadas de combates callejeros de los pasados 27 y 28 de junio- son sin duda un gran motivo de preocupación para los patrones, banqueros y sus políticos en todo el mundo.
Grecia señala el camino, y el ajuste Berlusconi es un“aviso a navegantes”
Las dificultades de Papandreu para aprobar el plan de ajuste griego a finales de junio se explican sobre todo por el agudizamiento de la crisis social y política del país heleno con las últimas jornadas de huelga y movilizaciones. La confluencia de los “indignados” de la Plaza Sintagma con el movimiento obrero griego demuestran la potencia de esta alianza estratégica, en la que la clase trabajadora a través de sus propias armas y organizaciones encabeza una lucha capaz de poner en jaque a su Gobierno y a la “troika”. Sin duda Grecia está marcando las lineas por la que seguramente a transcurran los próximos meses. Los choques entre las clases tenderán a agudizarse, el mayor retroceso de nuestras condiciones de vida desde la II Guerra Mundial no va a pasar sin que se den grandes combates de clase. Por otro lado el agravamiento de la crisis de la deuda europea -que puede dar un salto cualitativo si finalmente se llega a una suspensión de pagos griega- va a traer una escalada aún mayor de ataques contra los trabajadores, la juventud y los sectores populares. El ajuste de 79.000 millones de Italia es un ejemplo de lo que se viene. Entre otras medidas se pretende cobrar 25 euros por acudir a las urgencias hospitalarias y 10 por ir a una consulta médica. La escalada del precio de la deuda italiana -que se costea por encima del 6% de interés, ya al igual que la española- ha hecho que en una semana todos los partidos del Régimen italiano acordasen un ataque histórico.
La crisis del capitalismo y el Régimen español, de mal en peor
En este marco el capitalismo español ve como se agrava su crisis. Por un lado la deuda pública continua encareciéndose, haciéndose más costosa y pesada la financiación de la misma. Sólo en 2011 el pago de la deuda suponen 80.000 millones, mientras que en sanidad se gastan 70.000. El riesgo de “intervención” o “rescate” aumenta -aceptando que la UE y el FMI quisiera y pudieran rescatar una economía que pesa tanto como Irlanda, Portugal y Grecia juntas, algo difícil-. Y a su vez el riesgo de que cualquier semana ZP anuncie un nuevo y más duro plan ajuste como el “tijeretazo” del 2010 (recorte del 5% de los funcionarios, supresión del cheque bebe...), al estilo italiano, también gana puntos. De hecho en algunas comunidades, como en Catalunya, esto ya se está produciendo de una forma brutal, con el desmantelamiento de la sanidad y el despido de miles de trabajadores públicos.
Aunque es evidente la unidad de los partidos del Régimen a favor de implementar todos los planes de la patronal y la banca, no pueden ocultar que las tensiones entre las distintas alas de la burguesía y sus partidos van a más conforme la crisis se agrava y la contestación social crece. Por un lado el reparto de la “tarta autonómica” sigue crispando la relación de las burguesías periféricas -especialmente la catalana- y la centralista. La disputa por los fondos adeudados a las autonomías gana intensidad, porque -estando todos de acuerdo en la necesidad de recortes brutales- todos quieren que recorte el otro y poner a salvo el máximo de los negocios regionales subvencionados por las comunidades. Por el otro la pelea por la Moncloa tras la victoria del PP el 22M se hace más abierta. El Gobierno ha quedado muy cuestionado y debilitado para garantizar que va a poder aprobar las reformas estructurales que le demandan el FMI y la UE. La propia reforma de los convenios estuvo a punto de caer, los partidos de la burguesía catalana y vasca -PNV y CiU- le dieron la salvación en el último minuto. El último debate sobre el estado de la nación fue una patética puesta en escena de esta situación, que puede llevar a un adelanto electoral o a un año de inestabilidad parlamentaria que para nada favorecerá a que los planes de la burguesía pasen con tranquilidad. De hecho crecen las voces dentro del mismo PSOE de que si la situación económica lo permite -esto es si ZP no tiene que ofrecer un “ultimo servicio” a la burguesía lanzándonos otro mega-ajuste para contentar a los “mercados”- es posible que se adelanten a Noviembre.
El surgimiento de los “indignados” empieza a romper la paz social de ZP
Sin embargo todo esto se da en un marco distinto al de la “paz social” de la que ha disfrutado Zapatero durante los años de crisis. Las presiones de la deuda (que ha vuelto a alcanzar intereses históricos), las exigencias de más mano dura del FMI y la UE (subidas del IVA, desligar salarios de IPC, liquidar definitivamente los convenios colectivos, abaratar aún más el despido...) se dan con un movimiento de masas enfrente -el 15M-que se ha dado por fuera del Régimen, y de momento permanece ajeno -y en gran medida enfrentado- a sus principales mediaciones. La lucha de los “indignados” es un golpe al PSOE y sus aliados a la “izquierda” (IU, ERC, CHA, BNG...), es creciente el divorcio entre las patas “izquierdas” del Régimen y su tradicional base electoral obrera y juvenil. Lo mismo ocurre con la burocracia sindical que dirige CCOO y UGT, su política de paz social y pactos de vergüenza están en el centro de muchas de las críticas del 15M, y la exigencia de huelga general expresada en las manifestaciones del 19J son prueba de ello.
El Régimen ofrece dos caras -alternativas y complementarias al mismo tiempo- para enfrentar esta irrupción de la juventud y sectores de la clase obrera y otras capas populares. Por un lado esta la versión CiU en Catalunya, encarnada por las intervenciones de los Mossos en la Plaza Catalunya el 27M y en las inmediaciones del Parlament el 15J. El PP se suma al carro de la “mano dura”, y el PSOE se ha debatido entre esta salida al principio -desalojo de Sol, represión en Valencia- y la “comprensión” y falsos “guiños” a los “indignados”. La primera versión -aún cuando ha contado con todo un coro mediático criminalizador de soporte- ha fracasado de momento, dando como resultado una reacción de mayor contestación y apoyo social.
La segunda es un intento de coptación de “manos vacías” a pesar de las propuestas demagógicas de Rubalcaba y sectores del PSOE. Comienzan a prometer -siempre para la legislatura que viene por supuesto- algunas reformas políticas cosméticas (contra la corrupción, por la transparencia... incluso “abrir una reflexión” sobre la reforma de la ley electoral), algunas migajas sociales (como aumentar a poco más de 900 euros el salario in-embargable en caso de desahucio hipotecario anunciado por ZP) o propuestas contra los beneficios de la banca (impuestos para crear empleo juvenil) y las grandes fortunas (recuperar parcialmente el impuesto de patrimonio). Sin embargo no se critica ni rectifica ni una coma de los planes de ajustes y ataques a nuestras condiciones de vida y trabajo. Se trata pues de un intento desesperado del PSOE de intentar preservarse como “alternativa” o pata izquierda del Régimen, a sabiendas de que es más que posible su derrota en las próximas generales. También a este carro, aunque con un discurso más a la izquierda, se quiere sumar IU, con su proyecto de refundación y de impulsar una candidatura unitaria de la izquierda. Los artistas de la “ceja” apoyan a Lara. Unos y otros pretenden que olvidemos que han sido el coro de Zapatero, IU co-gobernando en nuemoros ayuntamientos y comunidades y los artistas haciendo campaña abierta por el PSOE en las elecciones de 2008 y permaneciendo callados y desmovilizados durante toda la crisis.
De todas formas las aparentes “diferencias” entre estas dos caras hay que cogerlas con pinzas, tanto unos como otros van a intentar combinar la “mano tendida” para tratar de dividir el movimiento y coptar a los sectores más reformistas, con la “mano dura” contra las alas izquierdas. Un ensayo de esto lo vimos en los días posteriores al bloqueo del Parlament en Barcelona, con el discurso de “violentos versus pacíficos” al que lamentablemente algunos sectores del movimiento entraron al trapo.
Pelear por una estrategia obrera y revolucionaria
Tras el éxito de las manifestaciones masivas del 19J ha quedado demostrado que el movimiento de los “indignados” tiene profundas raíces estructurales, está sacando a la luz el descontento de cientos de miles de jóvenes y trabajadores golpeados por la crisis y años de precariedad. Toda una generación ha quedado excluida del Régimen del 78, condenada al paro de masas o la ultra-precariedad laboral. Y buena parte de los trabajadores veteranos, los inmigrantes y otros sectores populares están engrosando este fatídico destino. Esto marca el potencial que existe a que la movilización continúe extendiéndose y dando pasos cualitativos. El contexto internacional y estatal que antes señalábamos no augura que vaya a ser fácil -tanto para el PSOE como para el PP- tratar de “devolver las aguas a su cauce”.
Para ello es preciso que conscientemente adoptemos una estrategia para combatir la política del Régimen para acabar con la contestación social creciente. En primer lugar contra su política represiva y criminalizadora. Debemos levantar un gran movimiento democrático, al que sumar a todas las organizaciones sociales y políticas de izquierda comprometidas con la lucha, a las organizaciones obreras, empezando por los sindicatos combativos, a las organizaciones de derechos humanos, a personalidades de la cultura, a intelectuales... Un movimiento que debe combatir el discurso “contra los violentos” que fomentan los medios de comunicación, denunciar la verdadera violencia de este sistema la que ejerce la policía y la que padecemos cotidianamente en forma de paro, desahucios, precariedad... Y que sea un arma para conseguir la libertad y absolución de todos los presos por luchar y echar atrás todas las políticas de persecución y refuerzo del aparato represivo (unidades especiales contra los “anti-sistema”, inclusión de gases, cañones de agua y caballería en el material anti-disturbios...) que anuncian desde diferentes gobiernos.
En segundo lugar, pero no menos importante, hay que pelear porque el movimiento se dote de una estrategia revolucionaria, la única capaz de no caer y combatir los “cantos de sirena” que en forma de “reforma política” u otras medidas van a intentar lanzar los Rubalcaba, los Lara o los Bardem. En este sentido hay que partir de la necesidad de confluir las plazas y barrios con las empresas, es decir “llevar la indignación a los tajos”. El trabajo que están haciendo algunas comisiones del movimiento -como la de trabajadores de Zaragoza o la de trabajadores indignados hacia la huelga general en Barcelona, de las que participamos- es un valioso ejemplo de lo que habría que extender y generalizar ; expediciones a empresas y polígonos, solidaridad con los conflictos obreros, organización de encuentros de trabajadores en lucha para discutir coordinación... Sólo así el 15M puede aportar en que se empiece a cuestionar la política de la burocracia sindical y poder imponer desde abajo el fin de la paz social, un plan de lucha y la huelga general. En este sentido la implicación de la izquierda sindical y sectores combativos de CCOO y UGT es necesaria y urgente para que este trabajo pueda avanzar significativamente. Como nos demuestra Grecia, esta confluencia es clave para conseguir llegar a poner en jaque al Régimen, el Gobierno y sus ajustes.
Pero al mismo tiempo debemos pensar en como imponer una verdadera salida a la crisis que sea descargada sobre los hombros de quienes la han provocado, la patronal y la banca. Si el movimiento llega a alcanzar una fuerza significativa pueden llegar a ofrecernos la capacidad de decidir entre el plan de ajuste o la bancarrota del país, darnos la oportunidad de elegir si queremos que nos corten las piernas o los brazos. Hay sectores del movimiento que están empezando a levantar la opción de un referemdum -la máxima reforma cosmética que se pueden plantear ofrecer-. Pero el Régimen puede intentar usar esta medida precisamente para legitimar sus ataques históricos. De hecho en Grecia Papandreu está dispuesto a llevar su plan a las urnas, vendiendo el mensaje de “o el plan de ajuste o el apocalipsis”. Pero esta trampa no podemos aceptarla, no queremos optar entre dos papeletas que son ambas un certificado de muerte para nuestras condiciones de vida y trabajo. Debemos pelear por tomar nuestro futuro en nuestras propias manos, por dirigir y organizar nosotros como salimos de esta crisis.
Contra los ofrecimientos engañosos que el Régimen va a tratar de vendernos debemos oponerle el camino de la lucha para imponer una Asamblea Constituyente Revolucionaria, en donde los representantes de los trabajadores, la juventud, los inmigrantes y el conjunto de los sectores populares, discutamos todos nuestros grandes problemas de paro, vivienda, precariedad... a la vez que destruimos el Régimen bipartidista y corrompido de la Constitución del 78 y resolvemos los grandes problemas democráticos estructurales como el derecho de las nacionalidades a la autodeterminación, el fin de la Monarquía y el juicio y castigo a todos los criminales -policías, jueces, empresarios...- de la Dictadura y la “democracia” de Juan Carlos I.
Esta Asamblea no será convocada por este Régimen ni ninguno de sus partidos, para conseguirla es preciso un combate revolucionario. Para llegar a disputarle el poder a los patronos, banqueros y sus políticos, no bastará con luchas “simbólicas” o testimoniales, como las que nos tiene acostumbrados la burocracia sindical y a las que algunos sectores de la izquierda se adaptan. La misma consigna de huelga general puede -y ha sido en muchas ocasiones, la última el 29S- ser asumida por la burocracia sindical para tratar de descomprimir la presión social. Los ataques históricos que se nos plantean nos obligan a pelear por transformar estas luchas en verdaderos combates por acabar con el Régimen del 78 y su Gobierno, pelear por una Huelga general indefinida y política, que abra el camino para imponer sobre sus ruinas un Gobierno de los trabajadores y el pueblo, una República Obrera.
Pelear por esta estrategia en los centros de trabajo, de estudio, los barrios... tratar de que esta sea asumida por los mejores luchadores del 15M, del movimiento obrero y estudiantil... es la intención de los compañeros de Clase contra Clase. Los combates que están por venir van a precisar de miles de luchadores que conscientemente peleen por que toda la combatividad y el heroísmo de los cientos de miles que van a salir a luchar no termine ahogado bajo la bota de la represión o en algún engaño o desvío, para evitar “perder otra guerra civil” o “tragarnos otro sapo de Transición”. En ese sentido luchamos por construir un partido revolucionario de trabajadores, que aglutine estos miles que se preparan conscientemente para que el Siglo XXI sea la tumba de este sistema de explotación y opresión. Un partido que necesariamente tendrá que nacer de procesos de fusión entre grupos revolucionarios -como el nuestro-, facciones de otros grupos y sectores independientes de luchadores que por medio de su experiencia común llegan a las mismas conclusiones revolucionarias.
26 de julio de 2011