Declaración de la Fracción Trotskista -Cuarta Internacional
Históricas manifestaciones en Francia
06/04/2006 Declaración del 5 de Abril 2006
Después de meses de rebelión estudiantil y dos históricas manifestaciones masivas en toda Francia
¡Es el momento de pasar a la ofensiva!
Huelga general para echar a Villepin, Chirac y Sarkozy y para imponer un plan obrero contra la desocupación y la superexplotación
El espectro del ‘68 planea sobre Francia. El 4 de abril, por segunda vez en siete días, cerca de tres millones de franceses se manifestaron por las calles de todo el país diciendo “No al CPE” y “Chirac, Villepin y Sarkozy, vuestro período de prueba ha terminado”. A diario, se bloquean estaciones de tren, se cortan rutas, se rodean municipalidades o entes patronales, se invaden sedes del UMP. La combatividad de las masas no da señales de descender. La vanguardia en Francia es la juventud, en particular los universitarios. Las universidades se encuentran en estado de levantamiento desde inicios de febrero, la inmensa mayoría de las facultades dejaron de funcionar “normalmente”: la única actividad regular son las asambleas con miles de estudiantes. La Coordinadora Nacional de Estudiantes, que se organiza a través de asambleas con delegados mandatados de cerca de 110 facultades, se reúne cada semana y propone las medidas de acción, elige sus portavoces cada semana, es el organismo más avanzado de la lucha actual y representa una gran conquista. Hay acciones diarias callejeras, cortes de autopistas, bloqueos de estaciones de tren, etc.. Los liceístas que ocupan centenares de institutos, y cada día deben enfrentar las provocaciones policiales y de la derecha, también están a la vanguardia en esta enorme lucha. Liceístas y universitarios son la mayoría de las víctimas de la represión policial y sufren procesos “sumarísimos” y son condenados a penas de prisión efectiva en tiempo record. Hay un gran hecho a constatar: el movimiento estudiantil, al luchar contra la flexibilidad laboral, está difundiendo una ideología antipatronal a la mayoría de la juventud. En París, además de los estudiantes, se vieron enormes columnas obreras que llegaron a su máximo número desde el inicio del conflicto. Casi dos meses después de su inicio, la movilización contra el CPE ha alcanzado una amplitud enorme y puso al gobierno entre la espada y la pared. El actual primer ministro es virtualmente un cadáver político, mientras su competidor, el ministro del interior Sarkozy, intenta tomar las riendas de la situación. Por su parte, el presidente Chirac, que con su discurso del viernes buscaba comenzar a desmontar esta grandiosa lucha, no ha logrado el más mínimo efecto consiguiendo por el contrario que las marchas de ayer lo tuvieran como uno de los blancos predilectos. Todas las instituciones de la V República están crujiendo frente a la magnitud de la protesta.
¡No a la trampa de la negociación!
Por un nuevo pliego de reclamos para acabar con la miseria y explotación capitalista
El “frente sindical” fortalecido con la manifestación masiva de ayer, pero con el aliento en la nuca de la misma y temeroso de la radicalización del movimiento, se ha reunido esta mañana, previo a la negociación con los parlamentarios de la UMP, exigiendo la derogación del CPE (manteniendo el conjunto de la Ley de Igualdad de Oportunidades) antes del receso parlamentario del 15 de abril, para poder ofrecerle algo al movimiento y así intentar desmovilizarlo y sostener al gobierno y al régimen. Estos lugartenientes del gran capital francés en el movimiento obrero buscan que, cuando los trabajadores están en condiciones de pasar a la ofensiva, se contenten con unas migajas que no cambian para nada la situación de miseria, superexplotación y desocupación en que se encuentran millones de trabajadores y jóvenes en toda Francia . ¡Hay que impedir la trampa de los burócratas! Hay que organizar asambleas en todos los lugares de trabajo, liceos y facultades para imponer un pliego de reclamos que de salida a las necesidades profundas de la Francia obrera y popular, que empiece por el retiro inmediato del CPE y la Ley de Igualdad de Oportunidades, la derogación del CNE (igual que el CPE para las empresas de menos de 20 trabajadores impuesto por Villepin en los meses pasados) y todas las leyes flexibilizadoras, contra la privatización de EDF-GDF, contra las reducciones presupuestarias y los cierres de empresas y que se plantee acabar con la miseria y explotación capitalistas.
Esta es la real perspectiva del actual movimiento que comenzó cuestionando la flexibilidad laboral pero está abriendo el camino para acabar en forma definitiva con la explotación y la desocupación capitalistas, y no las seudoconcesiones dentro de los marcos del régimen burgués que quieren imponer las direcciones oficiales del movimiento obrero y estudiantil.
Para pegar ese salto el movimiento debe dotarse de un programa a la altura de las circunstancias que contemple medidas como las siguientes:
Para terminar con la desocupación, hay que luchar por imponer la semana de 30 horas, repartiendo las horas de trabajo entre ocupados y desocupados y organizar un plan de obras públicas controlado por las organizaciones obreras que de trabajo a los jóvenes de las periferias y satisfaga las necesidades de la población en temas impostergables como es la falta de alojamiento. Hay que luchar por expropiar las empresas fundamentales de la economía, poniéndolas bajo control obrero, para que a ningún trabajador o estudiante le falten el agua, la electricidad o el gas. Hay que unir a la clase trabajadora, peleando por la legalización de todos los inmigrantes, para que no sean usados como mano de obra esclava. Debemos imponer el acceso al estudio para todos e impedir que trabajen los menores de edad. A la vez es necesario, frente a la existencia de Francia como potencia imperialista, exigir el retiro de las tropas francesas en todo el mundo (Costa del Marfil, Kosovo, Afganistán, Haití, etc.), que no tienen ningún rol diferente al de las tropas imperialistas norteamericanas o inglesas. Asimismo sostenemos la lucha de los trabajadores y los pueblos de las semicolonias y colonias directas contra la expoliación llevada adelante por empresas francesas como Total, Suez, EDF-GDF, Vivendi, Lyonnaise des eaux, etc.. Junto a la lucha contra las leyes represivas frente a la inmigración como la propuesta de ley CESEDA impulsada por Sarkozy conocida como “ley de inmigración descartable” (ya que selecciona a los inmigrantes funcionales a las necesidades de la economía francesa mientras cierra todas sus fronteras al resto), ésta sería la forma de ganarse la confianza de los trabajadores inmigrantes, sumándolos efectivamente a las luchas de los trabajadores franceses, al sentir que esta pelea es la misma lucha.
Sólo incorporando el conjunto de estas reivindicaciones se va a poder soldar la unidad de la clase obrera y sumar al conjunto de la clase trabajadora a la lucha, utilizando toda su fuerza no sólo en solidaridad con los jóvenes sino en la lucha por sus propias reivindicaciones y reclamos.
Por la huelga general hasta derrotar a Chirac, Villepin, Sarkozy y todas las instituciones de la V República
El anterior pliego de reclamos no se lo va a conseguir en la mesa de negociaciones ni votando en el 2007 a la “gauche plurielle” (izquierda plural). Este programa debe ser impuesto con una huelga general política que termine con Chirac, Villepin y Sarkozy y todas las instituciones de la V República. Esta es la tarea que tiene planteado el actual movimiento si quiere triunfar.
Meses de agitación estudiantil han cambiado el panorama de Francia. Sin embargo, a pesar de su enorme determinación y combatividad, los estudiantes solos no pueden aplicarle una derrota decisiva a los patrones y sus políticos. Sólo la clase trabajadora tiene la capacidad de bloquear toda la producción y paralizar la economía con la huelga general. No bastan las jornadas de acción aisladas por más gigantescas que éstas sean, ni mucho menos las negociaciones con un gobierno defenestrado, con los mismos que han votado las leyes flexibilizadoras. La burocracia sindical, con sus “jornadas de acción” sin llamar a la huelga general sólo intenta posicionarse para no ser desbordada por las masas. Sólo la pequeña central sindical SUD-Solidaires dice que “Más allá del 4 de abril, hace falta debatir desde ahora y en todos lados, en las ciudades y en las empresas, la continuidad del movimiento y en particular desarrollar la perspectiva de una huelga por tiempo indeterminado” (www.solidaires.org). Si SUD-Solidaires dice ser combativa y quiere concretar su propuesta debe exigirle desde ahora en primer lugar a la CGT que se pronuncie contra las negociaciones y por la huelga general. Este llamado también debe ser dirigido hacia los dirigentes locales o de empresa de la CGT entre los cuales se encuentran centenares de militantes de la llamada “extreme gauche” (extrema izquierda).
No se puede esperar un día más. Hay que impedir la maniobra de engaño del gobierno y la trampa de las negociaciones. Hay que lanzar el llamado a la huelga general y proponerlo como moción en todos los lugares de trabajo en asambleas y exigir a los sindicalistas que se pronuncien. Las organizaciones obreras que se reivindican combativas o que están en lucha deben comenzar a organizarse en coordinadoras locales y regionales, aliándose a las coordinadoras estudiantiles, para imponerle a los sindicatos la huelga general para que se vayan ya Chirac, Villepin y Sarkozy y acabar con todos los políticos e instituciones de la V República. ¡Hay que seguir y profundizar el ejemplo del movimiento del ‘95 durante el cual se crearon embrionariamente coordinadoras interprofesionales como en Rouen, donde cientos de ferroviarios, otros trabajadores estatales y trabajadores de empresas privadas se convirtieron de hecho en la dirección y el garante de la huelga en esa ciudad! Es necesario el desarrollo de la autoorganización de las masas en lucha, que coordine a los diferentes sectores que entren en el movimiento, que suelde la unidad obrero, estudiantil y popular, por ciudad, a nivel regional y nacional para superar la política claudicante de las direcciones oficiales de los sindicatos y de las organizaciones obreras.
Frente a la crisis de la V República por un gobierno obrero y popular
Las elecciones de 2002, con Le Pen en el segundo turno y el 10% de la llamada “extreme gauche”, el triunfo del NO a la “Constitución Europea” o las revueltas de las banlieues en noviembre pasado, muestran a las claras que este régimen basado en la alternancia y la “cohabitación” entre la derecha (UMP-UDF) y la izquierda gubernamental (PS-PCF-Verdes) hace agua por todos los costados. El movimiento actual es la muestra definitiva de que el régimen comienza a hundirse. Estos partidos no contienen ya a las masas, y en modo particular a la juventud.
El fracaso del proyecto “europeísta”, llevó al gobierno a intentar sustituirlo por un mayor “patriotismo económico” y la continuidad redoblada del ataque a los trabajadores, la juventud y los inmigrantes. El PS, que tampoco tiene ningún proyecto, aclara que “no es nuestro rol soplar sobre las brasas” (D. Strauss-Kahn) en un llamativo artículo en Libération llamado “La izquierda presionada a no hacer nada” (3 de abril). La V República no puede dar respuesta a la enorme crisis en la que está sumergida Francia. El filósofo Jacques Rancière dice que “El 21 de abril de 2002 mostró que los socialistas no tienen nada que aportar al pueblo más que sus adversarios” y que “Hoy, es todo el sistema (de la V República, NdR) el que ha entrado en descomposición” (Libération, 3 de abril).
La burguesía imperialista francesa está llevando al país al desastre y al caos. Apenas se terminó el “Estado de Emergencia” dictado por la revuelta de las banlieues, se vio el comienzo del levantamiento nacional contra el CPE. Hoy miles de jóvenes tienen una experiencia política importante de lucha contra el gobierno y el presidente, de ocupaciones y de enfrentamientos con las fuerzas represivas. También están experimentando la traición de los sindicatos y de la “gauche plurielle” que va camino a la negociación de la “nueva ley”, esta vez gestionada por Sarkozy. La clase trabajadora es la que tiene en sus manos los resortes de la producción, los servicios y el transporte: es la que hace funcionar este país, es la clase que genera todas las riquezas. La patronal, en cambio, nos quiere imponer la explotación, la desocupación, el racismo, las deportaciones a los “sin papeles”, la cárcel a los que protestan. Los políticos acusados de corrupción como Chirac, los privatizadores “socialistas” y “comunistas”, los sindicalistas sin base que negocian nuestras conquistas, ellos no tienen nada que ofrecer.
Frente a la Francia oficial sólo un gobierno obrero y popular podrá darle salida a la crisis en que está sumido el país. Sólo un gobierno de este tipo podrá imponer hasta el final el pliego de reclamos planteado más arriba. Sólo un gobierno de las organizaciones obreras combativas podrá ser un bastión para acabar con la Europa del Capital e iniciará el camino hacia los Estados Unidos Socialistas de Europa. La vanguardia de los trabajadores y estudiantes franceses tiene que plantearse esta perspectiva si no esperan volver a caer en las manos de la “izquierda” privatista neoliberal o peor aún, de la extrema derecha que intentará colmar las aspiraciones de “orden”.
Hace falta crear una alternativa revolucionaria
La experiencia con la “gauche” gubernamental ha demostrado no ser diferente a la derecha, tanto a nivel interior como exterior. Fueron los socialistas los que hicieron la primera Guerra del Golfo, fueron los socialistas, el PC y los Verdes los que hicieron la guerra del Kosovo y de Afganistán. Ellos mantuvieron miles de soldados imperialistas en el mundo. También fueron ellos los que intentaron aplicar la flexibilización laboral desvirtuando la semana laboral de 35 horas de trabajo y avanzaron con las privatizaciones. Ya nada se puede esperar de esos partidos.
Lamentablemente, la llamada “extrema izquierda” no actúa a la altura de las circunstancias. La LCR, si bien llama a “generalizar” la lucha y a que el gobierno se vaya, no hace ninguna exigencia ni denuncia a las centrales sindicales, que pese a su declinación siguen siendo las principales organizaciones de la clase. La clave es la orientación del partido; en vez de ayudar a los trabajadores y la juventud en su lucha por la ruptura con las organizaciones burocráticas de colaboración de clases, todas sus corrientes internas de uno u otro modo buscan una alianza con el decadente y reformista PCF, que sólo espera volver al gobierno. Les recordamos la triste experiencia de los partidos amplios de izquierda, como Refundación Comunista en Italia (en el cual el Secretariado Unificado, la corriente internacional de la cual se reclama la Liga, tiene una corriente interna) que se apresta a gobernar con el creador fallido de la Constitución Europea, el neoliberal Prodi. Esto sin olvidar que en 2002 llamó a votar “contra Le Pen”, es decir fue la pata izquierda del “frente democrático” a favor de Chirac, haciendo a un lado los más elementales principios de clase, política que hoy en día están sufriendo los estudiantes y trabajadores franceses con uno de los gobiernos más antiobreros de la historia reciente de Francia.
El otro importante grupo de la “extrema izquierda” francesa, Lutte Ouvrière, tiene un importante trabajo en el seno de la clase obrera. Incluso, centenares de delegados en las principales organizaciones sindicales. Si quisieran podrían dar un gran paso para la creación de una izquierda obrera en el seno de los sindicatos. Sin embargo, no tiene en su estrategia enfrentar las direcciones sindicales, porque ellos tampoco pelean por la huelga general. Ni siquiera luchan por la huelga general, ni mucho menos por que se vaya el gobierno. Como se puede constatar, su seguidismo y adulación a las direcciones “oficiales” del movimiento obrero no tiene límites. Como demuestra su caracterización del accionar de éstas: “Es efectivamente urgente anunciar el próximo objetivo. Los hechos muestran bien que cuando las etapas de la movilización están claramente anunciadas y no revisten el carácter de jornadas de acción aisladas, sin continuidad, éstas permiten a los dubitativos retomar confianza en la capacidad del mundo del trabajo de alcanzar sus objetivos por medio de la lucha”. Ni se les ocurrió pensar que el “próximo objetivo” es la negociación con la UMP. Continuando en el grave error que tuvieron cuando despreciaron, y en cierta medida condenaron la revuelta de las banlieues, repiten el repudio a las medidas de acción directa y de choque con las fuerzas represivas “bloquear trenes, cruces de calles, los accesos a una ciudad, todo eso puede ciertamente atraer a los medios, pero no será necesariamente comprendido por los usuarios que sufren las consecuencias”. Les recordamos que también las huelgas normalmente tienen consecuencias para los “usuarios”. Su posición es grave, ya que ni siquiera condenan la represión por parte de las fuerzas de choque de la patronal (ya hay centenares de detenidos y miles de procesados).
A pesar de estas importantes diferencias, el movimiento actual exige que las fuerzas que se reclaman revolucionarias se pongan a la altura del combate planteado. Es necesario un bloque inmediato de los partidos y tendencias que se reclaman trotskistas en Francia, para actuar en común frente a la crisis (no sólo contra el gobierno sino contra la claudicación de los sindicatos y la “izquierda plural”) en la perspectiva de abrir la discusión sobre el programa y los métodos para construir un gran partido revolucionario trotskista francés. Impulsar y abrir un diálogo sobre esta necesidad y el programa revolucionario frente a la convulsionada situación de Francia es el objetivo primero de esta declaración.