Katrina: La democracia imperialista al desnudo
"Igualdad" y racismo
08/09/2005 La Verdad Obrera N° 171
Katrina muestra crudamente el racismo vigente en la sociedad estadounidense. Este alienta las tendencias más reaccionarias, como las bandas armadas de comerciantes blancos custodiando sus comercios en Nueva Orleáns, respaldados por el gobierno. Esta discriminación racial está arraigada en la profunda división social que atraviesa al país, donde cerca de 40 millones de personas viven debajo de la línea de pobreza, y la mayoría de ellas son negras y latinas.
En el país más poderoso del mundo la pobreza aumentó desde el año 2001 [1]:
– 21 de cada 100 norteamericanos son pobres
– 12 de cada 100 norteamericanos son negros
– 1 de cada 4 personas negras vive en la pobreza
– Las familias negras representan los sectores de más bajos ingresos
– 45,8 millones de personas en EEUU no tienen cobertura médica (agravado por el hecho de que no existe nada parecido a la salud pública como la que conocemos (aunque destruida) ni tampoco las obras sociales).
En la “mejor democracia” del mundo, donde todos los ciudadanos son iguales:
– 1 de cada 4 jóvenes negros está preso o en libertad condicional.
– 1 de cada ocho 8 hombres negros perdió su derecho a votar por haber estado preso o tener alguna sentencia [2].
- Hacinamiento en el estadio Superdome de Nueva Orleans
El 75% de la población de Nueva Orleáns es negra (la zona más afectada, 98%), el 28% vive bajo la línea de pobreza, la desocupación es del 30% (antes del huracán). Aunque el movimiento de derechos civiles de los ’60 logró una “igualdad formal” (Acta de Derechos Civiles de 1964) es sólo una minoría la que forma parte de los sectores acomodados, y casi excepciones (como Condoleezza) quienes pertenecen a la elite gobernante.
El sur es la región más pobre del país. Lousiana, Mississipi y Alabama son los más pobres, entre los tres representan sólo el 3,1% del PBI nacional. Se los llama estados “libres”, no porque reine la libertad, sino todo lo contrario; libres de sindicatos, libres de leyes laborales, es decir donde reina la dictadura patronal y el esclavismo moderno de las maquiladoras y el trabajo a destajo.