El jueves 30/6 cerca de 750.000 trabajadores del sector público y docentes de los sectores primario, secundario, terciario y universitario se plegaron a la huelga de 24hs contra los ataques a su sistema jubilatorio. Es una ofensiva más al ataque de conjunto del gobierno conservador liberal que, desde su asunción en mayo de 2010 introdujo una serie de recortes al sistema de beneficios sociales, entre los que se incluye la reducción de los subsidios a las madres solteras, la quita de ayuda a discapacitados y la disminución de la ayuda habitacional. Además, se vienen implementando recortes en el presupuesto educativo destinado a enseñanza e investigación, y del presupuesto sanitario.

Con este escenario de fondo, el gobierno lanza un nuevo ataque al sector público proponiendo una serie de reformas que pueden resumirse en ‘pagar y trabajar más para recibir menos’, lo que despertó un gran rechazo y bronca de los trabajadores que se niegan a pagar con sus esfuerzos una crisis que no crearon. El gobierno dice que el sistema jubilatorio actual está en ruinas, lo que justificaría las nuevas medidas. Sin embargo, este argumento es una falacia total, porque con los cambios ya implementados durante 2007 y 2008 el estado se ahorraría, de aquí a 2050, 67 mil millones de libras, por lo que el porcentaje de PBI destinado a las jubilaciones disminuiría. Estas figuras muestran que el objetivo del ajuste es simplemente recaudar más a costa de los trabajadores para defender los intereses del capital.

Docentes primarios, terciarios y trabajadores de las oficinas del gobierno – aduana, oficinas de rentas y recaudación impositiva, centros laborales, entre otros – no fueron a trabajar, furiosos con los ataques a las pensiones y las condiciones de trabajo. En los días previos a la huelga el gobierno y los medios trataron de presentar a los futuros huelguistas como ‘insensibles y egoístas’ que ponían sus intereses personales por encima del bien del país al negarse a sacrificarse para ayudar al gobierno a poner el tesoro en orden. Varios ministros del gabinete llamaron públicamente a romper la huelga y lanzaron una campaña destinada a los padres pidiéndoles que llevaran a sus hijos a la escuela y no se dejaran amedrentar por los huelguistas.

Pero la bronca pudo más que las amenazas y desde las 7 de la mañana empezaron a montarse centenares de piquetes en todo el país, en escuelas y dependencias estatales, que a media mañana se fueron acercando al punto de partida de la marcha. Cerca de 30 mil manifestantes portando carteles contra el gobierno y los recortes recorrieron el centro de Londres. En Manchester y Bristol cerca de 5.000 se plegaron a la marcha, de conjunto más de 50 mil personas marcharon en distintas ciudades del país donde se repetían las mismas consignas: ‘Salvemos nuestras pensiones’, ‘¡No a los recortes!’, ‘Pensiones justas’, ‘Hay que unificar las luchas’, ‘¡Que se vaya (Cameron)!’, ‘!Todos a la huelga!’ El impacto de la medida de fuerza se sintió con vigor, 13.000 escuelas estuvieron parcial o totalmente cerradas, la mayoría de las oficinas de los centros de empleo estaban cerradas y las oficinas de aduanas al igual que otras dependencias gubernamentales vieron sus servicios seriamente afectados debido al alto grado de acatamiento a la medida – según el sindicatos de las dependencias del gobierno el paro tuvo un acatamiento del 84%.

Luego de la irrupción del movimiento estudiantil contra el aumento de los aranceles universitarios en noviembre y diciembre de 2010 y la marcha nacional contra los recortes del 26/3 donde 500 mil manifestantes se dieron cita en Londres, la sólida huelga del 30/6 adquiere un trasfondo de oposición más generaliza a los planes del gobierno, que podría estar preanunciando una respuesta mayor de los trabajadores. A su vez, estas acciones no son los únicos síntomas de lucha y descontento, ya que desde el anuncio de los primeros recortes se vienen montando campañas locales contra los recortes alrededor de la defensa centros de salud, hospitales, servicios hospitalarios y centros comunitarios amenazados de cierre o privatización. Estas campañas organizan sus acciones independientes y conforman una militancia de base por fuera de las direcciones sindicales que hasta ahora se han limitado solamente a llamar a una marcha nacional, sin embargo la marcha los desbordó, motivo por el cual se vieron obligados por la presión de la base a llamar al paro del 30/6.

Por su parte, Ed Miliband, líder del Partido Laborista, que fue elegido en la interna del partido gracias al apoyo recibido por los sindicatos declaró públicamente su oposición a la medida de fuerza y acotó que lo más sensato era el diálogo con el gobierno, mostrando cuán fuera de lugar es su apodo ‘Ed el Rojo’. El partido laborista, que se mantiene centralmente gracias a las contribuciones de los sindicatos, ni siquiera juega el papel de oposición, juega de parte de los intereses de la banca y los capitales, en un intento por enfriar la situación y evitar que aumente el descontento, conscientes que de trasfondo al clima militante está la crisis capitalista mundial.

La marcha del 26/3 y ahora el paro del 30/6 muestran que el clima político está cambiando en un país que sólo vivió una huelga general en toda su historia. Además, si bien el nivel de resistencia está muy por detrás de la situación en Grecia y el Estado Español, la medida muestra que la crisis capitalista mundial empieza a sentirse en los países centrales dejando de ser una exclusividad de los países de la periferia de Europa. La incipiente respuesta es un primer síntoma de lucha que de desarrollarse pondría poner en un tono de mayor homogeneidad el nivel de respuesta en el continente.

La burocracia sindical y el partido laborista, las direcciones orgánicas del movimiento obrero en Gran Bretaña, han dado clara muestra que su objetivo es evitar la movilización de las masas. Frente al ataque a las pensiones la burocracia sólo ha llamado a organizar un petitorio nacional. No es con petitorios como vamos a frenar los ataques, lo que se necesita es un plan de lucha que plantee una perspectiva independiente de los trabajadores frente al ajuste para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores.

7 de julio de 2011