Entrevista a Emmanuel Barot
Los intelectuales, las ideas y la crisis
22/08/2013
Entrevistamos a Emmanuel Barot, filósofo de la universidad de Toulouse II -Le Mirail y militante de la CCR (Corriente Comunista Revolucionaria) del NPA de Francia, durante su estadía en Buenos Aires para la Conferencia de la Fracción-Trotskista – Cuarta Internacional.
-GG: ¿Cómo ves el panorama ideológico a la luz de la crisis?
– EB: A 7 años de empezada la crisis mundial, sin dudas una de las mayores de la historia del capitalismo, hay que ver que sus efectos en el plano de la teoría son más lentos que los efectos en la economía y la vida real de las masas. Creo que para pensar la situación ideológica tenemos que empezar por señalar que el primer efecto de la crisis es que ésta se transformó en un objeto de reflexión teórica, por la necesidad de entenderla de más profundamente. Es una crisis histórica, económica, cultural, política y de legitimidad, una crisis de la “totalidad” del capitalismo, interpretada en ciertos casos como una crisis de civilización.
Los intelectuales no pueden evitar la tarea de interpretar lo que está pasando y las divergencias entre los intelectuales son acerca de las causas: si la crisis es solamente financiera o es una crisis sistemática, una crisis del capitalismo como tal. Además hay un efecto político de la crisis, fenómenos que presionan sobre los intelectuales: las luchas de clases, el problema de la degradación de las condiciones de vida y la crisis de los Estados. La crisis produce no solamente un efecto teórico sobre los intelectuales, sino también un efecto político: hay que tomar posición ante el conflicto y elegir un “campo”.
-GG: La política en Europa se está polarizando, en la extrema derecha con Aurora Dorada en Grecia y el asesinato del militante de izquierda Clément Méric en Francia, y por izquierda con las luchas en Portugal, Grecia o Turquía: ¿Qué efectos tiene esta polarización en el campo intelectual?
– EB: Justamente otro de los efectos evidentes de esta crisis es la polarización política creciente, que refleja el crecimiento del conflicto social.
De entre los efectos de la crisis, podríamos distinguir tres tipos de fenómenos que impactan en la situación ideológica. La crisis tiene desde ya una centralidad específica, pero todos los elementos se retroalimentan unos a otros, y podemos ver las relaciones entre la economía, la política, los fenómenos ideológicos y la intelectualidad.
Primero, la lucha social en general contra los efectos inmediatos de la crisis y la degradación de las condiciones de trabajo y de vida, como vemos en huelgas y luchas.
Segundo, el tipo de movilizaciones que también se dio dentro del contexto de la crisis, que son los movimientos y rebeliones en el Norte de áfrica: la “revolución árabe”. Son levantamientos populares, que no se limitan sólo al conflicto social, sino que combinan las reivindicaciones sociales con reivindicaciones democráticas.
Tenemos países en donde prima el primer fenómeno, obviamente en Francia hay sólo movimientos del primer tipo, mientras que en el Norte de África tuvimos levantamientos que rompieron el equilibrio local o nacional. Pero estos dos fenómenos se combinan crecientemente en cada país.
El último dato que tenemos son los hechos de Turquía que son una mezcla entre estos dos tipos de lucha.
Aparecen elementos similares al movimiento “Occupy” de EEUU, pero en Turquía se combina con aspiraciones de que surja algo así como una revolución o levantamiento popular como en el mundo árabe. Hay movimientos que son del primer tipo, y otros del segundo, pero desde “Ocupy” hasta el 15-M en el Estado español, lo que los hace comparables es su aspiración común de lucha contra la crisis capitalista.
Los procesos más avanzados son golpes a la superestructura política de las clases dominantes, que si bien se presentan en un primer momento con consignas democráticas, tienen una reivindicación de clase también. Ante esto la mayor parte de los intelectuales hablan de “pueblo”, pero no hablan del “proletariado” ni de la clase obrera. Es importante entender cómo en el segundo tipo de fenómenos, en la intervención del “pueblo”, actúa el proletariado.
El tercer tipo son los nuevos fenómenos políticos a la extrema derecha, como Aurora Dorada. Hay que pensar que significa la aparición de movimientos de extrema derecha, reaccionarios o fascistas como una reacción a la crisis. Esto en Francia resurgió alrededor de las movilizaciones contra el matrimonio igualitario (“matrimonio para todos”), que movilizó millones en Francia, y permitió el pasaje a la ofensiva de un “activismo reaccionario” como los que asesinaron al compañero Clément Méric.
Hay una condena de los intelectuales hacia esto, como es habitual, pero desde un punto de vista republicano, con una política clásica de denunciar al Frente Nacional como un partido contrario a la república y demandarle al estado burgués que intervenga. No ha surgido una comprensión profunda del fenómeno y un compromiso mayor en la mayoría del campo intelectual.
La conclusión de todo esto es que hay todo un nuevo mundo a pensar y la intelectualidad no está armada para hacerlo. Estas novedades rompen con la rutina de la vida social e intelectual y contribuyen a la politización política creciente de los intelectuales.
-GG: La crisis ha traído como consecuencia un retorno del interés por las ideas de Marx en un público amplio, ¿Cómo ves que este fenómeno se refleja de la intelectualidad francesa?
– EB: En el contexto de la crisis actual, Marx ha retornado, y el marxismo en general en diversas corrientes teóricas. La fórmula de André Tosel de los “mil marxismos” se aplica, porque continúa la dispersión y la división. Los grupos políticos y los grupos en la universidad en lo esencial continúan por carriles separados. Hay mucha heterogeneidad, pero el punto común es que la mayor parte de los académicos que se referencian en Marx no han retornado a una ligazón, perdida hace 30 años, entre la teoría y la práctica. O una unidad entre la comprensión filosófica, económica, científica de la totalidad social e histórica del capitalismo, cada vez más atravesado por sus contradicciones, y una estrategia a través de la cual los trabajadores se unan y golpeen a la dictadura del capital.
El mayor síntoma de esta situación de distanciamiento de la práctica, es el hecho de que la mayor parte de los intelectuales hablan del marxismo pero no dicen una palabra del proletariado. Se puede hablar de los trabajadores, pero se niegan a hablar de éstos como un sujeto histórico de emancipación.
El objetivo de la estrategia del comunismo, no es un simple objeto de teoría para los intelectuales de izquierda, ni un ideal utópico, sino que es un “movimiento real”, como dice Marx. Acá los trabajadores de Zanon, junto a otras experiencias de resistencia y combate de los trabajadores en el mundo, ya sea que estén más o menos avanzados, ilustran con sus prácticas que la contradicción entre el trabajo y el capital no es una abstracción para los trabajadores, sino un combate que se da todos los días. La continuidad histórica del marxismo revolucionario, es también la continuidad de una alianza fuerte entre la teoría y la práctica.
21/08/2013