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Manuel Georget, de Francia: “Que nuestro combate por el control obrero inspire a otros en el mundo”

28/08/2010

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Quisiera antes que nada agradecer a mis camaradas del PTS por su invitación que me permitió conocer de cerca las luchas de la clase obrera en Argentina y participar de las discusiones de los revolucionarios de varios países de America Latina y Europa. Saludo especialmente a los trabajadores de Zanon, Stefani y Kraft, que son mis camaradas de clase.

En el combate de clase que nos espera, la crisis del capitalismo mundial muestra toda su magnitud y el epicentro de esta crisis es Europa.

En este sentido, Grecia no hace más que anunciar los ataques que la clase capitalista quiere imponer a los trabajadores en todos los países.

Los planes de austeridad traerán mas recesion y en consecuencia mas despedidos y cierres de fabrica. En Francia, solo en el 2009 más de se suprimieron más de 250.000 empleos, un record histórico desde la segunda guerra mundial.

Los trabajadores en Francia han luchado enormemente durante estos últimos años, en combates heroicos pero que sin embargo terminaron la mayoría de las veces en derrotas.

En Philips Dreux, por ejemplo, frente al proyecto de la patronal de despedir al 50% de los trabajadores en el 2008, para deslocalizar una parte de la producción en Hungría, hicimos 11 semanas de huelga, con mas de veinte piquetes bloqueando toda la zona industrial y una parte de la economía local, sin poder sin embargo impedir que se pierdan los puestos de trabajo, luego de una vergonzosa traición de la burocracia sindical.

Desde el comienzo del 2009, las duras luchas del proletariado industrial extendieron a todo el país contra los despidos y los cierres de fábricas. Los trabajadores franceses retomaron los métodos radicales heredados del ascenso revolucionario de los años 60 y 70, como las ocupaciones de fábrica y los secuestros de patrones y gerentes.

Sin embargo la gran mayoría de estos conflictos se llevo adelante con el objetivo de obtener mejores indemnizaciones, lo que equivalía a aceptar la derrota. Sien embargo, este fue el caso de combates heroicos como el de los trabajadores de Continental, Molex o New Fabris, donde los trabajadores terminaron perdiendo sus puestos de trabajo.

La cuestión que se plantea es saber si toda la energía de lucha de la clase obrera podrá dar lugar a victorias.

Es por esto que pensamos que los métodos radicales de los trabajadores también deben darse objetivos radicales.

Frente a los cierres de fábrica, no hay que resignarse a negociar mejores indemnizaciones, sino luchar para impedir los despidos.

Este programa es el único que permite unificar las luchas. Pero también para evitar la dispersión de estas luchas, hay que poner en pie una coordinación a escala nacional, e incluso internacional.

Es por ello que hay que buscar por todos los medios establecer lazos entre los sectores combativos de todas las fábricas. Y esto independientemente de sus direcciones sindicales burocráticas que ya han mostrad que no harán nada para avanzar en el sentido del combate de los trabajadores. Peor aun, Hacen la mayoría de las veces acuerdos con la patronal a espaldas de los trabajadores.

Es imprescindible la autoorganización de los trabajadores arrancándolos de la influencia de aquellos que defienden sus pequeños intereses de burócratas sindicales.

Los trabajadores deben tomar en sus manos sus destinos y mostrar como intentamos hacer en pequeña escala en Philips Dreux, que pueden dirigir su trabajo y sus vidas y que necesitan de los parásitos capitalistas.

En enero de este año mis compañeros de Philips Dreux et yo tomamos el control de la fabrica y la organización de la producción para impedir el cierre definitivo de la fabrica y demostrar que la producción de los televisores en ese lugar podía seguir siendo posible. Al principio esto no fue fácil. Cuando hablábamos de control obrero había trabajadores que nos decían: “¡Vos no me vas a controlar!”

Con mis compañeros del sindicato CGT disidente, les explicamos pacientemente, y frente a la intransigencia de la patronal, los trabajadores terminaron decidiendo en asamblea retomar la producción. Durante este periodo de 15 días de control obrero, habíamos traído las materias primas suficientes para una producción de 5000 televisores.

Con la producción nos dimos cuenta que en un solo mes, incluso con bajo volumen de producción, éramos capaces de asegurar para cada trabajador un salario superior a lo que la patronal de Philips nos pagaba en un año. La producción de otros 11 meses eran más que suficientes para pagar los costos fijos de la empresa.

No tuvimos tiempo de vender esta producción que comenzaba sin embargo a interesar a grandes distribuidores de importantes marcas que nos llamaban para conocer nuestros precios. Esta fue la primera experiencia de control obrero en Francia desde los años 1970, mostrando otra vía para la lucha contra los despidos.

Es por esto que el control obrero de Philips en Francia hizo temblar a los patronales y al gobierno: además de demostrar que se pueden frenar los despidos, lleva los gérmenes de una nueva sociedad, basada en la propiedad nacionalizada y la gestión obrera.

Por eso el control obrero era un peligro no solo para los patrones de Philips sino para toda la clase capitalista, porque cuestionaba las bases de la explotación. Planteando la nacionalización de las empresas bajo control obrero, los trabajadores plantean potencialmente el problema del poder y de la organización de toda la sociedad.

De esta maneta, la patronal de Philips, en acuerdo con propia burocracia que había traicionado la lucha del 2008 hicieron todo para derrotar esta experiencia de vanguardia, imponiendo un lock-out y desviando la lucha hacia las indemnizaciones.

En esta oportunidad, los patrones de Philips tuvieron la audacia de enviar una carta proponiendo puestos de trabajo en Hungría por un salario mensual de 450 Euros, un tercio de lo que ganamos, con una sola condición: hablar húngaro con fluidez. Como podrá imaginar no había ni un solo trabajador en la fabrica que cumpliera con este requisito.

Esta provocación escandalizo a la prensa y a los partidos que dicen de izquierda. Pero a nadie le parecía escandaloso que los trabajadores húngaros cobren 450 Euros por mes o que la mayoría de la producción de nuestra fabrica ya se había deslocalizado y trasladado a países del este hacia tiempo.

Sin embargo, aunque nuestra lucha termino en una derrota para los trabajadores, esta deja una herencia que será quizás retomada por otros trabajadores en el futuro.

Así como la lucha de Zanon y mas recientemente de Stefani que tuve la oportunidad de conocer de cerca hace algunos días fueron una inspiración inspiración para los trabajadores de Philips, espero que nuestro combate pueda también inspirar a otros trabajadores en Europa y en el mundo para enfrentar la crisis capitalista.

En este sentido, así como el rol de mis camaradas del PTS y especialmente de Raúl Godoy fue determinante para la victoria en Zanon, en Francia también necesitamos poner en pie un verdadero partido revolucionario que de una perspectiva y un programa a la vanguardia obrera, a diferencia de los diferentes partidos de la extrema izquierda en la mayoría de los casos se han limitado a acompañar las luchas por las indemnizaciones y han rechazado darle a los trabajadores un programa transicional para ganar.

En con este espíritu que hoy en día en Francia avanzamos en la construcción de una tendencia revolucionaria en el seno del nuevo partido anticapitalista. Una tendencia que luchara por el programa de la revolución socialista internacional y que hará todo para fusionarse con los sectores mas concientes de la vanguardia de los trabajadores.

Es solo detrás de esta ultima perspectiva y el programa y las bandera de la cuarta internacional que nos dejo León Trotsky, asesinado por el stalinismo hace 70 años que podremos retomar con las mejores tradiciones de los trabajadores franceses, las de la revolución.

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