EE.UU.: Absolvieron al asesino del joven negro
Todos somos Trayvon Martin
18/07/2013
El asesinato de un tiro en el pecho del joven negro Trayvon Martin ha quedado impune. Su asesino, un vigilador vecinal blanco (aunque de madre peruana) quedó libre y sin cargos tras la absolución de un jurado del Estado de La Florida. En varias ciudades de EE.UU. se produjeron movilizaciones de repudio ante el escandaloso fallo, destacándose la de Nueva York donde se reunieron miles de personas, y otras menores como en Los Ángeles y Oklahoma donde los manifestantes debieron soportar el acoso policial y hubo varios detenidos.
El asesinato se produjo en febrero de 2012 en una noche lluviosa cuando Trayvon volvía cubriéndose con la capucha de su buzo de comprar golosinas e iba rumbo a la casa de su padre y fue interceptado por George Zimmerman que de inmediato lo reportó como “sospechoso”. El encuentro terminó con el joven, que estaba desarmado, siendo cobardemente asesinado y Zimmerman argumentando “defensa propia” ante una supuesta agresión de Trayvon.
Se reabre el debate sobre el racismo
El caso despertó gran indignación en la comunidad negra y otras minorías, así como también de jóvenes blancos que se solidarizaron activamente. Se reabrió el debate a nivel nacional sobre la permanencia del racismo, los “derechos civiles” y la “igualdad frente a la ley” en el país. La presión social fue grande, con el pronunciamiento de numerosos artistas y cientos de miles de firmas exigiendo prisión para el asesino, lo que finalmente se logró un mes después del crimen. El propio presidente Obama, para no pagar el costo político por el asesinato, llegó a declarar en ese entonces que "si yo tuviera un hijo se parecería a Trayvon" y pidió que se investigara “la muerte” del joven.
Obama y su falso progresismo
Es que desde 2009 con la llegada a la presidencia del primer presidente negro en la historia de EE.UU., hubo un intento de "cerrar heridas" en torno al tema racial, de mostrar como superadas las políticas e ideologías segregacionistas y de opresión sobre otras comunidades. Desde las grandes luchas antirracistas de los años ’60 y ’70 el Estado federal (con algunas diferencias dependiendo de la legislación de cada Estado), concedió derechos civiles a la minoría negra e integró a un sector muy minoritario de ella a la clase política y a la burocracia estatal. El mayor ejemplo de este mecanismo que trata de mostrar un Estado igualitario y democrático es el propio Obama que llegó a la máxima autoridad estatal siendo afrodescendiente.
Pero esa careta día a día se muestra irreal. Obama nunca más volvió a mencionar el caso hasta que este fin de semana cuando el indignante fallo de “no culpable” inflamaba los ánimos de los manifestantes, salió a “pedir calma” y “respetar la resolución de la justicia” (para lo que se apoyó en el llamado de los padres de Trayvon que pidieron contener la bronca). El 15/7 el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, tuvo que hablar del caso en conferencia de prensa expresando “el dolor” que siente Obama frente a la “tragedia” y llamar a la “reflexión” sobre qué va a hacer cada uno para frenar los actos de violencia y evitar la proliferación de armas. Temían un estallido violento, como ha ocurrido en otros casos en la historia de EE.UU., como el de Los Ángeles en 1992 cuando se produjo una revuelta de varios días tras la absolución de los cuatro policías blancos que habían asesinado a golpes a un negro.
La verdadera situación de las minorías
La realidad es que bajo el gobierno de Obama la discriminación y opresión blanca hacia las minorías, que parte desde el Estado y se extiende a amplios sectores sociales, no se ha modificado. La comunidad negra sigue siendo oprimida y marginada en el capitalismo imperialista yanqui al igual que otras minorías como la hispana y la juventud. Consiguen los peores trabajos, con salarios más bajos que el de los blancos adultos. Según datos oficiales en 2011 la pobreza afectaba al 11% de los blancos no latinos, mientras que entre los negros se elevaba al 25,7% y entre los latinos al 28%. También se afecta a la juventud en general que da cuenta del 24% de los pobres en el país.
Además de la situación económica que padecen, las minorías negra y latina son perseguidas y acosadas por las policías y constituyen la gran mayoría de la población de las cárceles. Sólo por poner algunos ejemplos, los afro descendientes constituyen apenas el 16% de la población total en EE.UU. pero son más del 50% de la población carcelaria en ese país. Existe mayor número de negros presos que estudiando en las universidades. La tasa de encarcelamiento de hombres negros es 6,5 veces superior a la de los blancos. La comunidad negra también lleva la peor parte en cuanto a la extensión de las condenas, que ha venido creciendo exponencialmente en los últimos años (sobre todo durante las presidencias de George W. Bush), teniendo la mayor cantidad de presos condenados a cadena perpetua.
Esto en un sistema carcelario monstruoso que desde principios de los años ’80 ha crecido exponencialmente año a año y que mantiene encerrados a 2,5 millones de personas (constituyendo la mayor población carcelaria del planeta, así como la mayor tasa de presos por habitante) en condiciones aberrantes, con más de 100.000 reclusos en aislamiento y donde los aprestos ilegales, maltratos y abusos son corrientes. Tan es así que en estos días tiene lugar una masiva huelga de hambre en las cárceles de California (el Estado con mayor población carcelaria del país). Unos 30.000 presos mantienen la acción en lo que algunos dicen que es la mayor huelga en la historia del Estado. Algunas de sus reivindicaciones son que se les permita hacer una llamada telefónica por semana, se termine con los maltratos y se provea comida decente.
Un estado imperialista y guerrerista, una sociedad polarizada
De esta manera, el fallo del tribunal de Florida es escandaloso ya que Zimmerman reconoció que había perseguido al joven y no al revés, y porque Trayvon estaba completamente desarmado. La indignante absolución tiene que ver con que es uno de los estados más permisivos con el uso de armas “en defensa propia” (en lugar de intentar eludir una amenaza) y en “defensa de la propiedad”, amparadas por la ley estatal reaccionaria llamada Stand your ground. Sin embargo no es más que la “punta del iceberg” de un sistema racista y una sociedad polarizada (según una encuesta del diario conservador Washington Post el 64% avala el fallo) que tiene sus raíces en la política estatal opresora de las minorías raciales y culturales.
Esta política sistemática del Estado yanqui que es el mayor productor y traficante de armas del planeta, tiene su correlato a nivel externo, donde sólo en la década pasada llevó adelante dos grandes guerras imperialistas de ocupación que provocaron la muerte de cientos de miles de personas en Afganistán e Irak. La sociedad norteamericana no sólo se divide en torno a los derechos que tenga una persona de matar a otra (sobre todo blancos contra las minorías raciales) porque se haya sentido amenazada de alguna manera o haya sentido amenazado algunos de sus bienes (su casa, su auto), sino también en torno a derechos democráticos elementales como la libre unión entre personas más allá de su orientación sexual con plenos derechos civiles, el derecho al aborto libre y gratuito, etc.
En un estado imperialista que se formó y se mantiene a base de guerras ofensivas con la más grande maquinaria militar, y con un inmenso aparato represivo interno, la sociedad solo podrá librarse de los prejuicios retrógrados y reaccionarios en base a un gran movimiento anticapitalista que enfrente los intereses de su propia burguesía. Para esto el proletariado blanco que hace andar los grandes resortes de la primer economía mundial, deberá superar los límites que le impone la burocracia sindical, en un país con baja sindicalización, que fomenta la división racial, de género y hacia la juventud, y avanzar en ligar la lucha por sus propios intereses económicos (como la defensa de los puestos de trabajo, las condiciones laborales, el salario, etc.) con aquellos de los sectores más explotados y oprimidos de la sociedad, de la misma forma que oponerse activamente a la expoliación que realiza su burguesía contra los pueblos oprimidos más allá de sus fronteras.
17/07/2013