LA NACION - 24-09-2011
Una estrategia audaz para ganar poder de negociación
24/09/2011
Por Karin Laub | Agencia AP
RAMALLAH, Cisjordania.- El drama del reclamo palestino para obtener el reconocimiento como Estado en las Naciones Unidas (ONU) aún no terminó, pero el presidente Mahmoud Abbas parece haber ganado más respeto en su país por haberse enfrentado a Estados Unidos y haber trasladado la antigua demanda al centro de la escena mundial.
El reconocimiento de Palestina -aun en una forma diluida, ya que su membresía plena sería bloqueada por un veto de Estados Unidos- no dará inmediatamente a los palestinos una verdadera independencia. Tal vez, tampoco baste para mejorar su influencia en futuras conversaciones con Israel para el establecimiento de las fronteras.
Pero, pese a esas incertidumbres y el riesgo de una seria ruptura con Washington, Abbas y sus asesores dicen que tenían que intentar romper la impasse de las negociaciones con Israel con un movimiento audaz. Abbas estaba perdiendo credibilidad interna y terreno político ante Hamas al atenerse a la antigua fórmula de las negociaciones arbitradas por Estados Unidos.
Abbas, que nunca disfrutó del apoyo masivo de su difunto predecesor, Yasser Arafat, tal vez esté ahora en mejores condiciones de protegerse de las afirmaciones de Hamas, que lo acusan de haber estado sirviendo a los intereses de Estados Unidos.
La membresía plena sólo puede ser concedida por el Consejo de Seguridad de la ONU, donde el intento de Abbas será frustrado, ya sea por no haber alcanzado el apoyo necesario de al menos nueve de los 15 miembros o por un veto de Estados Unidos.
No se sabe por qué Abbas no recurrió directamente a la Asamblea General, en la que los palestinos gozan de amplio apoyo y Estados Unidos no tiene veto. La asamblea podría convertir a Palestina en "Estado observador no miembro", una opción inferior pero que ha despertado expectativa debido a que implica el reconocimiento implícito de las fronteras anteriores a 1967.
Algunos especularon que, al recurrir al Consejo de Seguridad, el gobierno de Abbas alimentaba la presión sobre la administración Obama para que cree un marco aceptable para las negociaciones; los palestinos quieren que se basen en las fronteras anteriores a 1967 y exigen que Israel deje de construir colonias en el territorio ocupado.
Estados Unidos dijo que vetaría el pedido de membresía de un Estado palestino en el Consejo de Seguridad, pero es evidente que preferiría que la postulación no fuera entregada o que no consiguiera los votos favorables necesarios. Un veto perjudicaría la imagen de Washington ante los árabes, que acaba de recuperarse por el apoyo que ofreció a los movimientos prodemocráticos de la región.
Una votación del Consejo de Seguridad sólo podría celebrarse después de que un comité revisara el pedido de membresía, algo que podría insumir semanas. Los asesores de Abbas desestimaron la especulación de que los palestinos estaban dispuestos a permitir que la postulación languideciera en un comité como manera de darles a Estados Unidos y a los otros mediadores tiempo para reanudar las negociaciones.
Si los palestinos sospechan que el Consejo de Seguridad aplica demoras deliberadas, evaluarán cuáles son sus opciones, dijeron los asesores de Abbas. Estas alternativas podrían incluir el recurso a la Asamblea General o la disolución de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el gobierno autónomo establecido a mediados los 90 como parte de acuerdos provisionales con Israel.
La disolución de la ANP y una renuncia de Abbas han sido las armas apocalípticas del presidente. Esto implicaría el colapso de dos décadas de política estadounidense para la región y obligaría a Israel, como potencia de ocupación, a asumir la responsabilidad por casi cuatro millones de palestinos, una tarea prácticamente financiada por la comunidad internacional.
Israel se ha quejado de que el verdadero propósito del pedido palestino a la ONU es el de aislar y deslegitimar un Estado judío, una acusación que Abbas rechaza.
El premier israelí, Benjamin Netanyahu, convocó ayer nuevamente a conversaciones directas. Pero se opone a la exigencia palestina de que se detengan las construcciones de asentamientos mientras se celebra el diálogo. También dijo que Israel conservará el este de Jerusalén y trechos de Cisjordania, alegando la preocupación de que cualquier territorio que Israel ceda podría ser usado para lanzar ataques.
Aunque Netanyahu goza del apoyo de Washington en la ONU, pronto puede tener que enfrentar mayor presión para aceptar los términos para las negociaciones que resultan aceptables para los palestinos, dijo Moty Cristal, un ex negociador israelí. "El objetivo estratégico de los palestinos [en la ONU ] era llevar a Israel a la mesa de negociaciones en una posición mucho más débil", dijo Cristal. "En cierta medida, cumplirán ese propósito. Estados Unidos y Europa le dirán a Israel: «Los apoyamos en la ONU, así que ahora la retribución que nos darán será un proceso de negociación claro que produzca resultados concretos»."
Traducción de Mirta Rosenberg .