Argentina | Editorial La Verdad Obrera N°585
A la derecha de Berni, la pared
04/09/2014
Al cierre de esta edición, un elegido de la Presidenta, el corrupto Amado Boudou, encabezaba la votación de la “Ley de Pago Soberano”. El Senado, de mayoría oficialista, aprobaba cambiar la sede de pago de la deuda emitida bajo legislación norteamericana. El oficialismo había modificado el proyecto para acercar posiciones con la oposición. Entre ellas, la incorporación de París como sede de pago. El gobierno quiere aprobar la ley cuanto antes, para continuar el canje pagando los u$s 200 millones que vencen a fines de septiembre, evitando que se agraven el default y la crisis de la deuda.
Después de poner U$s 190 mil millones en una década, no quieren perder la categoría de ‘pagadores seriales’.
Mientras tanto, la deuda externa sigue pesando sobre las espaldas del pueblo. Por eso los diputados del Frente de Izquierda denunciaron el proyecto que llegará a la Cámara Baja la próxima semana. Nicolás del Caño (PTS-FIT) anticipó su rechazo y la propuesta de una consulta popular para que el pueblo decida.
La agenda Berni
Estas semanas, otro elegido de la Presidenta se encargó de desmentir el relato. Sergio Berni comandó el desalojo en Villa Lugano; acusó a los inmigrantes de delincuentes; recorrió la Panamericana, por cielo y tierra, como un Rambo anti-obrero.
Cristina decidió poner a Berni en el centro de la escena. El teniente se ha convertido en un superministro, mediático, de discurso derechista. Ataca a los diputados de izquierda, a los delegados combativos, reprime los cortes de ruta y las familias sin techo. Si para las multinacionales extranjeras trabaja servicialmente, a los inmigrantes pobres los pone en la mira.
Con esta política, el gobierno tiene dos objetivos: mostrar dureza ante los reclamos que lo arrinconan por izquierda, como aquellos trabajadores que enfrentan los despidos. Y disputarle a la derecha, a Massa y Macri, sus banderas más preciadas.
Tanto bastonazo y xenofobia ha generado nuevos roces dentro del kirchnerismo. Están los seguidores de Berni y los que – como Verbitsky y algunos movimientos sociales – critican las medidas más derechistas.
Turbulencias
El giro que ha pegado el gobierno no puede entenderse sin la continuidad de la recesión económica. Nada ayuda. La crisis de la deuda agudiza la falta de dólares y suma presiones devaluatorias. Brasil no levanta, el precio de la soja tampoco. En las últimas horas, el Banco Central ordenó a los bancos a desprenderse de más dólares.
La primavera del gobierno con ‘los que se la llevan en pala’ (como bromea Cristina con los empresarios) está atravesada por algunos nubarrones. Las reformas en la Ley de Abastecimiento – que sólo implica algunos controles a las empresas – generaron un rechazo casi unitario de las grandes cámaras empresarias. “Este Gobierno me hace acordar a la dictadura y a la obediencia debida” dijo con dureza y cinismo el jefe de la Unión Industrial Argentina. A su turno, la Presidenta acusó a las automotrices de “encanutar autos”. A pesar de los estímulos oficiales para sostener las ventas récord de 2013, el apetito del sector llevó a nuevos roces con el gobierno. Esos roces no le impidieron al gobierno sostener con la Gendarmería y el Ministerio de Trabajo la cruzada contra los mecánicos de Lear. Esta semana se cumplen 100 días de lucha, y los trabajadores despedidos ilegalmente siguen reclamando sus puestos de trabajo, mientras los delegados trabajan enjaulados. Increíble. Vergonzoso.
Tampoco los roces les impiden ponerse de acuerdo sobre quienes descargarán la crisis. Los ataques, por ahora, son limitados: despidos puntuales, aunque amenazan con masivos; aumentos de tarifas; la inflación que no afloja; el impuesto al salario se mantiene. Es que tienen un problema: los planes de los empresarios y el gobierno para “corregir el modelo” chocan con las aspiraciones de los trabajadores y las clases medias empobrecidas. No quieren retroceder de lo conquistado estos años.
Quieren “parar” a los que paran
Ante esta situación, el paro del 28A tiene un enorme valor. Los asientos vacíos de los colectivos y los piquetes de la izquierda y el sindicalismo combativo fueron un mensaje certero. El tercer paro nacional bajo el gobierno de Cristina Kirchner y el segundo en pocos meses, confirmaron el malestar en amplios sectores obreros, que no esperan nuevas “reformas” de este gobierno. Este fenómeno, si continúan los ataques, puede anticipar un ascenso en las luchas de la clase trabajadora.
La Presidenta y la CGT oficialista tomaron nota del proceso. Por eso se reunieron el último lunes. Allí la Jefa de Estado aconsejó a esos dirigentes ‘sabios y prudentes’:“si no los paran, van por ustedes” les dijo. El mensaje va mucho más allá de Moyano y Barrionuevo, que en última instancia se postulan para ser los Pignanelli y los Caló de las otras variantes peronista para 2015.
Es que el paro, además de ese amplio malestar, mostró que el proceso del sindicalismo combativo y la izquierda en el movimiento obrero continúan. Porque somos la oposición más dura a los planes de patronales, el gobierno y la burocracia sindical. ¿Sino quién? La bandera de “familias en la calle, nunca más”, enarbolada por la enorme lucha de los obreros de Lear y Donnelley, ha despertado la simpatía de los millones que empiezan a temer por sus puestos de trabajo.
Una izquierda de los trabajadores
La última etapa del gobierno de Cristina Kirchner estará atravesada por la necesidad de un ajuste que permita sostener “el modelo”, y la decisión del pueblo trabajador de enfrentar los ataques a sus condiciones de vida y trabajo.
Massa, Scioli, Macri, Cobos, y todos los políticos patronales que se proponen como recambio, acuerdan con ese plan.
Contra todas estas variantes que se preparan para descargar la crisis sobre los trabajadores, los avances dados por una vanguardia obrera ligada a la izquierda clasista son una enorme oportunidad.
Por un lado, para que pongamos en pie un polo alternativo a la burocracia sindical, que luego del paro volvió a la tregua. Sería un impulso para los conflictos en curso, y para que impongamos un plan de lucha por todos los reclamos obreros. Insistimos con la propuesta de un encuentro unitario de todas las tendencias del sindicalismo combativo y la izquierda.
Pero además, nos permiten mejores condiciones para dar nuevos pasos en la construcción de un partido de trabajadores, revolucionario. Podemos partir de la influencia lograda por el Frente de Izquierda y los Trabajadores, y sus 1,2 millones de votos, y de la experiencia que están haciendo amplios sectores con el kirchnerismo y las distintas variantes patronales.
El PTS ha sido protagonista, junto a compañeros independientes, de los procesos más importantes de lucha de clases de los últimos meses, como Lear y Donnelley. Hoy se nos presentan nuevos desafíos. Dentro de pocos días, el 16 de septiembre, lanzaremos La Izquierda Diario, el primer diario digital de la izquierda. Con corresponsalías en todo el país y el mundo. Con noticias y actualizaciones permanentes sobre la política, la economía, el mundo obrero, la cultura y hasta los deportes. Con opiniones y análisis con el punto de vista de la izquierda, para dar batalla a los grandes medios y su agenda. También este mes, nuestro periódico La Verdad Obrera comenzará una nueva etapa. Con tiradas masivas y colectas, buscará extender nuestra influencia en nuevos gremios y estructuras de trabajadores. Y seguimos impulsando la revista teórico-política Ideas de Izquierda, junto a destacados intelectuales que no pertenecen a nuestro partido pero que reivindican el programa y la perspectiva del Frente de Izquierda y los Trabajadores.
Son grandes apuestas para ampliar la difusión de nuestras ideas y conquistar una corriente de influencia política de decenas de miles de trabajadores y estudiantes.