Ecuador
A seis años de la revolución ciudadana de Correa
16/02/2013
Por Magui V.
Este próximo 17 de febrero se llevarán a cabo las elecciones Por presidenciales en el Ecuador, 8 partidos políticos inscribieron su candidatura para intentar pasar a la segunda vuelta con Rafael Correa, quien mantiene una intención que podría superar el 50%, según las encuestas. Así mismo, los candidatos de Alianza País, se juegan a ganar la mayoría parlamentaria en la Asamblea.
El segundo candidato (10% aprox.), es el derechista banquero y ex funcionario del gobierno de Jamil Mahuad, Guillermo Lasso, miembro del opus dei, vinculado con la enorme crisis desatada por el feriado bancario de 1999, donde el Estado intervino rescatando a los bancos, sobre la base del congelamiento de fondos y el ingreso al nefasto régimen de la dolarización que agudizó las condiciones de miseria y pobreza para millones de ecuatorianos.
Atrás en las encuestas, se sitúan el derrocado ex presidente y militar Lucio Gutiérrez (PSP), el magnate empresario Álvaro Noboa (PRIAN), y la apuesta de reciclaje del partido del Partido Roldosista de Abdalá Bucaram (PRE): el reaccionario y homofóbico pastor evangélico Nelson Zavala.
Se presentan también variantes de centroizquierda, ex aliados del gobierno, como el movimiento Ruptura de los 25, y nuevas alianzas reformistas como en el caso de la Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas, integrada por los maoístas del MPD, Pachakutik y ex correistas, como Alberto Acosta (3% aprox.), una variante “por izquierda” a Correa, que salió de sus propias filas, ideólogo de la Revolución Ciudadana y que refleja la ruptura (molecular) de algunos sectores desencantados con Correa. Ya en el pasado, las fuerzas del MPD y Pachakutik han apoyado distintos proyectos burgueses, como al gobierno de Gutiérrez o al propio Correa (e incluso desde la “oposición” han apoyado a instituciones reaccionarias como a la policía nacional en el amotinamiento del 30S). Hoy nuevamente se aprestan a reeditar su estrategia de colaboración de clases con figuras reencauchadas del oficialismo, como Alberto Acosta o Gustavo Larrea, insistiendo en su gastada estrategia de colaboración de clases con la burguesía, buscando políticos burgueses o proburgueses “progresistas” o “nacionalistas” a quienes apoyar.
Es necesario sacar lecciones de más de una década de levantamientos y lucha de clases en Ecuador, donde la colaboración con proyectos burgueses, incluidos los de fachada “progresista” como el de Correa, ha permitido la canalización y el desvío de las aspiraciones de las masas para la relegitimación del estado burgués. El gobierno de la “revolución ciudadana” debió dar algunas concesiones, como no dar paso a la firma de los tratados del ALCA y TLC, el aumento del bono de desarrollo humano (antes llamado bono de la pobreza) y la elaboración, a través de la Asamblea Nacional, de una nueva Constitución Política, que mas allá de la demagogia cosmética, nada ha cambiado de fondo para los trabajadores, los pueblos indígenas y los sectores mas oprimidos. Quienes se presentan en estas elecciones, como “oposición de izquierda” no son alternativa consecuente para enfrentar al gobierno ni a las fuerzas de la oposición de derecha.
En estas elecciones no se presenta ninguna alternativa de clase a los candidatos empresariales de la derecha ni al oficialismo. Ninguna de estas fuerzas representa las demandas e intereses de la clase obrera y de los oprimidos y explotados del Ecuador. La única opción es el voto en blanco, nulo o abstención, como una forma de expresar la negativa a brindarles apoyo político en las urnas, en la perspectiva de la movilización obrera y popular.
Debilidades en el régimen burgués de La “revolución ciudadana”
Es muy probable que Correa obtenga un nuevo mandato, pero esto no significa superar las debilidades estructurales de la “revolución ciudadana” ya que a pesar de la retórica oficial, el curso real de su gobierno se aleja cada vez más de las aspiraciones obreras y campesinas, buscando congraciarse con el imperialismo y los capitalistas más poderosos. En tiempos de crisis mundial, ni Ecuador ni el conjunto de América latina pueden escapar a sus consecuencias y en un contexto de crisis pueden emerger las profundas contradicciones de la sociedad ecuatoriana y hacer evidente las estrechas limitaciones de la “revolución ciudadana”.
Además, la centralidad de la figura de Correa como líder unipersonal del movimiento Alianza País es un punto débil si se acelera su desgaste, mientras que gran parte del cuerpo del gabinete presidencial y miembros de la Asamblea, están profundamente cuestionados por los escándalos de corrupción (enriquecimiento, falsificaciones, incluso demandas por violencia sexual). Correa tiene que salir constantemente a desmentir, mediante enormes cadenas nacionales, o elegir “soltarles la mano” para evitar quedar pegado y perjudicar su propio mandato. Aunque gane las elecciones con comodidad, la crisis de sucesión es un problema estratégico para el oficialismo, al que se suma (a pesar de que se prepare para una victoria cómoda en las elecciones) el desgaste de la popularidad de Correa en los últimos años.
Por otro lado, la vieja “partidocracia”, como denomina Correa a los partidos tradicionales que dominaron el país durante décadas (Socialcristiano, Roldosista, Izquierda Democrática), no logra consenso a la hora de fijar una candidatura opositora, ni consigue ampliar su base social, primando más bien el reconocimiento de la consolidación del gobierno de Alianza País, con quien solo pueden intentar establecer alguna que otra negociación. El régimen ha logrado moderar el histórico escenario de disputa interburguesa entre los agroexportadores de la costa y los terratenientes de la sierra, aprovechando la histórica ganancia de las regalías del petróleo, para beneficiar a ambos bandos con incentivos empresariales, manteniendo la concentración de tierras, flexibilizando las horas de trabajo y asegurando su coparticipación en los grandes negociados con las multinacionales imperialistas.
En medio de la crisis internacional en curso, y a pesar de lograr mantener una estabilidad relativa por las regalías del petróleo y un porcentaje importante de popularidad, el giro a derecha del gobierno de Correa (con la venta del país a las transnacionales, ataques al pueblo indígena, despidos intempestivos, el mantenimiento de la dolarización, la concentración de la tierra y la criminalización de la protesta) vienen generando respuestas en los trabajadores y los sectores populares que empiezan a hacer una experiencia con el gobierno Nacional, cuando en lugar de ver respuesta a sus expectativas, lo que reciben son continuos ataques.
El gran problema que se le presenta a la burguesía, tanto al gobierno que no tiene al momento ninguna figura de sucesión, como a la “partidocracia”, ampliamente desprestigiada por las masas; es que ante una eventual emergencia de nuevos conflictos sociales, se debiliten figuras de mediación capaces de contener crisis y levantamientos como los que desarrollaron a lo largo de los últimos 15 años. Es por eso, que es una necesidad que la clase trabajadora, muy golpeada en Ecuador por los ataques continuos de la burguesía a lo largo de su historia, y finalmente por la consolidación del régimen neoliberal; se plantee la reorganización de sus fuerzas para pelear en los lugares de trabajo, en las calles sobre la base de sacar lecciones de esta experiencia y pueda conformar su propia alternativa política de independencia de clase, para enfrentar al gobierno y a todos los proyectos burgueses.
¿Qué modelo de País prepara Correa a seis años de la “revolución ciudadana”?
La “revolución ciudadana” de Correa, es un proyecto reformista, que se mostró como la supuesta “antítesis” de los partidos tradicionales, con la “participación de los ciudadanos”. Surgió como forma de desvío, en medio de una década de levantamientos y crisis profundas, caracterizadas por el cuestionamiento al régimen neoliberal, a los partidos burgueses y las instituciones del Estado. Alianza País y particularmente Correa, se transformaron en mediadores de la lucha de clases, dando algunas concesiones parciales para evitar nuevos estallidos y maniobrando con el imperialismo para recomponer el régimen. La conformada Asamblea de Montecristi redactó en la nueva Constitución de manera demagógica, los llamados principios del “buen vivir”: la supuesta economía solidaria e incluyente, la relación de armonía con la naturaleza y la interculturalidad, y la fraseología de los derechos sociales. Nada de eso se ha cumplido.
Correa nunca tuvo intenciones de cambiar las bases económico-sociales del capitalismo ecuatoriano ni los lazos de dependencia. El suyo fue de inicio un gobierno más bien populista y de tibias reformas, que como mediador entre las clases, fue girando paulatinamente a derecha y moderando su discurso. Correa le prometió a la burguesía no revertir la dolarización y se mostró como un “ciudadano” de clase media, practicante católico, defensor de la familia y los valores de la sociedad burguesa; y hoy se apresta a consolidar un “modelo de país” “neodesarrollista”, basado en permitir la explotación multinacional de la minería y el petróleo a cambio de mejorar en algo las regalías e ingresos del Estado; pero con la contradicción de que sus compromisos con los empresarios nacionales e imperialistas, le ponen un límite concreto a las aspiraciones de las masas contenidas durante más de una década.
En cuanto al régimen político que dirige Correa, a pesar de la fraseología democratista de la reforma constitucional, apunta a fortalecer la autoridad presidencial, para que pueda consolidarse como “árbitro” y mediador inapelable, encuadrando además al movimiento de masas en las políticas del oficialismo. Nada más lejos de las promesas de “democratización” política, de participación de los “movimientos sociales” y de todo el discurso “popular” de Correa que encandila a las tendencias reformistas e izquierdistas en América latina.
La reivindicación regional de la “Revolución Ciudadana”: Los simpatizantes “progres” de Correa en América Latina, festejan sus 6 años de gobierno
El gobierno ecuatoriano tiene el reconocimiento de todo el arco “progre” de los gobiernos de América Latina, por su aparente lucha por la soberanía nacional y la integración Suramericana de la Patria Grande. En Argentina vuelven a coincidir kirchneristas y agrupaciones de la llamada “izquierda independiente” en reivindicar su figura como parte del proceso profundo de cambio que estaría viviendo nuestra subyugada América del Sur: “Todos los americanos del sur que estamos viviendo una etapa inaudita y que vamos a seguir haciendo esfuerzos para que esto se profundice aún más (…) No puede haber nada más importante que la soberanía y la democracia popular…”(1) decía Cristina Kirchner a Correa a propósito de su vista al país para recibir el premio RW . (2)
Mientras que corrientes del populismo como el movimiento Marea Popular, hablan de la necesidad de “profundizar en las luchas por un modelo de desarrollo alternativo frente a la ofensiva extractivista en curso en nuestro continente, luchas que tienen como protagonistas a las organizaciones y movimientos populares del Ecuador” (3) , o en la reciente entrevista a Itai Hagman en la revista veintitrés, donde reivindica los procesos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, porque supuestamente “plantean una ruptura total con los regímenes políticos de esos países. No es casual que esos procesos hayan reformado las constituciones, rediscutan la institucionalidad y alientan desde el propio gobierno la participación popular”. (revista veintitrés 06/02/2013)
Pero mantener una economía dolarizada y la misma matriz económica, dependiente del petróleo donde el país deberá entregar a las multinacionales, “el 54% de su crudo exportable hasta el 2013” (4) sumados a los cerca de 20 proyectos de extracción minera a gran escala, impuestos por la fuerza a las comunidades indígenas, con muertos y presos incluidos, lejos está de parecerse a un desarrollo alternativo a la ofensiva extractivista de nuestro continente, tampoco caracteriza a una etapa de soberanía inaudita, ni mucho menos tiene por protagonistas a los movimientos populares del Ecuador. El propio Correa parece opinar distinto de sus seguidores cuando revindica el modelo chileno (de matriz profundamente neoliberal) como el ejemplo a seguir para salir de la pobreza.
“Aquí está la gran oportunidad que Dios nos ha dado para salir de la pobreza (…). Morona Santiago puede tener la segunda mina de cobre más grande del mundo. La primera está en Chile que es el país más desarrollado de América latina básicamente gracias a la minería (…). Eso nos saca de la pobreza compatriotas” (5)
Conclusiones parecidas expuso el mandatario al diario página 12, sobre el aclamado proceso de integración latinoamericana, con básicamente con cualquier gobierno, aun cuando sea con el derechista Piñera: “independientemente de la orientación política de los gobiernos –derecha, izquierda–, tenemos denominadores comunes, como la defensa de la democracia y una vocación integracionista. Esa ha sido una agradable experiencia en estos años de gobierno. Independientemente de si Chile tiene un gobierno de izquierda o de derecha, el denominador común es la aspiración a crear la patria grande.” (6)
Este “espíritu integracionista” con la derecha, también se expresa en el acercamiento al gobierno de Santos en Colombia, con quien no solo se vienen fortaleciendo acuerdos bilaterales de comercio, sino por sobretodo en materia de seguridad para el combate del “terrorismo”, incluso manteniendo la continuidad del Plan Colombia. (7)
¿“Una Revolución Social y Económica” “sin perjudicar a los ricos”?
Los organismos oficiales anunciaron este año una reducción de la pobreza de 10 puntos con relación al 2006; sin embargo, en un período histórico en ganancias petroleras para el país, los grandes problemas estructurales, siguen sin ser mínimamente resueltos; el gobierno apenas mantiene de manera paliativa la distribución de planes sociales insignificantes con relación al costo de la vida (como por ejemplo el bono de desarrollo humano que en 2013 es de apenas 50 USD, cuando la canasta familias excede los 500 USD) (8) . Según las propias cifras oficiales, en nuestro país existen 4 millones de ecuatorianos que viven con nada más que 2.40 USD al mes (9), mientras que en las zonas urbanas, la pobreza alcanza al 50.9% de la población.
Pero la anunciada “revolución social y económica”, uno de los supuestos pilares de la “Revolución Ciudadana” tampoco afectó en lo más mínimo el modelo de acumulación, lo dice el propio presidente: “básicamente estamos haciendo mejor las cosas con el mismo modelo de acumulación, antes que cambiarlo, porque no es nuestro deseo perjudicar a los ricos, pero sí es nuestra intención tener una sociedad más justa y equitativa” (El Telégrafo, 15/01/12).
“La revolución ciudadana” y los pueblos indígenas: Los “indios de ponchos dorados”
La declaración constitucional del sumak kausay o buen vivir, muy lejos está de la realidad de cientos de comunidades indígenas afectadas por la expansión minera y de la de sus dirigentes procesados por terrorismo y sedición. Los continuos ataques del gobierno nacional no han sido solamente materiales, a las represiones que se incluso se llevaron la vida del docente Bosco Wisuma en el oriente, se le suma una verdadera campaña de persecución mediática. En un país, donde el racismo y la etnofobia han sido parte fundamental de la historia de opresión de los pueblos indígenas y afro descendientes, Correa acude constantemente a la ridiculización de su lucha llamándolos “infantiles” o “ignorantes”.
“[...] los ecologistas son extorsionadores, las comunidades no son las que protestan sino un grupo de terroristas, los ambientalistas románticos y los izquierdistas infantiles son los que quieren desestabilizar el gobierno” [...] “Se acabó el anarquismo, todo el que se opone al desarrollo del país es un terrorista, no se dejen engañar, el gobierno está investigando quien está detrás de todo esto” (declaraciones del presidente Rafael Correa, 02 de Diciembre de 2007)
Habría que explicarles a los indígenas Awá que la contaminación de sus ríos con arsénico, es en realidad beneficiosa para la salud; o a la familia de Klever Cacuango y Florencio Morán, trabajadores de la empresa Selva Alegre, que la tragedia en la que murieron sepultados fue solo un accidente más. Cerca de 180 opositores a la minería han sido criminalizados; mientras que en todos estos años ni siquiera se avanzó sobre un programa de reforma agraria. Solo promesas sobre un tibio plan de expropiación de tierras con pago, que en seis años no ha llegado a concretarse.
La “Revolución Ciudadana” y la mujer
“Yo no sé si la equidad de género mejora la democracia lo que sí es seguro es que ha mejorado la farra impresionantemente (…)” (enlace sabatino de navidad, 12/12)
Ni la cantidad de mujeres que hoy ocupan puestos en el gobierno, de las que Correa habla como si fueran preciados objetos de exhibición, "Que asambleístas que tenemos guapísimas, … hay que aumentarles el sueldo eh porque no tuvieron plata para comprar suficiente tela, … unas piernas y unas minifaldas impresionantes, guapísimas las asambleístas” (enlace sabatino 12/12), ni la mejor campaña televisiva contra la violencia de género, puede maquillar la realidad de una sociedad en la que 6 de cada 10 mujeres viven todo tipo de violencia.
La enorme cooptación oficial ha llevado a una verdadera claudicación por parte de varias activistas y organizaciones de mujeres hoy devenidas en correistas. La lucha por el derecho al aborto, fue silenciada con la asignación de cargos oficiales y campañas publicitarias. Mientras Correa se reivindica antiabortista, pactando con la Iglesia para no dar paso al debate; en Ecuador se producen 125.000 abortos clandestinos por año (OMS) y son las mujeres de los sectores más pobres las que continúan viviendo sus consecuencias más brutales, lesiones permanentes y la propia muerte.
“La revolución ciudadana” y la situación de la clase trabajadora:
Mientras los empresarios son los más beneficiados por la actual gestión - pues tan solo 62 grupos económicos concentran el 41% del PIB-, el 40% de la clase trabajadora está subempleada, sin derecho a trabajo fijo, seguridad social o sindicalización, y miles de trabajadores del Estado han sido obligados a poner en venta su renuncia, siendo incluso desalojados por fuerzas especiales de la policía. (10) Correa es el autor del decreto 813, según el cual, “las instituciones del Estado podrán establecer planes de compra de renuncias obligatorias con indemnización…”. La persecución a trabajadores del sector público ya es un hecho escandaloso, pero aún más escandaloso es que el propio presidente Correa reivindique la labor de las fuerzas de inteligencia contratadas para este fin, “es fruto de meses de investigación”, aseguró (11)
Por otra parte, el llamado “fin de la flexibilización laboral”, tan anunciado por el gobierno, no es más que una verdadera falacia, pues muchos trabajadores del propio sector público continúan mes a mes a la espera de la renovación de sus contratos y persiste el modelo de trabajo por horas y es aún peor la situación de muchos trabajadores bajo patrones privados.
Por una alternativa independiente de los trabajadores y los sectores más oprimidos
Ninguno de los problemas estructurales del país ni de los graves problemas de los trabajadores, campesinos e indígenas del país ha sido resuelto bajo el mandato de Correa. Ninguna de las tareas de la liberación nacional y social, pese a la retórica oficial, ha sido encarada. El gobierno no solo profundiza la entrega del país a las transnacionales petroleras y mineras, sino que mantiene la dolarización y la concentración de la tierra. Las demandas más sentidas de los trabajadores y los sectores sociales oprimidos del campo y la ciudad no solo no fueron resueltas, sino que la organización por su conquista es frecuentemente perseguida y criminalizada. Nada mejor puede esperarse de una próxima presidencia de Correa y de la Alianza PAIS.
Sólo la movilización obrera y popular puede abrir las puertas a una salida de fondo. Desde hace más de una década, con grandes levantamientos como el de Enero de 2000, derribando a gobiernos como los de Bucaram, Mahuad y Gutiérrez, y enfrentando los planes neoliberales. Los campesinos, pueblos originarios y sectores populares han demostrado su gran capacidad de lucha y su valor como aliados estratégicos de la clase obrera, pero han sido llevados siempre detrás de recambios burgueses. Hace falta un programa y una estrategia para triunfar, y una alianza de los explotados y oprimidos independiente de cualquier variante proburguesa. Los trabajadores han participado de esas movilizaciones, pero disueltos, sin poder desplegar toda la potencialidad revolucionaria de la clase obrera. La fuerza que tiene por su rol en la producción y su concentración en las ciudades y en los nudos vitales de la economía nacional, la llama a ser la clase capaz de acaudillar la alianza obrera, campesina, indígena y popular que trasforme desde los cimientos mismos al Ecuador.
En los últimos años distintos sectores de trabajadores, como los de la salud y la educación se vienen poniendo de pie en las calles junto a los trabajadores petroleros y de servicios, y en las fábricas como en la ERCO-Continental de Cuenca, donde cientos de trabajadores dieron una tenaz resistencia a los despidos y el abuso superexplotador de la patronal alemana, haciendo una experiencia con el Ministerio de Trabajo, que después de dos años de lucha, archivó su caso y lo pasó al olvido.
Estas luchas son una importante fuente de experiencias con el régimen de Correa y sus promesas. Los trabajadores ecuatorianos deben rescatar su tradición histórica de lucha y volver su mirada sobre la clase obrera internacional que se levanta contra los ajustes de la crisis capitalista, para emerger uniendo sus filas, conquistando su independencia política como clase y proponiéndose encabezar la alianza con los indígenas, y los sectores más oprimidos de la sociedad.
Este es el camino para pelear por una verdadera liberación social y nacional, contra las transnacionales y los grandes empresarios locales, pues sólo un poder de los trabajadores y el pueblo puede garantizar la solución de los grandes problemas nacionales y abrir el camino a una transformación revolucionaria de la sociedad.
TODA LA SOLIDARIDAD CON LOS PRESOS DE LULUNCOTO! LIBERTAD PARA ABIGAIL Y CRISTINA
Los haberes del gobierno en materia de derechos humanos muestran el giro abiertamente represivo contra la protesta social: un profesor indígena asesinado por la represión en mitad de una protesta, un estudiante de colegio con muerte cerebral baleado por la policía en una manifestación estudiantil; el ex dirigente de la FEUE (Federación Universitaria del Ecuador), Marcelo Rivera cumpliendo 3 años de prisión, mas de 200 indígenas y luchadores sociales procesados, y el reciente caso de los 10 jóvenes de Luluncoto acusados de “terrorismo”. La ley vigente, herencia de la dictadura militar de los 70, continúa sin modificarse, mientras el gobierno se limita a decir que si bien requiere reformas, es necesario castigar con mano dura a todos esos “tirapiedras”.
En el caso “de los 10”, a las jóvenes Cristina y Abigail, se les continúa negando el amparo para salir en libertad, en un acto ejemplificador de criminalización de la protesta, donde incluso se prevé una investigación contra los abogados defensores “por el uso excesivo de petición de habeas corpus”.
Exigimos la inmediata liberación de las dos jóvenes y de todos los presos políticos del gobierno nacional. Desde el PTS y la Fracción Trotskista Cuarta Internacional, enviamos toda nuestra solidaridad internacionalista en apoyo de los luchadores en Ecuador y los trabajadores despedidos por el Estado.
NOTAS:1.
1. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-209258-2012-12-05.html
2. Unas horas después de las lamentables declaraciones que hiciera el presidente ecuatoriano a C5N sobre el atentado de la AMIA: "Yo conozco ese caso muy doloroso para la historia argentina. Pero vaya y vea cuántos murieron en el bombardeo de la OTAN a Libia. Entonces comparemos las cosas y veamos dónde están los verdaderos peligros".
4. http://todoloquepasa.com/component/tlqp/article/2410?cid=153
5. Enlace sabatino del 10 de diciembre de 2011
6. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-209261-2012-12-05.html
7. Ya en el primer período del gobierno de Correa (2007-2009) la ayuda militar estadounidense para temas de seguridad fue de 156,37 millones de dólares.
8. Mientras el Estado planificó para el 2012 un gasto militar de 3.469 millones de dólares, la inversión para el bono del desarrollo humano fue apenas de 790 millones.
9. http://www.lahora.com.ec/index.php/noticias/show/1101322412#.URqvdB2ZRDY
10. (http://www.eluniverso.com/2011/10/29/1/1355/sorpresa-desazon-renuncias-forzadas-sector-publico.html)