CFK y el retorno de la Fragata Libertad
Argentina: Un discurso para encubrir la entrega nacional
10/01/2013
Por Ruth Werner
La bienvenida de Cristina Kirchner a la Fragata Libertad tuvo el objetivo de inaugurar el “año electoral” intentando relanzar a un gobierno que terminó 2012 golpeado desde varios flancos. Su encendido discurso, apelando a la “soberanía” y a la “dignidad nacional” contra los fondos buitres es simplemente un fraude. Está a la derecha incluso de algunos de los gobiernos latinoamericanos de los ’80, que de “nacionales y populares” no tenían nada, y que alguna vez propusieron la moratoria de esa deuda odiosa. CFK presenta como “defensa de la patria” el pago a rajatabla al capital financiero internacional. Los K, desde 2003, tienen el triste mérito de estar entre los que más deuda externa pagaron: U$S 100.000 millones. Ese es el precio de la “soberanía” K. Mientras el oficialismo festeja el saqueo, al pueblo trabajador ni siquiera le subieron el mínimo no imponible del impuesto al salario, millones no tienen vivienda y se viaja como ganado en transportes obsoletos condenados a masacres como la de Once. La diferenciación que hizo Cristina entre los “buitres” que no entraron al canje de 2005 y 2010 (los que embargaron la Fragata) y el resto a los que “orgullosamente” se les pagó cada centavo es un “cazabobos”. Todos son buitres que alimentaron la expoliación que significó la deuda externa, que desde la Dictadura a hoy se llevaron U$S 270.000 millones (ver infografía). Pero además, aunque la Presidenta lo calló, se dispone a pagarles a esos mismos que vararon la “nave insignia” en Ghana. Cristina ofreció a una corte de Nueva York reabrir el canje con los “depredadores globales”. El supuesto “desendeudamiento” con que los K dicen habernos “liberado” de las ataduras al capital financiero, es sólo un mito. Se intenta basar en que, default y quitas mediante, la proporción de la deuda externa en función del PBI bajó respecto al 2002, pero ocultan que se pagaron rigurosamente todos los “compromisos” a los capitalistas que generaron esa estafa monumental, que explica en parte los miserables presupuestos de salud, educación y vivienda, la precarización laboral y los bajos salarios que permiten “pagar sin endeudarnos”. La entrega nacional es una marca de origen del “modelo K”. En todos los problemas estructurales del país, los K juegan a favor de los capitales imperialistas. Poco y nada cambió del estatus noventista. Como regalo de Reyes el gobierno le acaba de dar a las petroleras un aumento del 66% en los precios de exportación por menores retenciones. Los ingleses de la British Petroleum y la empresa “nacional” Bridas asociada a la china CNOOC, muy agradecidos. Los monopolios sojeros también fueron “agasajados”: la norteamericana Monsanto firma contratos privados con los productores agrarios, donde les dice qué acopio hay que entregar o cuánta regalía hay que pagar. Por eso Gerald Steiner, vicepresidente de la compañía, dice que “la Argentina es un lugar emocionante para hacer negocios”. Las riquezas del suelo y subsuelo están a merced del saqueo contaminante de la canadiense Barrick gold y otras multinacionales. Sólo en enero los tarifazos a favor de las privatizadas fueron del 10 al 20% en el gas y la electricidad. La consigna de CFK “Patria sí, colonia no” es un chiste de mal gusto.
Mar de fondo
El acto en Mar del Plata reunió en el palco a gobernadores K y al elenco estable de la Rosada. La oposición no fue y muchos de los dardos presidenciales fueron contra esos partidos y las corporaciones mediáticas. Con las agrupaciones oficialistas como casi único público, el pretendido relanzamiento de cara al año electoral mostró al gobierno debilitado. El año se perfila complicado para el kirchnerismo que no encuentra sucesor presidencial. Las negociaciones de las listas del Frente Para la Victoria, sobre todo en provincia de Buenos Aires, serán conflictivas ya que el kirchnerismo no archiva aún el plan reeleccionista y el bonaerense Daniel Scioli espera mantenerse como el futuro candidato a presidente. El problema de fondo del gobierno es que, entre otras razones, el desgaste del “modelo” (página 3) obliga a mantener la “sintonía fina” expresada, por ejemplo, en el tarifazo del 36% en el transporte público, angostando su base de sustentación y provocando una importante oposición social. El 8N franjas de las clases medias se manifestaron por derecha. El 20N, el parazo nacional golpeaba por izquierda y el año terminaba con la irrupción de sectores de los pobres urbanos que saquearon los supermercados (más allá de quienes hayan sido sus instigadores). La decadencia del kirchnerismo alimenta las movidas opositoras que sólo atinan a oponer a la “sintonía fina” K un ajuste más directo. Macri ya incrementó el ABL y ahora quiere subir el boleto del Subte mientras De la Sota en Córdoba ya aumentó el transporte público. No por nada Macri especula con una posible fórmula con el gobernador cordobés para las presidenciales. Mientras, el sojero Binner del FAP busca aliarse con una de las fracciones de la UCR.
Paritarias
El otro flanco que se le abre al gobierno es el de las paritarias. El año terminó con un paro bancario en reclamo de un 35%. Los aceiteros también fueron a la huelga por aumento salarial paralizando los puertos y los embarques de derivados de soja y girasol. Carlos Tomada actuó de la misma manera que con los bancarios, trabando la negociación colectiva. El Ministro está en línea con la Presidenta que ya proclamó su objetivo de imponer techos salariales para que los aumentos no superen el 20%. Las patronales se recuestan en esta decisión gubernamental para ofrecer aumentos miserables. Pero también comenzaron a atacar en algunas fábricas. En la autopartista Lear, “preocupados” por el “ausentismo” los patrones quieren imponer la disciplina laboral y echan trabajadores. Y en VolksWagen Córdoba aprovechan para golpear a los opositores antiburocráticos (páginas centrales). La oficialista CGT de Caló ya dijo que aceptaría “moderar” los reclamos si el gobierno sube un poco el mínimo no imponible. Mientras, Hugo Moyano sólo piensa en lanzar su propio partido para intervenir en la interna del peronismo. El camionero busca aliados en el PJ Federal, Lavagna, De la Sota y el intendente de Tigre, Sergio Massa, sin ocultar nunca sus simpatías por Scioli. Su estrategia: preparar una alternativa al kirchnerismo con lo peor del pejotismo.
Asamblea Nacional de Trabajadores
La propuesta que hicimos a todos los partidos que no estamos alineados con las direcciones burocráticas, empezando por los que integran el FIT junto al PTS, de convocar, en común acuerdo con las organizaciones obreras combativas, a una Asamblea Nacional de Trabajadores está a la orden del día. Para intervenir con una política independiente en las paritarias, enfrentar los despidos y levantar un programa de lucha frente a la entrega nacional. La izquierda clasista y los luchadores debemos intervenir no sólo en el escenario electoral (para lo que hemos planteado a los partidos del FIT clarificar la discusión programática de cara a los acontecimientos que vivimos en 2012) sino también en el terreno de la lucha de clases. Se trata de levantar en común un programa para imponer la continuidad del 20N, no sólo en defensa del salario y el 82% móvil, la generalización de las asignaciones familiares y la anulación del impuesto al salario, sino también por las demandas de toda la clase trabajadora y los sectores populares. Por el fin del trabajo en negro y precario, por trabajo para todos, contra los tarifazos y por viviendas dignas para los sin techo. Los graves problemas del pueblo trabajador pueden ser resueltos si se impone el no pago de la deuda externa, el cobro de impuestos progresivos a los grandes capitalistas, la nacionalización del petróleo, el gas y todos los recursos estratégicos para ponerlos bajo gestión de los trabajadores. Hay que expropiar a los terratenientes y a la gran burguesía agraria así como nacionalizar la banca para otorgar créditos baratos a los sectores populares y realizar las obras necesarias para acabar con las penurias de las grandes mayorías. Este programa de independencia política de los trabajadores requiere también de formas de organización adecuadas al momento político. Desde el PTS hemos planteado a las fuerzas con las que compartimos el FIT, que consideramos necesario levantar, ante el comienzo de ruptura de franjas del movimiento obrero con el kirchnerismo, la necesidad de poner en pie un gran Partido de Trabajadores sin patrones como herramienta de lucha para que la crisis la paguen los explotadores y por un gobierno de los trabajadores.