14 de Agosto: Argentina K, la capital mundial de la proscripción
Cerremos filas contra la proscripción a la izquierda
05/08/2011
Los apoderados de las fuerzas que componemos el Frente de Izquierda anunciaron la presentación de un escrito judicial para anular la cláusula proscriptiva que impone obtener el 14 de agosto el 1,5% de los votos emitidos, previamente a poder presentarse en las generales de octubre.
Jurídicamente la medida no tiene parangón, no existe en la legislación de nungun otro lugar del mundo donde se elijan los gobiernos por el voto universal. El tan mentado “proceso de transformación” dio con su “Reforma Política” lo que se podría llamar: “Argentina K, la capital mundial de la proscripción”.
La nueva ley electoral (26.571) impuesta por el kirchnerismo y avalada por la mayoría de la oposición se propone lograr dos objetivos estratégicos fundamentales y relacionados entre sí. Por un lado, fortalecer al régimen de los viejos partidos, reduciendo la oferta electoral a un puñado de fuerzas y coaliciones políticas burguesas, en reemplazo del antiguo bipartidismo, en crisis, por lo menos, desde la rebelión de diciembre de 2001. Se trata de hacer más “confiable” y previsible la alternancia en el poder entre el personal político de los capitalistas. Acorde a esta definición, la ley 26.571 busca borrar del mapa político electoral a las nuevas representaciones políticas y en particular a las organizaciones de izquierda revolucionaria.
Estamos ante el intento de imponer un régimen electoral aun más proscriptivo, violando derechos democráticos elementales. Por primera vez desde la caída de la dictadura, con la imposición de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, se exige un piso que obliga a obtener hasta 400 mil votos para participar en las presidenciales, buscando liquidar el derecho de las minorías a presentarse en los comicios generales, desconociendo principios básicos de la propia Constitución burguesa que en distintos artículos garantiza -en su letra- el pleno ejercicio de los derechos políticos, el sufragio universal, igual, secreto y obligatorio, la igualdad real para el acceso a cargos electivos, garantizando a los partidos políticos, el libre ejercicio de sus actividades y la competencia para la postulación de candidatos a cargos públicos electivos.
De imponerse la proscripción, se le negaría a la izquierda y a los identificados con sus ideas el derecho a la representación. Silenciando a la izquierda se está silenciando a quienes son parte de la gran mayoría de los movimientos de lucha independiente, del sindicalismo de base clasista, de la juventud combativa y de sectores de la intelectualidad crítica, que consideran a la izquierda revolucionaria como una fuerza política genuina y necesaria para luchar por sus reivindicaciones.
El ADN de la proscripción
En mayo de 2009 cuando la oposición patronal impugnaba la candidatura de Néstor Kirchner en la provincia de Buenos Aires, Cristina pronunció las siguientes palabras: “Si de algo puedo tener orgullo es de pertenecer a un movimiento que jamás impugnó la candidatura de nadie ni intento proscribir a nadie para ganar una elección” (La Nación, 21/5/2009). La presidenta recordaba entonces que “fuimos el único partido político que sufrió proscripción. En nuestro país no se podía nombrar a Eva Perón ni votar al partido mayoritario. Tal vez, por ese ADN, jamás se nos hubiera ocurrido impugnar”. Además de seguir demostrando su doble discurso ya que la ley electoral kirchnerista se propone efectivamente “proscribir” a la izquierda, Cristina oculta la propia historia de su “movimiento”. Para dar sólo algunos ejemplos, durante los primeros gobiernos de Perón fueron perseguidos sectores de la izquierda y del laborismo, y en los ‘70, el peronismo persiguió al PRT que será declarado ilegal y, posteriormente, a la propia izquierda peronista.
Cristina Kirchner, con la ley electoral y su objetivo de cerrarle el paso a la izquierda revolucionaria, continúa toda una tradición. En los movimientos sociales y de Derechos Humanos se apela a la cooptación, como ya vimos con el caso de Hebe de Bonafini y Milagro Sala. Entre los trabajadores, si desacatan las órdenes de la burocracia sindical, se convoca directamente a las patotas. A la izquierda que no se vende ahora se la quiere silenciar políticamente.
Democracia para ricos
Con la nueva ley electoral el régimen político hace más evidente su carácter de clase. Siempre los derechos democráticos para los explotados son formalmente iguales que para los explotadores, pero son negados en la realidad por la desigualdad ante la propiedad de los medios de producción, entre unos y otros. Los intentos proscriptivos de la nueva ley recortan aun más los derechos formales para hacer prevalecer los derechos de los partidos patronales. Se vuelve a confirmar la vieja sentencia de Lenin que define al régimen político actual como la democracia de los ricos, defensora de los intereses de la sociedad capitalista: “Si observamos más de cerca el mecanismo de la democracia capitalista, veremos siempre y en todas partes restricciones y restricciones de la democracia: en los detalles ‘pequeños’, supuestamente pequeños, del derecho de sufragio (…), en la técnica de las instituciones representativas, en los obstáculos efectivos que se oponen al derecho de reunión (…), en la organización puramente capitalista de la prensa diaria, etc., etc. Estas restricciones, excepciones, exclusiones y trabas impuestas a los pobres parecen insignificantes, sobre todo a quienes jamás han sufrido la penuria ni han estado en contacto con la vida cotidiana de las clases oprimidas (que es lo que les ocurre a las nueve décimas partes, si no al 99%, de los publicistas y políticos burgueses); pero, en conjunto estas restricciones excluyen, eliminan a los pobres de la política, de la participación activa en la democracia”. (Lenin, El Estado y la revolución). Lenin se refiere a que “En virtud de las condiciones de la explotación capitalista, los esclavos asalariados modernos viven tan agobiados por la penuria y la miseria, que ‘no están para democracias’, ‘no están para política’”. Concluye Lenin que el propio Marx ya había denunciado la esencia de la democracia capitalista: “A los oprimidos se les autoriza para decidir una vez cada varios años ¡qué miembros de la clase opresora han de representarlos y aplastarlos en el parlamento!”. Para Lenin y el marxismo la democracia burguesa es una envoltura de la dictadura del capital.
Los partidos capitalistas cuentan con innumerables recursos económicos para imponer sus candidatos y listas en las campañas electorales. Para dar sólo un ejemplo, el kirchnerismo tiene presupuestados 512 millones de pesos para publicitar las actividades y obras del gobierno en los medios. Todos los partidos patronales cuentan con aportes de los empresarios y los lobbies de los medios de comunicación. Por su parte, la izquierda revolucionaria sólo cuenta con los recursos aportados por sus afiliados y los escasos espacios cedidos en los medios para la campaña electoral.
Ante la amenaza de que llegue al país la crisis económica internacional y ante la emergencia de nuevas batallas de los explotados como en el Parque Indoamericano y Ledesma la proscripción a la izquierda tiene un sentido preventivo: impedir que la izquierda que plantea una salida de independencia de clase pueda converger con las tendencias que en las masas cuestionan espontáneamente la propiedad capitalista. La proscripción que pretende el régimen busca debilitar la tarea de los marxistas de utilizar la tribuna electoral para llamar a la movilización extraparlamentaria.
Votar al FIT el 14 de agosto
La burguesía y sus medios se esfuerzan por presentar a la izquierda revolucionaria como marginal y ajena a las verdaderas demandas de los trabajadores y el pueblo. Esto es una falsedad. Desde el PTS en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores hemos conquistado un peso importante en los sectores combativos de la clase obrera y de la juventud. Pero además tenemos historia. Las corrientes que integramos el FIT hemos sido parte de quienes luchamos contra la dictadura militar, de los que bajo el terror de la tortura y las desapariciones nos animamos a alzar la voz para denunciar al régimen semifascista de la Junta Militar mientras que los partidos que hoy intentan proscribirnos fueron quienes colaboraron de una u otra forma con los genocidas prestándoles intendentes y embajadores. Fuimos quienes enfrentamos al menemismo y a la Alianza, cuando muchos de los candidatos que hoy se presentan en estas elecciones fueron parte de esos gobiernos repudiados por el pueblo. Para el empresario Blaquier y para los de su clase, somos “la zurda resentida” por atrevernos a luchar intransigentemente contra la explotación y el sistema capitalista.
Es un deber y un principio democrático de todo luchador contra la explotación y la opresión política cerrar filas junto al Frente de Izquierda y los Trabajadores el 14 de agosto.
4/08/2011