Triunfo táctico importante en el marco de una debilidad estratégica
Chávez gana el referendum en Venezuela
19/02/2009
Con casi un 55% de los votos, Chávez ganó el reciente referéndum sobre la enmienda constitucional que le permitirá postularse cuantas veces lo desee. Con 6.310.482 votos a favor (y 5.193.839 en contra) se reformarán cinco artículos de la Constitución Nacional para suprimir los límites a la reelección de los funcionarios que ocupan cargos de elección mediante el voto. La abstención se calcula en 29,67%, la cifra más baja en los últimos cuatro procesos electorales desde el 2006 (los votos nulos sumaron 206.419). El resultado, en los hechos, constituye un triunfo táctico importante de Chávez, si recordamos que viene de la derrota por la reforma del 2-D (2/12/2007) y el duro revés del 23-N (2008) donde perdió estados clave a manos de la oposición derechista.
Si bien Chávez recuperó 1,7 millones de votos de los 3 millones perdidos con respecto al resultado de 2007 -cuando perdió el referendo de la reforma-, superando incluso lo recuperado en 2008, aún continúa lejos del récord histórico de 7,3 millones de votos en la elección presidencial de 2006. Chávez ganó en la mayoría de los estados y casi en todos los municipios (86%), pero sin retener el emblemático municipio de Sucre donde se concentra Petare, bastión histórico popular del chavismo.
Sin embargo hay que destacar que la oposición derechista, que se adjudica el total de los sufragios en contra, superó los 5 millones de votos [1] en la reciente contienda, incrementando su caudal en 500.000 votos durante los últimos dos años. Aunque hay que resaltar que en este aumento de votos no necesariamente están todos alineados con la oposición de derecha, ya que muchos son de rechazo a la enmienda pero esos electores no votan necesariamente a la derecha en otros comicios. Más allá de esto, la derecha, si bien sale vencida, su derrota, para ellos, no tiene tanto sabor amargo. Saben que Chávez obtiene un triunfo relativo, pero aún faltan 4 años del actual período presidencial marcado por la fuerte caída de la renta petrolera y cierto descontento entre su base que se venía mostrando en la defección política mediante la abstención.
Pero las cosas no son lineales. La recomposición inicial de la clase obrera comienza a marcar la dinámica de emergencia de un nuevo movimiento obrero que en el último año ha protagonizado importantes luchas obreras con nuevos métodos (tomas de fábricas) y demandas de lucha (donde se exige muchas veces la nacionalización y la incorporación de los contratados a planta permanente), que no existían incluso antes de la llegada de Chávez al gobierno. Esto, a pesar de los duros golpes como el asesinato de los 3 dirigentes obreros de Aragua y más recientemente, de los dos obreros de la Mitsubishi a manos de la policía estadual del gobernador chavista de Anzoátegui, Tarek W. Saab, muestra que es posible forjar una oposición obrera que dé lugar al surgimiento de una vanguardia que dé los primeros pasos hacia su independencia política y construya sus propias herramientas de lucha, como empezamos a observar en forma incipiente en estados de alta composición obrera como Aragua y Ciudad Guayana.
Una recomposición temporal de Chávez
Decimos triunfo táctico importante, pues el gobierno de Chávez viene cruzado por una fuerte debilidad estratégica. Esto, no sólo por la primera derrota del 2-D, relacionada con lo que hemos llamado defección del chavismo, que dio origen a un inicio de “crisis de autoridad” de Chávez en el movimiento de masas. Decíamos que “se comenzaba a debilitar el ‘consentimiento’ del que había venido gozando entre los trabajadores y las grandes masas populares, abriéndose así una fuerte crisis estructural, en el sentido estratégico, y no sólo ocasional, expresándose ya en síntomas de agotamiento político”. Y es importante aclarar que Chávez buscó cerrar la nueva dinámica en el movimiento obrero tras el triunfo de los obreros sidoristas con la “nacionalización” de la empresa, recurriendo al aparato estatal como mostró claramente la represión y el asesinato de dos obreros de Mitsubishi a manos de la policía de un gobernador chavista, como una tentativa de “resolver” su crisis de autoridad por la derecha.
Hoy se le suma el aflore de las profundas contradicciones del propio gobierno y régimen, en el marco que no ha resuelto demandas profundas del movimiento de masas, agobiado por la profunda crisis económica. Es la crisis económica mundial y su correlato a nivel nacional lo que le impondrá límites a este triunfo táctico. Desde el punto de vista del chavismo y del propio Chávez, este triunfo es importante en el sentido de que la posibilidad o no de reelección era central, mostrando una capacidad de recomponerse parcialmente del revés del 23-N. El aumento de votos con respecto al 2-D y el 23-N, a lo cual ayudó la fuerte maquinaria estatal, estuvo marcado en amplios sectores de la población por una sensación de temor de “volver al pasado”, y la política electoral de Chávez supo explotar este fenómeno. Hubo una polarización comparable a la del referéndum de 2004, lo que lo transformó en una campaña bastante politizada en grandes sectores. Pero esto demuestra también que los grandes problemas planteados por el movimiento de masas el 27-F (1989) que expresó la debacle del puntofijismo, y que dio origen el 4-F (1992) al surgimiento del chavismo, al no ser resueltos a fondo -por la crisis que se avecina- estarán nuevamente planteados.
Disciplinamiento del movimiento de masas a su proyecto político y acuerdos con sectores empresariales
Como afirmamos en nuestra declaración política previa al referéndum, lejos de profundizar algún tipo de revolución -como alegremente afirman algunos sectores vinculados al trotskismo y que participan del PSUV, como el grupo profundamente chavista Marea Socialista (ligado al MST argentino)-, Chávez aprovechará este triunfo para aumentar su control sobre las masas y el movimiento obrero en particular. Intentará disciplinar a las y los trabajadores y el pueblo a su proyecto político de desarrollo nacional burgués de regateo con el imperialismo. No ha sido casual la política gubernamental de disciplinar a los sectores de vanguardia obrera, como lo demostró el reciente asesinato de dos obreros de Mitsubishi por parte de la policía estadual del gobernador chavista. Chávez, intentando deslindarse de los asesinatos, cínicamente afirmó: “Hubo unos disparos, no se sabe todavía donde comenzaron y aparecieron dos trabajadores muertos y eso a mí me da mucho dolor, como da dolor cualquier persona muerta” [2], pero no emitió la más mínima condena a Mitsubishi. En este caso, los trabajadores se enfrentaron a un bloque común y el gobierno nacional no pudo escudarse en que se trataba de sicarios como en el caso de los sindicalistas de Aragua para lavarse las manos.
Es que Chávez necesitará aplicar medidas de ajuste económico y político para hacer frente a la crisis que se avecina, por eso necesitará avanzar en acuerdos con sectores clave de la burguesía, tal como lo ha manifestado. El propio día de la votación, Chávez llamó a tranquilizar a la derecha opositora, renovando su “voluntad” de diálogo, y aludiendo al carro militar lanzador de puentes afirmó, “soy un lanzapuentes, soy especialista en tender puentes y la oposición en destruirlos”, reafirmando al mismo tiempo que “Venezuela está lista para mejorar sus relaciones con Estados Unidos”. Un representante importante de un partido aliado, Patria Para Todos (PPT), José Albornoz, que incluso se baraja como posible hombre a la vicepresidencia, en el posible cambio ministerial que ejecutará el gobierno, ha afirmado claramente: “vienen momentos difíciles que no se pueden resolver solamente con el Gobierno... Hay que dar pasos importantes, aunque algunas medidas puedan resultar dudas”. Para la mayoría de los analistas, a mediano plazo es inevitable un serio ajuste macroeconómico. Unos días antes del referéndum, el grupo Barclays Capital reportaba que “creemos que si Hugo Chávez gana con clara mayoría, como reflejan las encuestas, el Ejecutivo podrá tomar medidas económicas para lidiar con el declive de los precios del petróleo, en el corto plazo… Como el impuesto a las transacciones financieras, incremento del IVA, devaluación del 37,2% e incremento del precio de la gasolina. Mientras más elevado sea el margen más pronto sería el ajuste [3].
Es necesario avanzar en forjar un potente partido revolucionario
Frente a los nuevos escenarios, las y los trabajadores y el pueblo debemos prepararnos para la crisis que se avecina. Ya sabemos cómo actuarán la burguesía y las fuerzas del gobierno: Sanitarios Maracay, Sidor y Mitsubishi están para recordarlo. Esta nueva situación permitirá también evidenciar cómo frente a las luchas obreras y populares, tanto los gobiernos chavistas como la derecha tendrán que enfrentarlas, mostrando claramente los intereses que defienden. Pero como hemos venido afirmando, comienza a desarrollarse la recomposición y emergencia de un nuevo movimiento obrero, combinado con pequeños fenómenos de ruptura incipiente y elementos de una nueva subjetividad de clase embrionaria. Esto coloca al movimiento obrero en mejores condiciones para enfrentar la ofensiva patronal y gubernamental frente a la crisis. Pero deberemos prepararnos para luchas duras, donde los patronos responderán con cizaña de la mano de las fuerzas de represión del Estado o con el sicariato como hicieron en Aragua.
Frente a esto es necesario que nos organicemos. Antes de que la crisis explote, llamamos a organizarnos en asambleas para luchar contra los despidos, suspensiones y cualquier “medida preventiva” que afecte a los trabajadores. Es necesario avanzar en la organización por la base, desde el lugar de trabajo, impulsando comités de control y gestión obrera, basados en la democracia obrera para decir cada paso. Preparándonos para que la crisis no la descarguen sobre nuestros hombros.
En este camino, es posible dar pasos en construir un partido revolucionario de trabajadores en la lucha por terminar con el capitalismo. Sólo en el marco estratégico de la revolución obrera y socialista es posible combatir consecuentemente por el programa agrario, democrático y antiimperialista, y sólo el poder de obreros y campesinos puede resolverlas efectivamente.
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NOTASADICIONALES
[1] La derecha ganó en siete capitales de estados: la enmienda fue rechazada en Miranda y Táchira - controlados por la oposición derechista desde el 23/11/2008 -, en Zulia y Nueva Esparta, bajo su control hace más de 4 años, y se suma ahora el estado Mérida.
[2] En la afirmación completa Chávez dice: “... Y a los trabajadores hay que llamarlos también al juicio, al buen juicio. Aquí en Guayana tomaron una vez una empresa, eso duró tiempo ahí, y tenían armas de fuego (...)En el fondo los trabajadores tenían razón, pero tener una escopeta, unos revólveres, les quita la razón porque ya entran a ser delincuentes, están fuera de la ley y pueden originar una tragedia. Viene la guardia y la policía, les van a disparar. No estoy diciendo que éste haya sido el caso de Anzoátegui...”. Chávez, 30/01 frente a los asesinatos en Barcelona.
[3] Barclays Capital, Venezuela, El Universal, 17/02/09.