EDITORIAL - LVO

“Si las corporaciones quieren definir políticas, que vayan a elecciones”, dijo la presidenta en un acto en la provincia de Santiago del Estero. ‘Es lo que estamos tratando de hacer’ podrían contestarle desde la Asociación de Empresarios Argentinos.

Sucede que en la AEA, comandada por el Grupo Clarín y el monopolio Techint, ponen huevos en varias canastas o, para decirlo con un tecnicismo de época, también tienen sus propias colectoras.

De un lado, empujan la línea del sector de la UCR liderado por Sanz, con los mejores lazos en el empresariado, de una “transversalidad de centroderecha”. Apuestan a que el radicalismo abandone toda pretensión de presentar una “centroizquierda republicana” como venía impulsando Alfonsín con el “socialismo sojero” de Hermes Binner. La reciente reunión entre Alfonsín y Cobos indicaría ese giro. La intención es tentar a “la pata peronista” de Felipe Solá y hasta al mismísimo Francisco De Narváez como gobernador en Buenos Aires, ambos como colectoras de una fórmula encabezada por el hijo de Don Raúl y Doña Híper. En el mejunje, dentro del PRO, Gabriela Micheti se ofrece para acompañar como vice a Alfonsín, una vez que Macri se defina finalmente por defender su bastión como candidato a jefe de gobierno de la Capital. Desde la “usina de ideas” patronales que es el diario La Nación, el editorialista Morales Solá explicita las confesiones de los partidarios de Macri: "Nos dicen que somos la última esperanza y después nos dejan solos", refiriéndose a la falta de aportes monetarios de los empresarios para una campaña del jefe del PRO a presidente. El establishment, parece desalentado ya por la ‘Armada Brancaleone’ que presentan radicales, peronistas federales y macristas. Todo este intento de ingeniería electoral demuestra el desesperado esfuerzo, para nada asegurado, por emparchar la fragmentación opositora que, está claro, de concretarse no serviría tampoco como alternativa burguesa de gobierno de derecha si no, apenas, para que CFK gane por menos.

Por ello, en especial, las corporaciones patronales juegan sus cartas a un futuro más promisorio en la propia interna del peronismo. Como ya se vio en el tratamiento dispensado por Clarín a Urtubey, depositan sus esperanzas en los gobernadores derechistas que ahora cumplen un rol central para la victoria del armado electoral pejotista de Cristina 2001 pero, suponen y fogonean, pasarían a diferenciarse una vez asegurada su permanencia en el poder detrás de la imagen presidencial. Lo sabe CFK que, por ello, alienta a la “lista de adhesión” de Sabbattella para evitar que Scioli se alce con más votos que la presidenta en la principal provincia del país, que lo ubicaría a la cabeza de la sucesión. Si fuera por la disposición de la crema de las cámaras empresarias, ni siquiera se puede asegurar que vaya a existir una “luna de miel” para Cristina, típica de los primeros meses de todos los gobiernos que vienen de ganar en las urnas.

La actual disputa del monopolio Techint para frenar a los directores K en las empresas es más política que económica porque “el poder real” de los grandes grupos ganan como nunca con los K (ver nota). No es que teman la “sovietización” de la economía, como dice los voceros patronales mas gurkas, sino que aprovechan para anunciar que la AEA va a dar pelea desde el inicio al último gobierno K y, de paso, hacen propaganda estratégica por lo que pudiera pasar si la crisis capitalista mundial -que está dando nuevos episodios hacia escenarios de default en los países centrales como España o la propia deuda de los EE.UU. puesta en cuestión- golpea de lleno a la Argentina.

Burocracias y centroizquierdas

Las tensiones con Techint volvieron a poner al descubierto el peor rostro de la burocracia sindical peronista. La UOM-San Nicolás de Naldo Brunelli se alineó con la empresa y sus hombres en el directorio, heredado de la “propiedad participada” de la privatización de Somisa hecha por Menem, Triacca y María Julia Alsogaray, votaron contra el intento de ubicar allí a los funcionarios de La Cámpora (ver nota). Una burocracia sindical al estilo de Pedraza en la UGOFE y que cumple, como ellos, el rol de empresarios contratistas y socios menores en las tercerización de trabajadores. Hay que tenerlo en cuenta cuando la CGT pide “poder para los trabajadores” como hará Moyano el próximo 29 de abril en el acto de la 9 de Julio.

En tanto, un hombre de la CTA de Víctor De Gennaro, el diputado Claudio Lozano de Proyecto Sur, ha declarado que comparte, con los K, la ubicación de directores en las empresas pero no así el uso de los fondos jubilatorios que hace el Estado, en esta teoría de “apoyar lo bueno y criticar lo malo” típica de la centroizquierda. Un partidario suyo y de Pino Solanas en Neuquén, Mariano Mansilla, funcionario municipal y candidato del UNE (partido provincial de la CTA alineada con De Gennaro) acaba de proponer que la fábrica Zanon se conforme como “una empresa pública que tenga un directorio con una clara participación de los obreros”. Es decir que la independencia de una fábrica que produce desde la crisis del 2001 bajo control obrero y cuyos trabajadores exigen que se aplique la expropiación definitiva que fue votada en la Legislatura, se diluya dentro de una gestión con una mayoría de funcionarios del Estado. En ambos casos, se trata de la orientación histórica de la CTA de cogestión obrero-patronal, es decir de colaboración de los trabajadores con los empresarios y/o el Estado que no difiere, en lo esencial, de la conciliación de clases que pregona el peronismo aunque lo revistan de un barniz socialdemócrata. En Techint, manteniendo la propiedad de la famiglia Rocca en la privatización de Somisa, negando su renacionalización que es lo que correspondería a los “intereses nacionales” que son declamados y abandonados en forma permanente por los “nacionalistas” de centroizquierda. En el caso neuquino significaría, lisa y llanamente, la entrega de la actual administración obrera a la burocracia estatal del MPN o, de ganar las elecciones provinciales que se avecinan, a manos del frente recientemente conformado entre los radicales del intendente Farizano y los K del Frente para la Victoria, al que el UNE-CTA está integrado.

En el terreno político, Víctor de Gennaro que pregona la alianza “anti K” con el sojero Binner, en Sante Fé y a nivel de la fórmula presidencial abandonada por Solanas, reivindica este frente “anti-MPN” radical-kirchnerista en Neuquén. ¿Cuál es la diferencia de fondo con los partidarios de la centroizquierda de Sabbatella que en la Capital se declaran dispuestos a formar alianza con Boudou o Tomada, según elija Cristina, “para ganarle a Macri”? Es esta orientación la que apoya la CTA oficialista: "El modelo sindical que nosotros planteamos es el de la CTA que conduce Hugo Yasky", declaró Sabbatella. La colectora centroizquierda K también tiene su pata sindical que se reunirá el 1° de Mayo en el Luna Park.

Con el Frente de Izquierda a Plaza de Mayo

Como dice nuestro volante de convocatoria a un 1° de Mayo obrero e internacionalista: “Contra las distintas variantes patronales, incluyendo las centroizquierdistas, la formación del Frente de Izquierda y los Trabajadores (que desde el PTS hemos conformado junto al PO, IS y otras fuerzas) fue saludada por infinidad de compañeros que querían una respuesta unitaria de los partidos obreros y socialistas en el terreno electoral. El frente tendrá sus listas pobladas de luchadores obreros, empezando por los compañeros de Zanon y del sindicato ceramista que encabezan la lista a diputados en la elección provincial de Neuquén. Y también compañeros del subte, de Kraft y la oposición a Daer en la alimentación, docentes, estatales, gráficos, metalúrgicos, del SMATA, del neumático, muchos de ellos hoy perseguidos judicialmente por luchar en defensa de los derechos de la clase obrera. También lo mejor del movimiento estudiantil combativo, que enfrenta los intentos K de cooptación de la juventud de la mano de funcionarios que cobran sueldos de más de $ 30.000. Toda la campaña estará destinada a favorecer la movilización obrera y popular”.